Sin duda, Brecht es mucho más importante como autor teatral que como poeta, pero hubo un tiempo en que sus poemas también se leyeron con asiduidad y, en España, Alianza vendió miles de ejemplares de la antología Poemas y canciones, aunque es la misma editorial la que en la actualidad ha colgado el libro en la red.
De su biografía me gusta mucho la anécdota relativa a su trabajo sobre Horacio. Era bachiller cuando estalló la Primera Guerra Mundial y aprovechó el trabajo que estaba realizando sobre el poeta latino para criticar la ingenuidad de los alistados y la mala intención de los alistadores. La ocasión se la dio el tercer libro de odas, en el que la segunda de ellas tiene una estrofa que comienza con esta frase: Dulce y honorable es morir por la patria. El trabajo casi le cuesta la expulsión.
Sea como sea, y aunque su poesía haya perdido interés, frescura o lo que quiera que haya perdido, todavía hay muchos poemas que se mantienen jóvenes... o que otros jóvenes siguen utilizando, incluso, para componer sus creaciones.
MALOS TIEMPOS PARA LA LÍRICA
Ya sé que sólo agrada
quien es feliz. Su voz
se escucha con gusto. Es hermoso su rostro.
El árbol deforme del patio
denuncia el terreno malo, pero
la gente que pasa le llama deforme
con razón.
Las barcas verdes y las velas alegres del Sund
no las veo. De todas las cosas,
sólo veo la gigantesca red del pescador.
¿Por qué sólo hablo
de que la campesina de cuarenta años anda encorvada?
Los pechos de las muchachas
son cálidos como antes.
En mi canción, una rima
me parecería casi una insolencia.
En mí combaten
el entusiasmo por el manzano en flor
y el horror por los discursos del pintor de brocha gorda.
Pero sólo esto último
me impulsa a escribir.
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