Acabo de terminar este hermoso libro de viajes del siempre eficaz y amable Reverte. En él se nos cuenta el que realizó el autor en 2004 a Irlanda empezando, cómo no, por el Bloomsday. Está plagado de anécdotas, canciones tradicionales irlandesas, alusiones históricas y mil y una historias sobre los personajes más sobresalientes del lugar, especialmente escritores, porque si en algo está sobrada Irlanda es en gente que hace lo que le quiere con las palabras. Música y poesía son dos habilidades de las que disponen en cantidades industriales.
Hay muchas cosas que me han gustado del libro, pero lo que más me ha sorprendido ha sido el personaje Daniel O'Connell, de quien sólo conocía su nombre, su apodo —El Libertador— y nada más, yo que soy admirador del movimiento pacifista, sus líderes y sus textos.
Según cuenta Reverte, el mismísimo Gandhi tomó buena nota de los métodos de O'Connell y los llevó a la práctica en su India natal. Os dejo el párrafo completo en el que aparecen tres citas de este noble irlandés que hizo lo que mejor sabía por conseguir sus objetivos políticos: hablar y razonar, razonar y hablar.
"No hay ningún cambio político, del tipo que sea, que merezca que se vierta una gota de sangre humana", dijo O'Connell en 1798, tras la gran rebelión de Wolfe Tone y los suyos, a los que no se unió. Y cuando Robert Emmet fue ejecutado tras los sucesos de 1803, opinó: "Un hombre capaz de preparar a sangre fría tal derramamiento de sangre, tantos asesinatos y tantos horrores de toda clase, ha dejado de ser objeto compasión". En otra ocasión, en un debate frente a John Mitchel, proclamó: "Es, sin duda, algo muy noble morir por la patria, pero creedme, un solo patriota vale tanto como un cementerio lleno de patriotas muertos" (pp. 315-6).
Aunque no hubiera sido nada más que por este hallazgo, hubiera merecido la pena su lectura, pero todo él se lee con placer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Este blog es personal. Si quieres dejar algún comentario, yo te lo agradezco, pero no hago públicos los que no se atienen a las normas de respeto y cortesía que deben regir una sociedad civilizada, lo que incluye el hecho de que los firmes. De esa forma podré contestarte.