Mostrando las entradas para la consulta Inteligencia artificial ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta Inteligencia artificial ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

jueves, 29 de noviembre de 2018

¿QUÉ ME CABE ESPERAR?

Javier Echeverria, Txelo Ruiz, Humberto Bustince y Elena Lazkano.

Acudo a la primera de las Jornadas sobre feminismo y robótica, en la que Humberto Bustince, fundador y responsable del Grupo de Investigación en Inteligencia Artificial y Razonamiento Aproximado de la Universidad Pública de Navarra, departe sobre Inteligencia artificial hoy: historia, posibilidades y desafíos. La exposición es dinámica, atractiva, llena de datos —él es especialista en ciencia de datos entre otros muchos saberes— y entusiasta. Comunica con pasión y se agradece.

Por la charla van pasando el big datalos cobotsla ciencia de datos, la industria 4.0, la computación cuántica, los procesadores inteligentes, el deep learning..., es decir, todo cuanto hace, es fruto y se refiere a la inteligencia artificial y, como las jornadas son las que son, termina con unos apuntes sobre el sesgo de género, la importancia que tiene que la mujer se incorpore a estas tareas, lo difícil que es ir contra los hábitos culturales y la necesidad de legislar adecuadamente para evitar los rasgos discriminatorios en programas, aplicaciones y algoritmos. Por supuesto, durante la exposición salen también las típicas advertencias sobre redes sociales y la llamada a extremar la discreción a la hora de utilizar información personal. 

Me resulta particularmente chocante que los expertos en inteligencia artificial hagan hincapié en que seamos cautos a la hora de ir dejando rastros de cuanto hacemos y decimos en la red —la prudencia es una virtud que deberíamos practicar en todo momento—, o que nos adviertan sobre los sesgos de género, los rasgos ideológicos y los aspectos discriminatorios e incluso racistas de programas, aplicaciones y demás herramientas virtuales. Sin duda, es obligado señalar el defecto para hacerle frente. Como la prudencia, es necesario tener siempre presentes la ecuanimidad y la justicia, valores esenciales a defender en cualquier ámbito y en cualquier momento. 

Ahora bien, si el rasgo más definitorio de la inteligencia artificial es precisamente el sustantivo y no el adjetivo, esto es, la inteligencia, si hoy ya existen máquinas que son capaces de aprender por su cuenta, si en algunas funciones ya toman pequeñas decisiones, si cada vez que se hacen proyecciones de futuro inmediato esta inteligencia es sin duda más rápida, más segura y más eficaz que la humana, no parece razonable obviar la mayor de las cuestiones: ¿estamos realmente creando máquinas capaces de pensar por sí mismas? Si esto es así, y parece que todo apunta en esa dirección, más preocupante que la máquina tenga voz de mujer o de hombre es que pueda decidir por su cuenta, incluso en contra de nuestra voluntad, como hizo el célebre HAL 9000 en 2001: una odisea del espacio.

Por otra parte, tampoco entiendo que a veces se pongan en plan alarmistas y nos digan cosas como "ya estamos viviendo lo que Orwell denunciaba en su célebre 1984", o "ya está aquí el mundo feliz de Huxley". Y no lo entiendo porque el paralelismo que pueda surgir de alguna situación concreta no es, ni de lejos, lo que realmente se describía en esas novelas. Y tampoco lo entiendo porque si ellos son los expertos y quienes están trabajando en la creación de semejantes programas, aplicaciones, máquinas o lo que sean, ¿por qué siguen haciéndolo en lugar de rebelarse y denunciarlo? Habrá que parafrasear a sor Juana Inés de la Cruz y preguntarles ¿por qué acusáis "al sistema", si sois sus creadores?

Todo esto me confunde sobremanera. ¿Debo esperar, en este estado de perplejidad en que me hallo, a que la inteligencia artificial pueda llegar un día a ser verdaderamente inteligente y decida suprimir del planeta a la única especie que es capaz de planificar su propia autodestrucción? Razón, tal vez, no le iba a faltar. ¿O debo esperar que llegue a realizar juicios morales, demostrar empatía, considerar las cuestiones éticas, valorar lo diferente, el diálogo, la comprensión, tener en cuenta los aspectos no pragmáticos de una cuestión?

¡Socorro, que alguien me ayude!

                                                                 ***

El día que redacté esta breve reflexión no estaba aún subida la charla. Ya sí, Aquí la tenéis.

lunes, 26 de marzo de 2018

INTELIGENCIA ARTIFICIAL

El 22 de enero se produjo una charla debate en la Fundación Juan March sobre la inteligencia artificial. Tomaron parte la directora de Ciencias de Datos en Vodafone, Nuria Oliver y Ramón López de Mántaras, director del Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Alan Turing afirmó en un artículo científico de 1950 que existiría inteligencia artificial cuando no seamos capaces de distinguir entre un ser humano y un programa de computadora en una conversación a ciegas. Da la impresión de que estamos relativamente cerca de ese momento. Cada día que pasa se producen nuevos adelantos tecnológicos, pero ¿estamos realmente cerca de que la I. A. pueda suplantar al ser humano?

¿Qué es exactamente la I. A.? ¿Pueden llegar a suplantarnos los artilugios "pensantes"? ¿Existe inteligencia en un sentido estricto sin emociones? ¿Llegarán a tomar los "androides" decisiones por su cuenta? Sin duda son cuestiones que empiezan a preocupar al público. ¿Debemos realmente preocuparnos por ellas? Nuria Oliver y Ramón López de Mántaras ponen un poco de luz en este complicado tema.


Si preferís ver el debate en la pantalla, podéis encontrarlo aquí.

miércoles, 20 de febrero de 2019

LOS DATOS Y LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL EN EL MUNDO DE HOY


Mañana, dentro del ciclo Lo desconocido. Cine y ciencia, se proyectará Ex Machina en la Sala de Proyecciones de Tabakalera. Para calentar motores y dejar unas cuantas ideas claras, esta tarde, a las 18:30, Humberto Bustince, auténtico especialista en inteligencia artificial, ofrecerá la conferencia Los datos y la inteligencia artificial en el mundo de hoy. Posiblemente tendremos ocasión de preguntarle por el lado científico de la singularidad, por el peso de la ficción en el desarrollo actual de la tecnología, por el control de macrodatos o por el camino que pueden tomar las transformaciones biotecnológicas e infotecnológicas. O tal vez sean demasiadas preguntas y un exceso de curiosidad.

