La pareja de amantes formada por el caballero Tristán y la reina Isolda, forma parte de la mitología europea, es la primera de todas ellas y la que inspira a otras parejas tan célebres y trágicas como Romeo y Julieta, la más insigne de todas ellas. Una historia tan sugestiva y fascinante como desdichada. ¿Qué más podemos pedir para quedar atrapados en el relato?
La historia tiene todos los atractivos necesarios para subyugarnos a poco sensibles que seamos a los relatos de amor romántico y aventuras épicas; además, conjuga perfectamente los elementos de tradición celta, los de ascendencia clásica y los aún más antiguos de origen indoeuropeo. El entorno social, la ética profana del amor, el conflicto entre libertad individual y las instituciones..., todo contribuye para que no queramos dejar la lectura una vez iniciada.
Los personajes fueron incorporados rápidamente al ciclo artúrico, habitaron en la imaginación europea medieval, se incrustaron en el romancero popular, fueron acogidos con entusiasmo en la época romántica, crecieron con la atención de la Hermandad Prerrafaelita y alcanzaron su apogeo con la ópera que Wagner les dedicó. Como indica Isabel de Riquer, este intenso intercambio entre los deseos del público y las aportaciones de los escritores y de los artistas evidencia el atractivo que suscitó, y que nunca ha dejado de suscitar, la historia, tantas veces repetida, de los amores de Tristán e Iseo (La literatura admirable, p 116).
Las vacaciones de verano pueden ser el momento ideal para leerla, tanto en la adaptación en sencilla y hermosa prosa que el romanista Joseph Bédier realizó, como en cualquier otra que encontréis.