Atención a la referencia a Magritte. Haced clic y ampliad. |
Hasta el 16 de octubre estará abierta la exposición retrospectiva de Jesús Mari Lazkano en la sala KuboKutxa de San Sebastián. Es una exposición organizada cronológicamente, lo que permite ver la evolución del artista a lo largo de su vida. Como suele ser habitual en esta espléndida sala, el primer espacio se reserva para sus pequeños trabajos —me refiero al formato—, lo que ya nos da una perspectiva bien definida de lo que nos espera en las salas grandes.
La obra de Lazkano me atrae especialmente por su mezcla de realismo, magia y poesía. Me atrevería a clasificarlo como hiperrealismo metafísico, a costa de ser inexacto, porque aglutina la limpieza y la definición de un realismo extremo, la descontextualización de los objetos representados y la ayuda textual de los títulos para ir más allá de lo que vemos y provocar una reflexión sobre el medio en el que vivimos. De ahí el título de esta entrada.
Lazkano nos hace disfrutar con la belleza de sus espacios arquitectónicos exquisitamente precisos, sus espacios naturales mejestuosos y detallistas, sus alusiones veladas —y no tan veladas— a la historia del arte, del diseño o del consumo. Nos hace disfrutar del formato amplio y majestuoso. Y nos lleva por caminos un poco más exigentes, y que acaso requieran un mayor atención cuando miramos, con el escrupuloso cuidado de los detalles, la descontextualización y los títulos de las obras.
La exposición sola ya merece un viaje hasta Donostia. Todo un acierto de los programadores de la sala.
Tenéis fotografías de mayor calidad y definición que las mías en las páginas del propio autor y de la sala de exposiciones. Ambas están enlazadas con los nombres correspondientes en el primer párrafo.