martes, 22 de julio de 2025

LA MAURESQUE, LA CASA DE SOMERSET MAUGHAM


La Mauresque

Hasta hace relativamente poco tiempo esta fachada de la vila La Mauresque era imposible, excepto si se tenía una barca. En la actualidad, gracias a la pasarela que lleva desde el parque y la zona deportiva hasta el pequeño puerto de Caneta, puede casi tocarse con la mano. 

En su origen, aquí se construyó una villa en estilo más o menos árabe (eran lo gustos exóticos de la época) para el capellán de Leopoldo II, Felix Charmettant. Posteriormente, en 1927, fue remodelada por el arquitecto americano Barry Dierks para servir como residencia habitual del novelista británico Somerset Maugham, y así fue hasta el fallecimiento del escritor en 1965.

Durante esa época, por ella pasaron grandes personajes como Churchill, los duques de WindsorT. S. EliotH. G. WellsRudyard KiplingIan FlemingNoel Coward o Virginia Woolf.

En 1967, la compra por parte de la estadounidense Lynn Wyatt hizo que sufriera nuevos cambios y se que se modificara tanto la fachada como el interior. Hoy es una residencia privada, eso sí, catalogada como un elemento del patrimonio cultural desde 2008.

A su lado se encuentra la que fue casa del escritor Pierre Loti, otro aficionado a la Bahía de Chingudi. Pero esa es otra historia.




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lunes, 21 de julio de 2025

CHAMBORD

 #descubriendoFrancia

Chambord es, según dicen guías y folletos varios, el castillo más grande y más visitado del Loira. Algunas cifras: 426 dormitorios, 282 chimeneas, 77 escaleras, entre ellas la famosa escalera de caracol cuyo diseño, se dice, fue obra de Leonardo, aunque este ya había muerto cuando se comenzó la obra. Y si os da por contar las salamandras distribuidas por paredes, techos y mobiliario, deberíais pasar de las trescientas; en muchas ocasiones, acompañada de la F de Francisco, para que no quede duda. La salamandra es el símbolo que escogió Francisco I.

Más cifras: el castillo de Chambord está enclavado en un parque-bosque de dimensiones descomunales, tiene 32 kilómetros de perímetro (incluye una reserva nacional de fauna y caza). Dicen, y desde luego no voy a comprobarlo, que es el mayor parque de Europa. Buena parte de él, no todo, se puede recorrer. Incluso en el estanque rectangular que se encuentra en la trasera del castillo se pueden alquilar barquitas para pasear. También se pueden alquilar uno de esos carritos que se utilizan en los campos de golf.

A Chambord, por tanto, se puede ir para visitar la arquitectura renacentista, para ver la exposición temporal que se suele colocar en una de las alas del piso superior, para recorrer los inmensos jardines, para hacer pícnic y pasar el día completo, para ver algún evento festivo (cuando yo estuve había algunas zonas cerradas al público porque se estaban instalando gradas y escenarios para la celebración del 14 de julio), o se puede ir para todo ello.






Un par de fotos de la exposición del monje coreano Kim En Joong, artista y hombre de religión, que vivió buena parte de su vida en Francia. Curiosamente, la mayor parte de las obras expuestas en Chambord habían estado expuestas en Chartres cuando pasé por allí hace dos años. No me importó en absoluto, porque es una obra que me gusta mucho.





Los jardines, por supuesto, muy civilizados y muy simétricos, es decir, tan franceses como la misma bandera.










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domingo, 20 de julio de 2025

E LUCEVAN LE STELLE, Puccini


Situémonos: el protagonista, un pintor de nombre Mario Cavaradossi, está enamorado de la cantante Tosca. A su alrededor se ha urdido una complicada intriga de ambición y traición, que ha dado con él en la cárcel. Ahora está esperando el momento de ser ajusticiado y le  acaban de decir que le queda una hora de vida. Es el momento en que canta:

Desapareció para siempre mi sueño de amor.
Pasó el tiempo ¡y muero desesperado!,
Nunca he amado tanto la vida, ¡tanto la vida!

Pura emoción. 

