sábado, 5 de febrero de 2022

NARCISOS, WORDSWORTH Y CRISTINA ENEA

Primeros narcisos del año en Cristina Enea.

 Ayer fui a ver cómo se encontraban mis campanillas de invierno y descubrí que ya había unos cuantos primerizos narcisos hermoseando la pradera. Con la fuerza de una visión, se me ha vuelto a imponer el poema de Wordsworth. En esta ocasión he acudido a la recién editada versión de Antonio Ballesteros González que adquirí en octubre. Tampoco he podido resistirme al encanto de la nota que copio después del poema.


Vagaba solitario como una Nube
que flota en lo alto de Valles y Colinas,
cuando de repente vi una muchedumbre,
una multitud, de dorados 
Narcisos;
junto al Lago, bajo los árboles,
temblando y bailando en la brisa.

Incesantes como las estrellas que brillan
y parpadean en la Vía Láctea,
se extendían en eterna alineación
a lo largo del margen de una bahía:
diez mil de un vistazo percibí yo,
sacudiendo sus cálices en gozosa danza.

Las olas bailaban junto a ellos; pero ellos
superaban a las burbujeantes olas en alegría:
el Poeta no podía sino sentirse jovial
en tan jocosa compañía:
yo miraba y miraba, pero apenas pensaba
en la riqueza que el espectáculo me ofrecía:

pues a menudo, cuando 
yazgo en mi sofá
en actitud vagarosa y meditabunda,
los Narcisos surgen en ese ojo interior
que es la dicha de la soledad;
y entonces mi corazón se llena de júbilo,
y se pone a bailar con los Narcisos.


La nota (salto las primeras líneas): Wordsworth y Dorothy (...) contemplaron los narcisos en cuestión a lo largo de la orilla occidental de Ullswater el 15 de abril de 1802. Dorothy plasmó su también poética impresión del instante en su diario: "Nunca vi narcisos tan bellos, surgían entre las piedras musgosas de alrededor, algunos descansaban sus cálices en dichas piedras, como sobre una almohada, a causa del cansancio, y el resto se elevaban y se enrollaban y bailaban y parecía verdaderamente que se reían con el viento que soplaba sobre ellos por encima del lago, parecían tan alegres siempre mirando fijamente siempre cambiante". Wordsworth le contó a Isabella Fenwick que los dos mejores versos del poema (15-16) eran de Mary. En el manuscrito aparecen escritos a lápiz (P 529).

viernes, 4 de febrero de 2022

LOPE DE VEGA

A Lope de Vega, excepto en alguna cosilla, se le entiende todo muy bien. Y encontrar su poesía, tanto en formato libro de papel como en formato digital, no requiere ningún esfuerzo. Por lo tanto, convertiremos la tertulia de marzo en una fiesta de la poesía.


ROMANCE

A mis soledades voy,
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos.

No sé qué tiene el aldea
donde vivo y donde muero,
que con venir de mí mismo,
no puedo venir más lejos.

Ni estoy bien ni mal conmigo;
mas dice mi entendimiento
que un hombre que todo es alma
está cautivo en su cuerpo.

Entiendo lo que me basta,
y solamente no entiendo
cómo se sufre a sí mismo
un ignorante soberbio.

De cuantas cosas me cansan,
fácilmente me defiendo;
pero no puedo guardarme
de los peligros de un necio.

Él dirá que yo lo soy,
pero con falso argumento;
que humildad y necedad
no caben en un sujeto.

La diferencia conozco,
porque en él y en mí contemplo
su locura en su arrogancia,
mi humildad en mi desprecio.

O sabe naturaleza
más que supo en este tiempo,
o tantos que nacen sabios
es porque lo dicen ellos.

«Sólo sé que no sé nada»,
dijo un filósofo, haciendo
la cuenta con su humildad,
adonde lo más es menos.

No me precio de entendido,
de desdichado me precio;
que los que no son dichosos,
¿cómo pueden ser discretos?

No puede durar el mundo,
porque dicen, y lo creo,
que suena a vidrio quebrado
y que ha de romperse presto.

Señales son del juicio
ver que todos le perdemos,
unos por carta de más,
otros por carta de menos.

Dijeron que antiguamente
se fue la verdad al cielo;
tal la pusieron los hombres,
que desde entonces no ha vuelto.

En dos edades vivimos
los propios y los ajenos:
la de plata los extraños,
y la de cobre los nuestros.

¿A quién no dará cuidado,
si es español verdadero,
ver los hombres a lo antiguo
y el valor a lo moderno?

Todos andan bien vestidos,
y quéjanse de los precios,
de medio arriba romanos,
de medio abajo romeros.

Dijo Dios que comería
su pan el hombre primero
en el sudor de su cara
por quebrar su mandamiento;

y algunos, inobedientes
a la vergüenza y al miedo,
con las prendas de su honor
han trocado los efectos.

Virtud y filosofía
peregrinan como ciegos;
el uno se lleva al otro,
llorando van y pidiendo.

Dos polos tiene la tierra,
universal movimiento,
la mejor vida el favor,
la mejor sangre el dinero.

Oigo tañer las campanas,
y no me espanto, aunque puedo,
que en lugar de tantas cruces
haya tantos hombres muertos.

Mirando estoy los sepulcros,
cuyos mármoles eternos
están diciendo sin lengua
que no lo fueron sus dueños.

¡Oh, bien haya quien los hizo!
Porque solamente en ellos
de los poderosos grandes
se vengaron los pequeños.

Fea pintan a la envidia;
yo confieso que la tengo
de unos hombres que no saben
quién vive pared en medio.

Sin libros y sin papeles,
sin tratos, cuentas ni cuentos,
cuando quieren escribir,
piden prestado el tintero.

Sin ser pobres ni ser ricos,
tienen chimenea y huerto;
no los despiertan cuidados,
ni pretensiones ni pleitos;

ni murmuraron del grande,
ni ofendieron al pequeño;
nunca, como yo, firmaron
parabién, ni Pascua dieron.

Con esta envidia que digo,
y lo que paso en silencio,
a mis soledades voy,
de mis soledades vengo.


jueves, 3 de febrero de 2022

LIBROS PARA PENSAR LA PAZ, 0

Segunda dedicatoria a representantes políticos internacionales (con especial dedicación a Putin y Biden).


No hay que esperar que los reyes filosofen ni que los filósofos sean reyes, como tampoco hay que desearlo, porque la posesión del poder daña inevitablemente el libre juicio de la razón. Pero es imprescindible para ambos que los reyes, o los pueblos soberanos (que se gobiernan a sí mismos por leyes de igualdad), no dejen desaparecer o acallar a la clase de los filósofos sino que los dejen hablar públicamente para aclaración de sus asuntos, pues la clase de los filósofos, incapaz de banderías y alianzas de club por su propia naturaleza, no es sospechosa de difundir una propaganda (p 43 en esta edición).

Hay muchos libros muy buenos sobre derecho internacional. Hay también grandes intelectuales que han tratado el tema de la resolución de conflictos con extraordinaria claridad. Traigo a Kant a colación, por varias y muy simples razones: 

Se suele invocar con insistencia en épocas de bonanza y tranquilidad el estudio de la filosofía porque en ella, se dice, encontramos las mejores respuestas; sin embargo, cuando realmente es necesario hacer uso de la razón, nos olvidamos de los sabios argumentos y recurrimos a la fuerza. 

Se suele aducir la dificultad de Kant, para no leerlo. Esta obrita, desmiente esa afirmación. Es una lectura sencilla y al alcance de todas las inteligencias. Tan solo es necesario saber leer para disfrutar de ella.

E, igualmente, se suele achacar a la filosofía su falta de pragmatismo, su inutilidad. Nada más alejado de la verdad. El buen ejercicio de la razón es capaz de proporcionarnos grandes placeres, como por ejemplo, vivir en paz y armonía con nuestros semejantes.

Y, veamos, por fin, cuál era la propuesta kantiana, hace ya más de 200 años (se publicó en 1795). Extraigo solamente lo que él redactó como artículos, no su desarrollo argumental:


Artículos preliminares de una paz perpetua entre los estados

1.º No debe considerarse como válido un tratado de paz que se haya ajustado con la reserva mental de ciertos motivos capaces de provocar en el porvenir otra guerra.

2.º Ningún Estado independiente (pequeño o grande, lo mismo da) podrá ser adquirido por otro Estado mediante herencia, permuta, compra o donación...

3.º Los ejércitos permanentes -miles perpetuus- deben desaparecer por completo con el tiempo.

4.º No debe el Estado contraer deudas que tengan por objeto sostener su política exterior.

5.º Ningún Estado debe inmiscuirse por la fuerza en la constitución y el gobierno de otro Estado.

6.º Ningún Estado que esté en guerra con otro debe permitirse el uso de hostilidades que imposibiliten la recíproca confianza en la paz futura; tales son, por ejemplo, el empleo en el Estado enemigo de asesinos (percussores), envenenadores (venefici), el quebrantamiento de capitulaciones, la inducción a la traición (perduellio), etc.


Artículos definitivos de la paz perpetua entre los estados

1º La constitución política debe ser en todo Estado republicana.

2º El derecho de gentes debe fundarse en una federación de Estados libres.

3º El derecho de cosmopolita debe limitarse a las condiciones de la hospitalidad universal.

No parece complicado, ¿a que no? Incluso a pesar de los términos propios del siglo XVIII, impregnados de la historia y la política de aquella época, resultan comprensibles y razonables. El texto completo está recogido en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

Queridos dirigentes mundiales, no dejen de practicar el diálogo. Solo el uso de la razón puede alejarnos de la injustificable práctica de la violencia y su posterior lamento por el bárbaro sacrificio de vidas humanas.

miércoles, 2 de febrero de 2022

HUMILDAD

Especialmente dedicado a quienes tienen que negociar la paz en Ucrania.

El gesto de una flor al ofrecerse.

 Nunca el hombre parece tan grande como cuando confiesa su pequeñez, ni para nada necesita más fuerza que para ser humilde. 

Concepción Arenal, El visitador pobre. 


Cuanto más altos estamos, más debemos bajarnos hacia nuestros inferiores. 

Cicerón, De officiis (Sobre los deberes).


El orgullo divide a los hombres, la humildad los une.

Lacordaire, Les pensées et réflexions choisies.


No exaltes tu nadería:

que, entre verdad y falsía,

apenas hay una tilde...

y el ufanarse de humilde

modo es también de ufanía.

José Mª Pemán. El divino impaciente.


La humildad rompe la dureza del ánimo; como la tensión rompe el arco.

Publio Siro, Sentencias.

martes, 1 de febrero de 2022

EL CIELO NOCTURNO, FEBRERO 2022

(Fuente y créditos de este fantástico vídeo con las fases de la Luna durante 2022: : Datos: Lunar Reconnaissance Orbiter ; Animación: Estudio de Visualización Científica de la NASA ; Música: Build the Future ( Universal Production Music ), Alexander Hitchens)

#elcielonocturno
  • PLANETAS: Mercurio puede verse al alba en el horizonte ESE, mejor día el 16 (máxima elongación). Venus es visible al alba sobre el horizonte ESE y este mes alcanza su mayor brillo anual (-4,6). Marte es también visible al alba sobre el horizonte SE (el día 27, Venus, Marte y la luna menguante estarán en conjunción). Júpiter se ve al anochecer sobre el horizonte OSO durante el crepúsculo (dejará de verse a finales de mes). Saturno no es visible, se encuentra en conjunción con el Sol.
  • LUNA: nueva, 1 de febrero; llena, 16.
  • SATÉLITES ARTIFICIALES: Para saber dónde y cuándo mirar, consultad aquí.

