Editorial |
¡Oh, Ibn Nahiya!, una cabeza es ya mucho peso como para soportar dos.
Sirvan otros a dos señores, que a mi con uno me basta.
Abū Nuwās (747-816).
Aquella a quien amo me envió un mensajero
que suscitó mi amor.
Bienvenido seas, enviado amado, engalanado de perfume.
Uno como tú no puede amar a uno como yo
cuando perdidamente le ama una rubia grácil,
Cumplida su misión, acudí a la cita con el corazón espantado.
-Has cortejado a mi mensajero.
Ahora sale a relucir lo que de ti me asombra y desconozco.
Falso embaucador que en cuadernos llevas la cuenta de unos y de otros.
Pierde las cabras quien las confía al lobo.
Cada hombre es fruto de las costumbres de su época
y la costumbre de Sayf al-Dawla es alancear al enemigo,
desmentir las falsas alarmas con su presencia
y ser feliz destruyendo las maquinaciones del enemigo.
¡Cuantos que anhelaban dañarlo, a sí mismos se dañaron!
¡Cuantos, en vez de dirigir contra él sus ejércitos, le prestaron vasallaje!
¡Cuanto orgulloso, que no reconocía a Dios ni por un momento,
al verle espada en mano se convertía!
Él es el mar. Bucea tú a por perlas cuando esté en calma,
pero ¡Alerta a la tempestad!
Cuando honras al generoso, te lo conquistas.
Si honras al despreciable se rebela.
Trocar la generosidad por la espada
es tan perjudicial como trocar la espada por la generosidad.
No apetezcas comer la carne tierna, recién matada,
ni la que murió de muerte natural.
No atrapes a los pájaros, en su ignorancia, tendiéndoles trampas,
pues la opresión es el mal de los abominables,
y deja la miel de las abejas para las que se abren las aromáticas plantas
pues no la producen para otros ni la elaboran para repartirla.
Me he lavado las manos de todo eso.
Ojalá hubiera reparado en ello antes de que encaneciesen mis sienes.
¡Hijos de mi época!:
¿Acaso conocéis, como yo, estos secretos pensamientos,
que sin embargo antes no divulgué?
Acerca de un hombre aparentemente justo
Al que habían nombrado walí:
“Qué crees tú que hará?”
Y le contesté:
“¿Qué hacen los abejorros con las abejas?
Picotean sus colmenas, se comen la miel
¡Y luego dejan el resto para las moscas!".
Nazareno, bebe la copa y ven.
Hoy es día de hermosuras
y mi puerta es un lucero
en el que veras más claro que en el espejo.
Las gentes acuden a ella en tropel
Ven, nazareno, ven,
que uniremos corazones por la religión separados.
En placenteras tertulias beberemos vino,
que después en polvo te convertirás;
y cuando terminemos con la religión de las diversiones
nos iremos a rezar.
Sin vino ni juerga
la vida es un verdadero pecado.
Podría haber entre nosotros, si quisieras,
algo que no se pierde,
un secreto jamás publicado
aunque otros se divulguen.
¡Tú nada harías por lograr mi compañía!
Mientras yo, si recibiera la vida misma
a cambio de mi dicha contigo, no la cambiaría.
Te bastará saber que, si cargaste mi corazón
con lo que ningún otro podría soportar, yo puedo.
Sé altiva, yo aguanto;
esquiva, yo paciente;
orgullosa, yo me humillo;
aléjate, te sigo;
habla, te escucho;
manda, obedezco.
- La antología de Josefina Veglison no es difícil de conseguir.
- Podéis leer una extensa antología y una buena introducción al tema en el blog de César Abraham Navarrete.
- Y si lo que queréis es adentraros en el estudio y en un conocimiento más amplio y riguroso de la poesía árabe, la Historia de la literatura árabe clásica, obra de Mahmud Sobh, os enseñará el camino.