En su tiempo,  Puccini si hubiera habido listas de éxitos habría sido el número uno. No había ópera que escribiera que no tuviera uno o más temas que se repitieran por todo el mundo. Este fue uno de ellos.

Interpretan: Plácido Domingo y la New Philharmonia Orchestra, dirigida por Bruno Bartoletti.

Que la música os sea favorable. 

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sábado, 19 de julio de 2025

AUGUSTE COMTE

Ubicación


 El siglo XIX en Francia, como prácticamente en toda Europa, es un siglo convulso: fin del imperio napoleónico, procesos revolucionarios de 1830, 1848 y 1871; puesta en marcha de la revolución industrial (primera y segunda); profundos cambios sociales que van a alterar las costumbres de la población; agitada vida intelectual y artística, que ahondará la división entre quienes se inclinan por una concepción espiritualista y metafísica y quienes lo hacen a favor de una interpretación más racional y positiva. En este contexto surgen las ideologías revolucionarias (anarquismos, socialismos utópicos y socialismo científico). 

En el terreno del pensamiento filosófico aparece el positivismo, opuesto al idealismo, si bien buena parte de los fundamentos de su pensamiento ya se habían hecho presentes desde la antigüedad. Y va a ser Auguste Comte (1798-1857) quien dé nombre y sistema a lo que hoy conocemos como filosofía positivista. 

El positivismo rechaza la metafísica y se asienta sobre el conocimiento de los fenómenos; confina, pues, la filosofía al ámbito de los hechos, a cuanto nos es dado conocer de forma positiva, para intentar ordenarlos según leyes, a partir de las cuales podamos prever futuros fenómenos (Savoir pour prévoir - saber para prever). Para el positivismo (como para la ciencia en general) no tiene sentido preguntarse por la esencia de un hecho ni por su causa. No le interesan los porqués sino los cómos.

Tal vez la mayor aportación de Comte al pensamiento filosófico, histórico y sociológico (y, por eso mismo, la idea más citada de su obra) sea la ley de los tres estadios, el metafísico, el teológico y el positivo, que me permito citar aquí. Está recogida en el Curso de filosofía positiva, comenzado a redactar en 1830:

Estudiando el desarrollo total de la inteligencia humana en sus diversas esferas de actividad, desde su primer vuelo más simple hasta nuestros días, creo haber descubierto una gran ley fundamental, a la cual se ha sujetado por una necesidad invariable y que me parece poder estar sólidamente establecida, bien sea por las pruebas racionales que suministra el conocimiento de nuestra organización, bien sea por las verificaciones históricas resultante de un examen atento del pasado. Esta ley consiste en que cada una de nuestras principales concepciones, cada rama de nuestros conocimientos, pasa sucesivamente por tres estados teóricos diferentes: el estado teológico, o ficticio; el estado metafísico, o abstracto; el estado científico, o positivo (...). 

En el estado teológico, el espíritu humano, que dirige esencialmente sus investigaciones hacia la naturaleza íntima de los seres, hacia las causas primeras y finales de todos los efectos que le impresionan, en una palabra, hacia los conocimientos absolutos, se representa a los fenómenos como resultados de la acción directa y continua de agentes sobrenaturales más o menos numerosos cuya intervención arbitraria explica todas las aparentes anomalías del universo.

En el estado metafísico, que en el fondo no es más que una simple modificación general del primero, los agentes sobrenaturales son reemplazados por fuerzas abstractas, verdaderas entidades (abstracciones personificadas) inherentes a los diversos seres del mundo, y concebidas como capaces de engendrar por ellas mismas todos los fenómenos observados, cuya explicación consiste entonces en asignar para cada uno de ellos la entidad correspondiente.

Finalmente, en el estado positivo, el espíritu humano, reconociendo la imposibilidad de obtener nociones absolutas, renuncia a buscar el origen y el destino del universo y a conocer las causas íntimas de los fenómenos, para aplicarse únicamente a descubrir, por el uso bien combinado del razonamiento y la observación, sus leyes efectivas, es decir, sus relaciones invariables de sucesión y de similitud. La explicación de los hechos, reducida ahora a sus términos reales, no es ya más que la relación establecida entre los diversos fenómenos particulares y algunos hechos generales cuyo número tiende a reducir día a día el progreso de la ciencia.

