domingo, 16 de febrero de 2025

ZUREKIN BATERA & LOVE IS IN THE AIR

 
Fuente: Conservatorio J. C. A.


Hoy no traigo una agrupación profesional ni un tema de música clásica. 

Anteayer, viernes 14 de febrero, tuvo lugar en el Conservatorio Juan Crisóstomo Arriaga un encuentro de flautas de Euskal Herria. En el concierto que ofrecieron participaron 125 flautas procedentes de distintos conservatorios y escuelas musicales. De entre los temas que interpretaron he recatado dos: Zurekin batera y Love is in the air.

El primero se utilizó como lema de la campaña ‘Sin ti no soy nada / Zurekin batera bai’, que buscaba reforzar la solidaridad ciudadana, concienciar y recaudar fondos para poder seguir atendiendo a las personas y familias que acompaña Caritas Bizkaia.

El segundo, dado el día que era, 14 de febrero, venía muy a mano, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de adolescentes que participaban y que son más propensos a este tipo de campañas.
Se encargó de la dirección: Txaber Fernandez.

Que la música os sea favorable.

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sábado, 15 de febrero de 2025

REGALOS DEL DÍA (Diario de un epicúreo agradecido), 22




Me gusta mucho esta breve reflexión que Balmes anotaba al final de la segunda carta de la serie Cartas a un escéptico en materia de religión: No olvidemos que la sencillez es el carácter de la verdad, y que poco fía de sus descubrimientos quien no se atreve a presentarlos a la luz del día


No voy a entrar a discutir la mayor o menor exactitud empírica de lo que dice Balmes, porque lo que quiero destacar es lo de la sencillez y el descubrimiento, que es en lo que coincido con nuestro pensador ilustrado. 

Sencillo, discreto y frágil es el musgo que cubre suelos —naturales y urbanos—, paredes y cortezas; tan expuesto a cualquier impulso humano como tenaz en su insistencia. En cuanto al descubrimiento, yo no soy protagonista de ninguno, han sido el frágil musgo y la sutil luz quienes me ha descubierto su belleza. Yo solo hago de intermediario para proclamarla y difundirla.

Nada más salir del portal de casa, a unos escasos metros de distancia, ahí estaba este pequeño núcleo de musgo, con sus esporófitos bien erguidos, como si fueran un campo de césped sin cortar, bañados por la luz matinal del sol y ofreciendo toda su espléndida belleza natural y verdadera a quien quisiera pararse a contemplarla. Dos escasos centímetros de altura y una extensión superficial de poco más de un palmo son materia más que suficiente para ofrecer un soberbio regalo en forma de vida.


Y ya que esto es el diario de un epicúreo, habrá que recordar el famoso tetrafármaco (τετραφάρμακος), esos cuatro versos recuperados de los papiros de Herculano, donde se plasmaban en forma de máximas las ideas clave de Epicuro sobre Dios, la muerte, el placer y el dolor: 

No temas a los dioses,
No te preocupes por la muerte;
Lo que es bueno es fácil de conseguir,
(la negrita es mía)
Lo que es terrible es fácil de soportar.

La naturaleza, que siempre se ofrece generosa, es una de las mayores fuentes de placer que los seres humanos tenemos a nuestro alcance y no puede ser más sencillo acceder a ella, solamente se necesita mirar. No en vano De la naturaleza era el tratado más importante de Epicuro del que, por desgracia, no se conservan nada más que unos pocos fragmentos.

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jueves, 13 de febrero de 2025

ESTOY AQUÍ, Luis Alberto de Cuenca

Esta litoral fue un regalo de cumpleaños de hace más de una década. Cualquier número de las magníficas publicaciones de la revista Litoral es siempre un regalo por la enorme belleza y cuidado con que se realizan. Un regalo para la inteligencia y para los sentidos, especialmente el de la vista. Y también un regalo para el bolsillo en este momento... porque este número se vendía entonces (2013) por 30€ y ahora lo podéis adquirir por la mitad. Un chollo.

