viernes, 11 de octubre de 2024

ISABEL HERGUERA, RETROSPECTIVA


Los tres primeros párrafos de la guía de la exposición redactada por Nekane Aramburu son una excelente presentación y descripción de lo que nos vamos a encontrar en esta Retrospectiva de la artista donostiarra: 

La obra creativa de Isabel Herguera (San Sebastián, 1961) tiene un desarrollo internacional y se extiende hasta nuestros días. Su producción abarca diversos campos que van del dibujo a la videoinstalación, pasando por diferentes formatos del audiovisual. Su devenir profesional está basado en la voluntad de experimentar entre lo artesanal y lo tecnológico, y su eje es la animación, un proceso artístico y técnico consistente en generar la sensación de movimiento a partir de imágenes, dibujos y/u objetos inanimados. 

Esta exposición presenta cuatro décadas del trabajo de Isabel Herguera, aquellas que abarcan sus comienzos profesionales en 1983 a 2024, año en que se visibiliza el proceso de ordenación, catalogación y digitalización de su obra a través de una puesta en escena específica —tanto documental como experiencial— en la sala Kubo de Kutxa Fundazioa. 

La muestra propone un recorrido por los inicios del videoarte en los años 80, el desarrollo histórico de las prácticas audiovisuales en el contexto del País Vasco y la expansión de las posibilidades del campo de la animación en los últimos treinta años, ya como práctica global deslocalizada. Todas estas líneas inherentes al trabajo de Isabel Herguera están atravesadas por la investigación en metodologías propias a través de la praxis artística, pero también por la transmisión del conocimiento a otras generaciones desde el ámbito académico o los talleres itinerantes que ha desarrollado intensamente ya en los años 2000.


Los muertitos

Spain Love You

Lavomatic

El lavabo

Amore d'inverno

Teatro de sombras

Teatro de sombras, Bajo la almohada


Ámár

Video instalación

El sueño de la sultana

Hasta el 6 de enero de 2025

  • Visitas comentadas:
Sábados a las 17:30 en euskara y a las 18:30 en castellano. Gratuitas.

  • Taller:
Animación con multiplano ¡luces, cámara y animación!, ofrecido por Laura Ibáñez.
Los sábados 26 de octubre y 2 de noviembre, de 11:30 a 13:30, en castellano.
Niños y niñas de 6 a 12 años, acompañados de una persona adulta. (5 euros. Personas adultas gratis).


Isabel Herguera tiene un canal en Vimeo donde podéis ver numerosos trabajos suyos.
***


jueves, 10 de octubre de 2024

WHAT IS FAME? A FANCIED LIFE IN OTHERS' BREATH

Editorial
No sé qué obras leerán los bachilleres angloparlantes del más alto representante del clasicismo inglés, supongo que algún fragmento que aparezca en las antologías escolares y, tal vez, algunas sentencias (en castellano) extraídas de acá o de allá, porque como señalaba Pujals en su Historia de la literatura inglesa, Pope es un maestro insigne del pareado heroico, y el poeta del cual se pueden citar más frases lapidarias. Si dejamos a un lado el nivel de cultura general, quien desee leer al escritor inglés en castellano tendrá que conformarse con este título publicado por Cátedra en 2017. Claro que si me atengo a lo que mi Historia de la literatura de 6º curso decía sobre el autor, acaso pueda resultar un lujo cultural que Antonio Lastra se haya tomado el trabajo de traducirlo: Fue un hombre enfermizo y contrahecho, lleno de encono y de amargura. Su obra más famosa es el poema "El rizo robado", composición histórico-burlesca en la que se satiriza la sociedad de su tiempo. Está inspirada en "El facistol" de Boileau y es un reflejo de aquella época ultrarrefinada del "rococó", llena de frivolidad y amaneramiento. El estilo de Pope es frío y correcto, muy neoclásico. No se puede decir que fuera un texto ni objetivo ni ponderado, y desde luego no animaba a la lectura.

Sin embargo, siendo Pope un escritor del clasicismo del XVIII, ofrece en dos de sus poemas de temprana fecha (1717), Eloisa to Abelard y Elegy to the Memory of an Unfortunate Ladyrasgos claramente prerrománticos. Aquí, si no, la traducción que Silvina Ocampo realizó para que opinéis con libertad:


ELOÍSA A ABELARDO



De estas hórridas celdas y soledades hondas
en donde la celeste Contemplación reposa,
donde reina la fiel Melancolía atenta,
¿qué expresan los tumultos de las vestales venas?
¿Por qué mis pensamientos huyen de este retiro?
¿Por qué en mi corazón arde el fuego escondido?
La culpa es de Abelardo, si yo amo todavía,
y ha de besar su nombre, todavía, Eloísa.


¡Fatal y amado nombre! Permanece el secreto
de estos labios sellados con sagrado silencio;
mi corazón, escóndelo en su íntimo disfraz
donde mezclado a Dios su amada Idea yace;
visible se hace el nombre — ¡ah, no escribas, mi mano!
íntegro está ya escrito— ¡mis lágrimas, borradlo!
Eloísa perdida, vano es que llore y rece,
su corazón aún dicta, y su mano obedece.


