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sábado, 6 de marzo de 2021

POESÍA JAPONESA, UNA BREVE MUESTRA

                                                          
Los poemas de la colección Kokin Wakashū (Kokinshu) los he tomado de Poesía clásica japonesa (traducción: Torquil Duthie); el resto, de El pájaro y la flor (traductor: Carlos Rubio).

El poema que el dios Susanoo escribió:

Yakumo tatsu                                  Hay ocho nubes
Izumo yaegaki                                en el palacio de Izumo,
tsumagomi ni                                   el de ocho vallas,
yaegaki tsukuru                              donde mora mi esposa,
sono yaegaki wo                             de ocho vallas guardada.

Este es el primer poema de la poesía japonesa. En la inscripción dice que fue el dios Susanoo quien lo escribió. 

Fuente: nippon.com. Vista con google maps  



El invierno atrás, 
la primavera ya florece.  
Antes callados,
los pájaros ya trinan.
Antes cerradas,
las flores ya se abren.
Y el monte espeso
y tan impenetrable
por la maleza
que las flores esconde.
Pero los montes de otoño...
¡ah, sus hojas que vemos
de rojos teñidas
y queremos tocar
pensando que antes verdes
estaban en la rama!
Por ese solo anhelo,
los montes de otoño yo prefiero.          


La dama Otomo no Sakanoue (700-750) 

Para que nadie 
de nuestro amor se entere,                        
no me sonrías
con la luz de tu nube
sobre un monte verde.


Kakinomoto no Hitomaro (m. hacia 715)

Hojas de bambú
por las brisas del del monte
tan susurrantes.
Solo sueño en mi esposa
que al salir dejé atrás.


[KOKINSHU]



Se levanta la neblina
y entre los brotes de primavera
al caer la nieve,
hasta en los pueblos sin flores
las flores se derraman.



Si en este mundo
no existieran las flores
de cerezo,
tendría la primavera
el corazón más tranquilo.


¿No es esta la luna?
¿Y no es ahora primavera
como era el año pasado?
Mi cuerpo es lo único 
que no ha cambiado.



El color de las flores
oculto por la neblina,
aunque no las muestres,
roba al menos su perfume
¡O viento de la montaña!



Buscando el vado
entre las olas blancas
del río del cielo,
y sin que pudiera cruzar
llegó el amanecer.


¿Y qué es la vida?
efímera como el rocío:
si pudiera cambiarla
por una sola cita,
para nada la querría.




Cruzaré después
de detenerme a mirar
las hojas carmesí,
que aunque caigan como lluvia
el agua no creo que suba.



Digo ayer 
y el hoy ya pasa
y con el río Asuka
la rápida corriente
de los días y los meses.



Tan acostumbrado 
como a esta ropa china
al tacto de mi esposa,
pienso en la distancia
del viaje que nos separa.



Los cerezos del monte
que a través de la neblina
apenas pude
entrever a la persona
a la que tanto quiero.



¿Será que lo vi
por haberme dormido
pensando en él?
De haber sabido que era sueño,
no habría despertado.


En noche sin luna
cuando no puedo verle,
el querer me despierta
llamas latiendo en el pecho
y el corazón me arde.



Fujiwara no Koremoto (¿?)

¿Por qué pensé
que las gotas de rocío
eran efímeras?
¿Solo porque yo
no yazgo sobre la hierba?


***

[KOKINSHU]



"¿Acaso es él
o tal vez no es?",
me preguntaba.
Tras la nube, la luna
se ocultó de repente.


[GOSHUUISHUU]



Aquí tumbada 
con mi caballo negro
alborotado
¡Cómo añora la mano
de quien lo acariciaba!


El monje Ryoozen

Acompañado
de mi soledad miro
desde mi choza
pobre y sólo veo
el otoñal crepúsculo.


[ÉPOCA EDO]


El viejo estanque.
Se zambulle una rana.
Ruido de agua.


¡Que pena! Bajo
el yelmo del guerrero,
cantos de grillo.


Tregua de vidrio:
el son de la cigarra 
taladra rocas.



Posada en la armadura
del guerrero en acecho,
la mariposa.


