Aspecto parcial de la sala inferior |
En Kutxa Kultur (Tabakalera), hasta el 16 de febrero de 2020.
Realmente la ambientación y la presentación de la exposición responden bien al adjetivo, al menos en dos de sus sentidos: como algo recogido, interno, y como algo que se tiene en gran aprecio. El hecho de que sean fotografías de pequeño formato, que la iluminación esté muy focalizada sobre la obra y que se recorra como los recónditos pasillos de un espacio religioso son factores que contribuyen sobremanera a esa sensación de intimidad.
Posiblemente la primera sorpresa puedan ser los motivos de la fotografía. Quizás alguien pueda esperar encontrarse con vistas generales de las edificaciones del arquitecto catalán; sin embargo, la mayoría de las 120 obras que se exponen recogen aspectos parciales, subjetivos, íntimos, en los que encuadre e iluminación aumentan el carácter emotivo de la fotografía. Buscan atrapar, y ofrecernos, el aspecto más sensitivo de Gaudí.
Como indica el cuadernillo que acompaña a la exposición, tanto la obra fotográfica expuesta como el diseño del montaje expositivo y el catálogo fueron concebidos a la luz y el sonido de la música (...) con la que Gaudí hubiera sentido afinidad emocional y estética, la de Federico Mompou. No estaría de más recorrer la exposición con las Impresiones íntimas del músico descargadas e ir escuchando el piano mientras os dejáis seducir por las formas.
Como indica el cuadernillo que acompaña a la exposición, tanto la obra fotográfica expuesta como el diseño del montaje expositivo y el catálogo fueron concebidos a la luz y el sonido de la música (...) con la que Gaudí hubiera sentido afinidad emocional y estética, la de Federico Mompou. No estaría de más recorrer la exposición con las Impresiones íntimas del músico descargadas e ir escuchando el piano mientras os dejáis seducir por las formas.