Esta que tenéis aquí es uno de esos títulos menores que se leen con agrado y que nos ofrecen el lado más personal y juguetón del autor. Son textos —comentarios, anécdotas, opiniones, poemas, sugerencias...— escritos a partir de una obra pictórica que nos ofrecen el gusto estético del autor, cuyo hermano, por cierto, era pintor.
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Estimada señora: ¿acaso el cuadro, que me place porque se compone por entero de pura belleza, la ha ofendido en algo para que se haya creído en la obligación de retirarlo de la pared? ¿Cree que es feo? ¿Lo juzga indecente? En ese caso le pido humildemente que no se digne mirarlo siquiera. Pero a mí, estimada señora, tenga la bondad, que creo la adorna, de permitirme volver a colocar el cuadro en su lugar. Voy a fijarlo ahora mismo en la pared, convencido de que nadie volverá a retirarlo.
Según sigue contando, sus palabras ejercieron efecto y a partir de entonces la patrona, que era la mujer del secretario de la fábrica en la que trabajaba Walser, se mostró siempre muy amable, incluso se ofrecía a remendar sus pantalones.
El librito lo publicó Siruela en 2009. Está editado con la calidad habitual de esta editorial y es una invitación al goce estético, tanto por las obras pictóricas que contiene, como por los textos del escritor. Todavía permanece en catálogo.
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