El personaje principal es Cota, admirador de Ovidio, que viaja a Tomis (ahora Constanza) para averiguar si son ciertos los rumores de que Ovidio ha muerto. La ciudad, y aquí está el toque original de la obra, es una ciudad poblada por los personajes de la obra de Ovidio. Todo en ella resulta un tanto oscuro, opresivo y agobiante, como el invierno que dura dos años en la historia. Gracias a Eco, Cota empezará a intuir qué es lo que ocurre. Las transformaciones (metamorfosis) se suceden hasta que la propia ciudad desaparezca para ser ocupada por la naturaleza.
Esto, como comprenderéis, no es nada más que una pincelada. La novela es compleja y está muy bien trabajada. Los planos temporales, la época de Ovidio y la actual, se mezclan a menudo. Los flashbacks, las escenas retrospectivas, son utilizados para contar la vida del clásico y sus problemas, hasta recibir el castigo del destierro por parte del emperador. Los personajes son, efectivamente, los de la obra del escritor latino —un Repertorio ovidiano al final del libro sirve de guía por si alguien se pierde o requiere aclaraciones—.