Tiempo de lluvias.
Frente al río crecido,
dos casitas.


Una pareja
a muerte condenada
cambia de ropa.



Sobreviviendo,
sobreviviendo a todos,
¡ah, el frío!


En soledad
mi comida me como.
Viento de otoño.


Bajo la sombra 
de un cerezo en flor,
¿es que hay extraños?


El pájaro y la flor en la red de bibliotecas de Esukadi:
Poesía clásica japonesa en la red de bibliotecas de Esukadi:


Otros títulos: 

sábado, 5 de octubre de 2019

CALENDARIO DE TERTULIAS 2020 EN LA BIBLIOTECA CBA

7 ENERO
Poesía griega arcaica: Homero y Hesíodo.
4 FEBRERO
3 MARZO
Poesía latina: Catulo.
7 ABRIL
Poesía latina: Virgilio.
5 MAYO
Poesía latina: Horacio.
2 JUNIO
Poesía latina: Propercio, Ovidio y Marcial.
6 OCTUBRE
3 NOVIEMBRE
1 DICIEMBRE


El próximo año nos vamos al origen de la poesía en todos los rincones del planeta. Bucearemos entre las raíces del sentido de la palabra poética. Intentaremos averiguar por qué el proceso de su escritura implica conciencia del tiempo y de sus límites. Procuraremos descubrir la razón de los dos sentidos que Robert Graves decía que tenía la poesía para quien la crea: La fusión inesperada, en la mente, de ideas en apariencia contradictoria, o bien como el intento, más o menos deliberado (...) de imponer una ilusión de experiencia real en las mentes ajenas (On English poetry). 

O acaso, como escribía Lu Ji tres siglos antes de nuestra era, fuera de la tradición occidental, en su "Prosopoema del arte de la escritura": 

El proceso. Así es el comienzo: se interioriza la visión, se adentran los sonidos. Se demora el pensamiento y todo se interroga.

El alma galopa hacia los ocho confines del espacio. El espíritu vaga errante por alturas infinitas.

Al acercarse, la emoción poco a poco se convierte en luz. Las cosas se reflejan e intercambian su claridad.

Y es que al beber la esencia de las palabras dichas y escritas, paladearás el muy dulce sabor de los Clásicos.


Sea como fuere, y a pesar de que estas sean unas simples tertulias, no me cabe duda de que la lectura de las obras sobre las que se ha construido la poesía de todos los tiempos nos podrá aportar una visión más amplia, un conocimiento mayor y más profundo; en definitiva, una mirada mejor y más plena sobre las palabras fundacionales de la tribu. De casi todas las tribus.


***


Cual la generación de las hojas, así la de los hombres. Esparce el viento las hojas por el suelo, y la selva, reverdeciendo, produce otras al llegar la primavera: de igual suerte, una generación humana nace y otra perece (Canto VI, 145).

martes, 24 de septiembre de 2019

UNA PROPUESTA PARA LAS TERTULIAS IRUNESAS

Fuente: Noticias de Gipuzkoa
Desde hace ya bastantes años las tertulias han solido tener como elemento de mayor peso la poesía contemporánea. Durante este tiempo se han producido muchas incorporaciones nuevas al grupo, unas más habituadas a leer poesía y otras menos. Ante esta situación y como el responsable de la biblioteca está esperando que le mande la programación para el próximo año, lanzo ahora la pregunta de tal manera que dé tiempo a que penséis una respuesta:

¿seguimos como hasta ahora o procedemos de una manera sistemática y comenzamos el año 2020 realizando un recorrido histórico por la poesía mundial desde sus orígenes hasta el presente? 

Si optáis por la opción recorrido histórico sistemático, el plan para el próximo año sería este:


1. Poesía griega arcaica: Homero y Hesíodo (enero).


2. Poesía griega arcaica: De Arquíloco a Calímaco (febrero).


3. Poesía latina: Catulo (marzo).


4. Poesía latina: Virgilio (abril).


5. Poesía latina: Horacio (mayo).


6. Poesía latina: Propercio, Ovidio y Marcial (junio).


7. Poesía árabe: De Abu Nuwas a Ibn Zaydun (octubre).


8. Poesía clásica china (noviembre).


9. Poesía clásica japonesa (diciembre).



Quedo a vuestra disposición y nos vemos el martes, 1 de octubre, a las 17:30 en el CBA con los versos de Almudena Guzmán como mediadores del diálogo y la respuesta a la pregunta como previa al mismo. 



