Me gusta que los lugares me sorprendan. Me gusta descubrir sitios que no forman parte de ese río turístico en el que parece obligatorio bañarse y que, de repente, me sorprendan con una forma de ser peculiar y atractiva. Uno de esos espacios casi mágicos de Estrasburgo es L'Aubette.
La Plaza Kléber —echad un vistazo— está cerrada en su lado norte por un edificio enorme de aire neoclásico, obra de Jacques-François Blondel (1705-1774), que tuvo durante mucho tiempo usos militares. El nombre de aubette viene de ahí: aube, obet, amanecer. Y es que el cambio de guardia se producía al amanecer.
La plaza y el edificio tienen una larga historia que no voy a contar. La cuestión es que en 1926 Theo Van Doesburg entra en contacto con el edificio por medio de sus amigos Jean Arp (que era de Estrasburgo) y Sophie Taeuber, con quien estaba casado Arp. Y con ellos llega la intervención.
Doesburg era el creador del movimiento De Stijl, famoso mundialmente por sus diseños coloristas —recordad las pinturas de Mondrian, el más destacado miembro del grupo—; pues bien, la parte del edificio que reforman entre los tres será una puesta en práctica de los presupuestos del movimiento: líneas y espacios bien definidos, claros y de colores puros.
Los cuatro ámbitos de los que se ocupan serán la escalera,
la sala de fiestas,
y el bar.
Parece que el trabajo de los tres amigos no fue muy apreciado en su momento. Tuvo que llegar una restauración en los años 60 y nuevas imntervenciones en los 80 y los 90 para que empezaran a ser apreciados estos espacios. No sé hasta qué punto L'Aubette es querido por sus habitantes. Cuando yo entré estaba totalmente vacío.
Sea como fuere, esta curiosa manifestación de lo que entonces se consideraba arte total permanece atendida y convenientemente restaurada para disfrute de quien a ella se acerque.