¡Feliz observación!

lunes, 31 de enero de 2022

RE-READ DONOSTIA RECOMIENDA

 


Creer en las fieras



Un incidente con un oso es el eje sobre el que gira este extraordinario libro. Nastassja Martín, antropóloga, nos relata la traumática experiencia de ser atacada por un oso mientras realizaba su trabajo de campo en Kamchatka. De modo que sí, son hechos reales y nos los relata su propia protagonista. El libro no es un estudio antropológico, aunque contiene una información muy jugosa para la disciplina de la alteridad. El texto va y viene entre diferentes tiempos, desde antes de sufrir el ataque hasta tiempo después, cuando la autora vuelve a Kamchatka una vez recuperada. Con rápidos trazos, nos acerca algunos de los últimos nómadas del Gran Norte, los evenos, su relación con lo salvaje, con la naturaleza, con los animales y con los sueños. La autora no se limita a explicarnos estas nociones, sino que la vemos prácticamente abducida por esa forma tan distinta de experimentar el mundo (que con prisas podríamos llamar animista). Podríamos decir que cae en su mundo como quien cae en un agujero.

El libro recoge su pelea interna por no dejar que su experiencia y su propia persona, después del incidente, queden encerradas dentro de ciertos marcos de significado con los que ella está en conflicto. Desde la perspectiva evena, el encuentro con el oso no es un simple accidente, sino un destino, tanto de ella como del oso; es un encuentro en el que ambos saldrán transformados e irremediablemente ligados. Todo esto ocurre en un mundo en el que todo está interrelacionado; donde no hay una naturaleza externa a los humanos; donde el individuo es tan poroso que incluso sus sueños pueden no ser suyos, sino de un oso. Es un mundo en el que tiene sentido que, después de lo ocurrido, alguien te pregunte “¿has perdonado ya al oso?”

Es un libro fascinante, valiente y escrito con una sinceridad tajante.

Beatriz Moral



domingo, 30 de enero de 2022

¿CÓMO PODEMOS SER TAN GUARROS?


29 de enero de 2022. 10:37. 

No es un montaje. Es el río Urumea, orilla izquierda, visto desde el Paseo de Gernika (entre el puente de Mundaiz y el María Cristina).

¿Qué se puede esperar de nosotros si somos capaces de hacer esto?


JACQUES IBERT, CONCIERTO PARA FLAUTA

 


Jacques Ibert (1890-1962) fue un compositor francés que podemos encuadrar dentro dentro del movimiento impresionista. Sus obras más destacadas tal vez sean La ballade de la geôle de Reading, las óperas Angélique y Rey d'Yvetot, así como las obras orquestales Féderique, ouverture de fête, su música ambiental para la comedia Un sombrero de paja italiano de Labiche, sin olvidar su pieza para piano Le petit âne blanc.

Interpreta la Orquesta Sinfónica de Galicia dirigida por José Trigueros. La flauta solista corre a cargo de María José Ortuño. El concierto se llevó a cabo en el Palacio de la Ópera de A Coruña el 21 de mayo de 2021.

sábado, 29 de enero de 2022

JOSÉ HIERRO, CIEN AÑOS

Este ejemplar me acompaña desde 1975, fecha en que realicé un pequeño trabajo sobre su obra para presentarlo en la clase. Me gustó tanto, que me negué a leer nada sobre él. Los atrevimientos de la edad. 

Si viviera, el 3 de abril cumpliría 100 años.

Esta es mi selección-homenaje-recuerdo:





DESTINO ALEGRE


Nos han abandonado en medio del camino.
Entre la luz íbamos ciegos.
Somos aves de paso, nubes altas de estío,
vagabundos eternos.
Mala gente que pasa cantando por los campos.
Aunque el camino es áspero y son duros los tiempos,
cantamos con el alma. Y no hay un hombre solo
que comprenda la viva razón del canto nuestro.

Vivimos y morimos muertes y vidas de otros.
Sobre nuestras espaldas pesan mucho los muertos.
Su hondo grito nos pide que muramos un poco,
como murieron todos ellos,
que vivamos deprisa, quemando locamente
la vida que ellos no vivieron.

Ríos furiosos, ríos turbios, ríos veloces.
(Pero nadie nos mide lo hondo, sino lo estrecho).
Mordemos las orillas, derribamos los puentes.
Dicen que vamos ciegos.

Pero vivimos. Llevan nuestras aguas la esencia
de las muertes y vidas de vivos y de muertos.
Ya veis si es bien alegre saber a ciencia cierta
que hemos nacido para esto.






SERENIDAD

                     (Lectura de madrugada)

Serenidad, tú para el muerto,
que yo estoy vivo y pido lucha.
Otros habrá que te deseen:
ésos no saben lo que buscan.
Si se durmieran nuestras almas,
si las tuviéramos maduras
para mirar inconmovibles,
para aceptar sin amargura,
para no ver la vida en torno
apasionadamente nunca,
duros y fríos, como piedra
que sopla el viento y no la muda...

Almas claras. Ojos despiertos.
Oídos llenos de la música
del dolor. Los dedos felices,
aunque los hieran las agudas
espinas. Todo el sabor agrio
de la vida, en la lengua.

                                   «Nunca
podrás mojar tu pie en el río
en que ayer lo mojaste. Busca
la eternidad, vive en la alta
contemplación de su figura».

