Solanum pseudocapsicum. |
Sí, ya sé que la vegetación en el País Vasco es feraz (he escrito feraz, no feroz, aunque en algún sentido también podría entenderse así). Bueno, aquí y en todos los climas húmedos, pues de momento —siempre que logremos parar el cambio climático🙏🙏🙏— todavía gozamos de un comportamiento atmosférico dentro de lo que son las características del clima oceánico o atlántico, aunque el mes de octubre haya sido más propio de un clima seco. Ya sabéis, la vida nació en el agua y necesita de ella para subsistir.
Pues bien, con el año más bien escaso de precipitaciones que llevamos, no solo octubre, y teniendo en cuenta que cualquier planta, además de agua necesita tierra, yo no dejo de sorprenderme, y mucho, ante el hecho de que a cinco metros del portal en el que vivo, sobre la acera, me encuentre con este arbusto de origen suramericano que no solo ha sido capaz de crecer, sino que además ¡está dando frutos!👀😲🙀.
Sí, sí, imagino que debajo de toda esa capa de progreso civilizatorio y adelanto técnico podremos encontrar, a mayor o menor profundidad, un puñado de tierra sobre el que alguna semilla, después de tremenda y heroica aventura más trabajo espeleológico de primerísimo nivel a través de unas grietas ínfimas, ha logrado arraigar y, finalmente, conseguir asomarse a la superficie.
Escribía Atkins en su estupendo Indagaciones de un científico acerca de las grandes cuestiones de la existencia que la vida es fácil de identificar pero extremadamente difícil de definir (p 67). Yo tengo la impresión de que mucho más difícil que lograr una buena definición de la vida, es lo que la vida hace, su simple y pura manifestación. A mí me parece algo mágico, un milagro, una cosa increíble, capaz de surgir en las situaciones más extremas.
Lo curioso del caso es que esta vida, que efectivamente está a cinco metros de mi casa y a menos de cincuenta de la entrada de una escuela, con toda su belleza, su encanto y su sorprendente resistencia, puede tranquilamente quitarla, ya que toda ella es tóxica. Supongo que será necesario tragarse más de un tomatito —no se os ocurra hacer la prueba💀—, pero lo cierto es que existe algún caso en la literatura médica de niño que ha resultado fatalmente intoxicado por ingerir esos atractivos frutillos.