Pero no son las bondades (muchas y en muchos sentidos) de la publicación las que han originado esta entrada, sino un hermoso poema de Luis Alberto de Cuenca

Andaba yo enredado con un dato que se me resistía y del que estaba convencido de que se encontraba en este número dedicado al poeta madrileño —este número, además de ser una buena antología de poemas, es una hermosa publicación que contiene entrevistas, artículos de todo tipo sobre la obra del poeta y  muchas cosas más (el índice podéis consultarlo aquí)—. Pero no es así. 

Me he puesto a buscar en internet y he tropezado con un extenso comentario sobre este poema realizado por el profesor Jesús G. Maestro. No me he resistido a colocarlo. 

El poema es hermosísimo. Espero que el comentario también os guste.


ESTOY AQUÍ



Estoy aquí, mi amor, estoy aquí,
velando tus naufragios en las noches
en que nadie responde, en las heladas
madrugadas vacías, en las tardes
de desesperación y de locura.
Pon en duda, si quieres, que la Tierra
gire en el desolado precipicio
del espacio infinito alrededor
del Sol, o que los astros sean fuego,
o que el amargo río de la vida
desemboque en la muerte. Pero nunca
dudes de que, en la fiebre del fracaso
o en la sed de la angustia, en el abismo
de la ansiedad y del desasosiego,
estoy aquí, amor mío, estoy aquí.

Aunque tú no me veas ni me oigas.

Del poemario Sin miedo ni esperanza.

[El vídeo lo he colocado a partir del minuto 5'35'', que es donde Maestro comienza propiamente el comentario, lo anterior es una larga introducción que no afecta al comentario].


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miércoles, 12 de febrero de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Vicente Aleixandre)

#unlibrounpoema


Para quienes tenemos una edad y hemos estudiado en España no es necesario realizar ninguna presentación de Vicente Aleixandre (1898-1984). Así, pues, dejo esta nota para quienes accedeis al blog desde otros países y desde otras lenguas. Por cierto, sois bastantes más de los que lo hacen desde aquí, concretamente 3 personas de cada 4.

Vicente Aleixandre fue miembro de la más ilustre generación de poetas del siglo XX en España, es decir, la generación del 27. Perteneció, por tanto, a eso que aquí se conoce como la edad de plata de la literatura española, formada por las generaciones del 98del 14 y del 27. De entre todas las grandes figuras de la literatura, del arte y del pensamiento que componen esas tres generaciones, solamente Juan Ramón Jiménez (1956) y él (1977) recibirán el Nobel.

La Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre lleva muchos años reivindicando que la casa del poeta se salve de la ruina y se convierta en un centro de cultura como Casa de la Poesía.


SE QUERÍAN

Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente sólo.

Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando…
se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.

Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.

Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.

De La destrucción o el amor.

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martes, 11 de febrero de 2025

DE JOYCE A ALMODÓVAR

Leves toques en el vidrio lo hicieron volverse hacia la ventana. De nuevo nevaba. Soñoliento vio cómo los copos, de plata y de sombras, caían oblicuos hacia las luces. Había llegado la hora de variar su rumbo al poniente. Sí, los diarios estaban en lo cierto: nevaba en toda Irlanda. Caía nieve en cada zona de la oscura planicie central y en las colinas calvas, caía suave sobre el mégano de Allen y, más al oeste, suave caía sobre las sombrías, sediciosas aguas de Shannon. Caía, así, en todo el desolado cementerio de la loma donde yacía Michael Furey, muerto. Reposaba, espesa, al azar, sobre una cruz corva y sobre una losa, sobre las lanzas de la cancela y sobre las espinas yermas. Su alma caía lenta en la duermevela al oír caer la nieve leve sobre el universo y caer leve la nieve, como el descenso de su último ocaso, sobre todos los vivos y sobre los muertos (Traducción: Guillermo Cabrera-Infante. Ha pasado casi medio siglo desde esta edición que yo tengo a la que hoy mantiene la editorial y, aunque la traducción actual es de Eduardo Chamorro, las diferencias son insustanciales).

