Con la nueva propuesta del Chillida Leku, La obra invitada, han aumentado los motivos para acercarnos a este singular parque artístico guipuzcoano. Las obras de Chillida adquieren un valor mayor, si cabe, al verse observadas por "los ojos" de Louise Bourgeois —sí, la de "la araña" del Guggenheim—.
Allí están ellos, en la zona alta de la campa, escrutándolo todo, dispuestos a no perderse detalle de cuanto acontece a su alrededor, sopesando con mirada estética el volumen de la piedra, intentando dirimir la profundidad del aire, tanteando las posibilidades del corten y la luz.
Y en medio de tanta propuesta humana, de repente, silenciosa y humilde, se alza la naturaleza. Miles de veces se ha ensalzado la magnífica ubicación del museo. Conozco gente que ha ido hasta él para disfrutar del medio natural en que se encuentra y deleitarse con el sosiego que trasmite.
Efectivamente, son fósiles, pequeños animales marinos de otra época geológica convertidos en piedra, que atestiguan con su presencia la extraordinaria cadena de la vida. Otro motivo más para descubrir Chillida Leku. Búscalos.