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domingo, 25 de marzo de 2018

AVENTURAS DE UN CADÁVER

Stevenson es el autor de algunas de las aventuras juveniles más exitosas de la historia de la literatura, como La flecha negra, La isla del tesoro o El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hide. Menos conocida, pero no menos divertida, es esta sátira detectivesca que mantiene el interés hasta el último momento, y que goza de una extraordinaria actualidad gracias, sobre todo, a esa mezquina ambición que sentimos por el dinero.

Aventuras de un cadáverThe Wrong Box, fue escrita en colaboración con Lloyd Osbourne, hijastro de Stevenson. Es una historia cómica de malentendidos, intentos de fraude, identidades falsas y otros percances donde se nos cuentan las peripecias de los hermanos Joseph y Masterman Finsbury, quienes cuando eran niños ingresaron en una tontina junto con otros 37 niños una suma de dinero que deberá cobrar la última persona que quede con vida del grupo.


Stevenson, auténtico maestro en el manejo de los hilos narrativos, hace borrosos los límites entre lo que es realidad y lo que es fantasía en este divertido e irónico relato, y de paso nos ofrece una reflexión sobre el apego al dinero de los seres humanos. Altamente recomendable para llevarla en el bolsillo allá donde vayáis de vacaciones estos días. Y si no podéis disfrutar de unos días de descanso, para descansar del trabajo.

Por supuesto, se hizo película de la novela —está en inglés—.

martes, 14 de febrero de 2017

JEKYLL and HYDE, una estupenda adaptación sonora

El extraño caso del Dr Jekyll y Mr Hyde es uno de los trabajos más conocidos de R. L. Stevenson y una atractiva fábula sobre el conflicto entre el bien y el mal. 

El mal además (que constituye la parte letal del hombre, por lo que debo creer aún) había impreso en ese cuerpo su marca de deformidad y corrupción. Sin embargo, cuando vi esa imagen espeluznante en el espejo, experimenté un sentido de alegría de alivio, no de repugnancia. También aquél era yo. Me parecí natural y humano. A mis ojos, incluso, esa encarnación de mi espíritu pareció más viva, más individual y desprendida, del imperfecto y ambiguo semblante que hasta ese día había llamado mío. Y en esto no puedo decir que me equivocara. He observado que cuando asumía el aspecto de Hyde nadie podía acercárseme sin estremecerse visiblemente; y esto, sin duda, porque, mientras que cada uno de nosotros es una mezcla de bien y de mal, Edward Hyde, único en el género humano, estaba hecho sólo de mal

Aunque generalmente sus novelas suelen incluirse dentro de la categoría de juveniles —nos cuentan una aventura, utilizan técnicas sencillas, los personajes están bien delimitados y cada uno cumple una función, son inteligibles a todas las edades—, pueden ser leídas con provecho por cualquier adulto. Además, como prolífico escritor que fue, no solo se ocupó de la narración, sino que también trabajó  otros géneros.

Pues bien, con esta obra el equipo de Ficción sonora ha realizado una adapatación libre que ofrecieron en directo el jueves pasado. Con el guión de Alfonso Latorre y la dirección de Benigno Moreno el equipo de actores y actrices hizo un brillante trabajo. 

Tal vez el cambio más llamativo sea el relativo al escenario. Mientras que la historia de Stevenson transcurre en la Inglaterra victoriana, la adaptación que se nos ofrece tiene lugar en la Alemania de los años 30. Y funciona muy bien.


Los protagonistas principales están en la voz de Pedro Casablanc y Aitana Sánchez Gijón.


sábado, 13 de enero de 2024

ELIZABETH BARRETT BROWNING (POESÍA VICTORIANA)

Editoriales: Alba, Cátedra
En los manuales de literatura se suele tomar el año 1832 como la fecha que marca la división entre el romanticismo y la época victoriana. Aquel año moría Walter Scott y ya no existían ni Keats ni Shelley ni Byron. Los poetas más destacados de este período van a ser Tennyson, Browning, Elizabeth Barrett, Arnold, FitzGerald, los prerrafaelistas (D. G. Rossetti, Morris, Swinburne, Ch. Rossetti), Patmore, J. Thomson, [Hopkins], F. Thompson y Meredith (R. L. Stevenson y O. Wilde son mucho más conocidos como novelistas y como dramaturgos). 

Pero lo cierto es que el siglo XIX es el siglo del estallido de la novela en toda Europa y si preguntáramos en la calle por esos nombres, seguro que solamente les iban a sonar los dos últimos, Stevenson —La isla del tesoro, El extraño caso del Dr Jekyll y Mr Hyde— y WildeEl retrato de Dorian Gray, La importancia de llamarse Ernesto, El príncipe feliz—. Al que habría que añadir otro nombre todavía con mayor proyección internacional, Charles Dickens, a quien debemos atribuir el dudoso gusto de inventar el afectado sentimentalismo navideño.

Para contextualizar la poesía que se practicó durante la época del largo reinado de la reina Victoria (1837-1901) conviene señalar algunas características que Pujals recoge en su Historia de la literatura inglesa

  • Interés por las mejoras sociales y un fuerte sentido humanitario.
  • Cierta satisfacción derivada del incremento de la riqueza propiciada por el desarrollo industrial y científico.
  • Sentido muy acusado del deber, lo que favorece la aceptación de la autoridad y una insuficiente práctica del humor.
  • Falta de innovación y experimentación poética, a cambio de búsqueda de la perfección.
En ese contexto intelectual y social se desarrolla la obra Elizabeth Barrett Browning, de la que solamente existen traducciones al castellano de Los sonetos del portugués y Aurora Leigh. La última traducida hace solamente cinco años en Alba editorial y hace tres años en Ediciones Cátedra. Es, sin duda, la obra más ambiciosa de la autora. Se trata de una novela en verso blanco, donde se desarrollan las ideas de la propia Elizabeth sobre la vida y el arte a través de la protagonista. Quien haya leído Jane Eyre se dará cuenta de que son obras en las que se concitan los mismos problemas y se ofrece una interpretación del mundo muy similar. No en vano estamos hablando de la misma época y de la misma sociedad. 

*** 


viernes, 26 de octubre de 2018

WILLIAM ERNEST HENLEY

William Ernest Henley no es uno de esos poetas que aparezcan en los manuales de historia de la literatura universal editados en español. Que yo sepa, tampoco existe ninguna traducción al castellano de ninguno de sus poemarios. Sin embargo, gracias al cine sí se conoce el que hoy es el poema más emblemático del autor, Invictus, y que hoy conocemos como el poema que acompañaba a Nelson Mandela durante su larguísima estancia en la cárcel y le daba ánimos. En cuanto lo leáis, entenderéis por qué:

Más allá de la noche que me cubre,
negro como el pozo de polo a polo,
doy gracias a los dioses que puedan existir,
por mi alma inconquistable.

En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado, ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.

Más allá de este lugar de cólera y lágrimas,
donde yacen los horrores de la sombra,
sin embargo, la amenaza de los años
me encuentra, pero me encontrará sin miedo.

No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigos la sentencia,
yo soy el amo de mi destino,
Soy el capitán de mi alma.


                       Versión ofrecida por Wikipedia.

La película lo presentaba así:



Aunque su poesía fue admirada en su tiempo y su amigo R. L. Stevenson le tenía en gran aprecio como escritor, e incluso ambos colaboraron en la redacción de cuatro piezas teatrales, después cayó en el olvido y ha sido gracias a la película de Clint Eastwood y la disponibilidad de su obra en el nunca suficientemente alabado Proyecto Gutenberg lo que ha propiciado la reactualización de la misma en el mundo anglosajón.

