Amigos, está pobre el suelo, semillas en abundancia debemos
arrojar, para que se nos den cosechas siquiera modestas.
Novalis tomó el modelo de sus predecesores Herder y Lessing. Friedrick Schlegel, además, hacía la defensa ese mismo año del género.
Los textos breves, las frases cortas, las máximas, los aforismos tienen la ventaja de poseer una gran expresividad y una capacidad de sugerir que nunca puede alcanzar el texto especulativo, la argumentación reflexiva teórica. En su contra, en cambio, tienen que si no son capaces de recoger bien aquello que quieren expresar pueden quedar nebulosos, herméticos, oscuros. Por otra parte, nunca un conjunto de frases sueltas, por muy ingeniosas que sean, podrán formar un sistema de pensamiento bien estructurado.
Sea como fuere, Novalis demostró estar bien dotado para la práctica de este género e, incluso, podemos rastrear muy bien lo que pensaba a través de su lectura, igual o mejor que con sus novelas o su poesía. Acceder a ellos resulta sencillo, hay varias ediciones y Pou recoge bastantes en la biografía sobre el poeta. De ella tomo estos pocos:
Todo hombre debería ser un artista. Porque todo puede llegar a ser un arte bello.
Aprender algo produce un disfrute muy bello. Llegar a dominar algo a fondo es una fuente de bienestar.
La muerte es una victoria sobre sí mismo, que como toda superación de sí, procura una nueva y más leve existencia.
Cada cosa que amamos es el centro de un paraíso.
Soñamos con viajes por el universo. ¿Es que no está el universo en nosotros?
Buscamos por todas partes lo absoluto, y siempre y solo encontramos cosas.
El mundo depende de la creencia. Tal como crea que es una cosa, así será para mí.
El poeta entiende la naturaleza mejor que el científico.
Estamos más cerca de lo invisible que unidos a lo visible.
Dios somos nosotros.
Todo me conduce hacia mí.
***