¡Inexorables muros cuyo orbe oscuro tiene
tristezas voluntarias, suspiros penitentes!
¡Oh rocas desgastadas por piadosas rodillas!
¡Oh grutas y cavernas con ásperas espinas!
¡Túmulos donde vírgenes de ojos pálidos velan,
santos cuyas estatuas a llorar aprendieron!
Silenciosa, inmutable como vosotras, fría,
no me ha tornado en piedra todavía el olvido.
Divide el corazón la ardua naturaleza;
soy parte de Abelardo, no soy toda del Cielo;
ni llantos que por siglos vanamente existieron,
ni oraciones, ni ayunos, de la ansiedad son frenos.


Cuando llegan tus cartas y las abro temblando
el conocido nombre despierta mi ansiedad.
¡Oh nombre para siempre amado y siempre triste!
¡Aun murmurado en lágrimas que en suspiros persiste!
Cuando descubro el mío también yo me estremezco,
alguna atroz desdicha lo persigue de cerca.
Recorriendo las líneas derrámanse mis ojos
guiados por una triste variedad de dolores.
¡De amor ardiendo o bien mustia en mi lozanía,
en un convento sola, y en tinieblas perdida!
La religión severa calmó indómitas llamas,
de la pasión murieron aquí el Amor, la Fama.


Mas escríbeme todo para que unirse puedan
todos nuestros suspiros, mis penas a tus penas.
Ni enemigos, ni dichas, ese poder nos roba,
¿y Abelardo podrá ser menos bondadoso?
Las lágrimas son mías, no pretendo ahorrarlas,
reclama el amor llantos que en la oración sobraron.
Mis ojos no persiguen otra labor amable;
lo que pueden hacer sólo es leer y llorar.


Comparte mi dolor, admite ese consuelo;
¡ah, más que compartirlo dame toda tu pena!
Enseñó a escribir cartas el Cielo a desdichados,
a doncellas cautivas, a amantes desterrados:
inspirados de amor, respiran, hablan, viven,
constantes a su fuego, el alma enardecida;
desea vincularse la virgen sin temor,
eximir los rubores, dar todo el corazón,
avivar intercambios suaves del alma al alma,
del Polo hasta las Indias propagar su ansiedad.


Cuando el amor llegó con nombre de amistad,
sabes con qué inocencia sentí tu primer llama;
con virtudes angélicas te formó mi conciencia,
la emanación total de un bello entendimiento.
Esos ojos sonrientes, atenuando sus rayos,
brillaban con dulzura de una luz celestial.
Te contemplé inocente: tu canto el Cielo oyó;
las verdades divinas las enmendó tu voz.
De labios semejantes, ¿qué preceptos no encantan?
Bien pronto me enseñaron que no es pecado amar:
retorné a los senderos de los sentidos goces,
no quise hallar un ángel, lo que amaba era un hombre.
De los santos la dicha, vaga y remota veo;
ni les envidio el Cielo que por ti sólo pierdo.


Inducida a casarme, recuerdo que exclamaba:
¡Maldigo toda ley que el amor no ha inventado!
Liviano como el aire frente a lazos terrestres
abre alas el amor, y en un momento vuela.
Riqueza, honor aguardan a la fiel desposada;
augustos son sus actos, venerada su fama;
transformará todo eso la pasión verdadera.
¿Qué son para el amor, fama, honor y riquezas?
Y cuando profanamos del Dios celoso el fuego,
para vengarse inspira un amor sin sosiego,
y ordena equivocados lamentos a mortales
que buscan el amor y solitarios aman.
Si el dueño de este mundo sucumbiera a mis pies,
despreciaría todo, su trono y sus riquezas:
ser yo la emperatriz de César no quisiera,
sólo del hombre que amo la amante quiero ser,
y si es que existe un nombre, todavía más libre
y más enamorado, por ti lo llevaría.
¡Oh dicha afortunada! Cuando se atraen las almas,
cuando el amor es libre y la ley natural:
entonces poseer, ser poseída, no es
un vacío vehemente, un dolor en el pecho;
los pensamientos se unen al salir de los labios,
y mutuos los deseos del corazón renacen.
Esto podrá ser dicha, si es que en el mundo existe,
la dicha que una vez fue de Abelardo y mía.


¡Ah, cómo cambió todo! ¡Un nuevo horror asciende:
un amante desnudo yace atado, lo hieren!
¿Dónde estaba Eloísa y su voz y su mano,
su puñal deteniendo el horrible mandato?
¡Ah, Bárbaro, detente!, y el ultraje refrena,
si el crimen fue común, que lo sea la pena.
Muda ya de vergüenza, reprimido el furor,
dejo que hablen mis lágrimas, mis ardientes rubores.


¿Podrías olvidar aquel solemne día,
cuando al pie del altar, yacíamos las víctimas?
¿Podrías olvidar qué lágrimas cayeron
diciendo adiós al mundo con juventud ferviente?
Cuando con fríos labios besé el velo sagrado,
palidecieron lámparas, temblaron los altares.
Se asombraron los santos al oír mis promesas;
la conquista lograda vaciló en creer el Cielo,
y a los tristes altares cuando yo me acercaba,
no en la cruz, en tus ojos, mis ojos se clavaban.
Ni indulgencia ni celo pedía, sino amor;
y si pierdo tu amor habré perdido todo.
Con miradas, palabras, ven, alivia mi pena;
todo eso para darme por lo menos te queda.
En ese amado seno deja que me demore
bebiendo el delicioso veneno de tus ojos,
en tu labio anhelante, abrazada a tu pecho;
dame lo que tú puedas — y soñaré yo el resto.
¡Ah, no!, más bien instrúyeme a gozar de otras cosas,
y con otras bellezas encántame los ojos.
Muéstrame claramente la morada suntuosa;
que Abelardo se aleje de mi alma y busque a Dios.


Piensa que tu rebaño merece tu cuidado,
niños en tu oración, plantas entre tus manos.
En la primera edad del vasto mundo huyeron
buscándote en montañas e infinitos desiertos.
Elevaste altos muros; y el desierto sonrió,
abriose el Paraíso en el yermo, en las sombras.
Ningún huérfano vio los bienes de su padre
irradiar esplendores sobre nuestros altares;
ningún santo de plata de algún avaro obsequio
sobornó acá la ira de un defraudado Cielo;
simples son nuestros techos, piadosas construcciones,
vocales solamente de elogios al Creador.
Entre estos muros tristes (que atan los días solos),
de agujas coronadas, con musgos estas bóvedas
donde terribles arcos tornan días en noches
y confusas ventanas vierten luz majestuosa,
tus ojos difundían rayos conciliadores
y alegraban las horas con fulgores de gloria.
Ningún rostro divino nos trae ahora dichas,
todo es dolor turbado y lágrimas continuas.
En los otros que rezan yo busco mi fervor,
(¡Oh fraude tan piadoso de caridad, de amor!)
y ¿por qué depender de oraciones ajenas?
¡Ah, tú, que eres mi padre, mi hermano, esposo, ven!
Y deja que conmueva con numerosos nombres,
hija, hermana y esposa, congregados, tu amor.
Reclinados en rocas esos pinos oscuros
murmuran en el viento y ondulan en la altura,
los arroyos que vagan brillando entre montañas,
las grutas que hacen eco a los torrentes de agua,
jadeantes en los árboles, los moribundos vientos,
por la brisa ondulada el lago estremecido:
todas estas escenas a meditar no inspiran
ni entregan al descanso la visionaria virgen.
Entre las arboledas nocturnas y las grutas,
sonora es la aflicción, se entremezclan las tumbas,
y la Melancolía inmóvil nos prodiga
un silencio de muerte y un reposo temible;
su lúgubre presencia ensombrece estos ámbitos,
entristece las flores, oscurece los pastos,
de las altas cascadas los murmullos ahonda
e inspira un más profundo horror entre los bosques.


¡Quedaré para siempre en este claustro, siempre!
¡Qué entristecida prueba de amor y de obediencia!
Sólo podrá la muerte romper eternos lazos:
y aun permanecerá mi frío polvo aquí,
con todas sus flaquezas, sus llamas sometidas,
cuando no sea un crimen que a las tuyas se mezclen.


¡Desdichada! Me creen de Dios, en vano, esposa:
¡soy consabida esclava del amor y del hombre!
¡Cielo, asísteme! ¿Cómo nace en mí esta plegaria?
¿Nace en mí por piedad o por desesperanza?
Aquí donde la helada castidad se retira,
el amor halla altares con fuegos prohibidos.
El arrepentimiento no me aflige bastante;
lloro por el amante y no por el pecado;
considero mi culpa, su visión me enardece,
me arrepiento de goces pasados, quiero nuevos:
ora contemplo el Cielo, lloro ofensas antiguas,
ora pensando en ti, mi inocencia maldigo.
¡De tantas enseñanzas pérfidas para amantes,
la ciencia más difícil, sin duda, es olvidar!
¿Podré olvidar el crimen sin perder la razón?
¿Aborrecer la ofensa y amar al ofensor?
¿Del pecado arrancar el adorado objeto?
¿Podré yo distinguir nuestro amor de la pena?
¡Tarea irrealizable, abjurar su pasión
para alguien que ha perdido como yo el corazón!
Antes que llegue mi alma a un apacible estado
¡cuántas veces tendrá que amar y detestar!
La desesperación, el pesar, la esperanza,
el desdén logran todo, todo salvo olvidar.
Si el Cielo se apodera del alma le da llamas,
no la toca, la rapta; la inspira, no la apaga.
¡Oh, enséñame a vencer a la naturaleza,
renunciar a mi amor, a mi vida — a la nuestra!
Llena mi corazón con la imagen de Dios;
puede rivalizar y sucederte Él sólo.


¡Feliz es el destino de la Vestal sin culpas!
Por el mundo olvidada, se olvidará del mundo:
eterna luz del sol, inmaculada mente,
aceptadas plegarias, resignados deseos;
labores y descansos puntualmente cumplidos;
"obediencia del sueño, que llora o que despierta"
deseos sosegados, siempre iguales afectos,
lágrimas que deleitan y que inspiran el Cielo.
La gracia la circunda, la iluminan sus rayos,
le dan sueños dorados ángeles en voz baja,
la rosa del Edén que eternamente brilla
y alas de serafines con perfumes divinos;
por ella blancas vírgenes epitalamios cantan;
oyendo celestiales arpas ella se muere;
con visiones de eterno día se desvanece.


El alma errante emplea otros sueños distintos,
otros arrobamientos de una profana dicha:
al fin de cada día triste y atormentado
devuelve la venganza ilusiones robadas;
entonces la conciencia dormida ya está libre,
y mi alma sin sus lazos se entrega toda a ti.
¡Maldecidos horrores de la noche consiente!
¡Con qué esplendor exalta el pecado deleites!
Demonios tentadores suprimen restricciones
y reavivan en mi alma las fuentes del amor.
Yo te escucho y te veo, estudio tus encantos
y enlazo tu fantasma con mis ávidos brazos.
Despierto — y ya no te oigo, no te contemplo ya,
me esquiva tu fantasma, como tú, sin bondad.
Clamo en voz alta el nombre: no escucha lo que digo
si le tiendo mis brazos vacíos se desliza.
Para soñar de nuevo cierro mis ojos dóciles;
¡surgid, amados fraudes, vosotras, ilusiones!
¡Ah!, no, ya me parece que vagando seguimos
llorando nuestras penas, entre páramos tristes,
donde hay pálidas hiedras y una ruinosa torre,
y ahondando el abismo oscurecidas tocas.
Te elevas de repente; me llamas desde el Cielo;
las nubes se interponen, braman olas y vientos,
me estremezco gritando, la misma pena encuentro;
me despierta el dolor que había abandonado.


Severamente buenas, por ti ordenan las Parcas
del placer y la pena la fresca interrupción;
larga muerte tu vida, calmo y fijo reposo;
ni la sangre se aviva ni el pulso se enardece:
tranquila como el mar antes que hubiera viento,
o espíritus que ordenan al agua movimientos,
dulce como los sueños de un perdonado santo,
de un Cielo prometido, como el destello suave.


¡Ah, ven aquí, Abelardo, no tienes que temer!
La antorcha de Afrodita no arde para los muertos.
¡Refrenado el deseo seremos condenados;
permanecerás frío—, aunque Eloísa te ame!
Llamas sin esperanza, eternas como aquellas
que iluminan los muertos y las urnas estériles.
¡Ah, qué imágenes surgen donde clavo mi vista!
Mis amadas ideas sin cesar me persiguen,
se elevan entre árboles, frente al altar se elevan,
oscureciendo mi alma ante mis ojos juegan;
gasto la luz del alba, suspiro por tu amor,
tu imagen se intercala entre mi Dios y yo,
parecería que oigo tu voz en cada cántico,
las cuentas del rosario van marcando mis lágrimas.
Cuando fragantes nubes del incensario vuelan
y el sonido del órgano profundo mi alma eleva,
de ti un solo recuerdo elimina la pompa;
confunde los altares, cirios y sacerdotes;
mi alma se hunde y se ahoga entre mares de llamas,
mientras tiemblan los ángeles, y los altares arden.


Mientras estoy postrada, con una pena humilde,
la virtud de las lágrimas en mis ojos se aflige.
Mientras que imploro, trémula, rodando sobre el polvo
una incipiente gracia se abre en mi corazón.
Ven aquí si te atreves, con todos tus encantos,
y oponiéndote al Cielo dispútale mi alma;
con tus alucinantes ojos mírame, ¡ven!
Borra cada brillante idea de los Cielos,
toma todas mis lágrimas, mi gracia y mi tristeza;
toma los infructuosos castigos y oraciones;
mientras asciendo, ráptame de las santas mansiones,
asiste a los demonios y arráncame de Dios.


¡No!, huye de mi lado — a distancias polares;
eleva entre nosotros océanos, los Alpes.
¡Ah!, no vengas, no escribas y no pienses en mí,
no compartas ni un ansia que por ti yo he sentido,
renuncio a tus promesas, tu memoria abandono;
renuncia a mí, olvídame, otórgame tu odio.
¡Semblante seductor (que aún miro), bellos ojos,
pródigo amor, dilectos pensamientos, adiós!
¡Oh Virtud celestial, oh Gracia tan serena,
maravilloso olvido de las tristes tareas,
hija del firmamento, luminosa Esperanza,
resplandeciente Fe, temprana eternidad!
Entrad, amables huéspedes, todos los apacibles,
envolvedme en eterno descanso: recibidme.


Contemplad en la celda a Eloísa extendida,
inclinada en penumbras de la muerte vecina.
En el viento más tenue un espíritu clama,
voces que no son ecos entre los muros hablan.
Aquí, mientras vigilo lámparas moribundas
de vecinos sepulcros, oigo oscuros murmullos,
"¡Hermana, ven, hermana, (parece que dijeran)
este lugar es tuyo, hermana triste, ven!
Temblé, lloré y recé una vez como tú,
víctima del amor aunque ahora soy pura.
Mas todo es calma en este sueño eterno;
aquí el Amor, la Pena, olvidan sus lamentos,
aun la Superstición pierde todo temor,
pues absuelve estos males no el hombre sino Dios".


¡Ah! ya voy, preparad las rosadas glorietas,
las celestiales palmas, las flores sempiternas,
donde haya pecadores que encuentren su descanso,
donde las refinadas llamas arden seráficas.
Y tú, Abelardo, al último oficio triste asiste,
suaviza mi trayecto a los reinos del día;
mira mis labios trémulos, mis ojos que se inquietan,
besa mi último soplo, toma mi alma que vuela.
¡Ah!, no — con las sagradas vestiduras aguarda,
con el cirio piadoso en tu mano temblando,
presenta al crucifijo mi levantada vista,
enséñame y aprende de mí misma a morir.
Y contempla a Eloísa — ¡la que un día fue amada!
Entonces no será ya un crimen contemplarla.
¡Ved!, dejan mis mejillas las transitorias rosas,
y el último destello languidece en mis ojos,
hasta que no queden ni pulso ni suspiro
y no seas amado, mi Abelardo, por mí.
Muerte grande, elocuente, solamente nos pruebas,
si amamos a los hombres, que es polvo el amor nuestro.


Después, cuando el destino tu semblante destruya
(la causa de mis dichas y de todas mis culpas),
en extático trance que se extingan tus ansias,
nubes brillantes bajen, los ángeles te guarden,
que el brillo de la gloria baje del Cielo abierto,
como yo enamorados, que los santos te besen.


Que ampare nuestros nombres una tumba afectuosa,
a tu fama inmortal agregando mi amor.
Dentro de muchos siglos, pasadas ya mis penas,
cuando mi corazón belicoso esté quieto,
si dos enamorados vagando trae la suerte
a estas fuentes y muros blancos del Paracleto,
unirán sus cabezas sobre el pálido mármol,
bebiendo uno del otro las abrasadas lágrimas,
con temor compasivo, presiento que dirán,
"No tengamos que amarnos como éstos han amado".


En medio de los salmos del numeroso coro,
del sacrificio horrible que engrandece la pompa,
en las desnudas piedras, si unos ojos amantes
se posan donde nuestras frías reliquias yacen,
del Cielo robará con devoción momentos
una lágrima humana, que será perdonada.
Y si el destino quiere que un poeta futuro
en su suerte y la nuestra halle similitudes,
condenado por años a deplorar la ausencia,
a imaginar encantos que ya no habrá de ver —
si existen otros seres que tanto tiempo aman —
deja que nuestra tierna y triste historia cante;
dirá mejor mi pena el que mejor la sienta,
y calmarán sus cantos mi pensativo espectro.

 

Ah, lo que dice la sentencia de Pope es esto: ¿Qué es la fama? Una vida imaginada en el aliento de los demás. O en traducción más literaria de Gregorio González Azaola (1821): ¿Y qué viene á ser la fama? Una vida imaginaria que respira en los demás.

***

miércoles, 9 de octubre de 2024

UN LIBRO, UN POEMA (Edgar Lee Masters)

Editorial
 #unlibrounpoema

Dicen que E. L. Masters (1868-1950) es autor de un solo título, la Spoon River Anthologhy (1915), ¡pero que título! Por supuesto, escribió más. Ocurre que el éxito —vendió 80.000 copias en cuatro años y en 1940 iba por las 70 ediciones— de esta galería de difuntos fue de tal magnitud y tal reconocimiento que todo lo demás quedó siempre a la sombra de este estupendo y divertidísimo libro de poemas.

La Antología de Spoon River es un deliciosa creación en la que los muertos (inventados, pero no tanto) establecen una amena relación a través de sus epitafios-monólogos, y nos ofrecen una caricaturesca y satírica visión de los EEUU de principios del siglo XX. 

Masters era abogado laboralista y conocía bien los problemas que aquejaban a la gente humilde de su país. Esto, más sus estudios de griego clásico y una lectura atenta y minuciosa de la Antología Palatina le servirán para componer uno de los mejores retratos de la sociedad americana que conozco. 

Como ya publiqué el poema que abre la colección, "La colina", en euskera y en castellano, hoy coloco aquí los tres siguientes:


HOD PUTT


Aquí mi tumba, junto a
la del viejo Bill Piersol,
que se hizo rico traficando con los indios y que
acogiéndose luego a la suspensión de pagos
logró salir más rico que antes.
Harto yo de miseria y mucho curro,
viendo cómo crecían Bill Piersol y otros en opulencia,
una noche atraqué a un viajero cerca del Proctor`s Grove
y lo maté sin querer,
por lo que me juzgaron y colgaron.
Así me acogí yo a la suspensión de pagos.
Ahora, todos los que nos acogimos a ella, cada uno a su manera,
dormimos juntos, codo con codo.




OLLIE MCGEE


¿Os habéis fijado en un hombre mustio y cabizbajo
que deambula por el pueblo?
Es mi marido, que con secreta crueldad,
nunca confesada, me robó juventud y belleza.
Hasta que, llena de arrugas y con los dientes amarillos,
perdida la dignidad y de vergüenza humillada,
me bajaron a esta tumba.
¿Y qué creéis que le roe a mi marido por dentro?
¡La cara de la que fui y la otra que hizo de mí!
Las dos le están llevando al sitio donde yazgo.
Logro mi venganza después de muerta.




FLETCHER 
MCGEE


Fue ella quien me robaba la fuerza a cada instante,
quien me robaba la vida hora tras hora,
quien me dejó seco como una luna enfebrecida
que va debilitando al mundo sobre el que gira.
Pasaban los días como sombras,
rodaban los minutos como estrellas.
Fue ella quien transformó la pena de mi corazón en sonrisas.
Era un trozo de arcilla por esculpir.
Mis secretos pensamientos se convirtieron en dedos:
se alzaron hasta su frente pensativa
y la marcaron con la arruga del dolor.
Dieron forma a los labios, le hincharon las mejillas
y le hundieron los ojos en cuencas de dolor.
Mi alma penetró la arcilla
luchando como el mismo diablo.
No era mía, no era suya,
tenía otra distinta, pero su resistencia
le modeló un rostro que odiaba,
un rostro que me daba miedo mirar.
Cegué las ventanas, eché los cerrojos,
me acuclillé en un rincón…
Pero entonces se murió y me dio caza.
Me dio caza para los restos.

(Traducción: Jaime Priede).

Ya véis, son un poco deslenguados y locuelos, pero muy atractivos y cariñosos si les ofrecéis atención. No se la neguéis, os recompensarán con su maravillosa gracia.

