Igualmente sencillo es hallar información sobre él en Internet, así que os dejo ese entretenimiento a vosotros. Sólo os enlazado un breve trabajo del profesor Barbeito Varela en el que se ocupa del papel de la leyenda y los sueños en la poesía del irlandés.
Y ahora uno de los poemas más emblemáticos y conocidos de W. B. Yeats, Navegando hacia Bizancio, y cuya primera frase os sonará inmediatamente porque Cormac McCarthy la utilizó para titular una de sus novelas que, posteriormente, los Cohen llevaron al cine.
I
Aquel no es un país
para viejos. Los jóvenes
unos en brazos de
otros, pájaros en los árboles
–esas generaciones
moribundas– cantando,
cascadas de
salmones y mares de caballa,
aves, peces o carne
celebran en verano
cuanto ha sido
engendrado, nace y muere.
Sujetos a esa
música sensual todos descuidan
los monumentos de
la mente inmarchitable.
II
Cosa indigna es un
viejo, un abrigo andrajoso
montado en una
estaca, excepto cuando el alma
bate palmas y
canta, y canta con más fuerza
por cada desgarrón
de su mortal vestido,
pues no hay escuela
para el canto, sólo estudiar
los monumentos de
su propia magnificencia.
Y por ello he
cruzado los mares y venido
a la ciudad sagrada
de Bizancio.
III
Oh sabios
congregados en el fuego divino
tal figuras murales
en un mosaico de oro.
Venid a mí del
fuego, girando en la espiral,
para ser los
maestros de canto de mi alma.
Purgad mi corazón;
enfermo de deseo
y uncido a un
animal agonizante,
no recuerda quién
es; y encomendadme
al artificio de la
eternidad.
IV
Fuera de la
naturaleza no tomaré mi forma
corpórea de ningún
objeto natural
sino de aquellas
formas que los orfebres griegos
crean forjando el
oro y en oro recubriéndolas
a fin de prevenir
la modorra imperial;
o ponen a cantar en
un árbol dorado
ante las damas y señores
de Bizancio
los hechos que
pasaron, pasan o pasarán.
La traducción es de Jordi Doce.
PS: Tenéis alguna entrada anterior sobre Yeats en este mismo blog.
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