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viernes, 18 de julio de 2025

WALLACE COLLECTION

Margaret, condesa de Blessington, Th. Lawrence
Escribió Conversations of Lord Byron.

Página oficial de la Colección Wallace. Todas las obras que aparecen aquí podéis verlas con mejor calidad en la página oficial del museo.




La guía de Londres de la National Geographic de 2015 dice: La casa fue construida para el duque de Manchester en 1777, pero fueron cuatro generaciones de entusiastas del arte de la familia Hertford quienes crearon la colección. El primer marqués compró los Canaletto y el segundo los Gainsborough. El tercero añadió la porcelana de Sèvres y los lienzos holandeses, y el cuarto compró obras de Fragonard, Watteau y Boucher, el mobiliario y también ordenó construir la escalera parisina. Su hijo ilegítimo y heredero, Richard Wallace, renovó la casa y añadió mayólica italiana, armaduras renacentistas, bronces y oro. Su viuda donó al Estado tanto el edificio como la colección. Hertford House es una delicia para los amantes del arte. La colección distribuida en las 28 salas que la componen, muchas de las cuales han sido renovadas con elaborados murales dorados y de seda, cuenta con pinturas, muebles y porcelana francesa del siglo XVIII (muchos de Madame de Pompadour y de la reina María Antonieta) y pinturas de Tiziano, Canaletto, Guardi, RembrandtGainsborough, Hals (El caballero sonriente, 1624) y Fragonard (El columpio, 1767). Además, alberga la extraordinaria colección de armaduras y maravillosos tesoros del Renacimiento, así como porcelana de Limoges y vidrio veneciano. En la planta superior, a la que se accede por una ostentosa escalera doble, se pueden admirar las pinturas de Boucher.

Es decir, la Colección Wallace es una estupenda colección de la que podemos disfrutar gratuitamente y que no conoce demasiada gente, porque los grandes museos londineses y otros atractivos de la ciudad tapan con su fama lo que esta casa esconde en su seno. Es cierto que al no ser un gran museo y no disponer de grandes espacios, los óleos se amontonan en un pequeño espacio, pero todo es sentarse en alguno de los asientos de las salas y abstraerse del entorno para disfrutar tranquilamente de la belleza convenientemente individualizada. Aquí tenéis algunas, juzgad si merece una visita (y sin agobio de gente): 

Perseo y Andrómeda, Tiziano.

Venecia: Vista del la Bahía de San Marcos desde el Canal de la Giudecca. Canaletto.

Venecia: Bahía de San Marcos desde San Jorge el Mayor. Canaletto.

La infanta Margarita, Velázquez.

El rapto de Europa, Tiziano.

Mujer pelando manzanas, Pieter de Hooch.

El ama de casa escuchando (la fisgona), Nicolas Maes.

El centurión Cornelio, atribuida a Rembrandt.

Escena de juego en una posada, Teniers.

Los encantos de la vida, Watteau.

El columpio, Fragonard. 
(Los puntos blancos son reflejos de la lámpara de la sala)

La niña de las fresas, J. Reynolds.

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jueves, 17 de julio de 2025

RETRATOS DE AMANTES ( Mazzafirra), 18

Judith con la cabeza de Holofernes, Cristofano Allori. Fuente: Wikipedia. 


La escena en breve: Holofernes, general de Nabucodonosor, sitía y logra que Betulia se rinda. Judith no está dispuesta a que la ciudad sea dominada por los asirios. Prepara una cena para el general y sus jefes. Cuando ya están todos ahítos y medio borrachos se van a dormir. Ella permanece en la tienda del general con su criada a quien le dice que permanezca vigilante en la puerta. Cuando Holofernes es vencido por el sueño, Judith le corta cabeza. 

La escena fue muy repetida por los artistas del renacimiento y del barroco. Tal vez la más conocida sea la de Caravaggio. A mí esta me parece más interesante por un par de detalles que enseguida comentaré, aunque son coetáneas y tienen muchos elemntos en común, incluida la enorme calidad técnica y el absoluto dominio del dibujo y la composición.