***

martes, 8 de octubre de 2024

OLVIDAR EL PARAÍSO (El espesor de la herida)

#elespesordelaherida


Incomprensiblemente este poema quedó olvidado cuando subí la colección. Estaba en una carpeta que no correspondía. Me di cuenta ayer y subsané el error. Ya está colocado junto a los demás, en la sección VIII, esa que lleva por título Yo también tengo un sueño. De paso, he cambiado la fotografía de la cubierta (es la que utilizo todos los días para cerrar las entradas) y he ajustado los poemas a las páginas.

Espero que quienes os hicisteis en su momento  con el ejemplar podáis disculparme.                      


Es necesario olvidar el paraíso,

la edad de oro,

la utopía salvífica,

la creencia redentora

y caminar al borde del abismo.

No hay más luz

que la luz propia.



Renunciar al centro,

asirnos al extrarradio.



Sin intermediarios ni profetas.

Ni perfección ni plenitud.

Tú y yo frente a frente

construyendo el abrazo consuetudinario,

imaginando el futuro

mientras celebramos el presente

en primera persona del plural

sin más bandera

que la comprensión y el entendimiento.




***


lunes, 7 de octubre de 2024

UNA MICROLUNA ALREDEDOR DE LA TIERRA

Fuente: Wikipedia.

No, no se puede ver a simple vista, ni tampoco con un telescopio de menos de 80cm de diámetro. El asteroide que se está dando, más o menos, una vuelta alrededor de nuestro planeta en dirección al Sol es muy pequeño, no llega a los 11 metros, pero no deja de ser curioso que un objeto tan pequeño haya podido ser detectado y estudiado. 

Según dicen quienes están realizando su seguimiento y han calculado su itinerario, estará en una situación próxima a la Tierra hasta el 25 de noviembre. Todavía no tienen datos suficientes para señalar cuál es su origen, aunque algunos opinan que podría tratarse de un trozo desprendido de la Luna.

Enrique Sacristán y Raúl de la Fuente Marcosa partir del minuto 22' 31'', en el siempre interesante y riguroso programa A hombros de gigantes, nos ofrecen cuanto se sabe en la actualidad sobre este pequeño objeto que vaga por el espacio y que volverá a visitarnos en 2055 y en 2084 .

Dejo el audio completo del programa, pues todo él merece la pena:


***


domingo, 6 de octubre de 2024

AUTUMN, H.24, Frank Bridge


Tal vez Frank Bridge (1879-1941) esté un poco olvidado, es cierto, pero piezas como este Otoño merecen que lo recordemos.

Otoño lo compuso 1903, es decir, cuando todavía no había cumplido los 24 años. Tiene texto de Shelley y es, en esencia, un canto fúnebre por el paso del verano y la pérdida del florecimiento de la naturaleza. Este es el poema cuya letra canta el coro:


AUTUMN: A DIRGE

                                    I.

The warm sun is failing, the bleak wind is wailing,
The bare boughs are sighing, the pale flowers are dying,
                         And the Year
On the earth her death-bed, in a shroud of leaves dead,
                         Is lying.
                         Come, Months, come away,
                         From November to May,
                         In your saddest array;
                         Follow the bier
                         Of the dead cold Year,
And like dim shadows watch by her sepulchre.

                                    II.

The chill rain is falling, the nipped worm is crawling,
The rivers are swelling, the thunder is knelling
                        For the Year;
The blithe swallows are flown, and the lizards each gone
                       To his dwelling;
                       Come, Months, come away;
                       Put on white, black, and gray;
                       Let your light sisters play—
                       Ye, follow the bier
                       Of the dead cold Year,
And make her grave green with tear on tear.



Que Rafael Lobarte traduce así: 


Ya desfallece la calidez del sol y se lamenta el frío viento, 
las doradas ramas suspiran, mueren las pálidas flores, 
y el año 
sobre la tierra, su mortuorio lecho, mortaja de hojas secas, 
se tiende. 
Venid, oh meses, venid 
de noviembre a mayo 
con vuestras tristes galas; 
seguid el féretro oscuro 
del frío año que ha muerto, 
y velad junto a su sepulcro como negra sombras. 

Ya cae la fresca lluvia, ávido el gusano se arrastra, 
se hinchan los ríos, el trueno toca a difuntos 
por la muerte del año; 
vuelan las golondrinas gozosas, huyen las veloces lagartijas 
en busca de morada. 
Venid, oh meses, venid, 
blancos, grises o negros; 
dejad que vuestras hermanas ligeras continúen su juego, 
y vosotros seguid el féretro oscuro 
del frío año que ha muerto, 
y lágrima a lágrima, reverdeced su tumba.


Como podéis ver, el texto hace hincapié en el tópico del otoño como decadencia, como muerte de la naturaleza. No en vano, en las culturas antiguas y algunas actuales el fin del año viene marcado por esta estación y es en otoño cuando todas ellas se embarcan en el ritual de la muerte y dedican algún a los muertos. Es, pues, una elegía, un canto fúnebre, tal y como dice el título del poema de Shelley —a dirge—, por el amortajamiento de la naturaleza. 

Eso es lo que canta el coro y, sin embargo, el poder envolvente de la música y sus caricias emocionales hacen que no sintamos ninguna tristeza, ninguna pena. Si nos dejamos arrastrar solamente por las notas musicales todo colabora sensitivamente para que nos sintamos bien. A eso es a lo que me refiero cuando hablo del poder sanador de la música. 

