Sabemos que la comunicación es un acto complejo y difícil que requiere muchas cualidades. La primera de todas, la de prestar atención a lo que se oye, que no otra cosa es escuchar. Si falla la escucha, la comunicación queda inmediatamente rota.
Oscar Wilde opinaba que no escuchamos lo que nos dicen y para ilustrarlo contaba la siguiente anécdota que aseguraba haberle ocurrido a él: Para justificarme ante la dueña de casa por haber llegado tarde a su fiesta, le dije que me había demorado por haber tenido que enterrar a una tía mía a la que acababa de matar, a lo que ella me contestó: "No se preocupe, lo importante es que haya venido".
(Diccionario general de frases y dichos célebres, p.196). Puede parecer increíble la anécdota de Wilde, pero es rigurosamente cierta, al menos, en lo que a mí respecta.
Para ilustrar la importancia de la escucha, base y sustento de la comunicación, relaté en una ocasión ese suceso del escritor irlandés a un grupo. Por supuesto, se rieron mucho e hicieron todo tipo de comentarios sobre el tema, alabando la virtud de la escucha. Lo increíble —y aquí viene lo que a mí me atañe de esta historieta— es que estando con ese mismo grupo un par de semanas después, en una situación en la que yo debía marcharme mientras el grupo se dirigía a otro lugar, alguien me preguntó por qué no me quedaba con ellos y yo, malicioso e irónico, pues el grupo ya sabía el motivo de mi ausencia, respondí que debía irme porque tenía que asesinar a una tía mía para poder cobrar la herencia. La respuesta que recibí de la persona que me había hecho la pregunta fue un simple y escandalosamente falto de escucha: Ah, ya, claro.
Ni yo mismo me podía creer lo que estaba escuchando. De hecho, sospechaba que el relato de Wilde podía ser más producto del ingenio del escritor que un hecho real, que semejantes cosas no pasaban nunca, salvo en el anecdotario de personajes sobresalientes, pero nunca a las personas de carne y hueso. Después de sufrir en mis propios oídos semejante respuesta, no me queda la más mínima duda de que pueden ocurrir y, efectivamente, ocurren; de que, como en muchas ocasiones se dice, la comunicación es un milagro. ¡Socorro, que alguien me escuche!
"El espacio puede tener un horizonte y el tiempo un final, pero la aventura del aprendizaje es interminable". Timothy Ferris. La aventura del Universo.
Jesús queremos saber Alba y yo cuando has matado a tu tía.
ResponderEliminarnos encanta escucharte sigue contándonos historias.
Fue hace unas semanas, pero me salió mal porque el día anterior ella había dejado testamento a favor de una ong... y me quedé sin herencia.
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