Kutxa Kultur Kluba. Acceso libre hasta completar aforo.

La proyección de mañana, Ex Machina, la presentará Juan José Gómez Cadenas, que tiene en este terreno la doble nacionalidad: es físico y novelista.

miércoles, 6 de marzo de 2019

NEURODERECHOS E INTELIGENCIA ARTIFICIAL



Mañana, jueves, dentro del ciclo Lo desconocido, de la Filmoteca Vasca, se proyecta la película de SpielbergA.I. Inteligencia Artificial. Para realizar la presentación y contestar a cuantas cuestiones surjan en el diálogo posterior estará presente Humberto Bustince, profesor de la Universidad Pública de Navarra y un auténtico experto en la materia. 

Esta parte, la del diálogo, es la que más me interesa del ciclo, y la que más agradezco a la organización, pero me temo que en esta ocasión no vaya a poder disfrutar de él, aunque, curiosamente, es uno de los que más me atrae, y donde veo a los expertos un poco desorientados. O quizás debería escribir "demasiado orientados"; es decir, excesivamente ocupados con el árbol que les impide ver el bosque.

Dámaso Alonso, uno de los mejores críticos y estudiosos de la literatura que ha dado este país, comentó alguna vez lo poco que le atraían los "críticos cuentahilos", esos profesores y comentaristas que se ocupaban de señalar cuanto elemento técnico y recurso estilístico utilizaba un poema, pero incapaces de percibir la belleza y el significado del mismo.  

Algo así es lo que estaba percibiendo en el campo de la inteligencia artificial. Mucha preocupación e interés por los aspectos técnicos, cuantitativos y particulares, pero muy poca por las posibles consecuencias generales. Así era hasta que escuché hace un par de días al neurobiólogo Rafael Yuste, principal impulsor del programa BRIAN y preclaro defensor de que las revoluciones tecnológicas que la sociedad emprenda sean en beneficio de la humanidad. 20 minutos de auténtico humanismo científico.


miércoles, 29 de noviembre de 2017

QUÉDATE ESTE DÍA Y ESTA NOCHE CONMIGO

Belén Gopegui se plantea con Quédate este día y esta noche conmigo una historia difícil de afrontar y de resolver. Veamos: tres personajes —Olga, Mateo y Google—, dos informes —una petición de ingreso en Google y el informe sobre la misma— y unas larguísimas conversaciones entre los dos personajes humanos que se van entrecruzando con el texto de la solicitud. Encontrar el tono adecuado y una buena solución técnica para que la historia fluya y sea convincente no es tarea fácil. Gopegui, en mi opinión, sale airosa del trabajo, si bien es cierto que tal vez hubiera sido más apropiado darle el formato del ensayo. No sé, me parece que hubiera resultado más convincente y verosímil. A mí, al menos, el aparataje me resulta un poco forzado, como una excusa para exponer ideas que a través del ensayo se hubieran manifestado de manera natural y más creíbles.

El argumento en sí resulta muy atractivo: una matemática, Olga, con una enfermedad terminal a la que ha decidido no permitir que sea ella la que ponga punto final a su vida y un estudiante universitario, Mateo, interesado en la inteligencia artificial y la robótica, deciden redactar una solicitud de trabajo en Google absolutamente atípica y singular, como la vida misma. Quien recibe y lee la solicitud realiza igualmente un informe atípico. Todo ello sirve de excusa a la autora para hablar de la falta de libertad, de la injusticia reinante, del paso del tiempo y sus secuelas, de la finalidad y el uso de la tecnología, de la comercialización de los datos, de la desigualdad de oportunidades...

Lo que me parece un tanto incoherente es atribuir a Google todas las características y efectos del mal y al mismo tiempo mandar una solicitud de ingreso. Y lo que resulta desde cualquier punto de vista exagerado, incluso como metáfora, es atribuir a la compañía los poderes de la política, las finanzas, la creencias e incluso la responsabilidad de que alguien padezca alzhéimer. En fin, que Google archive y utilice el rastro que dejo cada vez que me pongo a navegar es algo que no ignoro; que utilice la información que generamos los millones de usuarios para convertirlo en producto mercantil, tampoco. Pero de ahí a pensar que sea responsable de lo que escribo en este momento o de mi decisión de acudir esta mañana a una biblioteca media mucho trecho. 

El problema del mal en el mundo no nació con Google ni con ninguna otra tecnología nueva o vieja. Nació con nosotros y desaparecerá también con nosotros. Pueden agravarlo si las utilizamos indebidamente, y pueden aliviarlo si somos capaces de manejarlas más inteligentemente. Otra cosa es si la inteligencia artificial llega al punto de singularidad, toma conciencia de sí misma y decide apartar a la especie humana de las decisiones importantes. ¿Mejor?, ¿peor? Singular. Sin duda, diferente. 

Lo mejor del libro, en mi opinión, las reflexiones de carácter moral que lo impregnan, y el llamamiento a vivir más despacio y más conscientemente, más inequívocamente cerca.

miércoles, 9 de enero de 2019

LO DESCONOCIDO. CINE Y CIENCIA.



Ya es público el programa de este trimestre dedicado a la relación entre el cine y la ciencia de la Filmoteca Vasca. Como podéis comprobar es todo un lujo por la calidad de lo programado. Todas las películas se proyectan en las dos capitales. Igualmente todas las películas serán presentadas por auténticos especialistas en el tema con el que la película se relaciona. Así, por ejemplo, la primera proyeción, 2001, una odisea del espacio, será comentada por Pedro Miguel Etxenike y Ginés Morata. Para no perdérselo. 

Los títulos de cada una de las películas están enlazados con la información práctica (cuándo, dónde y qué) ofrecido por la filmoteca.



DONOSTIA (Tabakalera)

2001: UNA ODISEA DEL ESPACIO17-01-2019.

GIZON HARRIGARRIRO TXIKIAGOTUA
26-01-2019.

VIAJE ALUCINANTE
31-01-2019.

EL PRIMER HOMBRE
07-02-2019.

MARTETARRA
14-02-2019.

EX MACHINA
21-02-2019.

A.I. INTELIGENCIA ARTIFICIAL
07-03-2019.

SALYUT-7: HÉROES EN EL ESPACIO
14-03-2019.

BANG BANG ZINEMA / Blade Runner+Blade Runner 2049
16-03-2019.

FIGURA EZKUTUAK
21-03-2019.

ANIQUILACIÓN
23-03-2019.


martes, 20 de mayo de 2025

INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y PRECARIEDAD LABORAL


Otra vez a vueltas con la Inteligencia Artificial, en este caso para recoger la denuncia que realizaba el experto mundial en IA, Humberto Bustince, hace una quincena, en el programa de divulgación científica, A hombros de gigantes

Yo, ingenuo e ignorante, pensaba que la IA se entrenaba y adquiría nuevas destrezas ella sola, mientras radiografiaba datos y más datos, textos e imágenes de cuanto existe en internet. Nada de eso, detrás de todas esas aplicaciones y plataformas digitales que utilizamos habitualmente y, desde hace pocos años  también detrás de la IA, existen miles de mujeres y hombres que trabajan cada día para que funcionen correctamente y puedan desarrollar nuevas tecnologías. Son los que la antropóloga Mary Gray nombró como trabajadores fantasma

***



lunes, 17 de octubre de 2016

¿ES LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL UN PELIGRO PARA LA HUMANIDAD?

Martí Montferrer es el creador del canal de YouTube CdeCiencia. En él tiene alojados una buena cantidad de vídeos, todos ellos de carácter científico, tal y como indica su nombre. Hace un par de semanas subió este, con el inquietante título de ¿Es la inteligencia artificial un peligro para la humanidad?

Más allá de la aparente banalidad de la pregunta o del recurso al alarmismo y espectacularidad de la ciencia ficción, es una reflexión seria e interesante sobre el tema. Un análisis que la sociedad debería realizar con sosiego y   detenimiento.

martes, 18 de abril de 2023

INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Captura de pantalla de la portada de OpenAI

De tanto oír hablar de inteligencia artificial y de uno de los desarrollos que más se están utilizando, ChatGPT, he decidido ponerlo a prueba con un ejercicio que me parecía sencillo: escribir un artículo sobre la importancia de la razón que incluyera las palabras creencia e ideología. Este ha sido el resultado:

La razón es una herramienta esencial para el pensamiento crítico y la toma de decisiones informadas. La capacidad de razonar y evaluar los hechos es una habilidad clave para la vida en sociedad y para el progreso en todas las áreas del conocimiento. Sin embargo, a menudo nos encontramos en situaciones donde las ideologías y las creencias preconcebidas tienen un impacto significativo en nuestras decisiones y acciones. En este artículo, defenderé el uso de la razón por encima de las ideologías, argumentando que la razón es una herramienta más confiable y efectiva para alcanzar la verdad y la justicia.

La ideología puede ser definida como un conjunto de ideas, valores y creencias que definen un sistema político, social o económico. Estas ideas a menudo se consideran verdades incuestionables, y pueden ser utilizadas para justificar acciones y decisiones incluso cuando los hechos no las respaldan. Por otro lado, la razón implica el uso del pensamiento crítico y la evaluación objetiva de los hechos para llegar a conclusiones informadas y respaldadas por evidencia.

Las ideologías a menudo se utilizan para justificar acciones y decisiones que pueden ir en contra del bien común o de la justicia. Por ejemplo, durante la Segunda Guerra Mundial, el régimen nazi justificó sus acciones genocidas en nombre de una ideología racista y nacionalista. En la actualidad, algunas ideologías políticas justifican la discriminación y la exclusión social de ciertos grupos de personas en nombre de la seguridad o la soberanía nacional.

En contraposición, el uso de la razón puede ayudarnos a tomar decisiones justas y basadas en los hechos. La razón nos permite evaluar los argumentos y las pruebas en su contexto y determinar su validez. Nos permite considerar múltiples perspectivas y llegar a una conclusión que esté respaldada por la evidencia y que sea consistente con nuestros valores y principios fundamentales.

Además, el uso de la razón puede ayudarnos a superar nuestras propias ideologías y prejuicios. Todos tenemos creencias y valores que pueden influir en nuestras decisiones, pero al utilizar la razón podemos cuestionar nuestras propias ideas y considerar otras perspectivas. Esto nos permite ser más flexibles y abiertos en nuestras decisiones y acciones, y nos ayuda a evitar los errores y las injusticias que pueden resultar de un pensamiento dogmático.

En conclusión, el uso de la razón por encima de las ideologías es esencial para tomar decisiones informadas y justas. Las ideologías a menudo se utilizan para justificar acciones y decisiones que pueden ir en contra del bien común o de la justicia, mientras que la razón nos permite evaluar los hechos y llegar a conclusiones informadas y respaldadas por la evidencia. Además, la razón nos permite superar nuestros propios prejuicios y ser más flexibles y abiertos en nuestras decisiones y acciones. Por lo tanto, debemos fomentar y valorar el uso de la razón en todas las esferas de la vida, desde la política y la economía hasta la ciencia y la cultura.


Sin duda, el texto está bien construido, el desarrollo es eficaz, la cohesión textual es buena, mantiene en todo momento un uso correcto de la lengua, así como una buena puntuación y ortografía. Algo que está muy por encima de la media de la gente que es capaz de escribir algo en algún momento. Dejo fuera a toda esa inmensa mayoría que nunca va a escribir nada, como no sea alguna frase para enviarla a través del WhatsApp. 

Desde luego el texto es correcto, pero a mí se me hace un tanto impersonal, frío y rígido, tal y como si una máquina que conoce las reglas de la escritura las hubiera aplicado para realizar un ejercicio de redacción, que es exactamente lo que ha ocurrido. No descarto una parte de responsabilidad mía en ese resultado tan fríamente correcto al no haber puesto ninguna condición de estilo y haber limitado la presencia de palabras a dos.

Sea como fuere, no me extraña que el alumnado de instituto esté tan contento con la herramienta. Pero al margen de trampeos varios y de ser un excelente recurso para salvar la nota, también se puede convertir en un instrumento muy útil para diferentes sesiones de aprendizajes variados dentro del aula.

jueves, 6 de febrero de 2025

INTELIGENCIA ARTICIAL

Editorial
Como últimamente hay cierta paranoia con la inteligencia artificial, y da la impresión de que va a ser la que nos solucione todos los problemas o la que nos los traiga todos juntos, según los estados de ánimo del personal o según el bando en que se sitúe, me he acordado del famoso libro de Penrose, La nueva mente del emperador, que en lo últimos años de la primera década de este milenio tuvo un gran predicamento y que recomiendo vivamente leer si no asusta encontrar en un texto alguna que otra ecuación. 

