Editorial |
Hace ya algún tiempo la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes nos ofreció una antología suya que recogía poemas de sus títulos publicados hasta Dulce nadie (2008), pero han pasado unos años y la obra de la autora ha seguido creciendo. Habitable se hacía necesaria.
De su último título, Retirada, José Teruel comenta con acierto: La poeta vuelve sobre lo sobrevivido y lo escrito para afirmar la huida del mundo y de la mezquindad humana, pero no de la poesía. La inevitable descreencia que atraviesa su último título no niega la fe en el lenguaje. El arte, la expresión, es tal vez lo único que nos queda cuando todo a nuestro alrededor se viene abajo.
Tantas veces la escritura se vacía sin entender el músculo que la impulsa. De esa carencia nace la torpe expresión, con o sin retórica.
Otras, la escritura coge el patín y la mano se desborda en yacimiento de la palabra a más. Momento de apresarla sin pudor. Luego habrá que rebajarlo todo, pero está el acopio.
Puede haber un cuerpo extraño en los caminos: la escritura agónica. No se sabe por dónde se pierde en los parajes del decir. Va a rastras, anida en el suelo, ni crece ni se mueve en deseo.
Incontables situaciones en la escritura cuando torpeza, yacimiento, agonía, se agrandan por la falta de instinto y de fe en ella.
He padecido todo esto más lo que olvido ahora.
El padecimiento es la enseña que mostramos para justificar nuestra falta de voz, de vuelo. Tampoco la constancia es merecedora de elogio.
Las ventanas se van cerrando solas. Creo en la retirada.
En la retirada excelsa, al fin. Liberarte como nunca, la cabeza de frente, al son de un destino. Cuando el autor olvida el nombre de sus libros es que no supo rematar la faena, no fue creación, enredó bastante, no supo.
No haber conseguido un ápice de sabiduría poética como lo exigía el reto del mundo. La vereda del adiós va poniendo sus calles: árbol de esfuerzo, árbol de aprendiz, árbol de lo inasible, árbol de un árbol que morirá.
En la retirada me muevo ya como pez que conoce los secretos de las algas para el ocultamiento y segura desaparición.
Ninguna hazaña has ofrecido en la brevedad de tu paso terrícola. Y mira que has buscado con ahínco el sentido de ráfaga que eras de existencia. Pero la tortura de ¿qué es esto, dónde estoy? cortaba el paso a todo lo que enfilabas.
De este buscar has llegado a contemplación, contemplación finalísima.
En este audio de la UNED podéis escucharla en su propia
voz. La presentación y la entrevista corre a cargo de las profesoras Ana Isabel Zamorano Rueda y Rosa María García Rayego.
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