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| Editorial |
Eli Tolaretxipi ejerce como profesora de inglés en la EOI de Donostia-San Sebastián y es poeta y traductora. Tras Amor muerto-Naturaleza muerta (1999, traducido y publicado en inglés, 2004) y Los lazos del número (2003), ha publicado en Trea los poemarios El especulador (2009), Edgar (2013), Incidental (2017) y Clapotis (2022). Ha traducido, entre otros autores, a Sylvia Plath, Elizabeth Bishop, Patti Smith, Aurelia Arkotxa, Itxaro Borda, Tess Gallagher, Menna Elfyn, Blas de Otero o Jorge G. Aranguren.
Ángela Bonadies escribe en el primer párrafo del prólogo: En Cuerpos pasajeros se suceden, superpuestos e intercalados, paisajes, imágenes, escenas, sueños, viajes, materiales, palabras, objetos y órganos escritos con una pluma filosa como un bisturí que los disecciona y derrama sobre la hoja (la negrita es mía).
Certera imagen la del bisturí porque la poesía de Tolaretxipi es increíblemente incisiva y exacta en lo que toca. No se pierde en imágenes ni en metáforas que puedan dulcificar la expresión. Va directa al objeto y, con mirada cubista, nos lo presenta desde todas las caras posibles al mismo tiempo. Es una fotografía que recoge todos los lados con una objetividad casi obsesiva. No esquiva ninguna arista.
Puede gustar o no, pero nadie puede negar la irreductible eficacia de su representación. Aquello a lo que apunta la escritura de la poeta queda exactamente fijado sobre el papel.
LUNÁTICAS
II
Coleccionaba ojos recortados en revistas
ojos que veía aquí y allá, en la memoria
colores y formas vagas, deformadas
reconocidas algunas en piscinas, charcos
ojos sueltos de la cara cosidos a la hoja.
Adormecida la yema, entumecida
por el jugo pegajoso que le sale al fruto;
cortes en las yemas ásperas
surcos que se llenan de tinta
se raspan en los contornos.
Luna creciente al revés
mecida, muy cerca, bella, no absoluta
***
CUERDAS SUELTAS
LXVII
El agua sabe a cemente,
severo, cae
o se deja tendido
solo, se sostiene solo,
se deja ahí,
si como nuevo
si como muerto
si como dejado, dado por
muerto, si como nadie
como si nada, nadie,
ya solo lo que chorrea
o se deja olvidado
en la cuerda, la cuerda que se afloja
por el peso del agua,
se pone a secar al muerto.
Se mece en la cuerda
la tela ajada,
hilachas, hebras, pelos, pelusa.
***
DOLORES MUDOS
LXXXV
Cuando conocí a Molloy, pensé en ti.
Antes de que te lanzarás al vacío
estaba yo detenida en una escalera
ante un cuerpo grande
con un delantal a rayas
acostumbrado a vivir entre carne y a tocarla.
Es otra la escalera
y me equivoco de puerta.
Al final de la página había escrito "tranquilizarse".
Se lo cuento a una desconocida
que no es padre ni madre
tras atravesar la puerta a la que llamo y se abre.
Salen imágenes, una bolsa de plástico
con papeles escritos y una cuerda.
Una amiga ha escrito: "espantar las consecuencias
dolorosas, ásperas".
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| Fuente: Wikipedia |







