miércoles, 24 de mayo de 2023

UN LIBRO, UN POEMA (Arthur Rimbaud)

Librerías con ejemlares

#unlibrounpoema

Este volumen de la revista de poesía editado magistralmente por tf. editores es mucho más que un libro de poesía. Además de una pequeña, eso sí, antología de poemas, contiene todo tipo de documentos de y sobre Rimbaud: cartas suyas o dirigidas a él, fotografías, dibujos y todo lo necesario para obtener una idea generosamente eficaz de uno de los poetas más influyentes de laliteratura francesa.

La edición corrió a cargo de Gonzalo Armero. Lola Martínez de Albornoz se encargó de la documentación, coordinación y cuidado de los textos. Las traducciones son de: Julia Escobar, Malika Embarek, Mª Teresa Gallego, José Luis Checa, Juan Abeleira, Mauricio Bacarisse, Gonzalo Armero, Vicente Gaos, José Luis López Muñoz, Lola Martínez de Albornoz, Aurora Nolla, Aníbal Nuñez, Elisa Saiz de Zäsca, Alfredo Terzaga, Guillermo de Torre y Mario Vargas Llosa.

Si lo encontráis, haceos con él.

 

ALQUIMIA DEL VERBO

 

Me toca a mí. La historia de una de mis locuras.

Llevaba mucho tiempo jactándome de todos los paisajes posibles y encontrando irrisorias las celebridades de la pintura y de la poesá moderna.

Me gustaban las pinturas bobas, dinteles, decorados, telones de saltimbanquis, letreros, estampas populares; la literatura pasada de moda, latín de iglesia, libros eróticos sin ortografía, novelas de nuestras abuelas, cuentos de hadas, libritos infantiles, óperas viejas, estribillos sandios, ritmos ingenuos.

Soñaba con cruzadas, viajes de descubrimientos nunca relatados, repúblicas sin historias, guerras de religión sofocadas, revoluciones de costumbres, desplazamientos de razas y de continentes: creía en todos los hechizos.

¡Inventé el color d elas vocales! A, negro; E, blanco; I, rojo; O, azul; U, verde. Regulé la forma y el movimiento de cada consonante y, con ritmos instintivos, me jacté de inventar un verbo poético accesible, algún, a todos los sentidos. Me reservaba su traducción.

Primero fue un esbozo. Escribía silencios, noches, anotaba lo inexpresable. Fijaba vértigos.

*

La antigualla poética tenía mucha importancia en mi alquimia del verbo.

Me acostumbré a la alucinación simple: veía muy claramente una mezquita en lugar de una fábrica, una escolanía de tambores formada por ángeles, calesas en los caminos del cielo, un salón al fondo de un lago; los monstruos, los misterios; un título de vodevil componía espantos ante mí.

¡Luego explicaba mis sofismas mágicos con la laucinación de las palabras!

Acabé encontrando sagrado el desorden de mi espíritu. Estaba ocioso, preso de una pesada fiebre: envidiaba la felicidad de los animales, ¡las orugas, que representan la inocencia de los limbos, los topos, el sueño de la virginidad!

 

De Una temporada en el infierno. Traducción: Julia Escobar.

 ***


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