Palabrería de los libros
de la que deja el alma turbia.
Serenidad que se nos vende
por librarnos de la tortura,
por llenarnos de sueño el alma
y rodeárnosla de bruma.
Serenidad, tú para el muerto.
El hombre es hombre, y no le asusta
saber que el viento que hoy le canta
no volverá a cantarle nunca.
Serenidad, no te me entregues
ni te des nunca,
aunque te pida de rodillas
que me libertes de mi angustia.
Será que vivo sin saberlo
o que deserto de la lucha.
Tú no me escuches, no me eleves
hasta tu cumbre de luz única.

Palabrería de los libros
de la que deja el alma turbia.
Yo también me hago un poco libro,
me duermo el alma...

                                  Luz difusa.
La madrugada se desgaja
agria y azul, como una fruta.
Cantan los pinos a lo lejos.
Un niño llora. Las desnudas
mujeres y hombres silenciosos
salen despacio de las últimas
sombras. Los pájaros me esperan.
Se alzan las olas. (Me preguntan
por qué). Campanas... (Ayer niebla,
hoy claro sol y luego lluvia...)
¿Por qué? Las hojas se estremecen...

Voy inundándome de música








Llegué por el dolor a la alegría.
Supe por el dolor que el alma existe.
Por el dolor, allá en mi reino triste,
un misterioso sol amanecía.

Era alegría la mañana fría
y el viento loco y cálido que embiste.
(Alma que verdes primaveras viste
maravillosamente se rompía).

Así la siento más. Al cielo apunto
y me responde cuando le pregunto
con dolor tras dolor para mi herida.

Y mientras se ilumina mi cabeza
ruego por el que ha sido en la tristeza
a las divinidades de la vida.





EL MUERTO

Aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar la alegría
no podrá morir nunca.

Yo lo veo muy claro en mi noche completa.
Me costó muchos siglos de muerte poder comprenderlo,
muchos siglos de olvido y de sombra constante,
muchos siglos de darle mi cuerpo extinguido
a la yerba que encima de mí balancea su fresca verdura.
Ahora el aire, allá arriba, más alto que el suelo que pisan los vivos
será azul. Temblará estremecido, rompiéndose,
desgarrado su vidrio oloroso por claras campanas,
por el curvo volar de gorriones,
por las flores doradas y blancas de esencias frutales.
(Yo una vez hice un ramo con ellas.
Puede ser que después arrojara las flores al agua,
puede ser que le diera las flores a un niño pequeño,
que llenara de flores alguna cabeza que ya no recuerdo,
que a mi madre llevara las flores;
yo querría poner primavera en sus manos).

¡Será ya primavera allá arriba!
Pero yo que he sentido una vez en mis manos temblar la alegría
no podré morir nunca.
Pero yo que he tocado una vez las agudas agujas del pino
no podré morir nunca.
Morirán los que nunca jamás sorprendieron
aquel vago pasar de la loca alegría.
Pero yo que he tenido su tibia hermosura en mis manos
no podré morir nunca.

Aunque muera mi cuerpo, y no quede memoria de mí.







ALUCINACIÓN

Amanece. Descalzo he salido a pisar los caminos,
a sentir en la carne desnuda la escarcha.
¡Tanta luz, tanta vida, tan verde cantar de la hierba!
¡Tan feliz creación elevada a la cima más alta!
Siento el tiempo pasar y perderse y tan sólo por fuera de mí se detiene.
Y parece que está el universo encantado, tocado de gracia.
¡Tanta luz, tanta vida, tan frágil silencio!
¡Tantas cosas eternas que mellan al tiempo su trágica espada!
¡Tanta luz, tan abiertos caminos!
¡Tanta vida que evita los siglos y ordena en el día su magia!
Si la flor, si la piedra, si el árbol, si el pájaro;
si su olor, su dureza, su verde jadeo, su vuelo entre el cielo y la rama.
Si todos me deben su vida, si a costa de mí, de mi muerte es posible su vida,
a costa de mí, de mi muerte diaria...

¡Tanta luz, tan remoto latir de la hierba...!
(Descalzo he salido a sentir en la carne desnuda la escarcha).
¡Tanta luz, tan oscura pregunta!
¡Tan oscura y difícil palabra!
¡Tan confuso y difícil buscar, pretender comprender y aceptar,
y parar lo que nunca se para.






Por qué te olvidas, y por qué te alejas
del instante que hiere con su lanza.
Por qué te ciñes de desesperanza
si eres muy joven, y las cosas viejas.

Las orillas que cruzas las reflejas;
pero tu soledad de río avanza.
Bendita forma que en tus aguas danza
y que en olvido para siempre dejas.

Por qué vas ciego, rompes, quemas, pisas,
ignoras cielos, manos, piedras, risas.
Por qué imaginas que tu luz se apaga.

Por qué no apresas el dolor errante.
Por qué no perpetúas el instante
antes de que en tus manos se deshaga.





RECUERDOS

Aquello era hermoso. ¿Te acuerdas de como las flores nacían?
¿De cómo traía el ocaso su rojo clavel en la boca?
¿De un hombre que todas las tardes tocaba el violín a la puerta?
¿Del soñar cotidiano que daba sus llamas al alma en la sombra?

¿Te acuerdas de aquello? Aquello era hermoso.
Yo no sé si tú vuelves conmigo y conmigo lo evocas.
¡Tan alegre pasar, desgarrando el eterno momento,
pisoteando, sin verlas, las rosas!

Hay un instante que todo lo puede, que salta los días
y vive presente en el cielo dorado de nuestra memoria.
¿Por qué no ha de ser ese instante
el que ya para siempre te colme las horas?

¿Te acuerdas de aquello? Aquello era hermoso.
Todas las cosas que son, son hermosas
aunque sepamos de fijo que acaban y mueren un día,
que pasan rozando las vidas y nunca retornan.

