Traductora: Olivia de Miguel |
EL CAMPANERO
Durero habría encontrado una razón para vivir
en una ciudad así, con ocho ballenas varadas
y ve los barcos
el campanero, cada uno a su modo,
"El espacio puede tener un horizonte y el tiempo un final, pero la aventura del aprendizaje es interminable". Timothy Ferris. La aventura del Universo.
Traductora: Olivia de Miguel |
Antes de visitar el palacio Lazarraga, que era el objetivo principal de mi visita, pude ver el interior de la iglesia, pues tuve la suerte de coincidir con quien la iba a abrir, quien, además, se prestó a ofrecer todo tipo de explicaciones.
Lo más destacado del interior de la Iglesia de san Saturnino de Tolosa, patrón del pueblo, es el retablo, que está dedicado a este personaje procedente de la Galia.
Retablo de san Saturnino |
Se cuenta, y así aparece recogido en la primera calle del primer piso que fue muerto porque lo ataron a un toro al que espolearon para que saliera corriendo mientras arrastraba el cuerpo del que ya entonces era obispo de Tolosa (Francia). Cuando el toro dejó de correr, Saturnino ya estaba muerto. Y todo eso porque se negó a participar en el sacrificio de ese toro a Júpiter.
Apresamiento |
Cuando le atan al toro |
Fijaos en la nítida sombra que proyecta el edificio de la iglesia |
Para finalizar, una sala recoge las maquetas de todas las construcciones de Zalduendo (en la fotografía no están recogidas todas).
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Se pueden ver, y están nombradas para que se reconozcan, las estrellas más brillantes de la constelación de Orión. Arriba, a la derecha, se encuentran la estrella Aldebarán (la más brillante de Tauro) y, por encima, el planeta Júpiter. Arriba, a la izquierda, Alhena, una de las estrellas que forman los pies de Géminis.
M 42 y NGC 1980 son parte de lo que se conoce como la espada de Orión. Esa es la zona donde se halla la famosa nebulosa conocida como Cabeza de Caballo, solamente asequible a un telescopio de aficionado de cierta potencia.
Durante todo el mes Júpiter será muy fácil de identificar porque va a estar, más o menos, en esa misma posición.
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Editorial |
Como la astronomía es uno de mis temas favoritos, y aunque ya tengo un buen atlas del universo, no puedo resistir la tentación de hacerme con la primera entrega (son 40 en total) por el irrisorio precio de 1€.
No se trata de una novedad. En los créditos finales aparece 2018 como fecha de publicación y la página de la editorial está dando las fechas de entrega a partir del 26 de octubre de 2021. Puedo suponer, por tanto, que esta es la tercera vez que aparece la colección en los quioscos de prensa.
En cualquier caso, y sea esta la tercera vez que se pone en circulación o sea la que sea, el producto es de muy alta calidad tanto en sus textos como en sus gráficos, fotografías e infografías, como corresponde a una entidad que se ha dedicado desde 1888 a la divulgación de todo cuanto tiene que ver con esa basta disciplina que conocemos como geografía, ya sea geografía terrestre o geografía del universo.
Dejo tres ejemplos que muestran mejor que las palabras ese buen hacer de la entidad, cuya característica principal en lo que respecta a la redacción de texto es que sean siempre comprensibles para cualquier persona que tenga interés, pero ninguna formación.
En la primera, por ejemplo, están enunciadas de manera comprensible las tres leyes de Kepler sobre las órbitas planetarias. En la última, aparece recogida la existencia de uno de esos cuerpos conocidos como plutinos, Sedna, cuyo descubrimiento data de este siglo, concretamente de 2003.
En pocas palabras, un atlas muy atractivo, de fácil consulta e ideal para introducirse en el conocimiento de las maravillas del cosmos.
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Motivado por la programación de la OSE y por el caluroso comentario Ángel Carrascosa Almazán, mi propuesta para este último domingo de enero insertado en el corazón del invierno este bellísimo concierto para violín del polaco Karol Szymanowski.