En la introducción se puede leer esto: 

Durante las última décadas, la tecnología de las computadoras electrónicas ha hecho enormes progresos. Y estoy seguro de que en las próximas décadas tendrán lugar nuevos progresos en velocidad, capacidad y diseño lógico. Nuestras computadoras actuales nos parecerán tan lentas y primitivas como hoy nos lo parecen las calculadoras mecánicas de antaño. Hay algo casi estremecedor en el ritmo del progreso. Las computadoras ya pueden realizar con mucha más velocidad y precisión tareas que hasta ahora habían estado reservadas exclusivamente al pensamiento humano. Desde hace tiempo estamos acostumbrados a que las máquinas nos superen ampliamente en las tareas físicas. Esto no nos causa el menor desasosiego. Antes bien, nos gusta tener aparatos que nos lleven por tierra a grandes velocidades —más de cinco veces la velocidad del más veloz atleta humano— o que puedan cavar hoyos o demoler estructuras que nos estorban con una rapidez que dejaría en ridículo a equipos compuestos por docenas de hombres. Estamos aún más encantados de tener máquinas que nos permitan hacer físicamente cosas que nunca antes habíamos podido hacer, como llevarnos por los cielos y depositarnos al otro lado del océano en cuestión de horas. El que las máquinas obtengan tales logros no hiere nuestro orgullo. Pero el poder pensar, eso sí ha sido siempre una prerrogativa humana. Después de todo, ha sido esa capacidad la que, al traducirse en términos físicos, nos ha permitido superar nuestras limitaciones físicas y la que parecería ponernos por encima de otras criaturas. Si las máquinas pudieran llegar a superarnos algún día en esa cualidad en la que nos habíamos creído superiores, ¿no tendríamos entonces que ceder esa superioridad a nuestras propias creaciones?

La pregunta de si se puede afirmar o no que un artefacto mecánico piensa —quizás incluso que experimenta sentimientos, o que posee una mente—, es antigua. Sin embargo, ha recibido un nuevo ímpetu con la llegada de la moderna tecnología de las .computadoras. Es una pregunta que implica profundos temas de filosofía. ¿Qué significa pensar o sentir? ¿Qué es la mente? ¿Existe realmente la mente? Suponiendo que sí existe, ¿en qué medida depende de las estructuras físicas a las que está asociada? ¿Podría existir la mente al margen de tales estructuras? ¿O es simplemente el modo de funcionar de ciertos tipos de estructuras físicas? En cualquier caso, ¿es imprescindible que las estructuras importantes sean de naturaleza biológica (cerebros) o podrían también estar asociadas a componentes electrónicos? ¿Está la mente sujeta a las leyes de la física? ¿Qué son, de hecho, las leyes de la física? Éstas son algunas de las cuestiones que intentaré tratar en este libro. Pedir respuestas definitivas a preguntas tan fundamentales estaría fuera de lugar. Yo no puedo proporcionar tales respuestas; nadie puede, aunque hay quien trata de impresionarnos con sus conjeturas. Mis propias conjeturas jugarán un papel importante en lo que sigue, pero trataré de distinguir claramente tales especulaciones de los hechos científicos brutos, y trataré también de dejar claras las razones en las que se fundamentan mis especulaciones. No obstante, mi principal propósito aquí no es hacer conjeturas, sino plantear algunos temas aparentemente nuevos, concernientes a la relación entre la estructura de las leyes físicas, la naturaleza de las matemáticas y el pensamiento consciente, y presentar un punto de vista que no he visto expresado hasta ahora. Es un punto de vista que no puedo describir adecuadamente en pocas palabras, y ésta es una de las razones por las que he tenido que realizar un libro de este tamaño. Pero en resumen, y quizá de manera algo equívoca, puedo al menos afirmar que mi punto de vista sugiere que es nuestra actual incomprensión de las leyes fundamentales de la física la que nos impide aprehender el concepto de "mente" en términos físicos o lógicos. No quiero decir con esto que las leyes no sean nunca conocidas del todo. Por el contrario, parte del objetivo de esta obra es intentar estimular la investigación en este campo en direcciones que parecen prometedoras y hacer algunas sugerencias bastante concretas, aparentemente nuevas, sobre el lugar que realmente podría ocupar la mente en el desarrollo de la física que conocemos. 

Debería dejar claro que mi punto de vista es poco convencional, al menos entre los físicos y, por consiguiente, resulta poco probable que sea adoptado, actualmente, por los científicos de computadoras o por los fisiólogos. La mayoría de los físicos alegará que las leyes fundamentales que operan a escala del cerebro humano son ya perfectamente conocidas. No se negará, por supuesto, que existen aún muchas lagunas en nuestro conocimiento de la física en general. Por ejemplo, no conocemos las leyes básicas que determinan los valores de la masa de las partículas subatómicas ni la intensidad de sus interacciones. No sabemos cómo hacer del todo compatible la teoría cuántica con la teoría de la relatividad especial de Einstein, ni mucho menos cómo construir la teoría de la "gravitación cuántica" que haga compatible la teoría cuántica con su teoría de la relatividad general. Como consecuencia de esto último, no comprendemos la naturaleza del espacio a la escala absurdamente minúscula de 1/100.000.000.000.000.000.000 del tamaño de las partículas elementales conocidas, aunque para dimensiones mayores nuestro conocimiento se presuma adecuado. No sabemos si el Universo como un todo tiene extensión finita o infinita —tanto en el espacio como en el tiempo— aunque pueda parecer que tales incertidumbres no tengan ninguna importancia en la escala humana. No comprendemos la física que actúa en el corazón de los agujeros negros ni en el big bang, origen del propio Universo. Pero todas estas cosas parecen no tener nada que ver con lo que imaginamos en la escala "cotidiana" (o incluso una más pequeña) del funcionamiento del cerebro humano. Y ciertamente así es, aunque argumentaré precisamente que en este nivel existe —frente (o, mejor dicho, detrás) de nuestras propias narices— otra gran incógnita en nuestra comprensión de la física y que podría ser fundamental para el funcionamiento del pensamiento humano y de la conciencia. Es una incógnita que no ha sido siquiera reconocida por la mayoría de los físicos, como trataré de demostrar. Argumentaré, además, que curiosamente, los agujeros negros y el big bang realmente tienen una gran relación con estos asuntos. 