El primer detalle que me llamó la atención cuando la vi por primera vez fue la superposición de dos triángulos para encajar los elementos que vemos en el óleo. El primero, el más vistoso, es el que forma la vestimenta de Judith; es un triángulo cuya base está abajo y en él se enmarcan los ricos ropajes de vivos colores que dan luz a la escena. El segundo es un triángulo invertido formado por las cabezas de Judith, Abra y Holofernes. Un detalle tardomanierista que subraya el dramatismo de la escena y que, acaso, remita de forma inconsciente a la historia interna del artista y su amante.

Y es que esta sección va de retratos de amantes, y lo que aquí estamos viendo son tres retratos. El principal, el de Judith, es el retrato de Mazzafirra, amante de Allori (cuyo rostro vemos a través del degollado Holofernes), y el de la sirvienta Abra es el de la madre de Mazzafirra. Si tenemos en cuenta que la relación entre Mazzafirra y Allori fue bastante problemática y pródiga en conflictos, y si además sabemos que en 1613, año en que se pintó esta obra, ella ya le había dejado, podríamos interpretar el óleo como un registro sentimental del derrotado Allori en las lides del amor. 

Incluso podríamos ir más lejos y decir que los rostros nos están contando su propia historia, su historia interna: un Allori vencido y resignado a su abandono, una madre que no termina de creerse la actuación de su hija y una Mazzafirra, tal vez no tan segura de sí misma y de su decisión que nos mira con cierta nostalgia. Todo ello subrayado por el triángulo que entrelaza personajes en una inquebrantable geometría y un fuerte claroscuro que acentúa el dramatismo de la escena. 

Puestos a imaginar, las escenas ¿religiosas? dan para ir muy lejos. Y eso, sin recurrir a Freud.

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miércoles, 16 de julio de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Matsuo Bashō)



[Tengo el ordenador en el hospital, lo que quiere decir que estoy componiendo esta entrada con el teléfono. Es una tortura. Espero que las horas invertidas para sacarla adelante merezcan la pena].

Carlos Rubio escribe en su esclarecedor Claves y textos de la literatura japonesa: En oposición a la hojarasca difícil de sus dos predecesores (se refiere a Nishiyama Sōin y Matsunaga TeitokuMatsuo Bashō (1644-1694) nos habla del viejo estanque donde salta una rana, de un cuervo posado en una rama seca, de hierbas de verano que crecen en un antiguo campo de batalla. Va a establecer un estilo personal conocido como el shõfu y desplegado en seis antologías cuya esencia no será el uso del haikai como simple artificio verbal, sino como una expresión hondamente lírica; una hondura paradójicamente canalizada en un ideal estético que Bashō llamará al final de su vida karumi o "ligereza". En el plano formal, Bashō establece de los tres primeros versos del renga —el llamado hoku— una forma estrófica independiente que doscientos años después será conocida como haiku. Diecisiete sílabas repartidas en tres versos sin rima de 5, 7 y 5 sílabas cada uno.

Este librito de Alianza, anteriormente editado por Satori, recoge 69 haikus de entre aquellos que no habían sida ya traducidos por Octavio Paz, Antonio Cabezas, Vicente Haya o Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala, traductor de la selección que aquí se presenta. Se trata de una edición bilingüe en cuyas páginas pares aparece el texto japonés y las impares son utilizadas para la traducción al castellano (arriba) y un breve pero muy valioso comentario (abajo) sobre el haiku traducido, tal y como puede verse en estas fotografías de las páginas 46 y 47. 



Consecuentemente con lo dicho en las líneas anteriores, en esta antología no vais a encontrar el más famos haiku de cuantos se han escrito en la historia de los haikus. Remito al título El haiku japonésde Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala, no tanto para que lo podáis leer allí, sino por la estupenda y esclarecedora anécdota que recoge en las páginas 78 y 79. 

Y ahora un par de haikus más 

Grácil sauce dormido:
sueña que tiene alma
de ruiseñor.



Cae y cae el rocío;
¿qué tal si yo lo usara
para limpiar el mundo?

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