Este es el párrafo final del último cuento recogido en Dublineses, The Dead (Los  muertos), en mi opinión el mejor de todos ellos. De ese párrafo final es de donde Almodóvar ha sacado la cita sobre la nieve con que se cierra su última película, La habitación de al lado.

Traigo la cita porque cuando vi la profundamente esteticista película me pareció más un panfleto muy bien adornado que una profunda reflexión sobre el derecho a disponer de la muerte propia como cada cual quiera, y el paralelismo entre el cuento de Joyce y la película es absolutamente inexiste. Es más, el uso que el director hace de la nieve cayendo mientras una voz en off dice alguna de las frases del cuento es también esteticista, mientras que en Los muertos, donde todos los personajes están vivos, es una hermosa y exacta metáfora sobre lo que esa historia encierra. 

Es la diferencia entre la fuerza expresiva de un relato que aborda la existencia sin pretender engañar ni convencer de nada, sino exponiendo honestamente un punto de vista sobre la sociedad de un momento y un lugar determinados (en este caso Irlanda, primeros años del siglo pasado), y el uso indiscriminado de cualquier material para realizar la propaganda de la idea de defendemos, que es lo que viene realizando, por cierto, en las últimas películas.

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lunes, 10 de febrero de 2025

MALLARMÉ


Además de las entradas dedicadas al poeta francés o en las que hay algunas referencias a él, dejo aquí la grabación del apartado que le dedicaron en esta Historia de la literatura francesa (descargable por capítulos), redactado por Alain Verjat Massmann, que Cátedra editó en 1994, más un enlace a un comentario sobre su obra en la convicción (eso espero) de que puede ayudar a facilitar el acercamiento a la obra poética.


Y uno de sus más antologados sonetos: 

LA TUMBA DE EDGAR POE
 
Tal cual la Eternidad lo transforma en Sí mismo,
el poeta provoca con acero desnudo
a su siglo espantado de no haber conocido
que la muerte triunfaba en su voz tan extraña.

Con un vil sobresalto de hidra oyeron al ángel
dar más puro sentido al verbo de la tribu
proclamando muy alto bebido al sortilegio
en la onda sin honor de algún negro brebaje.

Si al cielo y a las nubes hostiles ¡oh amargura!
nuestra mente no esculpe duro bajorrelieve
donde se orne de Poe la tumba deslumbrante,

calmo bloque caído de algún desastre oscuro,
que siempre este granito interrumpa los negros
vuelos que la Blasfemia esparza en lo futuro.


Traducción: Pedro Provencio.

Y un título de Pilar Gómez Bedate que aglutina la biografía, el ensayo sobre la obra y la antología (bilingüe) de los poemas esenciales:

domingo, 9 de febrero de 2025

SCARLATTI, Sonata en la mayor, K.208


Alessandro Scarlatti (1660-1725). O sea, que hace 300 años de su muerte, una fecha redonda para recordarlo este domingo de invierno y dejarnos llevar por esta música tan aparentemente sencilla, pero, por encima de todo, remanso de paz y acogedora.

Scarlatti fue un compositor y clavecinista que se suele situar a finales del barroco y como transición al clasicismo. Tal vez su mayor contribución fuese la de desarrollar el lenguaje de la ópera. Entre sus óperas más conocidas están Gli Equivoci nel Sembiante, Il trionfo dell’onore y Griselda.

Interpreta: Paul Barton.

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sábado, 8 de febrero de 2025

REGALOS DEL DÍA (Diario de un epicúreo agradecido), 21





Ya no recuerdo dónde leí algo así como que Cézanne era capaz de distinguir cien matices distintos del amarillo en los limones. Me impresionó lo de la centena. Supongo que esa capacidad es similar a lo del oído absoluto que tienen algunas personas que se dedican profesionalmente a la música. Yo me conformo con saber que el azul y el amarillo son colores complementarios, y como en casa hay algunos limones y algunos objetos de vidrio azules, mientras decidía por dónde comenzar la tarea diaria, he cogido unos y otros me he puesto a realizar pruebas para ver si conseguía una foto bonita con la que sorprender y regalar a la propietaria de los recipientes, pues ese azul es el azul que más le gusta.

