ἔμμεν' ὤνηρ, ὄττις ἐνάντιός τοι
ἰσδάνει καὶ πλάσιον ἆδυ ϕωνεί
σας ὐπακούει
καὶ γελαίσας ἰμέροεν, τό μ' ἦ μὰν
καρδίαν ἐν στήθεσιν ἐπτόαισεν,
ὠς γὰρ ἔς σ' ἴδω βρόχε' ὤς με ϕώναι
σ' οὐδ' ἒν ἔτ' εἴκει,
ἀλλ' ἄκαν μὲν γλῶσσα †ἔαγε λέπτον
δ' αὔτικα χρῶι πῦρ ὐπαδεδρόμηκεν,
ὀππάτεσσι δ' οὐδ' ἒν ὄρημμ', ἐπιρρόμ
βεισι δ' ἄκουαι,
†έκαδε μ' ἴδρως ψῦχρος κακχέεται† τρόμος δὲ
παῖσαν ἄγρει, χλωροτέρα δὲ ποίας
ἔμμι, τεθνάκην δ' ὀλίγω 'πιδεύης
ϕαίνομ' ἔμ' αὔται·
ἀλλὰ πὰν τόλματον ἐπεὶ †καὶ πένητα†
En la traducción de Carlos García Gual:
Me parece que es igual a los dioses
el hombre aquel que frente a ti se sienta,
y a tu lado absorto escucha mientras
y encantadora sonríes. Lo que a mí
el corazón en el pecho me arrebata;
apenas te miro y entonces no puedo
Al punto se me espesa la lengua
y de pronto un sutil fuego me corre
me invade un frío sudor y toda entera
Este fragmento, el número 31, es uno de los fragmentos más conocidos de Safo de Lesbos o Safo de Mitilene y uno de los que ha tenido más traducciones y adaptaciones desde la antigüedad. El poema es célebre por la capacidad para expresar la intensa emoción, el trastorno emocional que recibe la persona en los primeros momentos del enamoramiento.
Sobre su influencia, y recordando ese maravilloso texto que escribió G. Highet, La tradición clásica. Influencias griegas y romanas en la literatura occidental, hay que decir que este fragmento ha influido notablemente en la concepción moderna de la poesía lírica y en la manera de expresar el deseo amoroso. Pero si hay un eco prístino e inequívoco de estos versos, tal vez el más famoso y reconocido de todos ellos, es en Catulo, en su poema 51, donde realiza una magnífica adaptación de los versos de Safo:
Ille mi par esse deo uidetur,
ille, si fas est, superare diuos,
qui sedens aduersus identidem te
spectat et audit
dulce ridentem, misero quod omnes
eripit sensus mihi: nam simul te,
Lesbia, aspexi, nihil est super mi
uocis in ore
lingua sed torpet, tenuis sub artus
flamma demanat, sonitu suopte
tintinant aures, gemina teguntur
lumina nocte.
otium, Catulle, tibi molestum est:
otio exultas nimiumque gestis:
otium et reges prius et beatas
perdidit urbes.
El fragmento de Safo es uno de esos poemas que a lo largo de la historia de la literatura ha sido objeto de infinidad de comentarios, lecturas y adaptaciones. No es solamente Catulo; Teócrito y Apolonio de Rodas también adaptaron el poema. Otro tanto hicieron Valerio Edituo, Lucrecio y Plauto.
Más: en el siglo XIX el poema empezó a ser considerado como un ejemplo de lírica romántica e influyó en Tennyson (cuyo "Eleänore" y "Fatima" están inspirados en él. Anteriormente, Shelley y Keats, habían dejado pruebas de su lectura en, por ejemplo, "To Constantia, singing" y en "Ode to a Nightingale".
No quiero cerrar esta entrada sin recordar que Platón se basa en él en el segundo discurso de Sócrates sobre el amor en el Fedro. En fin, que la sombra de ϕαίνεταί μοι es casi tan larga como la historia de la poesía en Europa.