Toda la nación llora su pérdida.
Los informativos ilustran sin descanso
los pasajes más sobresalientes de su vida
sin dejar de intercalar algún episodio tierno y conmovedor.
Al atardecer hemos sabido
que las autoridades le concederán a título póstumo
una prestigiosa medalla
que subraye su valor.
Las banderas de todos los centros oficiales
ondean ya a media asta.
Mañana será día de luto oficial.
Pregunto por sus hazañas
y descubro
que además de haber nacido
y haber tenido que enfrentarse a la vida
durante 25 años
(lo que no es ninguna tontería),
una desafortunada maniobra,
o quizá un brevísimo descuido al volante,
hizo que el destino
convirtiera en mortal el accidente;
al oficial, en héroe.
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