el mayor espectáculo del mundo.
Había payasos y elefantes y osos bailarines.
Y una señora muy hermosa en mallas rosas
volaba sobre nuestras cabezas.
De modo que permanecí allí sentada contemplando
el maravilloso espectáculo.
Tenía la sensación de que faltaba algo.
No sé qué, pero cuando terminó la función,
me dije a mí misma: "¿Esto es todo lo que hay en un circo?"
¿Esto es todo lo que hay? ¿Esto es todo lo que hay?
Si esto es todo lo que hay, amigos míos,
entonces sigamos bailando.
Que corra la bebida y empecemos a bailar,
si esto es todo lo que hay.
Sé lo que estaréis diciendo,
"si esta es la manera en que ella lo siente, ¿por qué
no acaba con todo de una vez?".
Oh, no, yo no. No me corre prisa ese desencuentro final,
porque sé con la misma certeza que estoy hablando aquí
contigo, que cuando llegue ese momento final y yo exhale
mi último suspiro, me estaré preguntando:
"¿Es eso todo lo que hay? ¿Es eso todo lo que hay?"
Si eso es todo lo que hay, amigos míos, entonces sigamos bailando.
Que corra la bebida y empecemos a bailar, si eso es todo lo que hay.
Is That All There Is? fue uno de los éxitos del muy lejano 1969 en el mundo anglosajón. Era una canción existencialista, muy en la línea de lo que Camus escribía en sus estupendos El mito de Sísifo o El hombre rebelde. Quiénes la escribieron y en qué se inspiraron podéis leerlo en Wikipedia.
Hoy la traigo hasta aquí porque yo fui un indocumentado y voluntarioso adolescente existencialista; pero, sobre todo, como contraste al desenfrenado y empalagoso ritual de buenos estereotipados sentimientos y falsas escenas amorosas que se nos viene encima.
Seguid bailando..., si eso es lo que os apetece.