Y en esas estaba: que si un limón por aquí, que si un vaso por allá, que si la botella mejor..., mientras el día avanzaba y la luz iba cambiando el aspecto de los objetos. Hasta que vi cómo se colaba el sol en una de las habitaciones del piso y para allá que llevé limones y recipientes. 


Yo quería sorprender y regalar, pero a medida que la luz del sol iba transformando paredes y objetos, el sorprendido y regalado he sido yo. Era como estar contemplando el nacimiento del día a través de unos limones, una bandejita, un vaso y una botella. Pura fantasía de la luz. Felicidad del color.


Como escribe Sartwell en su Los seis nombres de la belleza, la monotonía del mundo surge de nuestra propia monotonía, del embotamiento de los deseos y del empacho de sensaciones. Si no hemos perdido la ilusión, si somo capaces de percibir en cada objeto, en cada gesto, en cada línea, lo novedoso y fascinante que el día nos depara, este se convierte en una fiesta. Una fiesta al alcance de cualquiera, porque está siempre a nuestro lado. No es necesario tirarse en paracaídas ni utilizar drogas ni blandas ni duras para disfrutar intensamente de los placeres que el día nos ofrece si somos capaces de captarlos.


O como decía Rosalía, que lo decía mejor y más bonito:

Hermosas son las estaciones todas
para el mortal que en sí guarda la dicha;
mas para el alma desolada y huérfana,
no hay estación risueña ni propicia.

No es la estación la que nos proporciona la felicidad, sino nuestra capacidad para descubrirla.


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viernes, 7 de febrero de 2025

DICKENS, Los papeles póstumos del Club Pickwick

Editorial
Me entero por el poema que hoy he colocado "Novedades" de WhatSapp que un 7 de febrero de hace 213 años nació Dickens. Y me entero, en este caso por un medio de comunicación, de que la casa museo de Londres cumple 100 años. Tanta coincidencia y aniversario bien merece un recordatorio y una sonrisa 😎.

Como dice Jordi Llovet en el prólogo que redactó para esta edición —y que luego aprovecharía para La literatura admirableeste libro pertenece a la categoría de los libros que cumplen con el objetivo de hacer pasar un largo rato lleno de una serena, tierna y desbordada felicidad.

No voy a comentar la novela porque ya lo hice en otro momento y porque el mejor comentario que podáis leer es el que ya hizo mi admirado Llovet, y a su sabiduría y buen hacer remito a quien pase por aquí. Lo que voy a hacer es dejar un breve ejemplo de las dotes que Dickens tenía para contar con humor y sencillez. Entonces era un joven desconocido de 24 años. Esta novela le sacó del anonimato. Su éxito radicó en la forma tan amable y positiva que tuvo de contar todo tipo de asuntos, hasta los que podrían ser más antipáticos y escabrosos.

Estamos en el capítulo XIII, páginas 228-9 de esta edición. Pickwick y sus compañeros se han acercado hasta una pequeña población en la que habrá elecciones al día siguiente. Todo el pueblo está alterado. Slumkey es el candidato de los azules y Fizkin lo es de los amarillos.

No bien se habían apeado los pickwickianos, cuando fueron rodeados por un grupo desgajado de la masa de aquellos honrados e independientes; grupo que a continuación lanzó tres aclamaciones ensordecedoras, las cuales, al ser respondidas por la masa principal (pues una multitud no necesita saber a propósito de qué aclama), creció hasta convertirse en un tremendo rugido de triunfo, que hizo detenerse hasta al hombre enrojecido del balcón. 
—¡Hurra! —gritó la masa, como conclusión. 
—¡Otro viva! —gritó el jefe del balcón, y la multitud volvió a gritar como si sus pulmones fueran de hierro fundido con armadura de acero. 
—¡Viva Slumkey! —rugieron los honrados e independientes. 
—¡Viva Slumkey! —repitió el señor Pickwick, quitándose el sombrero. 
—¡Abajo Fizkin! —rugió la masa. 
—¡Abajo, eso es! —gritó Pickwick. 
—¡Hurra! 
Y luego hubo otro rugido, como el de un parque zoológico entero cuando el elefante toca la campana de la comida. 
—¿Quién es Slumkey? —susurró Tupman. 
No sé —respondió el señor Pickwick en el mismo tono—. Calle; no haga preguntas. En estos casos, lo mejor es hacer lo que haga la masa
—Pero ¿y si hay dos masas? —sugirió Snodgrass. 
—Gritar con la que sea más grande —respondió el señor Pickwick. 
Libros enteros no podrían haber dicho más.

