viernes, 22 de agosto de 2025

TESS, LA DE LOS D' URBERVILLE, Thomas Hardy

Ejemplar de la B. Central
Thomas Hardy (1840-1928) comenzó a escribir novelas en la década de 1870, en el epicentro de la época victoriana. Las dos primeras las publicó de forma anónima (la gente creía que eran de George Eliot). Lejos del mundanal ruido (1874) le proporcionó reconocimiento y durante tres décadas siguió escribiendo novelas, hasta Jude el oscuro (1976), su última obra narrativa. A partir de ahí se dedicó solamente a la poesía. Quizás algo tuviera que ver el hecho de que la crítica subrayara continuamente su visión pesimista de la vida.

Dos palabras sobre esto de su pesimismo. Hardy es un agnóstico que participa de la visión científica de su época sobre el universo y la sociedad, pero no cree que el proceso industrial y el maquinismo puedan traer consigo una mejoría al ser humano. Está convencido de que el fatalismo domina nuestro devenir y de que no hay nada que pueda ayudarnos. Todo lo maneja el ciego azar. Ya lo dejaba bien claro en un poema de juventud, Hap - Azar:  

La burda Casualidad obstruye el sol y la lluvia,

y el Tiempo tira los dados y lanza un gemido en lugar de alegría...

En mi peregrinar esos miopes augures

han sembrado por igual felicidad y sufrimiento. 

(Traducción: Xandru Fernández).

Esto lo vemos muy bien en el impresionante novelón que es Tess, la de los d'Urberville, donde la joven protagonista (por cierto, una de las heroínas femeninas más atractivas y magnéticas de la literatura del XIX) es vapuleada por el ciego sino, además de por las costumbres de la época y por dos hombres (uno que solo busca aprovecharse de ella; otro que, aunque la quiere, es incapaz de entenderla o, para ser más preciso, tiene demasiado miedo al qué dirán y a su obsoleta moral). Tal y como dejó apuntado el historiador de la literatura inglesa Pujals, la novela es una obra impresionante en la que se muestra la inexorable fatalidad persiguiendo a una "mujer pura" hasta su aniquilamiento. Dicho esto, y sabiendo que la fatalidad conduce el desenlace, no quiero dejar de resalta el sublime final entre las piedras de Stonehenge, de una abrumadora grandeza propia de las tragedias de Shakespeare, pero mucho más delicadamente contado.   

Una historia tan sobrecogedora como bella e infausta, llena de aciertos narrativos, escrita con gran sutileza y sensibilidad, mas no apta para quienes no soporten leer de forma continuada lo dura y amarga que puede ser la vida en ocasiones. Hará las delicias de los amantes de la novela decimonónica, los que aún sufren el mal del siglo o el dolor del modernismo.  

*** 



Fuente: Wikipedia
Mapa de los conflictos armados en curso (número de muertes violentas en el año actual o anterior):      Guerras mayores (10 000 o más). Palestina, Ucrania, Sudán, Etiopía, Myanmar (Birmania).      Guerras menores (1 000–9 999).      Conflictos (100–999).     Escaramuzas y enfrentamientos (1–99).

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