¿Te acuerdas de aquello?
La juventud nos cantaba, nos canta, su canto de gloria.
Aquello era hermoso: pasar sin pensar, y soñar sin llegar,
aceptar sin jamás preguntar por la mano que dio la limosna.

Y yo te pregunto. Y acaso esta brisa que mueve la hierba
me da tu respuesta, me dice la oscura palabra que nunca se nombra.






Apagamos las manos. Dejemos encima del mar marchitarse la luna
y nos pusimos a andar por la tierra cumplida de sombra.
Ahora ya es tarde. Las albas vendrán a ofrecernos sus húmedas flores.
Ciegos iremos. Callados iremos, mirando algo nuestro que escapa
hacia su patria remota.
(Nuestro espíritu debe de ser, que cabalga sobre las olas).

Ahora ya es tarde. Apagamos las manos felices
y nos ponemos a andar por la tierra cumplida de sombra.
Hemos caído en un pozo que ahoga los sueños.
Hemos sentido la boca glacial de la muerte tocar nuestra boca.

Antes, entonces, con qué gozo ardiente,
qué prodigioso encenderse de aurora
modelamos en nieblas efímeras, en pasto de brisas ligeras,
nuestra cálida hora.
Y cómo apretamos las ubres calientes. Y cómo era hermoso
pensar que no había ni ayer, ni mañana, ni historia.

Ahora ya es tarde; apagamos las manos felices
y nos ponemos a andar por la tierra cumplida de sombra.
Cómo errar por los años, como astros gemelos, sin fuego,
como astros sin luz que se ignoran

Cómo andar, sin nostalgia, el camino, soñando dos sueños distintos
mientras en torno el amor se desploma.

Ahora ya es tarde. Sabemos. Pensamos. (Buscábamos almas).
Ahora sabemos que el alma no es piedra ni flor que se toca.
Como astros gemelos y ajenos pasamos, sabiendo
que el alma se niega si el cuerpo se niega.
Que nunca se logra si el cuerpo se logra.

Dejamos encima del mar marchitarse la luna.
Cómo errar, por los años, sin gloria.
Cómo aceptar que las almas son vagos ensueños
que en sueños tan sólo se dan, y despiertos se borran.
Qué consuelo ha de haber, si lograr una gota de un alma
es pretender apresar el latir de la tierra, desnuda y redonda.

Estamos despiertos. Sabemos. Como astros soberbios, caídos,
sentimos la boca glacial de la muerte tocar nuestra boca.






PARA UN ESTETA

Tú que hueles la flor de la bella palabra
acaso no comprendas las mías sin aroma.
Tú que buscas el agua que corre transparente
no has de beber mis aguas rojas.

Tú que sigues el vuelo de la belleza, acaso
nunca jamás pensaste cómo la muerte ronda
ni cómo vida y muerte —agua y fuego— hermanadas
van socavando nuestra roca.

Perfección de la vida que nos talla y dispone
para la perfección de la muerte remota.
Y lo demás, palabras, palabras y palabras,
¡ay, palabras maravillosas!

Tú que bebes el vino en la copa de plata
no sabes el camino de la fuente que brota
en la piedra. No sacias tu sed en su agua pura
con tus dos manos como copa.

Lo has olvidado todo porque lo sabes todo.
Te crees dueño, no hermano menor de cuanto nombras.
Y olvidas las raíces («Mi Obra», dices), olvidas
que vida y muerte son tu obra.

No has venido a la tierra a poner diques y orden
en el maravilloso desorden de las cosas.
Has venido a nombrarlas, a comulgar con ellas
sin alzar vallas a su gloria.

Nada te pertenece. Todo es afluente, arroyo.
Sus aguas en tu cauce temporal desembocan.
Y hechos un solo río os vertéis en el mar,
«que es el morir», dicen las coplas.

No has venido a poner orden, dique. Has venido
a hacer moler la muela con tu agua transitoria.
Tu fin no está en ti mismo («Mi Obra», dices), olvidas
que vida y muerte son tu obra.

Y que el cantar que hoy cantas será apagado un día
por la música de otras olas.





EPITAFIO PARA LA TUMBA DE UN HÉROE

Se creía dueño del mundo
porque latía en sus sentidos.
Lo aprisionaba con su carne
donde se estrellaban los siglos.
Con su antorcha de juventud
iluminaba los abismos.

Se creía dueño del mundo:
su centro fatal y divino.
Lo pregonaba cada nube,
cada grano de sol o trigo.
Si cerraba los ojos, todo
se apagaba, sin un quejido.
Nada era si él lo borraba
de sus ojos o sus oídos.

Se creía dueño del mundo
porque nunca nadie le dijo
cómo las cosas hieren, baten
a quien las sacó del olvido,
cómo aplastan desde lo eterno
a los soñadores vencidos.

Se creía dueño del mundo
y no era dueño de sí mismo.





UNOS VERSOS PEDIDOS

Hace ya tiempo... (era yo
poeta. Tiempo divino
de cantar y de soñar
lo esperado y lo perdido.
Cristal de viejos reflejos,
tornasolado prodigio,
álamo esbelto que alzaba
al cielo su verde grito
primaveral...) Hace tiempo
—divino tiempo— me dijo
que le escribiera unos versos
a sus senos..

Nunca ha sido,
nunca jamás podrá ser
el poema concluido.
Hay cosas grandes, bellezas
para las que no hay cobijo
en las palabras. Hay cosas
cuyo nombre no decimos
para no mancharlas.

Miro
hacia atrás. Era yo entonces
poeta (serlo es sentirnos
iluminados) No supe
hallar el nombre preciso,
la cifra que concretara
tanta hermosura. (Me dijo
que le escribiera unos versos
a sus senos...) No he podido
hallar la palabra exacta,
lograr el nombre preciso.

Yo, poeta sin palabras,
dado a los malabarismos
de las palabras, buscaba
rimas, imágenes, ritmos.
Cazador de aves retóricas:
«palomas de tibios picos»,
«cimas de nieve con sol
poniente», «gemelos lirios»,
«pararrayos de lo rosa»,
«redondas piedras de río»,
«fruto al que arrancan los pájaros
sus dulzores encendidos».

Yo era poeta. Sentía,
soñaba. Tiempo divino
de sentir y de soñar.
Y ser poeta es vestirnos
túnicas de luz, oír
la voz que nos va trazando
todos los caminos.

Soñar sin saber cantar.
Errar por el laberinto.
Pero ahora que sé cantar
ya es imposible el prodigio.
Ahora ya no sé soñar.
Cayó la antorcha al abismo.
Todo pasa en torno, y todo
halla el corazón marchito.
Todo es una imagen muerta
en el fondo de mi río.
Una brisa que conmueve
trigos que no son mis trigos.

Alba que toca el ocaso.
Ya no soy rey de mí mismo.
Caído de mi alto trono,
sin resurrección, hundido
en las cavernas que el tiempo
cavó para mi suplicio.


RÉQUIEM




ALUCINACIÓN EN SALAMANCA

¿En dónde estás, por dónde
te hallaré, sombra, sombra,
sombra?...

                Pisé las piedras,
las modelé con sol
y con tristeza. Supe
que había allí un secreto
de paz, un corazón
latiendo para mí.

Y qué serías, sombra,
sombra, sombra; qué nombre,
y qué forma, y qué vida
serías, sombra. Y cómo
podías no ser vida,
no tener forma y nombre

Sombra: bajo las piedras,
bajo tanta mudez
—dureza y levedad,
oro y hierba—, qué, quién
me solicita, qué
me dice, de qué modo
entenderlo... (no encuentro
las llaves). Sombra, sombra,
sombra... Cómo entenderlo
y nacerlo...

                 De pronto,
deslumbradoramente,
el agua cristaliza
en diamante... Una súbita
revelación...

                  Azul:
en el azul estaba,
en la hoguera celeste,
en la pulpa del día,
la clave Ahora recuerdo:
he vuelto a Italia. Azul,
azul, azul era ésa
la palabra (no sombra,
sombra, sombra) Recuerdo

ya —con qué claridad—
lo que he soñado siempre
sin sospecharlo. He vuelto
a Italia, a la aventura
de la serenidad,
del equilibrio, de
la belleza, la gracia,
la medida...

                  Por estas
plazas que el sol desnuda
cada mañana, el alma
ha navegado, limpia
y ardiente. Pero dime,
azul (¿o hablo a la sombra?),
qué dimensión le prestas
a esta hora mía; quién
arrebató las alas
a la vida. Y quién fue
que yo no sé. Y quién fui
el que ha vivido instantes
que yo recuerdo ahora.
Qué, alma mía, en qué cuerpo,
que no era mío, anduvo
por aquí, devanando
amor, entre oleadas
de piedra, entre oleadas
encendidas (las olas
rompían y embestían
contra las torres peñas)...

Entre oleadas... Olas...
Gris... Olas... Sombra...He vuelto
a olvidar la palabra
reveladora. Playas...
Olas... Sombra... Hubo algo
que era armonía, un sitio
donde estoy... (sombra, sombra,
sombra), donde no estoy.
No: la palabra no era sombra.

El fulgor del cielo,
la piedra rosa, han vuelto
a su mudez. Están
ante mí. Los contemplo,
y, sin embargo, ya
no están. El equilibrio,
la armonía, la gracia
no están. Ay, sombra, sombra
(y tanta claridad).

Quién disipó el lugar
(o el tiempo) que me daba
su sangre, el que escondía
el lugar (o era el tiempo)
no vivido. Y por qué
recuerdo lo que ha sido
vivido por mi cuerpo
y mi alma. Qué hace
aquí, por mi memoria,
este avión roto, un viejo
Junker, bajo la luna
de diciembre. La niebla,
la escarcha, aquel camino
hasta el silencio, aquella
mar que estaba anunciando
este mismo momento
que no es tampoco mío.

Quién sabe qué decían
las olas de esta piedra.
Quién sabe lo que hubiera
—antes— dicho esta piedra
si yo hubiese acertado
la palabra precisa
que pudo descuajarla
del futuro. Cuál era
—ayer— esa palabra
nunca dicha. Cuál es
esa palabra de hoy,
que ha sido pronunciada,
que ha ardido al pronunciarla,
y que ha sido perdida
definitivamente.





YEPES COCKTAIL

Juan de la Cruz, dime si merecía
la pena descolgarte, por la noche,
de tu prisión al Tajo, ser herido
por las palabras y las disciplinas,
soportar corazones, bocas, ojos
rigurosos, beber la soledad...


—¿Otro whisky?
                               La pelirroja
—caderas anchas, ojos verdes—
ofrece ginebra a un amigo.
Hombros y pechos le palpitan
en el reír. ¡Oh llama de amor viva,
que dulcemente hieres!...


Junto al embajador de China,
detrás de la cantante sueca,
el agregado militar
de Estados Unidos de América,
Juan de la Cruz bebe un licor
de luz de miel...

                       (Dime si merecía
la pena, Juan de Yepes, vadear
noches, llagas, olvidos, hielos, hierros,
adentrar en la nada el cuerpo, hacer
que de él nacieran las palabras vivas,
en silencio y tristeza, Juan de Yepes...
Amor, llama, palabras- poesía,
tiempo abolido... Di si merecía
la pena para esto...)


                              El aplaudido
autor con el puro del éxito,
la amiguita del productor
velando su pudor de nylon,
las mejillas que se aproximan
femeninamente: «Mi rouge
mancha, preciosa...» (Mancha amor
cuando en las bocas no hay amor).