Este concierto se estrenó en 1922 y, aunque no ha sido muy programado en las grandes salas de concierto occidentales, es una obra de gran originalidad e intensidad que puede gustar a un gran público. La crítica especializada lo considera el primer concierto para violín en salirse del parámetro clásico-romántico.Piedad de Villeneuve-lès-Avignon. Fuente: Louvre. |
Debo confesar que no me siento muy atraído por la pintura de carácter religioso y que de las piedades que conozco no es esta la que más me atrae. Sin embargo, cuando he vuelto a leer , de François Cheng, me he encontrado con un comentario al que en otro tiempo no hice ningún caso y ahora me ha parecido que estaba lleno de belleza y sabiduría. Lo voy a reproducir aquí, pues es una manera de ver aspectos de una obra de arte que en ocasiones se nos escapan y una manera de entender la propia vida. También es una forma de invitar a la lectura del libro
No todos los humanos se ven obligados a atravesar las adversidades de las que acabo de hablar. Pero todos pueden participar en la grandeza nacida de la dignidad interior del ser que se enfrenta a lo terrible en nombre de la vida. Probablemente es por eso por lo que, en el arte occidental, las pinturas que representan la Piedad están entre sus obras maestras más importantes. Tomemos por ejemplo la Piedad de Aviñón, del Louvre, una de las más impresionantes. Este cuadro, pintado por Enguerrand Quarton en 1455, es la primera gran manifestación en Francia de la pintura de caballete. El artista, libre de una tradición de escuela y de preciosismo técnico, puso en la pintura toda la fuerza de su alma. Ancho, el cuadro tiene la dimensión de un tríptico, pero es de una pieza. El cadáver del Crucificado se extiende horizontalmente a lo largo de la escena, un cuerpo rígido y roto, con las piernas caídas, el brazo derecho colgando y, en su extremo, la mano con los dedos retraídos. Alrededor del cadáver se encuentran tres personajes. A la izquierda, Juan se inclina hacia delante, sobre la cabeza de Cristo, mientras sus dos manos, en un gesto de devoción que refleja un amor filial sin límite, tratan de arrancar las espinas hundidas en la cabeza del supliciado. Junto a los pies de Cristo, o sea a la derecha, está María Magdalena. También se inclina hacia delante, con un frasco de perfume en la mano izquierda. Su vestido rojo como la sangre cubre el cadáver hasta medio cuerpo (como sangre que refluye). La parte vuelta del forro con que se seca las lágrimas es de color amarillo; responde a los rayos amarillo-dorados que emanan de la cabeza de Cristo. Del pálido rostro de la joven, se ven todavía la mejilla encendida de pasión y los labios entreabiertos como si siguiera llamando al hombre, susurrándole las palabras de amor nunca pronunciadas, nunca interrumpidas. En medio del cuadro se encuentra la Virgen. El cuerpo de su hijo reposa sobre sus rodillas. Lleva un vestido color de noche oscura que subraya con mayor violencia la tez lívida de su faz de ojos y boca cerrados. Uno cree oír su grito mudo, de tristeza mezclada con estupefacción. Con el busto erguido, es la única figura vertical del cuadro, mientras que las demás están en posición horizontal u oblicua. Así erguida, parece esperar, en medio de su dolor, una respuesta venida de arriba.A nadie le habrá pasado desapercibido que lo que está en la base de todo el comentario es aquello que Platón defendía en su célebre El Banquete: la búsqueda del verdadero significado de la belleza y del bien a través del verdadero significado del amor. Verdad, belleza y amor ejemplificados aquí en el acto extremo de llegar a dar la vida por amor a la humanidad. Esa era también la virtud más bella posible en la doctrina de Confucio.
PS: Si os interesa leer el libro, pero no lo encontráis en ninguna biblioteca o no tenéis intención de pagar la absurda cantidad que en este momento piden por él, en Internet Archive lo tenéis a vuestra disposición.
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