martes, 13 de mayo de 2014

DIÓGENES DE SÍNOPE

Define el DRAE el cinismo como desvergüenza en el mentir, como imprudencia u obscenidad descarada y sólo en la tercera acepción como doctrina de los cínicos. Ya sabemos que el estudio de la filosofía no es un estudio mayoritario y que la palabra cínico no tiene precisamente connotaciones positivas. A mí, en cambio, son las que me interesan. De hecho, Diógenes es uno de los filósofos de la Grecia clásica que más simpático me cae y con el que comparto buena parte de sus ideas.


Imagen tomada de Wikipedia
Según frase que se atribuye a Platón, era Diógenes un Sócrates enloquecido. Sin duda, los atenienses, al principio, no le tuvieron mucha simpatía porque con su forma de pensar y su expresión directa ponía en evidencia los vicios y falsedades de la época. Sin embargo, no tardaron en rendirse a su discurso y, cuando murió —pobre, igual que vivió—, colocaron esta inscripción en su tumba:

Hasta el bronce envejece con el tiempo, pero nada
tu gloria la eternidad entera, Diógenes, mellará.
Pues que tú solo diste lección de autosuficiencia a los mortales
con tu vida, y mostraste el camino más ligero del vivir.

Parece que escribió varios diálogos y alguna tragedia, pero lo que nos ha llegado hasta nosotros son las anécdotas recogidas por Diógenes Laercio en su Vida, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres, y en la que no aparece la que sin duda es la más famosa y posiblemente la más apócrifa de todas:

Se cuenta que Alejandro Magno, atraído por la fama del filósofo, fue hasta Atenas para visitarle, se acercó a la tinaja que tenía por habitáculo y le dijo que le pidiera cuanto quisiera, que él se lo concedería. Diógenes lo miró y como el que luego fuera gran conquistador del imperio asiático le estaba quitando el sol que tanto le placía, por toda petición le dijo: Apártate que me das sombra. Todo cuanto quiero ahora es tomar el sol.

2 comentarios:

  1. Mellar (DRAE): Menoscabar, disminuir, minorar algo no material. Mellar la honra, el crédito.

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  2. Un metal como el bronce, a pesar de su resistencia, envejece, se estropea, se oxida...; la fama de Diógenes, en cambio, nunca perderá brillo.

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