(Juan de la Cruz, dime si merecía
la pena padecer con fuego y sombra,
beber los zumos de la pesadumbre,
batir la carne contra el yunque, Juan
de Yepes, para esto... Vagabundo
por el amor, y huérfano de amor...)

PUENTES




Beso entre dos orillas

metáfora satisfecha del abrazo

sueño que se tiende

                              y cumple su objetivo

en el encuentro 

                        hallazgo

insinuación de aventura

cotidiana excepción.

                              

                              Atrévete a cruzarlos.



Algunas fotografías más.

viernes, 28 de enero de 2022

AMARANTUS, MARIANA CASTILLO DEBALL


 En mi última visita a Artium quedé gratamente impresionado con el trabajo de la artista mexicana Mariana Castillo Deball. La exposición Amarantus me pareció tremendamente original y muy atractiva desde el punto de vista visual y organizativo. Más allá del significado y de la reflexión que la artista propone a través de los objetos que nos presenta (el folleto de la exposición es claro y preciso, cogedlo), todo resulta sorprendente y seductor. 





Hasta el 13 de marzo de 2022.

jueves, 27 de enero de 2022

EL ARTE EN EL CÓMIC


He aquí una reducidísima muestra de la inagotable presencia del arte en el comic y su fecunda simiente.











HASTA EL 29 DE ENERO

CERRADO DOMINGOS Y FESTIVOS

miércoles, 26 de enero de 2022

DESCENDER HACIA LA LUZ en la Casa del Libro


 Jueves, 27, 19:00 horas

Casa del Libro

Presentación y recital



MELÉNDEZ VALDÉS y yo


No es que tenga un interés especial en Meléndez Valdés (1754-1817), es que me sale al paso y tanta casualidad bien merece que le dedique este recuerdo. 

En realidad, el primer encuentro sucedió cuando volvía por una callejuela hacia el apartamento en que me encontraba alojado en Montpellier, una tarde calurosa de verano de 2018. Una pequeña placa lo decía: Aquí murió, en el número 11 de la Rue des Soldats. Fotografié la placa y la fachada de la casa. Y guardadas en una carpeta se quedaron ambas fotografías.



Más adelante, en mi visita navideña a Salamanca, el último día, y mientras callejeaba para no llegar demasiado temprano a la estación de trenes, como quien no quiere la cosa, volví a tropezar con otra placa que tenía por protagonista al mismo Meléndez Valdés. 

En Salamanca fue donde estudió Derecho. En Salamanca, años más tarde, ejerció como catedrático. Después fue elegido miembro de la Real Academia de la Lengua... hasta 1812. ¿Por qué hasta esa fecha?

Como otros muchos intelectuales de la época, Valdés era un ilustrado y defendía los principios de la Revolución Francesa. Y ahora cito mi Historia de la literatura de 6º que, por añoranza, todavía conservo: Fue partidario del rey intruso, José Bonaparte, el cual le nombró presidente de Instrucción Pública. Expulsados de España los ejércitos franceses, Meléndez Valdés se vio obligado a seguirlos (p 203). Y murió exiliado en Montpellier.

Pero me quedaba descifrar el texto de la placa salmantina. Como no lo encontré por ningún sitio, amplié cuanto pude la imagen y me puse a ello. Muchos intentos después conseguí completarlo, lo que me ha dado una gran alegría, porque ya estaba a punto de darme por vencido. Aquí lo tenéis:

Vivió en esta casa propia* de la señora Ramona de Solís que a excitación* de la comisión provincial de monumentos la dedica esta memoria. Año 1873.

*propiedad
*a propuesta, por sugerencia.

martes, 25 de enero de 2022

VÍDEOS DE LOS PREMIOS CIUDAD DE IRUN 2021

En el primero, la entrevista completa (25 minutos) a Antonio Colinas, homenajeado en los Premios Ciudad de Irún 2021.

 

En el segundo, la entrega de premios.

BRUEGHEL, Juegos de niños

Fuente: https://www.thinglink.com/

 Pieter Brueghel el Viejo fue un auténtico innovador en el panorama de la pintura flamenca en el siglo XVI y quien impulsó la representación de las escenas cotidianas de la vida campesina. Son famosísimas obras como Cazadores en la nieve, La caída de Ícaro, Los siete pecados capitales, La boda campesina, El triunfo de la muerte, La torre de Babel o esta que aparece aquí, Juegos de niños.

Una característica propia del estilo de Brueghel que a nadie se le escapa es el gran detallismo con que recoge lo que acontece, la gran profusión de detalles. Entre otras cosas, esta particularidad es la que motivó el uso de esas obras para la realización de rompecabezas que, en otro tiempo, llenaban las tiendas de los museos. 

Lo que me ha llamado la atención de este trabajo es que alguien se ha entretenido un buen rato identificando cada una de las actividades en las que la infancia de la la época estaba entretenida. Si os fijáis, veréis que buena parte de los juegos que ahí aparecen continúan practicándose. Algunos difícilmente podríamos calificarlos como juegos, pero esa es otra cuestión.

Para que la imagen se os active debéis ir a este enlace. Allí podréis descubrir todos y cada uno de los entretenimientos que practica esa legión de criaturas que ha tomado literalmente la calle.

lunes, 24 de enero de 2022

LA CASA DEL LIBRO RECOMIENDA

Editorial
 

LA VOZ DE LAS ESPADAS



Joe Abercrombie es conocido como el rey del Grimdark, palabra que hace referencia a la fantasía más oscura y realista. Autor de muchos títulos, todos ellos se articulan en torno a la trilogía La primera ley. Y precisamente venía a recomendaros el primero de estos tres volúmenes, La voz de las espadas, editado ahora por Runas (editorial Alianza) en su edición ilustrada (de la mano de Alejandro Colucci). La traducción corre a cargo de Borja García Bercero.