Se supone,
a mis cuarenta y cinco años,
que estoy tan cerca de la vida 
como de la muerte,
en plena edad media.

No me entusiasma la idea.

Quisiera llegar al renacimiento.


                   Almudena Guzmán. De Zonas comunes.

miércoles, 5 de febrero de 2020

EL PÁJARO Y LA FLOR

Editorial
Tal y como Carlos Rubio nos recuerda en las palabras iniciales de su estupenda introducción, ni todo es haiku en la poesía de Japón, ni todo es Murakami o Mishima en su prosa, y por si hubiera alguien que opinara distinto esta antología de poesía clásica japonesa viene a evidenciar el aserto.

Por suerte, el título aún está vigente y se puede conseguir en cualquier librería. En él se recogen casi doscientos poemas que van desde el siglo VII hasta el XX. Puede que parezca una muestra pequeña, pero es una muestra que permite hacernos una idea bastante cabal de la poesía japonesa a través del tiempo. A eso ayuda la contextualización literaria, histórica y cultural del estudio introductorio del antólogo, además de los comentarios breves, pero precisos, que acompañan a los poemas.



Y otro poema de Yosano Akiko (1878-1942), autora que cierra la antología:

"La primavera
es tan corta...", le dije,
y entre mis pechos,
rebosantes de vida,
enterré yo sus manos.

No me extraña que la poesía goce de mejor salud en Japón que en el mundo occidental. Ni que en 2011, cuando el terremoto y posterior tsunami arrasó parte de la costa oriental japonesa, las autoridades japonesas utilizaran un poema de Kaneko Misuzu para consolar a la población. Pero a ella le dedicaré otra entrada la próxima semana.

jueves, 11 de marzo de 2021

UN PRÓLOGO, LA PRINCESA NUKADA Y EL HANAMI

Librerías que lo tienen.
Librerías que lo tienen.


Los que vivimos en el mundo nos hallamos afectados por muchas experiencias expresando con la exuberancia de la vegetación de las palabras lo que vemos y oímos. Por ejemplo, cuando oímos el trino del ruiseñor en la floresta o el croar de la rana en el agua, comprendemos que no hay ningún ser vivo sin canción. La poesía mueve sin esfuerzo el cielo y la tierra, agita los sentimientos de los espíritus y de los dioses invisibles, suaviza las relaciones entre hombres y mujeres, y aplaca el fiero corazón de los guerreros 

 (Prólogo del Kokinshuu. Tsurayaki. Traducción de Carlos Rubio).

Tsurayaki fue poeta, editor del Kokinshuu —la recopilación de poesía más influyente de su época y la que se considera que muestra mejor el canon— y, por encima de todo, el crítico más destacado del período Heian. Este prefacio, redactado en torno al 922, es la primera obra en prosa que contiene un texto de crítica literaria y donde se reflexiona por primera vez de manera clara y sorprendentemente aguda sobre la esencia de la palabra poética. Breve e intenso, está recogido de manera completa en muchas antologías. El tercer párrafo de ese estudio introductorio sobre la poesía japonesa de aquel momento comienza así: De esta manera, al maravillarse ante las flores, al admirar los pájaros, al sentirse conmovido por la neblina o al sentir tristeza por el rocío, han ido surgiendo sentimientos en forma de numerosas y diversas palabras

Este prólogo nos deja la evidencia del protagonismo que adquiere la naturaleza en la poesía de Japón. Pero sin recurrir a la elegante prosa de Tsurayaki, tenemos un ejemplo más antiguo todavía y de mayor calado. La princesa Nukata o Nukada, de la que no sabemos con certeza nada más que vivió en el siglo VII —el de la aparición del Islam, el de la dinastía Tang en China, o el de Heraclio, emperador de Bizancio— y que inaugura una larguísima y exitosa querencia de sus compatriotas por la belleza otoñal. Su verso Akiyama so ware wa los montes de otoño yo prefiero, en traducción de Carlos Rubio—, con el correr de los años, se va a convertir en la expresión de una tendencia que compite en condiciones ventajosas con esa otra costumbre nipona, el famoso hanami

Noche de primavera,

su oscuridad es inútil:

si bien oculta el color

de las flores de ciruelo

¿acaso esconde su perfume?

