Debería haber leído El maestro y Margarita en los años 70, pero no lo hice, y ahora, fuera del momento en que a mi alrededor se hablaba de él, alejado de la época en que la URSS existía y los juegos de la política eran otros, tropezarme con el diablo y leer las aventuras de una cuadrilla de pequeños delincuentes a su servicio me ha resultado cansino y aburrido. Todo ese juego de símbolos y representaciones, de alegorías y trucos de magia me pilla un poco crecido y sin ganas. La literatura —ya lo he dicho en otro sitio— es una cuestión de punto de vista y el mío ahora no está para compartir el punto de vista juguetón, adolescente y perdedor de Bulgákov.
Y como este párrafo —que es el que es y no pienso alterar— me parece un tanto injusto con la novela, porque siempre habrá alguien que pase por aquí dispuesto a mostrar más paciencia y entusiasmo, os recomiendo que os leáis este artículo redactado por J. C. Calderón que cumple mucho mejor con la tarea de orientar. El artículo de la Wikipedia, si bien más formal y menos imaginativo, también puede ser un buen artículo.
Feliz lectura.
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