Curiosamente mi conocimiento de él viene a través de la música, no d ela literatura, más concretamente a través de la Sinfonía gaélica de Amy Beach. En el primer movimiento de esa sinfonía, la compositora retoma la melodía que compuso para la canción Dark is the night  —oscura es la noche—, canción que utiliza el texto de un poema que compuso W. E. Henley:

The sea is full of wandering foam,
The sky of driving cloud;
My restless thoughts among them roam . . .
The night is dark and loud.

Where are the hours that came to me
So beautiful and bright?
A wild wind shakes the wilder sea . . .
O, dark and loud's the night!


El mar está lleno de espuma errante,
El cielo de nubes que avanzan;
Mis inquietos pensamientos vagan entre ellos. . .
La noche es oscura y ruidosa.

¿Dónde están las horas que vinieron a mi
tan hermosas y brillantes?
Un viento salvaje sacude el mar salvaje. . .
¡Oh, oscura y ruidosa es la noche!


Fue a partir de esa referencia como surgió mi interés por el poeta victoriano, al que debemos uno de los poemas que mejor ensalzan el espíritu de resistencia y tenacidad. Desde luego, nadie mejor que él, que ganó en aquella época la batalla a la tuberculosis aunque fuera a costa de perder una pierna.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

LA ESPANTOSA SENSIBLERÍA NAVIDEÑA

Vaya por delante que me encantan las vacaciones, sean estas en invierno, en verano o cuando quiera que sean. Tiendo de forma natural a la pereza, entendida como manera de estar en el mundo haciendo aquello que más me satisface, suponga o no esfuerzo de cualquier tipo, tal y como la podían entender Lafargue, Stevenson o, actualmente, Black

Es decir, me encantan las navidades porque me permiten disponer de un tiempo que gestiono yo y puedo dedicarme, sin las premuras de los horarios obligatorios, a lo que me dé la gana. Es más, ni tan siquiera me molesta el ornato típicamente navideño o la intensidad religiosa con que la puedan vivir las personas creyentes, que el que yo no lo sea no me impide respetar las de los que sí lo son.

Lo que soporto cada vez peor es la ceremonia vacía, el hábito repetitivo y huero, la afectada formalidad de las maneras, el insoportable llamamiento a la felicidad con frases impersonales y copiadas que se reproducen hasta el mareo a través de redes sociales, correos electrónicos, guasapes y demás medios centuplicadores del ruido. Del ruido y la furia feliciana.

Si hace años podía hacerme cierta gracia recibir una postal navideña escrita a mano y con un mensaje más o menos convencional, pero casi siempre personal, ahora no me hace ninguna abrir el dispositivo que sea y tener que ir eliminando mensajes escritos por algún publicista que al amigo, familiar, conocido o desconocido de turno le ha encantado y va y me lo endilga, como si fuera la obra de arte más hermosa del mundo.

Y lo que peor llevo es esa incoherencia terca y contumaz de los mensajes de los medios y los amigos laicos, o incluso agnósticos militantes, que en cuanto se aproximan las fechas te impelen a la felicidad, a la bondad y a los buenos sentimientos, como si el poder disfrutar de la felicidad, actuar de forma correcta o tener sentimientos positivos fueran patrimonio de una época determinada del año. Tanta sensiblería navideña me abruma y me agría el carácter.

No tengo el dinero del señor Scrooge, ni el negocio de la persona en la que se inspiró Dickens para inventarlo. Creo, incluso, que, en general, soy generoso, tengo confianza en la gente, me inclino hacia los proyectos colectivos y solidarios, y hasta puedo emocionarme tontamente con relatos y películas sensibleras. Pero cuando llega el empalago sentimental de esta época, como a Srcooge, el frío me hiela mis cada año más viejas facciones y huyo de la edulcorada e irracional parafernalia navideña.