      Ōshikōchi no Mitsune (traducción: Torquil Duthie).


Quisiera volver

con las mangas llenas

de hojas carmesí,

que las vieran los que dicen

que el otoño ha terminado.

         Sosei (traducción: Torquil Duthie).

***

La sociedad japonesa ha enseñado en buena medida a contemplar la naturaleza al culto e hiperintelectualizado occidental. Esa devoción por ella quizás provenga del remoto sintoísmo. Puede que sea así, no lo sé, pero quien la plasmo con todo lujo de imágenes y la expresó en toda su belleza fue la poesía. Y es tanto así, que en la actualidad, en Japón, se convocan concursos poéticos populares cada vez que llega la floración primaveral o la explosión del otoño, y todos los días aparecen publicados en los periódicos poemas que escriben sus lectores.

martes, 23 de marzo de 2021

LA HISTORIA DE GENJI

Editorial
Primer dato: La historia de Genji, El relato de Genji o La novela de Genji —de las tres formas ha sido traducida al castellano, aunque la única que lo ha hecho desde el japonés es la segunda— es una de las más grandes creaciones de la literatura universal. La afirmación no es mía, pero la suscribo plenamente

Segundo dato: cuenta Donald Keene en su Seeds in the Heart que el nobel Kawabata buscó y encontró consuelo durante los años de la Segunda Guerra Mundial y la posguerra en esta obra. Así consiguió vencer la idea de la muerte para seguir viviendo al lado de aquellas tradiciones que corrían dentro de mí (p 476).

Tercer dato: cuenta Carlos Rubio que Donald Richie aconsejaba a ejecutivos empresariales de EEUU que dejaran a un lado informes y libros de economía sobre el sistema empresarial japonés y que leyeran esta obra si lo que querían era conocer realmente el alma del país (p 408).

Museo del traje, Kioto.


Leí La historia de Genji durante unos días de obligada convalecencia en marzo de 2006. La he vuelto a leer en febrero porque estaba sumido en la poesía japonesa y aquí hay una buena colección. Tan solo en el capítulo 12 aparece medio centenar de poemas. Pero no penséis que esta historia cobra su valor por la poesía que contiene, aunque los poemas sean de gran calidad. Sus valores son muchos y su genialidad es comparable a la del Quijote, que ya es decir.

No quiero alargar excesivamente esta entrada, así que remito a Wikipedia a quienes deseen saber sobre el contenido o el argumento. 

El tema de la obra es el destino, la conciencia del  paso del tiempo. El protagonista masculino, Genji, epresenta la idealización de un pasado magnífico que se escapa inexorablemente. Pero también es la crítica de una sociedad (la alta aristocracia), de unas condiciones sociales y del poder político en manos de una familia. Si el Quijote se valía de una fábula en torno a los libros de caballería, La historia de Genji se vale de la idealización de un personaje.

Es también el punto de vista budista sobre la fugacidad de la existencia. Es la puesta en escena del concepto de mappō, mediante el cual se expresa la decadencia, la inexorabilidad del destino. Y es, asimismo, la representación de la tremenda importancia que cobran las ceremonias, así como el deseo de salvación eterna de cada uno de los personajes. La conciencia del paso del tiempo es una constante en la obra, subrayado, incluso, con la influencia que ejerce el pasado en el presente.

Si a todo esto añadimos los sentimientos de melancolía y tristeza producidos por la fugacidad y fragilidad de cuanto nos rodea —mujōkan— y la referencia continua a los cerezos en flor, que representan en la tradición budista japonesa la caducidad, no es de extrañar las continuas alusiones a la obra de Proust, En busca del tiempo perdidoy los paralelismos expuestos con insistencia por la crítica especializada.