En seguida intentaré persuadir al lector de la fuerza de la evidencia que sustenta el punto de vista que trato de exponer. Para comprenderlo, tenemos un buen trabajo por delante. Necesitaremos viajar por territorios muy extraños —algunos de importancia aparentemente dudosa— y por campos de esfuerzo muy distintos. Necesitaremos examinar la estructura, fundamentos y enigmas de la teoría cuántica; los rasgos básicos de las teorías de la relatividad especial y general, de los agujeros negros, del big bang, y de la segunda ley de la termodinámica, de la teoría de Maxwell de los fenómenos electromagnéticos y de las bases de la mecánica newtoniana. Además tendremos que vérnoslas con algunas cuestiones de filosofía y psicología cuando intentemos comprender la naturaleza y la función de la conciencia. Por supuesto, tendremos que tener una visión general de la neurofisiología del cerebro, además de los modelos de computadora propuestos. Necesitaremos tener alguna noción del status de la inteligencia artificial, así como saber qué es una máquina de Turing, y comprender el significado de la computabilidad, del teorema de Gödel y de la teoría de la complejidad. Nos adentraremos también en los fundamentos de la matemática, e incluso deberemos plantearnos la cuestión de la propia naturaleza de la realidad física. 

Si, al final de todo ello, los argumentos menos convencionales que trato de exponer no han persuadido al lector, confío al menos que habrá sacado algo de este tortuoso y, espero, fascinante viaje.

En relación —jocosa— con el tema, también me resultó curioso —y divertido— el hecho de que Chat GPT se equivocara en algo tan sencillo y mecánico como realizar la suma de los cubos de los números naturales comprendidos desde el 2 hasta el 9. Yo se lo pedí ayer y lo hizo correctamente, no así cuando el matemático Enrique Zuaza le pidió la misma tarea. 

Cosas que pasan 😎😎😎.

***


martes, 24 de mayo de 2022

LA VIDA DE LA CIENCIA Y LA CIENCIA DE LA VIDA

Ejemplar del KM
Sánchez Ron recoge en este librito ilustrado por Alberto Gamón veinticinco artículos publicados anteriormente en El Cultural y reelaborados ahora para dotarlo de coherencia interna y poder ofrecer así de forma más clara la visión que el físico, divulgador y académico tiene del mundo. El título y, por tanto, la intención del libro lo aclara él mismo en el prólogo: Se trata de comprender de dónde venimos —"hijos de las estrellas"—, qué somos, en qué, tal vez, podremos convertirnos, y acaso sobre todo, entender que lo que hacemos tiene consecuencias, y cuáles son estas (p 13).

Desde luego, cumple muy bien con el objetivo propuesto, pero desde mi punto de vista de lector curioso y apasionado lo mejor del libro es la capacidad del autor para adentrarse en áreas del conocimiento complejas y difíciles y hacerlas asequibles a cualquiera. Esa, me parece, es la mejor virtud de quien se mueve en el terreno de la divulgación. 

Pero es que, además, la lectura de este título resulta francamente amena y variada. Seguramente, el hecho de que cada capítulo —originalmente un artículo independiente— se ocupe de un aspecto diferente del mundo y su conocimiento facilita esa percepción y nos transmite el aire de ligereza, proximidad y frescura que tiene todo el libro. Ideal para disfrutar de una tarde de lectura de divulgación científica sencilla y directa.

No es menos importante lo de la coherencia interna, pues siendo una colección de artículos de temática diversa, el libro puede leerse como una visión de conjunto sobre los aspectos más destacados del conocimiento científico, desde el origen del universo hasta el futuro más próximo y el desarrollo de la inteligencia artificial.

Se lea como se lea, a saltos o de manera ordenada, a mí lo que más me gusta de la escritura de Sánchez Ron es que siempre lo tenemos del lado más próximo y humano, del lado más empáticamente humanista, si se me permite la expresión. Tres muestras:

Ensoberbecidos por nuestros conocimientos y el poder que este nos da, no parece que seamos capaces de evaluar hacia dónde nos puede llevar, hacia dónde parece que inevitablemente nos está llevando (p 14. Se refiere al desarrollo científico-técnico).

Hace muchos años, en Bucarest, escuché una conferencia del notable físico nuclear Victor Weisskopf (1908-2002) que terminó con la siguiente frase: "La compasión sin conocimiento es ineficaz, el conocimiento sin compasión es inhumano". (p 128).

Procura, apreciado robot (probablemente seréis dos, cada uno tendrá el suyo), que mis nietos sean felices, que su mundo sea luminoso. Y que no olviden algo que quien ahora te escribe, su abuelo, valoró mucho: la tierna humanidad. Pensarlo hoy me hace dichoso a mí también. Más que cualquier otro pensamiento (p 137. Final de una carta dirigida a un robot futuro y último artículo). 

Podéis leer el prólogo y los tres primeros capítulos en este enlace.

***


Путин, немедленно останови войну!

martes, 12 de diciembre de 2023

EL PLACER DE ADMIRAR, J. L. Arsuaga

El placer de admirar  es un programa de Juan Luis Arsuaga que se comenzó a emitir en febrero de 2021 a primera hora de la tarde (14:30-15:00), pero que yo he descubierto cuando cambió de horario. Ahora se emite de 06:00-06:30). En cualquier caso, no es necesario estar despierto para poder oir el programa, pues todos ellos quedan recogidos en la web de la entidad y en ivoox.

En la portada de presentación del programa se recogen este par de párrafos que me gustan mucho:

De todos los sentimientos del ser humano, el de la admiración es más noble y el más gratificante. Admirar nos hace sentirnos mejores y también más inteligentes, la envidia no enseña nada. ¡Y hay tanta gente a la que admirar a nuestro alrededor!

La admiración no tiene límites, pero en este programa nos moveremos por el mundo de la ciencia y sus alrededores. Sentimos debilidad por los científicos con vocación social, aquellos que viven su investigación como un compromiso, los que piden la palabra en el debate ciudadano. Se trata, claro está, de humanistas, pero ¿qué otra cosa es la ciencia, sino Humanidades?