Si alguien quiere felicitarme por algo, que sea por lo que estime que soy yo o por el trabajo que hago. Que no sea porque nos acercamos al 25 de diciembre o al 1 de enero. Muchas gracias.

domingo, 6 de julio de 2014

LA CIUDAD Y LOS ESCRITORES, de Fernando Savater

Si te gusta saber acerca de los autores y todavía no has decidido dónde vas a pasar unos días de vacaciones, este ejemplar puede ayudarte a organizar una escapada. No es una guía turística, pero sí tiene elementos que pueden determinar la elección de un lugar u otro.

Savater recoge aquí 13 aproximaciones a otros tantos escritores cuyo eje principal de presentación es la ciudad en la que vivieron: Kafka y Praga; Borges y Buenos Aires; Neruda y Santiado de Chile; V. Woolf y Londres; Pessoa y Lisboa; Dante y Florencia; Baroja y el País Vasco; O. Paz y México; Stevenson y Edimburgo; Cervantes, Lope, Quevedo y Madrid; los existencialistas y París; Chateaubriand y Bretaña; Yeats y Dublín. 

El libro, ya lo he dicho, no es una guía de viaje, pero desde el momento en que nos cuenta la relación que mantiene el autor con la ciudad en que pasó buena parte de su vida, sirve para que cuando estemos en alguna de esas ciudades, la podamos ver de otra manera, al margen de los recorridos habituales. Eso siempre y cuando sintamos algún tipo de atracción por los autores que se nos presentan. 

Independientemente de la pasión viajera, este libro es, principalmente, una buena presentación de los escritores que en él aparecen y, como tal, una invitación muy sugerente a la lectura de la obra que escribieron. En este sentido, todos ellos están muy bien recogidos y las anécdotas que de ellos se nos cuentan tienen la finalidad de motivar la curiosidad y el deseo de leer.

Otro elemento importante del libro es que en todas las presentaciones aparece siempre alguna entrevista con algún especialista o con alguna persona que conoció directamente al personaje del que se nos está hablando, lo que da mayor viveza y atractivo a la presentación.

lunes, 21 de julio de 2014

LA ISLA DEL TESORO

La isla del tesoro es uno de los más divertidos clásicos juveniles de la literatura que los adultos siempre leen con satisfacción. Ideal para pasar una buena tarde de aventuras y aliviarse de los calores del verano. R. L. Stevenson logró fijar con esta novela corta toda la imaginería propia del mundo pirata y de paso nos ofreció una de las mejores novelas de formación que se hayan escrito.

De ella se han hecho todo tipo de adaptaciones literarias y cinematográficas. También lecturas radiofónicas como la que ayer escuché a medianoche. El equipo de Ficción sonora ha realizado una adaptación pensada más para el público adulto que para el juvenil. Una hora y media de grabación francamente entretenida. Yo os la dejo aquí, pero podéis oírla o descargarla desde el sitio original.



lunes, 16 de noviembre de 2009

EN DEFENSA DE LOS OCIOSOS


Acabo de comprar y de leer el opúsculo -40 paginillas de nada- de R.L. Stevenson. Simplemente me ha fascinado. Es como un hermoso poema de Whitman; como un masaje en la espalda, cuando ésta se encuentra dolorida; como una caricia que recibimos en un duro día de trabajo. Es, en definitiva, un regalo.

Sólo por estas líneas, merece la pena invertir los 7€ que te cobran en la librería:


No hay deber que infravaloremos más que el deber de ser felices. Siendo felices, vamos sembrando por el mundo anónimos beneficios, que nos son desconocidos incluso a nosotros mismos y que, cuando eclosionan, a nadie sorprenden más que al benefactor.

No nos confundamos. No es que todos los ociosos sean felices, pero hay más probabilidades de encontrar un ocioso feliz, que de encontrarlo entre toda esa turbamulta de ocupados que siempre tienen prisa.

Otra más -y el que esto escribe es maestro-:

Mientras otros llenan su memoria con un montón de palabras, la mitad de las cuales habrán olvidado antes de que acabe la semana, vuestro novillero puede aprender algún arte realmente útil.

Sed felices.