Que ella os sea favorable.

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sábado, 5 de octubre de 2024

GOYA-HELLBOY, UNA ICONOGRAFÍA DE MONSTRUOS

Okendo K. E.

 

Stéphane Levallois (París, 1970) reflexiona sobre la iconografía fantástica creada por Goya —de las pinturas negras del Museo Nacional del Prado, a los aquelarres y brujas de los óleos del Museo Lázaro Galdiano— incorporando un monstruo contemporáneo. Se trata de Hellboy, el personaje creado por Mike Mignola. Levallois se acerca al grafismo goyesco en un total de 72 obras y un vídeo en el que se enfrenta cara a cara a la obra del genial sordo aragonés. La exposición se completa con dos ilustraciones de Mignola: la portada de la saga de Hellboy In the Chapel of Moloch y una ilustración de dicho personaje que homenajea el lienzo Átropos o Las Parcas, de Goya.









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viernes, 4 de octubre de 2024

LA LARGA SOMBRA DE SAFO

ϕαίνεταί μοι κῆνος ἴσος θέοισιν 

ἔμμεν' ὤνηρ, ὄττις ἐνάντιός τοι 

ἰσδάνει καὶ πλάσιον ἆδυ ϕωνεί

             σας ὐπακούει 

καὶ γελαίσας ἰμέροεν, τό μ' ἦ μὰν 

καρδίαν ἐν στήθεσιν ἐπτόαισεν, 

ὠς γὰρ ἔς σ' ἴδω βρόχε' ὤς με ϕώναι

            σ' οὐδ' ἒν ἔτ' εἴκει, 

ἀλλ' ἄκαν μὲν γλῶσσα †ἔαγε λέπτον 

δ' αὔτικα χρῶι πῦρ ὐπαδεδρόμηκεν, 

ὀππάτεσσι δ' οὐδ' ἒν ὄρημμ', ἐπιρρόμ

            βεισι δ' ἄκουαι, 

 †έκαδε μ' ἴδρως ψῦχρος κακχέεται† τρόμος δὲ 

παῖσαν ἄγρει, χλωροτέρα δὲ ποίας 

ἔμμι, τεθνάκην δ' ὀλίγω 'πιδεύης 

            ϕαίνομ' ἔμ' αὔται· 

ἀλλὰ πὰν τόλματον ἐπεὶ †καὶ πένητα†  




En la traducción de Carlos García Gual

Me parece que es igual a los dioses
el hombre aquel que frente a ti se sienta,
y a tu lado absorto escucha mientras 
dulcemente hablas
y encantadora sonríes. Lo que a mí
el corazón en el pecho me arrebata;
apenas te miro y entonces no puedo 
decir ya palabra.
Al punto se me espesa la lengua
y de pronto un sutil fuego me corre 
bajo la piel, por mis ojos nada veo, 
los oídos me zumban,
me invade un frío sudor y toda entera 
me estremezco, más que la hierba pálida 
estoy y apenas distante de la muerte 
me siento infeliz.


Este fragmento, el número 31, es uno de los fragmentos más conocidos de Safo de Lesbos o Safo de Mitilene y uno de los que ha tenido más traducciones y adaptaciones desde la antigüedad. El poema es célebre por la capacidad para expresar la intensa emoción, el trastorno emocional que recibe la persona en los primeros momentos del enamoramiento.

Sobre su influencia, y recordando ese maravilloso texto que escribió G. Highet, La tradición clásica. Influencias griegas y romanas en la literatura occidental, hay que decir que este fragmento ha influido notablemente en la concepción moderna de la poesía lírica y en la manera de expresar el deseo amoroso. Pero si hay un eco prístino e inequívoco de estos versos, tal vez el más famoso y reconocido de todos ellos, es en Catulo, en su poema 51, donde realiza una magnífica adaptación de los versos de Safo:


Ille mi par esse deo uidetur,
ille, si fas est, superare diuos,
qui sedens aduersus identidem te
          spectat et audit
dulce ridentem, misero quod omnes
eripit sensus mihi: nam simul te,
Lesbia, aspexi, nihil est super mi
          uocis in ore
lingua sed torpet, tenuis sub artus
flamma demanat, sonitu suopte
tintinant aures, gemina teguntur
          lumina nocte.
otium, Catulle, tibi molestum est:
otio exultas nimiumque gestis:
otium et reges prius et beatas
          perdidit urbes.



Que en la traducción de José Antonio González Iglesias queda así: 

Que es igual a algún dios, sí, me parece, 
superior a los dioses, si es posible, 
el hombre aquel que frente a ti sentado 
          sin cesar mira y oye 
tu dulce risa, y, pobre de mí, eso 
está quitándome el sentido. Apenas 
te he visto, Lesbia, nada me ha quedado 
          de voz en la garganta, 
está inerte mi lengua, sutil fuego 
fluye por dentro de mi cuerpo, zumban 
mis oídos, los ojos se me velan 
          por una doble noche.
Catulo, el ocio está perjudicándote. 
Con el ocio te exaltas y te excedes. 
El ocio fue ya la perdición de reyes 
          Y de ricas ciudades.


El fragmento de Safo es uno de esos poemas que a lo largo de la historia de la literatura ha sido objeto de infinidad de comentarios, lecturas y adaptaciones. No es solamente Catulo; Teócrito y Apolonio de Rodas también adaptaron el poema. Otro tanto hicieron Valerio EdituoLucrecio y Plauto.