Dejo aquí uno de los programas, el que lleva por título esa pregunta tantas veces repetidas y tantas veces contestada desde tantas posiciones, perspectivas y disciplinas como disciplinas, perspectivas y posiciones hay: ¿Quiénes somos? En él os encontraréis con Blade Runner —¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?
—, con la inteligencia artificial y con J. L. Borges.  


Espero que os guste... y que os sirva la respuesta o, al menos, que os estimule para continuar disfrutando del placer de admirar.

***


martes, 26 de octubre de 2021

HASTA EL FINAL DEL TIEMPO

Ejemplar del KM
Brian Greene, director del Centro de Física Teórica de la Universidad de Columbia, Nueva York, busca dar respuesta al lugar que ocupamos en un universo en el que todo se rige por leyes físicas inquebrantables, incluidos los átomos que conforman nuestro ser. O tal vez sería más exacto decir que intenta hacer comprensible este todo en el que estamos sumergidos y por qué este todo ha sido capaz de crear un ser con conciencia propia, capaz de reflexionar sobre sí mismo y crear algo tan increíblemente fascinante como el arte, la religión, la ciencia, la música o la poesía. Él lo dice infinitamente mejor que yo:

Siglos de esfuerzo han arrojado luz sobre oscuros territorios de la materia, la mente y el cosmos. Durante los próximos miles de años, las esferas de iluminación se harán mayores y más brillantes. Lo que llevamos de viaje ya ha desvelado realidad gobernada por leyes matemáticas que son indiferentes a códigos de conducta, a estándares de belleza, a la necesidad de compañía, al anhelo de conocimiento y a la búsqueda de propósito. Sin embargo, por medio del lenguaje y el relato, el arte y el mito, la religión y la ciencia, hemos aprovechado nuestra pequeña parcela del desapasionado, incesante y mecánico despliegue del cosmos para dar voz a nuestra omnipresente necesidad de coherencia, valor y significado. Es una contribución temporal pero exquisita. Tal como pondrá de manifiesto nuestro viaje por el tiempo, la vida probablemente sea transitoria, y casi con seguridad todo el conocimiento que surgió tras su aparición se desvanecerá cuando encuentre su final. Nada es permanente. Nada es absoluto. Y por ello, en la búsqueda de valor y propósito, las únicas ideas relevantes, las únicas respuestas preñadas de significado, son las que nosotros mismos alcanzamos. En último término, durante nuestra breve estancia bajo el sol, la noble tarea que se nos encomienda es la de hallar nuestro propio sentido. Iniciemos, pues, nuestro viaje (p. 19, el primer capítulo entero lo tenéis aquí).

El libro es un recorrido literal desde el pistoletazo inicial del tiempo y el espacio hasta los posibles finales de todo (no os preocupéis, falta muchísimo para que eso suceda). Esto quiere decir que más o menos a mitad de recorrido estamos nosotros y aquí están, desde mi punto de vista, los mejores capítulos, los que Green dedica para explicar de manera magistral quiénes somos. Son los capítulos que llevan por título Partículas y conciencia, Lenguaje y narración, Cerebro y creencias e Instinto y creatividad. Y lo hace con una honestidad intelectual encomiable y con un aparato logístico que difícilmente podríamos imaginar en un físico: teología, filosofía, psicología, literatura, antropología, lingüística, biología, inteligencia artificial, mitología..., desde Siddhartha Gautama a Chomsky. Y lo hace con absoluta relevancia y elegancia, quiero decir que sus referencias son siempre oportunas, pertinentes y están insertas en un discurso claro y ameno, apto para cualquier persona.

A poco que os interese saber por qué hay algo en lugar de nada (Leibniz) y por qué lo que hay es cómo es (humanidad incluida), este libro os hará disfrutar tanto intelectual como estéticamente. Y no requiere ninguna formación matemática. Es, sin ninguna duda, más legible que, por ejemplo, El universo elegante.

Otra cita: Por mucho que los investigadores discutan sobre la utilidad evolutiva, su papel en la construcción de la cohesión social, su necesidad de pensamiento innovador y su posición en el panteón de los anhelos primigenios, las artes nos ofrecen el medio más evocador para dar expresión a las cosas que más nos importan, como la vida y la muerte, como lo finito y lo infinito (p 284)

sábado, 4 de noviembre de 2017

CUANDO LA MÚSICA ES CAPAZ DE SUAVIZAR DOLENCIAS

Ando esta semana un poco agobiado con unas dolencias físicas que no terminan de desaparecer y unas lecturas atrasadas que, como todas las tareas no resueltas, van creciendo hasta convertirse en auténticas montañas insalvables a las que, al final, debemos renunciar. Y mientras me peleo con los párrafos de unos y otros libros, me van llegando los avisos de que empiezan a estar disponibles los vídeos de Naukas Valladolid —preocupante, muy preocupante eso de la singularidad tecnológica y la superación del nivel 1 de inteligencia artificial—, al mismo tiempo que Daniel C. Dennett y su recién publicado y apasionante De las bacterias a Bach. La evolución de la mente me van exigiendo mayor atención.

Sin saber cómo iba a responder mi cuerpo, me fui ayer al concierto que ofrecían en el Kursaal la OSE y Achúcarro —había adquirido con anterioridad la entrada y no era cuestión de perderla—. No diré aquello de que la música sana enfermedades, pero el placer de oír la interpretación que el magnífico pianista bilbaíno realizó del Concierto para piano (mano izquierda) y orquesta de Ravel, hizo que durante un tiempo mis pequeñas preocupaciones fueran insignificantes o incluso desaparecieran. Si a eso añadimos, después del descanso, la intensidad de la Sinfonía nº 11 de Shostakovich, fácilmente se entenderá que yo me olvidara de cualquier otra cosa que no fuera la música que estaba escuchando.

Joaquín Achúcarro, después del estupendo concierto de Ravel, nos ofreció un delicioso bis, el Nocturno de Scriabin, también para la mano izquierda. Un lujo de la noche del viernes... que quiero que se prolongue durante este sábado:


jueves, 17 de enero de 2019

2001: UNA ODISEA DEL ESPACIO



Esta tarde comienza en Tabakalera el ciclo Lo desconocido. Ciencia y Cine, que la Filmoteca Vasca ha organizado junto con el Donostia International Physics Center

La película que inaugura el ciclo es, posiblemente, la mejor película para abrirlo, pues a las bondades técnicas, al exquisito tratamiento de los aspectos científicos, al acierto de la banda musical, a la innovación de los efectos especiales y a la introducción de elementos especulativos de gran altura, añade una sintaxis cinematográfica deslumbrante. Todos estos elementos hicieron que el género de la ciencia-ficción alcanzara la mayoría de edad y que la película aparezca clasificada en primer lugar dentro de las diez mejores películas de ciencia-ficción de la clasificación del AFI.  

