Podría empezar diciendo que esta novela no es una novela, o que es literatura de mujeres —¿feminista, quizá?— que pueden leer muy a gusto los hombres, o que quiere ser un texto reivindicativo que no reivindica nada, o que...
Diez mujeres es el relato de la vida de lo que el título dice. Nueve son pacientes de la psiquiatra que las ha convocado y la décima es la propia terapeuta. A parte de eso, las diez son mujeres y nos van a ofrecer una mirada femenina sobre la sociedad, sus relaciones y sus vidas.
Pero no es una novela en el sentido clásico, es decir, no es una narración en la que se produce una relación entre los hechos que se narran y, por lo tanto, un desenlace y unas consecuencias. Son, en todo caso, diez cuentos autónomos, diez relatos breves. El hecho de que formen parte de un mismo libro es algo absolutamente indiferente. Se podrían haber presentado independientemente, de dos en dos o de cinco en cinco y funcionarían igual. Lo mismo se puede decir de por qué diez retratos y no seis o veinticuatro.
Podría pensarse que, declarándose como se declara la autora feminista y siendo el relato una historia de diez mujeres, se tratara de una obra reivindicativa de los derechos de la mujer. Yo diría que tampoco. Sí es cierto que hay todo un universo femenino, pero no percibo reivindicación ninguna, salvo las ganas de contar la vida de diez mujeres de condición diversa.
Sea como fuere y quiera ser lo que quiera esta propuesta de Marcela Serrano, el libro se lee bien y aunque al finalizarlo a mí me queda esa sensación de haber visto cromos sueltos sin relación unos con otros, la verdad es que la autora tiene un buen dominio de la escritura: es limpia y ágil.
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