No me resisto traer hasta aquí una cita de Federico Lanzaco, que recoge con enorme perspicacia todo ese peculiar ambiente de pesimismo esteticista y encantador que magistralmente ha recreado su autora: El fango impuro de las relaciones amorosas e impenitentes de Genji se describen no con el fin de ser admiradas por sí mismas, sino con el objetivo de desarrollar la hermosa flor de la sensibilidad de la tristeza bella de la existencia humana. La conducta de Genji es como la flor de loto que inspira felicidad y pureza, llenando de fragancia el entorno, aunque sus raíces estén sumergidas en túrbido fango (Los valores estéticos en la cultura clásica japonesa, p 61).

De la autora, Murasaki Shikibu (hacia 978 - hacia 1014), prácticamente no sabemos nada, salvo que nos dejó una de las grandes obras de la literatura de todos los tiempos, lo cual ya es más que suficiente.

Perdido en mis pesares, no supe que los días y los meses siguen transcurriendo todavía...

¿De veras ha terminado el año y también mi tiempo en el mundo?

***

Ni que decir tiene que las versiones realizadas desde otros ámbitos artísticos son numerosas. Algunos ejemplos:

Tomita Isao escribió una sinfonía. Podéis oirla aquí.

Saeko Icinohe creó una coreografía de danza contemporánea para esta historia.

Miki Minoru, una ópera.

Un largometraje (japonés con subtítulos en inglés) y una película de animación que estuvo nominada a mejor film de animación en Sitges

miércoles, 5 de noviembre de 2008

JUAN KRUZ IGERABIDE

La entrevista que aquí aparece se realizó por correo electrónico en el mes de octubre.

Juan Kruz Igerabide estuvo en todo momento amabilísimo e incluso aportó la fotografía que encabeza el texto. Espero que sus respuestas puedan aportar más luz sobre su obra.

He aquí las respuestas y las preguntas:



-Empecemos por el principio. ¿Cómo llegaste a la poesía?

Aterricé en ella de una manera bastante accidentada; fue una especie de aterrizaje forzoso. Mis primeros contactos con ella tuvieron lugar a través de intermediarios (el que más contribuyó fue la música, a lo largo de toda la etapa juvenil; seguía de cerca las creaciones de Ez dok Hamahiru, de Paco Ibañez, De Atahualpa Yupanqui...), pero no logramos constituir una pareja de hecho.
Tras la hecatombe ideológica que cierta gente sufrimos después de la muerte de Franco, sentí que me precipitaba en barrena. Y fue cuando apareció de nuevo ella, pura y deslumbrante incluso en el lodazal. Desde entonces, formamos pareja de lecho.

-Eres posiblemente el poeta vasco más importante en la poesía infantil y juvenil ¿Qué te impulsa a escribir poesía para estas edades?

Le doy poca importancia a la importancia. He visto tanta tontería en el ranking de poetas y escritores, que creo que es urgente desrankingizar (algo así como desratizar) la literatura.
Escribo poesía infantil y juvenil porque es lo mismo que escribir poesía para adultos, con pantalón corto y una piruleta en la boca quizás. Yo estoy haciendo lo mismo en todos los ámbitos: un complicado aforismo encuentra una respuesta en la respiración de un niño asmático que profiere un haiku a la lluvia.
Hoy mismo, un niño vecino que aún toma teta de su madre, repetía un poema "titia bete-bete" (teta llena llenita), y me ha dejado flipado.
Oteiza y los ojos de Asiertxo.

-Hay, si no me equivoco, una constante simbolista en tu obra que se va adelgazando a medida que pasa el tiempo para dejar paso a una mayor presencia de lo cotidiano. ¿Es esta una apreciación correcta? Y, si es así, ¿qué te lleva a dar mayor espacio a la cotidianeidad?