Más: en el siglo XIX el poema empezó a ser considerado como un ejemplo de lírica romántica e influyó en Tennyson (cuyo "Eleänore" y "Fatima" están inspirados en él. Anteriormente, Shelley y Keats, habían dejado pruebas de su lectura en, por ejemplo, "To Constantia, singing" y en "Ode to a Nightingale".

No quiero cerrar esta entrada sin recordar que Platón se basa en él en el segundo discurso de Sócrates sobre el amor en el Fedro
En fin, que la sombra de ϕαίνεταί μοι es casi tan larga como la historia de la poesía en Europa.

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jueves, 3 de octubre de 2024

TRÉPANOS: LITERATURAS PERSEGUIDAS

Fuente: Trépanos

Ya está disponible el último número de la revista. Este es el contenido: 


--Jesús García Gabaldón (Profesor en la Universidad Complutense de Madrid): Marina Tsvietáieva.

--Jorge Diego Sánchez (Profesor en la Universidad de Salamanca): Las narrativas de Salman Rushdie.

--Enrique J. Vercher García (Profesor en la Universidad Complutense de Madrid): Bulgákov.

--Juan Manuel Ibeas-Altamira (Profesor en la Universidad del País Vasco) y Lydia Vázquez (Catedrática en la Universidad del País Vasco): Olympe de Gouges
Théophile de Viau.

--Jesús García Gabaldón (Profesor en la Universidad Complutense de Madrid): Poemas inéditos en español de Sofía Parnok.

--Joaquín Marta Sosa (Poeta):
Poesía venezolana.

--Ana Zamorano (Profesora en la UNED): Oscar Wilde.

--Gaizka Fernández Soldevilla (Doctor en Historia): ETA contra el mundo del libro.

Entrevista: Antonio Muñoz Molina.

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miércoles, 2 de octubre de 2024

UN LIBRO, UN POEMA (Heinrich Böll)

En librerías
#unlibrounpoema

Heinrich Böll, ganador del Nobel en 1972, es infinitamente más conocido por su obra narrativa que por la poética. Títulos como Opiniones de un payaso o El honor perdido de Katharina Blum fueron auténticos superventas por aquí, especialmente la primera. Pero también escribió poesía e incluso se tradujo al castellano como demuestra este librito publicado en 1987, que para ser una de esas ediciones baratas de aquellos años, tenía una buena introducción a la obra de nuestro autor realizada por José Jiménez, era, además, una edición bilingüe y se acompañaba de una decena de collages de Klaus Staeck. ¡Bravo por Ediciones Busma! Formaba parte de la ya desaparecida editorial PPP 😪😪😪.



Meine Muse

Meine Muse steht an der Ecke
billig gibt sie jedermann
was ich nicht will
wenn sie fröhlich ist
schenkt sie mir was ich möchte
selten hab ich sie fröhlich gesehen.

Meine Muse ist eine Nonne
im dunklen Haus
hinter doppeltem Gitter
legt sie bei ihrem Geliebten
ein Wort für mich ein.

Meine Muse arbeitet in der Fabrik
wenn sie Feierabend hat
will sie mit mir tanzen gehen
Feierabend
ist für mich keine Zeit

Meine Muse ist alt
sie klopft mir auf die Finger
kreischt mit ledernem Mund
umsonst Narr
Narr umsonst

Meine Muse ist eine Hausfrau
nicht Leinen
Worte hat sie im Schrank
Selten öffnet sie die Türen
und gibt mir eins aus.

Meine Muse hat Aussatz
wie ich
wir küssen einander den Schnee
von den Lippen
erklären einander für rein

Meine Muse ist eine Deutsche
sie gibt keinen Schutz
nur wenn ich in Drachenblut bade
legt sie die Hand mir aufs Herz
so bleib ich verwundbar.


***


Mi musa


Mi musa está en la esquina

le da barato a cualquiera

lo que yo no deseo

cuando está alegre

me concede lo que me gusta

rara vez la he visto alegre


Mi musa es una monja

en casa oscura

detrás de rejas dobles

intercede ante su amado

por mí


Mi musa trabaja en la fábrica

cuando tiene tiempo libre

quiere ir conmigo a bailar

nunca hay

tiempo libre para mí


Mi musa es vieja

me sacude en los nudillos

chilla con boca de cuero

en vano loca

loca en vano


Mi musa es un ama de casa

no ropa blanca

palabras tiene en el armario

rara vez abre la puertas

y me da una


Mi musa tiene lepra

como yo

el uno al otro nos besamos la nieve 

de los labios

nos declaramos puros el uno al otro


Mi musa es una alemana

no concede asilo

sólo cuando me baño en la sangre del dragón

me pone en el corazón la mano

de modo que sigo siendo vulnerable


Una nota de los traductores José Jiménez y Guillermo Solana dice: 

En la sexta estrofa juega Böll con la semejanza fonética entre Schnee (nieve) y Scheisse (mierda). La referencia de la última estrofa a la sangre del dragón evoca la figura heroica de Sigfrido y el Cantar de los Nibelungos.

"Sangre del dragón" es también el nombre de un vino negro, espumoso, algo insípido, pero que se sube fácilmente a la cabeza, y que se produce cerca de Bonn. El pintor Max Ernst habla de ese vino en uno de sus escritos.

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