Tal vez por esas mismas razones, 2001: Una odisea del espacio (Stanley Kubrick, 1968) no es una película ni sencilla ni fácil de ver. En mi caso, cuando la vi por primera vez, tenía más preguntas que respuestas al salir de la sala y una cierta desazón. La forma en que está narrada es muy abstracta y las elipsis no ayudan a la comprensión, pero sí a incrementar la enorme belleza del film. 

Cincuenta años después de su estreno no creo que nadie tenga dificultades para disfrutar de cada uno de los fotogramas. Además, estoy seguro de que la mayor parte del público que acuda a verla ya la habrá visto más de una vez. Si alguien no lo ha hecho, puede leer el artículo de Wikipedia, el de Jot Down o, mejor, el cuento de Arthur C. Clarke, El centila, para encontrar las respuestas al monolito, al dilema de HAL 9000, al envejecimiento del astronauta Bowman, al Niño de las Estrellas o a cualquier otro. Lo que resolverá seguramente todas sus dudas.

Pero la grandeza de la película no se halla en que podamos comprenderla en toda sus extensión. De hecho, Stanley Kubrick declaró en cierta ocasión que  la auténtica naturaleza de la experiencia visual de 2001 es provocar en el espectador una reacción instantánea y visceral, que no necesita ni debería necesitar ampliación alguna (1). Como toda obra de arte que se precie, debe provocar en nosotros una conmoción, una sacudida, un destello que nos lleve a nuevos interrogantes, que sugiera nuevas posibilidades, que nos transporte emocional e intelectualmente a nuevos caminos.

Los temas que 2001 plantea son múltiples: inteligencia artificial, evolución, búsqueda de la verdad, alegoría nietzscheana, secretismo y transparencia informativa, sentido de la investigación científica... Seguramente, con la ayuda de Pedro M. Etxenike y de Ginés Morata, el coloquio de esta tarde permita ahondar en alguno de ellos y descubrir nuevas posibilidades.

***
Después de ver ayer la película restaurada y ligeramente alargada por Christopher Nolan —la misma que tenéis arriba—, vuelvo a decir que el lujo no fue la presentación y el coloquio posterior, sino quiénes estaban allí para llevarlo a cabo: Pedro Miguel Etxenike y Ginés Morata.

martes, 14 de febrero de 2023

LA FÍSICA DEL FUTURO, MICHIO KAKU

Editorial
Estoy seguro de que si Michio Kaku escribiera ahora La física del futuro cambiaría algunas cosas. Una docena de años dan para mucho en investigación científica, aunque la mayoría de las proyecciones puedan mantenerse. Estoy igualmente convencido, en cambio, de que no quitaría las palabras de Gandhi con que cierra el libro: 

Las raíces de la violencia:
la riqueza sin trabajar,
el placer sin conciencia,
el conocimiento sin carácter,
el comercio sin moralidad,
la ciencia sin humanidad,
el culto sin sacrificio,
la política sin principios.

Convicciones mías a un lado, este hermoso libro sobre lo que podemos esperar en un futuro próximo (el horizonte es el año 2100) se ocupa de los siguientes temas: 

  • Ordenadores.
  • Inteligencia artificial. Los robots.
  • Medicina.
  • Nanotecnología.
  • Energía.
  • Viajes espaciales.
  • Riqueza. Ganadores y Perdedores.
  • El futuro de la Humanidad. Una civilización Planetaria.
  • Un día cualquiera del 2100.

No voy a comentar cuáles son sus previsiones porque el texto, siendo como es un libro de divulgación científica, tiene el poder sugestivo de una novela, lo que hace su lectura asequible a cualquier persona sin ningún conocimiento científico y, especialmente, muy entretenida. 

Todos los capítulos están organizados en torno a tres períodos: el futuro inmediato (hasta el 2030), el futuro medio (de 2030 a 2070) y el futuro lejano (de 2070 a 2100). Para quien conozca su anterior Física de lo imposible tal vez este le parezca poco atrevido, pues en aquel jugaba con la idea de físicas imposibles y podía proyectar poderosas soluciones tecnológicas profundamente imaginativas.

A mí, de este me atraen más todas esas reflexiones en las que a manera de llamada de atención nos va recordando que, independientemente de la tecnología y de los conocimientos científicos que acumulemos, lo importante, lo verdaderamente importante es qué podamos llegar a realizar y cómo lo hagamos. De ahí las citas de Gandhi, Kant —La ciencia es conocimiento organizado. La sabiduría es la vida organizada— o Asimov —El aspecto más triste de la sociedad actual es que la ciencia es más rápida adquiriendo conocimientos que la sociedad adquiriendo sabiduría—. 

***


jueves, 10 de octubre de 2019

CÓMO SEGUIR SIENDO HUMANOS EN LA ERA DE LOS ALGORITMOS

Editorial
Nota previa: Ya sé que era una especie de reto iniciático entre quienes empezaban a programar conseguir que apareciera en la pantalla esas dos palabras que auguraban el comienzo de una carrera. Tal vez, en los comienzos de la programación ni tan siquiera existía la posibilidad de utilizar una coma. Yo me resisto a escribir ese título sin la necesaria coma. Más chocante aún cuando se trata de un título y, por tanto, ejemplo para tantas personas de cómo escribir.

***

Me alegra ver que cada vez son más las voces expertas que nos advierten de los usos y abusos de las tecnologías invasivas, sean o no sean inteligentes, autónomas o como quiera que las llamemos. Hannah Fry, profesora de matemáticas urbanas en el University College de Londres, nos ofrece un texto lleno de frescura, sencillez y luminosas anécdotas sobre ese entorno en el que cada vez nos hallamos más sumergido al que denominamos inteligencia artificial y que funciona a base de algoritmos y se alimenta de datos. 

