Puente Alejandro III, París |
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Puente María Cristina, San Sebastián. |
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San Sebastián |
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San Sebastián |
Donde sí veo una coincidencia casi exacta es en los niños que se dan la mano y juguetean en la base de las farolas centrales.
París |
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San Sebastián |
"El espacio puede tener un horizonte y el tiempo un final, pero la aventura del aprendizaje es interminable". Timothy Ferris. La aventura del Universo.
Puente Alejandro III, París |
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Puente María Cristina, San Sebastián. |
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San Sebastián |
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San Sebastián |
París |
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San Sebastián |
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Editoriales: Alba, Cátedra |
Pero lo cierto es que el siglo XIX es el siglo del estallido de la novela en toda Europa y si preguntáramos en la calle por esos nombres, seguro que solamente les iban a sonar los dos últimos, Stevenson —La isla del tesoro, El extraño caso del Dr Jekyll y Mr Hyde— y Wilde —El retrato de Dorian Gray, La importancia de llamarse Ernesto, El príncipe feliz—. Al que habría que añadir otro nombre todavía con mayor proyección internacional, Charles Dickens, a quien debemos atribuir el dudoso gusto de inventar el afectado sentimentalismo navideño.
Para contextualizar la poesía que se practicó durante la época del largo reinado de la reina Victoria (1837-1901) conviene señalar algunas características que Pujals recoge en su Historia de la literatura inglesa:
Encuentro de Ana y Joaquín en la Puerta Dorada. Jehan Soulas. |
Adoración de los Magos. Quizás de Jehan Soulas. |
Tomás introduce los dedos en la herida del costado. Thomas Boudin. |
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Editorial |
Las modas son terribles, imponen sus gustos, encumbran a unos y mandan al olvido a otros.
No voy a entrar en sí la enorme proyección que tuvo Tennyson en la Inglaterra victoriana se ajustaba a la calidad de la escritura o no. Lo cierto es que en la actualidad es difícil encontrar una persona que le lea o que reconozca alguna bondad o algún interés en su obra poética. Sin duda, las formas de decir y de escribir cambian con el tiempo. También lo hacen los contenidos sobre los que nos gusta leer, debatir, pensar. Ciertamente. Y siendo todo eso así, ¿habrá alguien hoy que no sienta un estremecimiento de emoción, que no reconozca el latido de la verdad y la belleza, que sea incapaz de percibir la intensidad de la expresión poética en estos versos?
VII
Casa oscura, que yo visito una vez más
en esta calle tan desagradable,
puertas en las que el corazón solía
tocar, en esperanza de encontrar una mano,
una mano que ya jamás será estrechada,
contempladme, pues no puedo dormir,
como un culpable yo me arrastro ahora
temprano en la mañana hacia la puerta.
Él no está aquí; mas lejos sigue el ruido
de la vida que empieza cada día,
y horriblemente, en la llovizna dura,
en la gastada calle comienza el día en blanco.
L
Quédate junto a mí cuando mi luz sea poca,
cuando cruja la sangre y me pinchen los nervios
y cuando el corazón enfermo se halle,
y las ruedas del Ser vayan más lentas.
Quédate junto a mí cuando al cuerpo sensual
lo desgarren punzadas que conquistan la fe;
y el Tiempo sea el maníaco que va esparciendo polvo,
y la Vida, un Dragón que escupe llamas.
Quédate junto a mí cuando mi fe se seque,
y sean los hombres moscas de antiguas primaveras,
moscas que crían moscas, y pinchan y bien cantan
y tejen sus celdillas y se mueren.
Quédate junto a mí cuando yo me esté yendo,
para indicar el término de nuestra lucha humana
y, en ese borde oscuro de la vida,
todo el atardecer del día eterno.
Cantos VII y L de In memoriam, elegía compuesta en honor de su amigo Arthur Henry Hallam, muerto años antes. La traducción corresponde a José Luis Rey.
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Globo terráqueo |
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Esfera celeste. |
Se encuentran, más o menos, bajo el libro-torre que aparece en el primer plano de la fotografía superior. Hay una cafetería cerca de ellas, como puede intuirse en la fotografía del globo terráqueo.
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Editorial |
Esta duración, ¿qué era?
¿Era un lapso de tiempo?
¿Algo mensurable? ¿Una certeza?
No, la duración era un sentimiento,
el más efímero de todos los sentimientos;
(...)
Goethe, mi héroe
y maestro de la palabra objetiva,
una vez más has acertado:
la duración tiene que ver con los años,
con los decenios, con el tiempo de nuestra vida;
la duración es el sentimiento de la vida.
(...)
Necesario, en cambio, distinguir:
también "los sorprendentes milagros del momento,
tampoco son ellos los que engendran
lo duradero que hace feliz,
lo duradero en su tranquilo poder".
(...)
No obstante, aproximarme a la esencia de la duración
es lo que me gustaría,
poder referirme a ella de un modo vago, hacerle justicia,
hacerla vibrar,
es esta esencia que, una y otra vez, me da el impulso.
Pero entonces lo primero que me viene es sólo una letanía
de palabras aisladas:
fuente, nieve recién caída, gorriones, llantén,
amanecer, atardecer, venda, unísono.
(...)
El poema de la duración es un poema de amor.![]() |
Fuente, original y ©: KHM (id al enlace para disfrutar una magnífica ampliación). |