Gustavo Pereira. Fuente: datuopinión.com |
Me puse el podcast de Venga la vida del pasado domingo. Lara López comienza leyendo un poema de Gustavo Pereira de quien no he leído nada. Rebobino y vuelvo a escucharlo. Anoto las dos primeras frases.
Esta mañana lo busco insistentemente. No consigo averiguar a qué libro pertenece ni tampoco cómo es la escritura original (distribución de los versos, uso de mayúsculas y minúsculas...). Cuantas reproducciones del poema encuentro en internet carecen de referencia bibliográfica y aparecen escritas de formas distintas. Me decido por una de ellas y coloco algunos enlaces para facilitar las referencias.
Debajo del poema he insertado el programa completo. A mí me sirve.
Los pemones de la Gran Sabana llaman al rocío
chiriké-yeetakuú, que significa saliva de las estrellas;
a las lágrimas enú-parupué, que quiere decir guarapo de los ojos,
y al corazón yewán-enapué: semilla del vientre.
Los waraos del delta del Orinoco
dicen mejokoji (el sol del pecho) para nombrar al alma.
Para decir amigo dicen ma-jokaraisa: mi otro corazón.
Y para decir olvidar dicen
emonikitane, que quiere decir perdonar.
Los muy tontos no saben lo que dicen.
Para decir tierra dicen madre.
Para decir madre dicen ternura.
Para decir ternura dicen entrega.
Tienen tal confusión de sentimientos
que con toda razón
las buenas gentes que somos
los llamamos salvajes.