Hay algunos poetas que me acompañan más que otros. Algunos, incluso, se quedan a vivir conmigo una vez descubiertos. Y los releo una y otra vez. Uno de esos es el gran Walt Whitman. Especialmente el que conocí en esa presentación contundente y compacta de ediciones Mayol Pujol, traducido por Francisco Alexander.
Sin embargo, no lo menciono hoy por sus valores poéticos, por su gran y hermoso verso, por su decir ancho y democrático. Hoy está aquí porque, en ocasiones, me entran ganas de perderme en el país de los houyhnhnms y perder de vista por algún tiempo a los yahoos. Pero como no lo voy a hacer, ni tampoco voy a realizar una cita completa de la Parte Cuarta de Los viajes de Gulliver, dejo aquí el comienzo del poema 32 del Canto a mí mismo, que me parece más eficaz y más a tono para expresar mi opinión.
Me parece que yo podría vivir con los animales: son tan plácidos y retraídos,
Me detengo a contemplarlos largamente.
No protestan, no se quejan de la situación,
No andan desvelados en la obscuridad ni lloran por sus pecados,
No me exasperan hablándome de sus deberes para con Dios,
No hay ninguno que no esté satisfecho, no hay ninguno que esté poseso de la manía de poseer,
No hay ninguno que se prosterne ante otro, ni ante los otros de su especie que vivieron hace miles de años,
No hay ninguno que sea respetable o desgraciado sobre el haz de la tierra.
Pues eso.
"El espacio puede tener un horizonte y el tiempo un final, pero la aventura del aprendizaje es interminable". Timothy Ferris. La aventura del Universo.
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Buenísimo poema y qué bello mensaje transmite. Conecta mucho con mi sensibilidad para con los animales. Nos enseñan tanto, cuando somos capaces de pararnos y observarlos. Yo tuve perro y ahora, desde hace 8 meses tengo una gatita que me está desvelando los misterios de los mininos. Paso muchos pequeños momentos, plácidamente contemplándola, observándola, compartiendo. Pues eso, como tú dices.
ResponderEliminarGracias Jesús. Un saludo.