La novela se lee bien, tiene una escritura ágil y eficaz, un estilo efectivo y directo, adornado con muy pocas descripciones. Los personajes secundarios están muy bien diseñados, son creíbles y potencian el carácter del protagonista.
La historia que se cuenta tiene peso específico y, como está bien narrada, hace que nos sumerjamos en ella a medida que avanza el relato de la caída en el infierno del protagonista. En realidad, es una historia simple que se desarrolla a partir de una decisión equivocada. Esta decisión lleva a otras cada vez peores en las que queda atrapado el joven maestro que protagoniza la novela.
Estamos ante un relato que se mueve entre la crónica de suspense, el realismo costumbrista, el análisis psicológico, la reflexión sobre la libertad y el azar, y la fe en la capacidad humana para salir de una situación difícil..., aunque sea por casualidad.
De cuantas frases publicitarias utiliza la editorial para atraer al lector, comparto totalmente la del escritor J.M. Coetzee: "Un inquietante clásico de la literatura australina". Ciertamente inquietante, pero si agradecéis los finales felices, esta novela lo tiene.
la buscaré en la biblioteca.
ResponderEliminarTiene pinta de ser un buen libro para la playa...
besos.
diego
Ya te lo paso yo, Diego. Al fin y al cabo, es una novela y éstas no ando consultándolas una vez que las he leído.
EliminarUn abrazo.