Fry hace un recorrido con una soltura verdaderamente envidiable or los temas más directamente relacionados y susceptibles de ser atravesados, y manejados, por la tecnología de la programación —poder, datos, justicia, medicina, automóviles, delincuencia y arte—, al mismo tiempo que nos plantea algunas preguntas que tal vez antes de que las respondamos ya otras personas hayan decidido responder: ¿entregaríamos nuestros registros médicos a una empresa sin rostro si hacerlo podría mejorar el tratamiento para todos?, ¿debería un automóvil sin conductor priorizar la protección de su dueño o el niño al que está a punto de atropellar?, ¿debería un juez o una computadora calcular si es probable que un preso reincida? Y en cada caso, ¿quién puede y quién debe hacer las reglas?

Claro que queremos mejores máquinas para que los diagnósticos médicos sean más acertados y las intervenciones quirúrgicas más precisas. Claro que deseamos todo tipo de ayuda tecnológica para que nuestra vida sea más cómoda y podamos disponer de más tiempo para ocuparnos de nuestros propios intereses y aficiones. Claro que preferimos comprar a menor precio. Claro que pretendemos tener mejores respuestas y más rápidas. Claro. El problema es que mientras suspiramos por un mundo aparentemente más confortable y  mejor, alguien está tomando decisiones y creando una manera de funcionar. Y no somos nosotros.

De entre los múltiples ejemplos con los que ilustra qué es lo que está ocurriendo, el de Rahinah Ibrahim debería ser suficiente para que empezáramos a realizarnos algunas preguntas. A lo mejor todo sería un poco más sencillo si aceptáramos que la perfección no existe, que todo algoritmo puede ser mejorado y que nunca acabaremos de limpiar los sesgos. 

jueves, 12 de octubre de 2023

ADELA CORTINA EN EL "PASSION FOR KNOWLEDGE"


Estas afirmaciones forman parte de lo que podríamos entender como la introducción al meollo de la conferencia que ofreció Adela Cortina el sábado, 7 de octubre, en el Festival Internacional de la Ciencia celebrado la semana:

  • Necesitamos el esfuerzo conjunto de todos los saberes (2' 50'').
  • Se ha establecido esa separación entre hechos y valores como si la ciencia no tuviera nada que ver con los valores (4' 15'').
  • No hay ni un solo conocimiento que sea neutral (4'40'').
  • El límite de la ciencia es el límite de la experiencia posible (5' 16'').
  • No solamente hay racionalidad en la ciencia (está hablando de las humanidades), sino que hay otro tipo de racionalidad, que es la racionalidad que tiene interés en la comprensión mutua, el interés en construir un nosotros (6' 45''). 
Creo que son suficientemente esclarecedoras para entender hacia dónde iba encaminada la ponencia y espero que resulten tan interesantes com para que os animéis a verla en toda su extensión. Las cuestiones que plantea la filósofa sobre hacia dónde vamos, hacia dónde queremos ir y quién decide sobre el camino que queremos tomar son absolutamente relevantes. A partir de ahí toma como elemento central de su reflexión la ética de la inteligencia artificial. Y no adelanto más, pero, por favor, llegad hasta la formulación kantiana del famoso imperativo categórico, la que se conoce como fórmula de la humanidad.

PS: La organización ha subido todas las ponencias (sin traducción, en idioma original) y están disponibles aquí.
***


jueves, 13 de marzo de 2014

LA FÍSICA DEL FUTURO

Michio Kaku es un físico teórico, especialista en física de cuerdas y ampliamente conocido como divulgador científico.

En este libro se encarga de explicarnos cuáles pueden ser las líneas maestras de actuación de los diversos campos científicos durante el siglo que estamos viviendo y las implicaciones de esos desarrollos en nuestra vida cotidiana. Y para poder exponer con buen criterio científico sobre qué se está investigando y en qué dirección se está haciendo ese trabajo, ha entrevistado a más 300 especialistas en cada una de las disciplinas. 

El texto está organizado en 9 capítulos:

  • El futuro de los ordenadores (A finales de este siglo controlaremos los ordenadores directamente con nuestras mentes).
  • La inteligencia artificial (Nadie sabe en qué momento los robots llegarán a ser tan listos —dice listos; no, inteligentes—como los seres humanos. Sin embargo, personalmente, situaría esa fecha cerca de finales de siglo).
  • El futuro de la medicina (A finales de este siglo tendremos una gran parte de ese poder mítico sobre la vida y la muerte. Y no será un poder limitado a curar enfermos, sino que se usará para mejorar el cuerpo humano e incluso crear nuevas formas de vida. Sin embargo, esto no se hará mediante rezos y sortilegios, sino con el milagro de la biotecnología).
  • Nanotecnología (Durante este siglo llegaremos a poseer la herramienta más importante que se pueda imaginar, la nanotecnología, que nos permitirá manipular los átomos de uno en uno. Esto podría iniciar una segunda revolución industrial, ya que la fabricación molecular crea nuevos materiales con los que hasta ahora ni siquiera soñábamos).
  • El futuro de la energía (Es probable que los físicos descubran su Santo Grial: los superconductores a temperatura ambiente. Esto nos haría entrar en una era totalmente nueva, la era del magnetismo).
  • El futuro de los viajes espaciales (En 2100 la humanidad estará a punto de entrar en una nueva era de la exploración espacial: el objetivo será alcanzar las estrellas).
  • El futuro de la riqueza (La ciencia y la tecnología son los motores de la prosperidad. El ser humano es libre de optar por ignorar la ciencia y la tecnología  pero sabiendo a qué se arriesga. El mundo no se detiene porque nos pongamos a leer un texto religioso. Quien no domine el último grito en ciencia y tecnología tiene que saber que sus competidores lo harán).
  • El futuro de la humanidad (Todas las revoluciones tecnológicas de las que se ha hablado aquí conducen a una única meta: la creación de una civilización planetaria).
  • Un día cualquiera en 2100. Este capítulo es puramente creativo y nos describe lo que podría ser un día cualquiera en la vida de una persona. El capítulo termina con Las raíces de la violencia, de Mahatma Gandhi, que por si no queréis poneros a buscarlas, os las copio aquí: la riqueza sin trabajar, el placer sin conciencia, el conocimiento sin carácter, el comercio sin moralidad, la ciencia sin humanidad, el culto sin sacrificio y la política sin principios.
De los libros que conozco de Kaku, es el que tiene un carácter más divulgativo y, por tanto, más próximo.