Esta hoja seca no es una hoja muerta,
es, más bien, inmortal en su caída,
cuando el vivo destello de su lumbre
se anticipa al otoño en profecía.
Y es hoja sola, aparte, separada
de las demás aunque con ellas siga
a rastras por el aire o en el suelo
pudriéndose en la tierra humedecida.
La verde oscuridad de su esperanza
la volvió, al fin, de luz para sí misma:
porque en su soledad de llama arde
y se consume eternamente efímera.
Del otoño y los mirlos, 1962. Poesías completas I (p 379)
Y un excelente programa de la serie Documentos de rne sobre su vida con muchas grabaciones de la voz del poeta:
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