martes, 4 de febrero de 2025

PASEO POR ZALDUENDO/ZALDUONDO


El domingo a las 10 de la mañana aún quedaba una fina niebla pegada a las laderas de la sierra de Aizkorri, pero pronto el cielo azul se hizo dueño y señor de toda la mañana. 

Antes de visitar el palacio Lazarraga, que era el objetivo principal de mi visita, pude ver el interior de la iglesia, pues tuve la suerte de coincidir con quien la iba a abrir, quien, además, se prestó a ofrecer todo tipo de explicaciones.

Lo más destacado del interior de la Iglesia de san Saturnino de Tolosa, patrón del pueblo, es el retablo, que está dedicado a este personaje procedente de la Galia

Retablo de san Saturnino

No sé si la leyenda o si la historia cuenta que san Saturnino (san Sernín, san Cernín) estuvo predicando en Pamplona y ahí bautizó a Fermín y a sus padres. Este Fermín será luego el santo bajo cuya advocación se celebran las fiestas tal vez más famosas de toda la península. Cuento esto porque hay cierta confusión entre ambos personajes. Pero volvamos a Saturnino. 

Se cuenta, y así aparece recogido en la primera calle del primer piso que fue muerto porque lo ataron a un toro al que espolearon para que saliera corriendo mientras arrastraba el cuerpo del que ya entonces era obispo de Tolosa (Francia). Cuando el toro dejó de correr, Saturnino ya estaba muerto. Y todo eso porque se negó a participar en el sacrificio de ese toro a Júpiter.

Apresamiento

Cuando le atan al toro

Fuera de la iglesia, un pequeño paseo por el pueblo sirvió para comprobar lo bien cuidado que está y la bondad arquitectónica de muchas de sus edificaciones.


Fijaos en la nítida sombra que proyecta el edificio de la iglesia

Entre todas ellas destaca, claro, el palacio de Lazarraga, que tiene una espléndida fachada, donde luce una portada plateresca adintelada y flanqueada por dos pares de columnas jónicas, que recuerda mucho la disposición de la del Colegio del Arzobispo Fonseca de Salamanca. Sobre ella, un sobredimensionado escudo de los Lazarraga-Lecea flanqueado por columnas y dos grandes estatuas de soldados portaestandartes.



Pero es la fachada sur le que a mí más me gusta. La galería que luce en la planta primera, además de centrar la fachada y de ofrecer el elemento arquitectónico de mayor belleza de todo el edificio, dota al palacio de humanidad, le otorga la categoría de espacio habitable, que, en mi opinión, es el aspecto más atractivo de cualquier edificio que sirva de vivienda y se precie de tal.


Atención a la repisa a base de volutas y roleos que apoya sobre el capitel
             


Por dentro, el museo ofrece varios espacios. En la planta baja se encuentran las salas que recogen aperos y muebles de lo que podríamos llamar época preindustrial. Hay aperos de labranza, muebles de los que se utilizan en las casas rurales y una reconstrucción de las cañas de pastor, tan típicas de esta zona. También está la sala dedicada a Blas Arratibel, gran impulsor de la Asociación Cultural de Zalduendo y de la artesanía tradicional. En esta sale se recogen las obras ganadoras de los premios que llevan su nombre.



La planta superior está dedicada a los carnavales de la zona (por cierto, el 3 de marzo de este año será especial pues se cumple el quincuagésimo aniversario de la creación del carnaval moderno de Zalduendo),



las pinturas murales que se encontraban en la pared interior de la galería y que necesitaron restaurar y reubicar





y uno de los documentos (reproducción, claro) más importantes de la cultura vasca, como es el manuscrito de Lazarraga, el libro en lengua vasca más antiguo del País Vasco peninsular y solo veinte años después del famoso Linguae vasconum primitiae, de Etxepare.




Para finalizar, una sala recoge las maquetas de todas las construcciones de Zalduendo (en la fotografía no están recogidas todas).


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