(La traducción es del gran José María Valverde; las negritas, mías). 

Si sois más de novela que de cualquier otro género y queréis pasar unas cuantas tardes divertidas, Los papeles póstumos del Club Pickwick os las van a proporcionar.

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jueves, 6 de febrero de 2025

MARÍA PAZ JIMÉNEZ, Desvelar el misterio


Ane Lekuona, Haizea Barcenilla, Ane Abalde y Ander Aizpurua

Me ha gustado mucho la exposición retrospectiva sobre la obra de María Paz Jiménez (1906-1975) de la que son comisarias Ane Lekuona y Haizea Barcenilla. En realidad, la obra pictórica de Jiménez es muy visual y variada, lo que favorece la aproximación; además, como recorre varios estilos, desde el surrealismo al informalismo pasando por todo tipo de matices y dejándose llevar por diversas mezclas y fusiones, es, tal vez, una de las artistas del siglo pasado español que mayor diversión ofrece a un espectador nuevo y desinformado.

Otra virtud de esta exposición es la gran cantidad de obra que ofrece, lo que permite tener una visión muy completa de la aventura artística emprendida por esta singular y autodidacta mujer que consiguió expresar con muy alta calidad su mundo interior, su geografía personal y su entorno sociopolítico. Por no faltar, ni tan siquiera faltan los vestidos que diseñó (son réplicas) para su hermana Rosario.


Dejo una pequeña muestra de cuanto podéis ver en la exposición: 

Mujeres del sur 

Dos reclinatorios (mi obra favorita)

Masa táctil

Fahrenheit 451

Obsesión

Pintura

botijo y pez

Varios trabajos de pequeño formato sin título

Pequeñas manolas

La hermana mayor

Aro, paloma y flor

Mujer sentada y sin título (Paz y Rosario).

De título desconocido

De título desconocido

Hasta el 18 de mayo de 2025
De martes a domingo:
12:00 h a 14:00 h / 16:00 h a 20:00 h

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INTELIGENCIA ARTICIAL

Editorial
Como últimamente hay cierta paranoia con la inteligencia artificial, y da la impresión de que va a ser la que nos solucione todos los problemas o la que nos los traiga todos juntos, según los estados de ánimo del personal o según el bando en que se sitúe, me he acordado del famoso libro de Penrose, La nueva mente del emperador, que en lo últimos años de la primera década de este milenio tuvo un gran predicamento y que recomiendo vivamente leer si no asusta encontrar en un texto alguna que otra ecuación. 

En la introducción se puede leer esto: 

