sábado, 11 de enero de 2020

KIPUTZ. UN ABISMO EN LA PREHISTORIA


Fue entonces que los vi. Brasa rojiza,
crueles los cuernos, montañoso el lomo
y lóbrega la crin como los ojos
que acechaban malvados. Eran miles.
Son los bisontes, dije. La palabra
no había pasado nunca por mis labios,
pero sentí que tal era su nombre.
Era como si nunca hubiera visto,
como si hubiera estado ciego y muerto
antes de los bisontes de la aurora.

Surgían de la aurora. Eran la aurora.

Fragmento del poema de J. L. Borges, "El advenimiento".

Kiputz es uno de esos ricos y raros yacimientos de donde se han obtenido más de 13.000 huesos. Los paleontólogos han podido confirmar la presencia de 48 ciervos, 23 renos y 18 bisontes. Una cifra espectacular.

Este agujero abierto en la tierra, esta sima, sirvió de trampa natural donde caían los animales más incautos y desprevenidos. Se descubrió hace poco tiempo, en 2002. Unos cuantos años de excavaciones han proporcionado un material valiosísimo para la ciencia.

En la exposición del Museo de San Telmo —pequeña, clara y muy bien organizada— están recogidos tres esqueletos, uno de cada uno de los animales característicos de aquella época: uno de ciervo, otro de reno y, la estrella de la exposición, el de un bisonte.




La exposición permanecerá abierta hasta el 6 de febrero, de martes a domingo, de 10:00 a 20:00.



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