Esta constelación, una de las más pequeñas, del Hemisferio Norte, tiene que ver con la historia de Teseo, el Minotauro y, lógicamente, con la de Ariadna.
Cuando Teseo dio muerte al Minotauro y logró salir del laberinto, dio por terminada la hazaña que lo había conducido hasta Creta, y embarcó de vuelta hacia Atenas junto con Ariadna, la hija del rey Minos, que se había enamorado del héroe ateniense. Teseo y su tripulación pararon para repostar en la isla de Naxos. En ella dejó abandonada a la princesa cretense. Ariadna se sintió humillada y, profundamente triste, no quiso saber nada más de los hombres.
Tiempo después pasó por allí Dioniso con su séquito. Al ver a la muchacha, quedó enamorado de ella y, poco después, se casaron. Producto de esta relación tuvieron cuatro hijos: Toante, Estáfilo, Enopión y Pepareto. Cuando Ariadna murió, lanzó al cielo la diadema que le había regalado el día de la boda, y se convirtió en la constelación que hoy conocemos.
Tiziano nos contó así el momento del encuentro entre Ariadna y Dioniso:
(La imagen ha sido tomada de este blog: http://traumwerk.stanford.edu/philolog/)
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