Durante las última décadas, la tecnología de las computadoras electrónicas ha hecho enormes progresos. Y estoy seguro de que en las próximas décadas tendrán lugar nuevos progresos en velocidad, capacidad y diseño lógico. Nuestras computadoras actuales nos parecerán tan lentas y primitivas como hoy nos lo parecen las calculadoras mecánicas de antaño. Hay algo casi estremecedor en el ritmo del progreso. Las computadoras ya pueden realizar con mucha más velocidad y precisión tareas que hasta ahora habían estado reservadas exclusivamente al pensamiento humano. Desde hace tiempo estamos acostumbrados a que las máquinas nos superen ampliamente en las tareas físicas. Esto no nos causa el menor desasosiego. Antes bien, nos gusta tener aparatos que nos lleven por tierra a grandes velocidades —más de cinco veces la velocidad del más veloz atleta humano— o que puedan cavar hoyos o demoler estructuras que nos estorban con una rapidez que dejaría en ridículo a equipos compuestos por docenas de hombres. Estamos aún más encantados de tener máquinas que nos permitan hacer físicamente cosas que nunca antes habíamos podido hacer, como llevarnos por los cielos y depositarnos al otro lado del océano en cuestión de horas. El que las máquinas obtengan tales logros no hiere nuestro orgullo. Pero el poder pensar, eso sí ha sido siempre una prerrogativa humana. Después de todo, ha sido esa capacidad la que, al traducirse en términos físicos, nos ha permitido superar nuestras limitaciones físicas y la que parecería ponernos por encima de otras criaturas. Si las máquinas pudieran llegar a superarnos algún día en esa cualidad en la que nos habíamos creído superiores, ¿no tendríamos entonces que ceder esa superioridad a nuestras propias creaciones?

La pregunta de si se puede afirmar o no que un artefacto mecánico piensa —quizás incluso que experimenta sentimientos, o que posee una mente—, es antigua. Sin embargo, ha recibido un nuevo ímpetu con la llegada de la moderna tecnología de las .computadoras. Es una pregunta que implica profundos temas de filosofía. ¿Qué significa pensar o sentir? ¿Qué es la mente? ¿Existe realmente la mente? Suponiendo que sí existe, ¿en qué medida depende de las estructuras físicas a las que está asociada? ¿Podría existir la mente al margen de tales estructuras? ¿O es simplemente el modo de funcionar de ciertos tipos de estructuras físicas? En cualquier caso, ¿es imprescindible que las estructuras importantes sean de naturaleza biológica (cerebros) o podrían también estar asociadas a componentes electrónicos? ¿Está la mente sujeta a las leyes de la física? ¿Qué son, de hecho, las leyes de la física? Éstas son algunas de las cuestiones que intentaré tratar en este libro. Pedir respuestas definitivas a preguntas tan fundamentales estaría fuera de lugar. Yo no puedo proporcionar tales respuestas; nadie puede, aunque hay quien trata de impresionarnos con sus conjeturas. Mis propias conjeturas jugarán un papel importante en lo que sigue, pero trataré de distinguir claramente tales especulaciones de los hechos científicos brutos, y trataré también de dejar claras las razones en las que se fundamentan mis especulaciones. No obstante, mi principal propósito aquí no es hacer conjeturas, sino plantear algunos temas aparentemente nuevos, concernientes a la relación entre la estructura de las leyes físicas, la naturaleza de las matemáticas y el pensamiento consciente, y presentar un punto de vista que no he visto expresado hasta ahora. Es un punto de vista que no puedo describir adecuadamente en pocas palabras, y ésta es una de las razones por las que he tenido que realizar un libro de este tamaño. Pero en resumen, y quizá de manera algo equívoca, puedo al menos afirmar que mi punto de vista sugiere que es nuestra actual incomprensión de las leyes fundamentales de la física la que nos impide aprehender el concepto de "mente" en términos físicos o lógicos. No quiero decir con esto que las leyes no sean nunca conocidas del todo. Por el contrario, parte del objetivo de esta obra es intentar estimular la investigación en este campo en direcciones que parecen prometedoras y hacer algunas sugerencias bastante concretas, aparentemente nuevas, sobre el lugar que realmente podría ocupar la mente en el desarrollo de la física que conocemos. 

Debería dejar claro que mi punto de vista es poco convencional, al menos entre los físicos y, por consiguiente, resulta poco probable que sea adoptado, actualmente, por los científicos de computadoras o por los fisiólogos. La mayoría de los físicos alegará que las leyes fundamentales que operan a escala del cerebro humano son ya perfectamente conocidas. No se negará, por supuesto, que existen aún muchas lagunas en nuestro conocimiento de la física en general. Por ejemplo, no conocemos las leyes básicas que determinan los valores de la masa de las partículas subatómicas ni la intensidad de sus interacciones. No sabemos cómo hacer del todo compatible la teoría cuántica con la teoría de la relatividad especial de Einstein, ni mucho menos cómo construir la teoría de la "gravitación cuántica" que haga compatible la teoría cuántica con su teoría de la relatividad general. Como consecuencia de esto último, no comprendemos la naturaleza del espacio a la escala absurdamente minúscula de 1/100.000.000.000.000.000.000 del tamaño de las partículas elementales conocidas, aunque para dimensiones mayores nuestro conocimiento se presuma adecuado. No sabemos si el Universo como un todo tiene extensión finita o infinita —tanto en el espacio como en el tiempo— aunque pueda parecer que tales incertidumbres no tengan ninguna importancia en la escala humana. No comprendemos la física que actúa en el corazón de los agujeros negros ni en el big bang, origen del propio Universo. Pero todas estas cosas parecen no tener nada que ver con lo que imaginamos en la escala "cotidiana" (o incluso una más pequeña) del funcionamiento del cerebro humano. Y ciertamente así es, aunque argumentaré precisamente que en este nivel existe —frente (o, mejor dicho, detrás) de nuestras propias narices— otra gran incógnita en nuestra comprensión de la física y que podría ser fundamental para el funcionamiento del pensamiento humano y de la conciencia. Es una incógnita que no ha sido siquiera reconocida por la mayoría de los físicos, como trataré de demostrar. Argumentaré, además, que curiosamente, los agujeros negros y el big bang realmente tienen una gran relación con estos asuntos. 

En seguida intentaré persuadir al lector de la fuerza de la evidencia que sustenta el punto de vista que trato de exponer. Para comprenderlo, tenemos un buen trabajo por delante. Necesitaremos viajar por territorios muy extraños —algunos de importancia aparentemente dudosa— y por campos de esfuerzo muy distintos. Necesitaremos examinar la estructura, fundamentos y enigmas de la teoría cuántica; los rasgos básicos de las teorías de la relatividad especial y general, de los agujeros negros, del big bang, y de la segunda ley de la termodinámica, de la teoría de Maxwell de los fenómenos electromagnéticos y de las bases de la mecánica newtoniana. Además tendremos que vérnoslas con algunas cuestiones de filosofía y psicología cuando intentemos comprender la naturaleza y la función de la conciencia. Por supuesto, tendremos que tener una visión general de la neurofisiología del cerebro, además de los modelos de computadora propuestos. Necesitaremos tener alguna noción del status de la inteligencia artificial, así como saber qué es una máquina de Turing, y comprender el significado de la computabilidad, del teorema de Gödel y de la teoría de la complejidad. Nos adentraremos también en los fundamentos de la matemática, e incluso deberemos plantearnos la cuestión de la propia naturaleza de la realidad física. 

Si, al final de todo ello, los argumentos menos convencionales que trato de exponer no han persuadido al lector, confío al menos que habrá sacado algo de este tortuoso y, espero, fascinante viaje.

En relación —jocosa— con el tema, también me resultó curioso —y divertido— el hecho de que Chat GPT se equivocara en algo tan sencillo y mecánico como realizar la suma de los cubos de los números naturales comprendidos desde el 2 hasta el 9. Yo se lo pedí ayer y lo hizo correctamente, no así cuando el matemático Enrique Zuaza le pidió la misma tarea. 

Cosas que pasan 😎😎😎.

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miércoles, 5 de febrero de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Marianne Moore)

Traductora: Olivia de Miguel
#unlibrounpoema

Marianne Moore y su Poesía completa ya estuvieron en esta sección hace medio año, más o menos. Pero me ha parecido una buena oportunidad para traer hasta aquí otro poema suyo el que hoy sea el aniversario de su muerte, acontecida en 1972. ¿Habría llegado a conocer las tortas de san blas?



EL CAMPANERO

Durero habría encontrado una razón para vivir
  en una ciudad así, con ocho ballenas varadas 
que mirar, con la suave brisa entrando en casa 
un día claro desde el aguafuerte de un mar 
  con olas tan regulares como las escamas 
en un pez. 