Partí de un concepto muy cerebral del símbolo, quizá excesivamente misterioso. Ahora concibo el símbolo como cada acto de vida convertido en anhelo de duración. Podemos montar andamiajes abstractos complicadísimos en nuestro afán de duración, pero la reverberación de una triste vocal proferida desde las entrañas rebota en los confines del universo y regresa convertida en un soplo de brisa de mar, en el balanceo de una hoja de roble, en la duda de una gota al desprenderse.
El simbolismo me sigue atrayendo (tanto en su vertiente antropológica y tradicional, como en su vertiente poética transgresora), pero lo quiero hecho carne y habitando entre nosotros.

-¿Consideras tu obra y tu estilo dentro de alguna corriente o generación poética?

Me gustaría tal vez, pero no puedo. Me sobrepasa. Tengo buenos amigos poetas, y otros que no quiero como amigos pero sí como poetas. Pero, de corrientes.. ríos de alcohol, a lo sumo. Y como soy abstemio...
Me hubiera gustado crear una corriente sáfico-horaciana con retoques de Catulo, efusiones románticas (Coleridge, Novalis, Hölderlin, y mucho Rilke), deprecaciones simbolistas (Baudelaire, Rimbaud), locuras surrealistas y ultraístas, y el ritmo fluvial y trigal de Mandelstam o Claudio Rodríguez. Pero no ha podido ser, aunque conozco a mucha gente que quiere lo mismo, pero en otro orden. En poesía, el orden de factores sí que altera el producto.

-En algunos poemas hay un diálogo con otros poetas -Lizardi, Aresti, Mirande...- ¿Cuáles son los autores que más te han influido o que más te han estimulado?

Con respecto a la literatura vasca, en mis comienzos tuve mucho contacto con Juan Mari Lekuona, un poeta de verso muy fino y preciso. A Aresti lo llevaba conmigo desde la época juvenil. Pero luego descubrí a otro Aresti, que hablaba desde Aresti, y no desde lo que mi ideología quería escuchar de Aresti. A Mirande lo conocí al mismo tiempo que a Rimbaud y a Baudelaire; no me impactó tanto desde su poética (llegó un poco tarde como poeta maldito), pero sí desde lo que suponía su peculiar "constructo" en el seno de la literatura vasca.
Lizardi ha estado siempre ahí. Había algo en él que no me convencía al principio, y tampoco me convence ahora. Pero su fuerza lírica sigue creciendo sin parar ante mí. Es curioso; en rigor, podría considerársele incluso un poeta torpe; cuando se le traduce, se le cae a uno de las manos. Y sin embargo, sigue aguantando, y algunos de sus versos en euskera quedan grabados hasta el tuétano. Tiene una fuerza lírica descomunal, chapuceada por una ideología castrante. Siempre irá conmigo, aunque a veces me dé calambre.

-Podemos apreciar una constante tanto en los poemas infantiles como en los textos para adultos: la búsqueda de la palabra precisa. ¿Es esta búsqueda la que te ha llevado al haiku y al aforismo?

Estoy más en el río de palabras que en la palabra misma. Busco la línea precisa que adelgace el sentimiento hasta hacerlo prácticamente transparente. Esa es la apuesta. El haiku es un buen género para dicha práctica; es como la pintura zen, pocos trazos y mucha respiración; el vacío que llena.
Con respecto al aforismo, siempre me ha interesado la gente que interpreta la vida de una manera personal y "respondiendo al instante". Una filosofía demasiado sistemática como la que se enseña en las universidades siempre se va quedando atrás en el tiempo, porque carga con demasiado aparato para poder adecuarlo al presente con ligereza y rapidez. Por eso me gusta el aforismo; al fin y al cabo, no decimos cosas muy distintas a las que pudo decir Séneca; pero, al ser fruto del momento, parecen nuevas, frescas como un recién nacido.

-En tu obra podemos ver una gran riqueza estrófica, rítmica y métrica. ¿Qué impulso, razón o sentimiento te lleva a practicar esta polifonía, si me permites denominarla así?

