 |
| Restañar la herida. Irene Rodríguez. |
En muchas ocasiones el azar interviene en la creación de la obra. En algunas, incluso la maldad.
Este óleo era una abstracción cuyo origen estaba en un horizonte montañoso. La transformación del color y de las formas, el juego de las luces y la imaginación de la autora hicieron que la horizontalidad del paisaje natural mudara en verticalidad semihumana.
Sin embargo, lo que no era nada más que un ejercicio de ideas y una propuesta de masas de color desembocando en sí mismas se vio radicalmente alterado cuando unos ladrones entraron en la casa y, además de cumplir con su oficio, produjeron un corte malintencionado y dañino en la obra.
¿Restaurar o transformar?
Primer efecto de la metamorfosis: la pintura deja de ser exclusivamente pintura, abandona la bidimensionalidad y adquiere volumen. ¿Desaparecen los límites entre pintura y escultura?
Segundo efecto de la metamorfosis: lo que en su origen era un apunte acerca de la abstracción toma un significado distinto, polisémico y abiertamente simbólico. Cambia la dimensión metafórica y el sentido.
Tercer efecto de la metamorfosis: la obra individual deja de serlo, aunque sea de manera involuntaria.
Cuarto efecto de la metamorfosis: se produce una irrupción de la física, la luz y la materia ya no son las mismas. Significante, signo y concepto son radicalmente otros.
Quinto efecto de la metamorfosis: queda modificado el punto de partida, o, al menos, ha sido absolutamente transformado por el de llegada. Un simple acto de expresión pictórica es ahora una reivindicación de la superación personal, del aprendizaje real de la experiencia, del hallazgo que restaura y genera nuevas propuestas.
Sexto efecto de la metamorfosis: Llegué por el dolor a la alegría, dice el verso de José Hierro.
¡Que echen a volar las mariposas, todas las mariposas del mundo!
