Seix Barral |
Tal vez no se haga muy amable a quien busca la narración de una historia. Tal vez quien busque un hilo conductor en forma de personaje principal se sienta defraudado. Tal vez quien acuda al texto buscando otra novela de Muñoz Molina y se encuentre con este aluvión de textos y reflexiones acerca de la actualidad menos noble y las alcantarillas por las que transitamos se sienta defraudado y no quiera realizar el esfuerzo de ir más allá de las primera páginas. Puede ocurrir, pero se perdería una obra profundamente creativa y bella.
Un andar solitario entre la gente es un inmenso collage en el que se van recogiendo los elementos más variopintos que podemos encontrar en la calle. Pero también otros muchos que proceden de la literatura. Son elementos a los que habitualmente no prestamos atención; pero cuando lo hacemos, pueden adquirir dimensiones y significados ciertamente sorprendentes.
No obstante, el libro no se nutre solamente de ellos, aunque sí es así como se abre. Paulatinamente se van incorporando titulares de prensa escrita, imágenes de televisión, mensajes de megafonía, pantallazos de internet, todo cuanto habitualmente nos sale al paso y a lo que podemos prestar o no atención. En este caso, el autor ha decidido fijarse en ellos y devolvernos su punto de vista —y dejo intencionadamente la ambigüedad del posesivo—.
Creo que lo mejor del texto no es esa coreada posmodernidad fragmentaria que nos ofrece, ni su técnica, ni la capacidad para acarrear materiales diversos y construir con ellos un espejo en el que mirarnos. Creo que lo mejor del libro es que partiendo de materiales aparentemente heterogéneos y dispares, Muñoz Molina nos ofrece una obra coherente y bien cohesionada sobre el mundo en que vivimos. ¿Y qué otra cosa debe ofrecernos un creador si no es su mirada creadora para que podamos entender un poco mejor la realidad en la que vivimos?
Lo que no acabo de entender es esta tendencia a llamar novela a cualquier tipo de texto, aunque no haya un hilo narrativo, no exista ni propia ni impropiamente una historia y la ficción esté tan ausente como los personajes. Que, de momento, carezcamos de una palabra para calificar la tipología textual de algo así, no quiere decir que sea una novela; pero, seguro que si este tipo de escritura prolifera y se hace habitual, la inventaremos.
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Podéis encontrar en internet multitud de entrevistas con Muñoz Molina a raíz de la publicación de este texto. He colocado aquí esta de María Jesús Espinosa de los Monteros porque se abre con la lectura que Javier Cámara realiza de las páginas 108 y 109, y que sirve como estupenda presentación para saber qué tipo de obra es la que vamos a encontrar. Son los tres primeros minutos.