Me atrae sobremanera la polifonía; sin embargo, en la raíz, aprecio sobre todo la monodia. El resultado es polifónico, pero en los instantes concretos estoy cantando monodias.
Por otra parte, el verso libre me ha enseñado que primero está la fuente y luego el recipiente. Mi generación llegó a despreciar los metros clásicos y los de los bertsolaris, porque te obligaban a crear un hermoso recipiente y luego comenzabas a buscar la fuente; pero el recipiente se rompe en la búsqueda, o queda a medio llenar, o vacío del todo.
La poesía infantil me ha devuelto al recipiente. Una vez encontrada la fuente, podemos construir un recipiente adecuado y beber más a gusto. El ritmo, el metro, la estrofa... deben responder a una necesidad del mensaje. Rimar, por ejemplo, luna con cuna puede resultar muy significativo y alcanzar un gran poder de sugerencia. Otro ejemplo podría ser la utilización del soneto para desarrollar una visión que va más allá del concepto pero que se mantiene dentro de unos límites muy precisos, que te obliga a algo así como a condensar una novela en catorce líneas.

-Que no podemos vivir sin la naturaleza es algo evidente, pero en tus textos parece algo mucho más evidente que en la obra de otros poetas contemporáneos. ¿Estás de acuerdo con esta afirmación?

Hay muchos poetas contemporáneos, de todas clases. Colinas, por ejemplo, abarca la naturaleza de cien poetas juntos.
En ese sentido, me sitúo en la línea de Lizardi, Antonio Machado, la tradición japonesa y china y un lago elenco que llega hasta Horacio. Pero, al mismo tiempo, huyo de lo pastoril como de la peste. Para mí, la naturaleza es cruda, y a la vez puro éxtasis que convive con el ruido de la lavadora.

-Siempre aportas una mirada crítica y diferente sobre el mundo en que vivimos, especialmente en los aforismos. ¿Hasta qué punto es precisamente ésta una función del escritor, es decir, hacernos reflexionar sobre nuestro ser y nuestro entorno?

En sentido estricto, no intento hacer reflexionar a nadie. Es como si todo el mundo hubiese reflexionado antes que yo, y yo intentara entablar un diálogo socrático con ellos, no desde la razón sino desde la paradoja. Socrático, en el sentido de que no me trago las mentiras que me cuentan; sin embargo, les aviso que lo mío también es otra mentira más, un escalón más de la escalera que quisiéramos que nos condujese a la verdad. Por eso es paradójica.

-Me parece ver como una marca de tu estilo la reflexión sobre las preocupaciones éticas y existenciales, siempre presentadas con una gran elegancia y sutileza, incluso en los poemas infantiles ¿De dónde surge esta preocupación?

La estética como pura decoración no me interesa; provoca un asombro vano. Me interesan las personas de carne y hueso y sus sufrimientos y alegrías. Los niños son un reflejo nítido de nuestras almas; me atrae lo que van dibujando con sus actitudes y sus palabras. Los mayores tenemos varias capas de pintura y hay que raspar un poco; aunque duela, merece la pena ver el niño que va asomando.
Hoy, una mujer me ha contestado de mala manera en una ventanilla. La he observado a prudente distancia. Sus rasgos eran bellos, pero era como si se hubiera puesto una máscara de hierro. He hurgado en sus ademanes y he descubierto un gran dolor bajo el casco. Me la he imaginado con su amante, y el casco de hierro entre ambos. Mediante un poema, podría arrancarle el caso, y ver lo que asoma: quizá una cara ensangrentada, quizá una tez fulgurante.

miércoles, 2 de octubre de 2019

MAESTROS DEL HAIKU, SATORI

La editorial Satori, de Bilbao, dedicada por completo a la divulgación de la cultura japonesa, inició hace poco más de tres años una colección dedicada a la poesía tradicional japonesa, más concretamente, y con ese nombre, a los Maestros del haiku

Todos los títulos son una auténtica delicia para quienes gustan de esta poesía y para quienes aprecian el trabajo editorial bien hecho. Todos son bilingues (página par con la escritura japonesa y transcripción fonética; página impar con la traducción, breve comentario y aquellas notas que son imprescindibles para la buena comprensión del texto). Todos ellos, asimismo, traducidos desde el original japonés.

Pero mejor lo apreciaréis con una imagen, que, en este caso, sí vale más que las palabras:


Ampliad la imagen para leer con comodidad.
Un regalo para amantes de la poesía oriental.