La calle es de doble sentido y con mediana. Hay tráfico fluido y debo acudir a un semáforo. Cambio corriendo de acera y me acerco hasta la persona que creo que es quien es. ¿Juan?, pregunto. Efectivamente, es él. Nos saludamos, intercambiamos unas frases de alegría por el encuentro y le pido una dirección de correo electrónico para seguir en contacto. Él tiene que viajar y pasarán algunas semanas hasta que vuelva. No quiero que este hallazgo se desvanezca en el tiempo.
Nadas más llegar a casa, le mando un correo para que él tenga mi dirección y podamos seguir en contacto. Le comento lo que hago últimamente y la gran alegría que me ha producido el inesperado encuentro. Él me contesta con otro en términos similares, pero más explícitos y mejor trabados. Continúa trabajando entornos que posibilitan la paz. Ahora lo hace en un proyecto que se llama Hebras de paz viva, cuyo punto de partida es ayudarnos de personas que han sido capaces de construir procesos de ayuda al otro en medio del conflicto, aunque ese otro se halle en el "otro bando".
Pero mejor escucháis sus palabras sin intermediarios en una charla de TEDxMADRID.
Gracias, Juan, por seguir defendiendo con la misma ilusión y lucidez que cuando te conocí tu idea de la paz. Te necesitamos.
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