Una a una, dos a dos, tres a tres, las gaviotas sostienen 
  su vuelo adelante y atrás sobre el reloj de la ciudad, 
o planean alrededor del faro sin mover las alas— 
alzándose firmes con un ligero 
  temblor en el cuerpo- o se reúnen 
graznando sobre 

un mar púrpura cuello de pavo 
  que empalidece en un azul verdoso como 
el azul pavo y gris topo que Durero prefirió 
al verde pino del Tirol. Se ve una langosta 
  de veinticinco libras; y las redes tendidas 
a secar. El 

torbellino pífano y tambor de la tormenta inclina 
  la hierba de la salina, agita estrellas en el cielo y la 
estrella del campanario; es un privilegio ver tanta 
confusión. Encubiertos por lo 
  aparentemente adverso, las flores
de la ribera y 

los árboles, favorecidos por la niebla, ponen 
  el trópico a nuestro alcance: el jazmín-trompeta, 
la digital, el dragón gigante, la salpiglosis con 
lunares y rayas; dondiegos, calabazas 
  o campanillas emparradas sobre sedal de pescador 
en la puerta trasera; 

espadañas, gladiolos, arándanos y tradescantía, 
  cintas, líquenes, girasoles, ásteres, margaritas 
—harapientos marinos de amarillo y pinzas de cangrejo con verdes brácteas— 
hongos, petunias, helechos; lirios rosados, azules, 
  trigidias, amapolas; negros guisantes de olor. 
El clima 

no es bueno para el baniano, el franchipán 
  o la nanjea, ni para la vida de una serpiente 
exótica. Lagarto y piel de culebra para zapatos, si te va; 
pero aquí tienen gatos, no cobras, para 
  oprimir a las ratas. El tímido 
tritoncito 

tildado con pinchos blancos en su lomo de rayas negras 
  vive aquí; no existe nada que la 
ambición pueda comprar o llevarse. El estudiante 
llamado Ambrose se sienta en la ladera 
  con sus libros y sombrero extranjeros
y ve los barcos 

blancos y rígidos avanzar por el mar como 
  en un surco. Amante de la distinción que 
no nace de la jactancia, conoce de memoria el antiguo 
cenador en forma de azucarero con 
  tablillas entrelazadas y la inexacta 
inclinación de la torre 

de la iglesia, desde la que un hombre de rojo deja 
  caer una cuerda como una araña teje su hilo; 
parece salido de una novela, pero en la acera 
un letrero blanco y negro dice 
  C.J. Poole, Campanero, y otro rojo 
y blanco advierte 

Peligro. El pórtico de la iglesia tiene cuatro columnas 
  acanaladas, cada una de un solo bloque de piedra, al que 
el encalado da un aire sencillo. Sería un refugio adecuado 
para golfillos, niños, animales, prisioneros 
  y presidentes que recompensaron a 
senadores 

corruptos no pensando en ellos. El 
  lugar tiene una escuela, una oficina de correos 
en un almacén, pescaderías, gallineros y una goleta 
con tres mástiles en 
los muelles. El héroe, el estudiante,
  el campanero, cada uno a su modo, 
tiene su sitio aquí. 

No pudo ser peligroso vivir 
  en una ciudad así, de gente sencilla, 
con su campanero que coloca señales de peligro junto a la iglesia 
mientras dora la sólida 
  estrella puntiaguda que sobre una torre 
simboliza la esperanza.


Recoge Olivia de Miguel con muy buen criterio en el prólogo que redactó para esta edición unas cuantas opiniones de poetas contemporáneos de Moore. De todas ellas, a mí me gusta mucho la de Wallace Stevens —(Moore) nos obliga a ser tan conscientes de la realidad que fuerza nuestra conciencia—. Y así es en este y en toda su poesía. Ni el adorable pueblo costero es tan adorable, ni la iglesia es un centro de acogida, ni el campanero está libre de sospecha. Más tarde o más temprano, las ballenas varadas comenzarán a descomponerse y envenenarán "la suave brisa", lo mismo que la iglesia puede envenenar a la sociedad.

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