De forma magistral Joe Abercrombie usa sus herramientas como psicólogo para presentar personajes que podríamos encasillar fácilmente en los roles de la fantasía clásica y romper todos los esquemas. El inquisidor sádico es el de las reflexiones más coherentes, el paladín heroico resulta ser un fraude, etc. A la historia no le falta detalle, tanto por su narrativa trepidante como por sus golpes de humor, de amor, de magia (una poca), de guerra y de intriga. Para cuando quiere uno darse cuenta, se le están acabando las 668 páginas y necesita tener en sus manos su continuación.

Joe Abercrombie resulta ser más adictivo que comer pipas.

Sandra R

Casa del Libro 


domingo, 23 de enero de 2022

ANTONI LOTTI, Crucifixus

 


Dirige: Simon Rattle.

Antonio Lotti (1667-1740) no es precisamente uno de esos autores conocidos por el gran público; sin embargo, tiene piezas que brillan por sí mismas y que si hubieran sido firmadas por otros contemporáneos suyos, seguro que nos sonarían más. 

Esta magnífica polifonía es absolutamente conmovedora. Si la música produce de inmediato en quien escucha emociones, este Crucifixus es un buen ejemplo. Las disonancias que introduce nos mantienen en mágica espera hasta su resolución. Como dice Pedro Furtado en un comentario al vídeo, essas dissonâncias são tudo!

Abandonaos durante los poco más de tres minutos que dura a la plácida y exclusiva tarea de no hacer otra cosa que escuchar.

sábado, 22 de enero de 2022

TRIKITILARIS, Hernández-Mendizabal


TrikitilarisPlaza los Etxeberri.


En este inmenso muestrario de arte escultórico que son las plazas y las calles de las ciudades y al que tan poco caso se suele hacer —¿alguien ha visto alguna vez mirar, no ya con atención o curiosidad, sino simplemente mirar alguna de las esculturas que adornan espacios públicos en alguna ciudad del mundo?—, hoy traigo esta del donostiarra Tomás Hernández-Mendizabal (1940-2021), que falleció hace poco más de un mes

A mí esta pareja de trikitilaris me gusta mucho por el colorido, las formas y el lugar en que se halla. Me explico. La obra está realizada en metal, pero la forma de aplicar los colores que el artista ha utilizado se parece mucho al resultado que se produce cuando se mezcla la plastilina —quienes tienen menos de diez años saben muy bien cómo son esas mezclas—. Si al aspecto colorista añadimos las formas esbeltas y muy simplificadas con que se representan los dos personajes, el resultado tiene todo el aspecto de las figuras que hace las tiernas criaturas en los centros escolares de todo el mundo. Esta característica cromática le da a la obra una gran vitalidad y una expresión muy rica. Y, además, para redondear la tarea, la escultura se encuentra en una plaza frente a un parque infantil, donde todos los días juegan los críos como si estuvieran animados por los sones del pandero y el acordeón.

Y para quien no sepa qué tipo de música es esta, nada mejor que un ejemplo:

viernes, 21 de enero de 2022

GÓNGORA

Tendemos a pensar que el estado de cosas que vivimos es la que ha existido siempre. Pensamos que la nómina de un manual de literatura española en el que hemos estudiado ha sido la relación de nombres que siempre ha estado presente. Nada más alejado de la verdad. Recojo aquí las palabras de Dámaso Alonso sobre el caso Góngora:

La restauración de Góngora comenzó allá en Francia (a cada cual lo suyo). Fue necesario que al Parnaso le pusiera una deliciosa, matizada sordina el simbolismo, para que, dentro de este último, un gran poeta, Paul Verlaine, que no sabía español, volviera los ojos a Góngora. Culto tan genialmente intuitivo como burdamente "snob", que Rubén Darío aprendió en los cenáculos de París y trajo a España.

¿Por qué ese súbito interés por Góngora? Es que Góngora era el poeta maldito, el artista raro, incomprensible, el escritor execrado en las historias de la literatura. Lo que se buscaba entonces en él era lo "precioso", lo "vago", lo "sugerente", lo "nebuloso". Y ahí quedaron las cosas, con unas cuantas resonancias (D. Alonso, Poesía española, Gredos, 1993).

Después llegaron una legión de estudios realmente serios e intentaron poner a Góngora en su sitio. Fue la llamada generación del 27, es especial el autor de quien he citado las palabras, quienes se encargaron de enseñarnos a leer y a disfrutar del poeta cordobés. Y luego vinieron más trabajos, más lecturas y más ediciones esclarecedoras con las que solemos comenzar la lectura del Góngora más técnico, más difícil y también más perfecto y extraordinario, el de la Fábula de Polifemo y Galatea y el de las Soledades.

En la actualidad, contamos con una legión de buenas ediciones que nos permiten su lectura sin ningún problema, excepto la pereza que nos dé comenzar a disfrutar de la maravilla que es la lengua poética de don Luis, seguramente nunca igualada en la historia de la creación lingüística en idioma castellano. Un solo ejemplo tal vez sea suficiente para convencernos de la enorme capacidad de creación de imágenes que tenía. 

En 1609, ya poseedor de todos sus recursos, escribe, desencantado y triste por los asuntos de palacio y de la justicia, una epístola moral sin Fabio (G. Diego), recreación de las epístolas morales y el beatus ille horaciano en la que, entre otras muchas perlas, leemos esta para referirse al ruiseñor: 

prodigio dulce que corona el viento,
en unas mismas plumas escondido
el músico, la música, el instrumento.

No cabe más belleza ni más inteligencia. Genialidad pura.

***

Y para quienes prefieran leer directamente, sin mediación de ningún tipo, en edición sin lujo, pero bien cuidada, siempre está la colección de la Biblioteca Castro, por supuesto: