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Y estos son algunos de los edificios que ocultan una parte del horizonte londinense. Es la fotografía que más me gusta de las que hice desde la torre. Detalle: cuervo en la esquina superior del edificio de la izquierda.
"El espacio puede tener un horizonte y el tiempo un final, pero la aventura del aprendizaje es interminable". Timothy Ferris. La aventura del Universo.
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Editorial Traducción: Bernardo Valdés |
Primero nos habla de las viñetas (hay una cuantas que podéis ver aquí) origen de toda la obra: Me permito volver a publicar Filósofos en libertad, cuyo origen es el siguiente: las viñetas sobre la historia de la filosofía las hice primero, en cantidad diez veces mayor, durante algunos congresos en la Universidad de Turín. Después llegaron los versos, se hicieron algunas publicaciones, la cosa fue creciendo y el resultado final es el que tenemos, muy bien editado por Libros del zorro rojo. En otro momento nos explica que tras los Filósofos en libertad y los dedicados a Proust, a Mann y a Joyce, fue añadiendo más poemillas que escribió en épocas distintas, casi siempre durante congresos aburridísimos. Importante y muy divertida me parece la anécdota que nos cuenta: Sé de gente que lo ha utilizado para preparar los exámenes de selectividad (lo cual, sin ser un lisonja de la obra, es sin duda una vergüenza para esta institución inquisitorial). Y termina advirtiéndonos: El elevado ideal ético que ha dominado todos y cada uno de estos divertimentos ha sido siempre el de una absoluta corrección científica. Espero que sirvan de advertencia a las futuras generaciones: bromear, sí, pero seriamente (el destacado es mío).
Os dejo ahora el dedicado a
LOS ANALISTAS DEL LENGUAJE
Con el insípido acento
de ese Oxford macilento,
contrario a los malditos
metafísicos viejitos,
ha surgido de la nada
una grey iluminada
de sabios que con coraje
analizan el lenguaje.
Ellos toman como guía
lo que Stevenson decía,
más que el pan los alimenta
lo que Gilbert Ryle les menta,
solo pueden afirmar
lo que dicen Hall o Hare,
junto a sus manes amados
es Rossi-Landi adorado,
también cuando no están tristes,
de Preti hacen muchos chistes.
Cuando Heidegger les larga
con su teoría amarga:
"la nada mucho nadea",
el analista se mea
y le dice «¡cierre el pico!,
no sea usted un borrico;
tendré la mente alelada
pero no entiendo de su Nada,
deme cualquier accidente
y le encuentro el referente.
Su frase acaso resuena,
y aunque me parece buena
y tiene digna presencia,
me provoca reticencia.
Si digo "da las manzanas",
no me ando por las ramas
ni me voy a la deriva,
pues la frase es prescriptiva.
La falsa filosofía
a la nada se confía.
Pero deja de ser vana
referida a la manzana.
Si tus frases analizas
no lo haces todo trizas.
Las ideas nebulosas
no se avienen con mi prosa
y las dejo yo, a fe mía,
a la libre poesía,
cuyas pseudoafirmaciones
propias son de esos mamones».
Y analiza esto y aquello
el analista, ¡qué bello!,
con el lema de afirmar
lo que no puede probar.
De este modo, que evidencio,
se ve abocado al silencio.
Si queréis leer unos cuantos más, la editorial tiene un pdf con bastantes páginas liberadas.
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Cubierta del carnet |
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Editoriales: Alba, Cátedra |
Pero lo cierto es que el siglo XIX es el siglo del estallido de la novela en toda Europa y si preguntáramos en la calle por esos nombres, seguro que solamente les iban a sonar los dos últimos, Stevenson —La isla del tesoro, El extraño caso del Dr Jekyll y Mr Hyde— y Wilde —El retrato de Dorian Gray, La importancia de llamarse Ernesto, El príncipe feliz—. Al que habría que añadir otro nombre todavía con mayor proyección internacional, Charles Dickens, a quien debemos atribuir el dudoso gusto de inventar el afectado sentimentalismo navideño.
Para contextualizar la poesía que se practicó durante la época del largo reinado de la reina Victoria (1837-1901) conviene señalar algunas características que Pujals recoge en su Historia de la literatura inglesa: