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domingo, 20 de diciembre de 2020

LA LUNA DESDE EL BALCÓN (programa soviético)

Esta imagen la he obtenido a través de un telescopio reflector, por lo tanto está invertida con respecto a la imagen que vemos con unos prismáticos.

 Tal y como había anunciado el pasado mes, aquí tenéis señalados los lugares donde alunizaron las distintas sondas del programa soviético Luna. Como podéis ver son algunas más que las del programa americano Apollo y hay muchos números que faltan. Algunas de ellas no tenían como objetivo posarse en la superficie lunar; otras, no lo consiguieron. Sí he colocado en su sitio las que las que fracasaron, porque se estrellaron contra la superficie.

Os dejo el excelente cuadro que han preparado en Wikipedia y que he estado cotejando por si hubiera sido necesario introducir alguna corrección (el mapa sí está corregido), que no lo ha sido:

Luna 102-01-1959Pasó a 6.000 km de la Luna y entró en órbita solar. Primera sonda espacial en enviar y recibir comunicaciones de datos desde el espacio.
Luna 212-09-1959Primera sonda en llegar a la Luna. Se estrelló a 29,10ºN - 0,00º el 14 de septiembre de 1959.
Luna 304-10-1959Realizó el 10 de octubre de 1959 las primeras fotografías de la cara oculta de la Luna.
Luna 402-04-1963Intento de alunizaje suave que fracasó. Pasó a 8.500 km de la Luna y entró en órbita solar.
Luna 509-05-1965Intento de alunizaje suave que fracasó. Se estrelló a 31ºS - 8ºE.
Luna 608-06-1965Pasó a 161.000 km de la Luna y entró en órbita solar.
Luna 704-10-1965Intento de alunizaje suave que fracasó. Se estrelló a 9ºN - 40ºW.
Luna 803-12-1965Intento de alunizaje suave que fracasó. Se estrelló a 9,1ºN - 63,3ºW.
Luna 931-01-1966Alunizó con éxito el 3 de febrero a 7,08ºN - 64,4ºW y envió fotografías.
Luna 1031-03-1966Satélite lunar. Orbitó a una distancia de 350 km. Mantuvo el contacto durante 460 órbitas en 2 meses.
Luna 1124-08-1966Distancia mínima a la Luna de 159 km. Transmitió hasta el 1 de octubre de 1966.
Luna 1222-10-1966Transmitió hasta el 19 de enero de 1967.
Luna 1321-12-1966Alunizó el 24-12-1966 a 18,87ºN - 62ºW. Estudió el suelo. Transmitió hasta el 27-12-1966.
Luna 1407-04-1968Satélite lunar. Orbitó a una distancia mínima de 160 km.
Luna 1513-07-1969Se estrelló a 17ºN - 60ºE el 21-07-1969 tras 52 órbitas. Fue lanzada la misma semana que el Apolo 11.
Luna 1612-09-1970Alunizó a 0,68ºS - 56,30ºE el 20-09-1970. Regresó a la Tierra el 24 de septiembre con 101 gramos de basalto lunar.
Luna 1710-11-1970Alunizó el 17-11-1970 transportando el Lunojod 1 a 38,28ºN - 35ºW.
Luna 1802-09-1971Se estrelló a 3,57ºN - 50,50ºE tras 54 órbitas.
Luna 1928-09-1971Realizó 4.000 órbitas antes de enmudecer.
Luna 2014-02-1972Alunizó el 21-02-1972 a 3,57ºN - 56,50ºE. Trajo a la tierra 30 gramos de muestras del suelo lunar el 25-02-1972.
Luna 2108-01-1973Alunizó el 16-01-1973 a 25,85ºN - 30,45ºE transportando el Lunojod 2.
Luna 2202-06-1974Transmitió hasta el 06-11-1975.
Luna 2328-10-1974Alunizó en el Mare Crisium. Fracasó en la recogida de muestras. Transmitió hasta el 09-11-1975.
Luna 2409-08-1976Alunizó el 18-08-1976 a 12,25ºN - 62,20ºE. Excavó hasta los 2 metros y regresó a la Tierra el 22-08-1976 con 170 gramos de muestras del suelo lunar.

sábado, 3 de marzo de 2012

¿POR QUÉ VEMOS LO QUE VEMOS DE LA LUNA?

Para los amigos que preguntan.  
Para las personas que celebran la Semana Santa.

Todo lo que se mueve cambia de lugar, y la verdad es que en el Universo todo se está moviendo sin cesar: la Tierra, la Luna, el Sol, las galaxias... Lo que quiere decir que nuestro punto de vista cambia continuamente y lo hace de manera más rápida cuanto más cerca esté de nosotros aquello que observamos.

Del único satélite que tiene la Tierra siempre vemos la misma cara porque realiza un giro sobre su propio eje en el mismo tiempo que tarda en dar un vuelta alrededor de la Tierra. Lo podéis comprobar fácilmente poniendo atención sobre el punto rojo (Mare Crisium). Cuando la Luna ha completado una vuelta alrededor de la Tierra, el punto rojo ha atravesado todas las posiciones del giro sobre su propio eje, es decir, ha dado también un vuelta completa sobre sí misma (360º).

(Imagen tomada del libro Descubrir la Luna. Larousse, 2004)

Me valgo de este mismo dibujo para intentar explicar por qué vemos más o menos superficie lunar según el día del mes, esto es, por qué tiene fases la Luna. 

Como la Luna da vueltas alrededor de la Tierra, según en qué momento nos hallemos de ese giro, vamos a ver una parte mayor o menor de su superficie desde aquí. En el dibujo tenemos el Sol situado a la izquierda de la imagen; por consiguiente, cuando la Luna se encuentra a la izquierda de la Tierra (fase de luna nueva), no vemos nada, porque el lado que mira hacia nosotros no recibe luz, está en sombra, permanece en la oscuridad. A medida que la Luna se va desplazando alrededor de nuestro planeta, vamos viendo una sección cada vez mayor de su superficie, hasta que llega al lado contrario (derecha en el dibujo) y podemos apreciar toda la superficie completa de la cara que está situada de frente a nosotros, ya que recibe de lleno la luz solar.

Otra cosa distinta es por qué vemos de forma circular o abombada la línea que separa la superficie sombreada de la iluminada. No se trata de que la Tierra se interponga entre el Sol y la Luna (eso sólo lo hace en los eclipses de Luna) y produzca esa  zona de umbría; se debe, simplemente, a que es un cuerpo esférico y, por tanto, la zona que se vea siempre va a presentar una curvatura, excepto en la situaciones de cuarto creciente y cuarto menguante, en que vemos exactamente la mitad de esa aparente circunferencia. Si no os queda suficientemente claro con el dibujo, haced la prueba con cualquier pelota (Luna) y un foco de luz (Sol).

El porqué de la dedicación a los que celebran la Semana Santa se debe a que este acontecimiento religioso depende absolutamente en su ubicación temporal de la Luna y sus movimientos como traté de explicar aquí hace un año aproximadamente.

Feliz observación.




domingo, 6 de noviembre de 2022

LA LUNA Y LORCA


Así se veía esta tarde la luna casi llena desde el Paseo Nuevo mientras el sol de atardecer iba escondiéndose al mismo tiempo que teñía de rosa las pocas nubes que parecían puestas para adornar más que para acarrear agua. 

Cuando he llegado a casa ya era de noche y las nubes habían desaparecido. He salido al balcón, he sacado el telescopio... y así de luminosa ha quedado ella.


Pero hoy no tenía ganas de mares ni de cráteres ni de rusos ni de norteamericanos. He cogido mi antiguo Romancero gitano y me he dejado seducir por las siempre fascinantes imágenes de Lorca.


ROMANCE DE LA LUNA, LUNA

La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.

El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.

Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.

Cómo canta la zumaya,
¡ay cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.

¡Felices sueños!

***


Путин, немедленно останови войну!

martes, 10 de junio de 2025

LA LUNA LLENA MÁS BAJA EN UNOS CUANTOS AÑOS

La luna llena saliendo por detrás de la aguja del Buen Pastor

 

Si te ha parecido que la Luna está un poco más baja en el cielo de lo que solía estar en otras ocasiones con luna llena, eres gran observador, y, efectivamente, no es una impresión, es una realidad. 

Dentro de los varios movimientos que tienen los cuerpos celestes, los dos más conocidos, pues nos los explicaban en la escuela, el de rotación y el de traslación (girar sobre sí mismos y girar en torno a otro cuerpo celeste mayor, en el caso de la Tierra, alrededor del Sol), existe el de precesión que es el que tiene cualquier cuerpo que gira (un peonza, por ejemplo) y que consiste en que el eje de dicho cuerpo realiza una rotación lenta. Aquí el de la Tierra, que es igual que el de la peonza, la diferencia es solo de tiempo y de tamaño. Una vuelta completa dura aproximadamente 26000 años, así, cuando pasen 12000 años, será Vega la que marque de forma aproximada nuestro polo norte celeste:

Fuente: fisicavirtual

La Luna, como objeto giratorio que es, también tiene este movimiento de precesión, aunque en su caso se complica un poquito más porque posee un movimiento de precesión axial, precesión nodal y precesión apsidal. Lo que nos importa es que cada 18,6 años, el sistema Tierra-Luna atraviesa lo que se conoce como precesión nodal, un lento cambio en la orientación de la órbita lunar influido principalmente por la gravedad solar.

En ese ciclo, se producen eventos conocidos como grandes paradas lunares, cuando la Luna alcanza sus posiciones más extremas en el cielo. La última gran parada ocurrió en 2006, durante este junio de 2025 nos toca la siguiente, es decir, que tenemos la luna llena más baja sobre el horizonte en unos cuantos años, para los que estamos en el hemisferio norte, mientras que para quienes la observan desde el hemisferio sur, tendrán la luna llena más elevada.

Pero en esta situación más o menos elevada sobre el horizonte influye otro hecho. Cada vez que se encuentra en fase de luna llena, nuestro satélite ocupa la posición opuesta al Sol, y es ahora cuando el Sol alcanza su punto más alto en el hemisferio norte (más bajo en el hemisferio sur), por lo que la Luna aparece en su punto más bajo (más alto en el hemisferio norte).

Esta situación volverá a repetirse dentro de 18,6 años.

Por cierto, esto no tiene nada que ver con lo de la luna de fresa. Es cierto que cuanto más baja está, más capa atmosférica tiene que atravesar la imagen que recibimos y se presenta ante nuestra vista con tonos más ocres o rojizos (la calima que tenemos por aquí ahora también influye). Pero lo de la fresa tiene que ver con el nombre que le daban los algonquinos de norteamérica, ya que la luna llena de junio señalaba el período de recogida de esta fruta silvestre.

***


martes, 12 de enero de 2021

POESÍA CLÁSICA CHINA


 Lu Ji (261-303)

II. EL PROCESO


El proceso. Así es el comienzo: se interioriza la visión, se adentran los sonidos. Se demora el pensamiento y todo se interroga.

El alma galopa hacia los ocho confines del espacio. El espíritu vaga errante por alturas infinitas.

Al acercarse, la emoción poco a poco se convierte en luz. Las cosas se reflejan e intercambian su claridad.

Y es que al beber la esencia de las palabras dichas y escritas, paladearás el muy dulce sabor de los Clásicos.

A la deriva entre cielos y abismos, te dejarás llevar por la gran corriente, bañándote en las aguas del manantial, internándote en su profunda hondura.

Y esas frases sumergidas que se esconden y se agitan, serán como peces inquietos que, mordiendo el anzuelo, emergerán desde el fondo más insondable.

Y las otras delicadas bellezas, vagando ingrávidas y errantes, serán como pájaros de alto vuelo que, cazados con flecha y con cuerda, caerán en picado desde las nubes más altas.

Haz acopio de palabras y de frases no usadas por más de cien generaciones.
Escoge rimas perdidas y olvidadas desde hace miles de años.

Desdeña las flores marchitas, ya abiertas, del amanecer, y quédate con los brotes tiernos, aún cerrados, de la noche.

Así, verás pasado y presente en un único instante, y abarcarás los inmensos mares en tan solo un abrir y un cerrar de ojos.


Tao Yuanming (365-427).

De niño, sin ambiciones mundanas,
sentía un gran apego a las montañas.
Más tarde, caí desgraciadamente
en el lazo de este vanidoso mundo,
que me ha retenido por tantos años.

Los pájaros enjaulados añoran
los nidos que tenían en el bosque.
Los peces de los acuarios
echan de menos el inmenso mar.
Por fin he regresado a mi finca,
y estoy aquí, como labrador,
roturando los campos y yermos del sur.

Tengo poco tierra
y unas cuantas chozas.
Olmos y sauces dan sombra a mi casa,
y veo peras y melocotones,
que crecen enfrente de la ventana.
A lo lejos se perciben
ruidos y voces de un pueblo.
De cerca veo tenues humos,
que se elevan sobre las chimeneas.
Un perro ladra al fondo de la calle.
y un gallo canta sobre una morera.
En mi casa todo es tranquilidad,
alejado de tumultos y bullicios.
He dejado para siempre
aquella vida enjaulada,
y logre volver al YO de verdad.


Anónimo (S. VI)

BALADA DE MULÁN





He Zhizhang (659-744)


DE REGRESO A MI PUEBLO NATAL 

Salí de niño y, viejo, vuelvo. 
Mi acento, el de antes, mas ya ralos mis cabellos. 
Los niños no me conocen. Sonrientes, preguntan: 
¿De dónde viene, caballero?



Zhang Ruoxou (660-720)


EL RÍO PRIMAVERAL EN UNA NOCHE DE LUNA Y FLORES 

Con las crecidas de primavera, 
se identifican el río y la mar. 
Emerge de entre las olas 
una luna esplendorosa. 
Inunda y acompaña 
a las aguas agitadas 
miles y miles de leguas. 
¿Qué río en primavera 
no goza de la luna? 

El río corre, abrazando 
la campiña perfumada 
bajo una gasa blanca. 
La luna argenta sus flores, 
que brillan como diminutas perlas. 
Se diría que la escarcha, 
suspendida del espacio, 
se funde con el blancor 
de la arena de la orilla. 
La luna y el cielo, 
plateados, 
inmaculados. 
Mas ¡qué soledad sufre ella 
en el éter cristalino! 
En las riberas del río, 
quién vio la luna primero? 
Y esta, a su vez, ¿cuándo arrojó 
sus primeros rayos al hombre? 
Generaciones humanas, 
una tras otra, 
vienen y se van. 
Año tras año, la luna del río 
parece siempre la misma. 
No se sabe a quién espera. 
Solo se ve que en el inmenso 
río las aguas pasan y pasan. 

Flota una nube blanca 
hacia la lejanía. 
En la ribera de los Verdes Arces, 
una tristeza infinita. 
¿De quién es aquella barca 
que en esta noche navega? 
¿En qué morada, bajo la luna 
se añora al ser querido ausente? 
La luna ronda la casa 
e ilumina el tocador 
de la esposa nostálgica, 
que enrolla la cortina de perlas, 
mas la luna no se aleja. 
Golpea en la piedra al lavar la ropa
Tampoco la ahuyenta. 

Ahora los amantes 
fijan sus ojos 
en el espejo celeste. 
Quieren verse, pero ni se oyen. 
¿Remontar la luna 
e ir con sus luces 
para alumbrar al amado? 
No, ni los gansos silvestres, 
legendarios mensajeros de amor, 
en su vuelo prolongado, 
pueden llevarle la luz. 
Dragones y peces, 
también mensajeros, 
solo logran levantar, 
en sus afanosos saltos, 
unos rizos en el agua. 

“Anoche soñé que las flores 
se cayeron en los estanques. 
Avanzada ya la estación, 
aún no puedo volver a casa. 
Impetuosas aguas del río 
se llevarán la primavera, 
y también la flor de mi vida.” 
Sobre la orilla agoniza la luna, 
que se atisba entre las brumas. 
Montaña Norte. Río Sur. 
Inmensurable es la distancia 
que el viajero debe salvar. 
¿Quién pudiera cabalgar la luna 
para retornar así al hogar? 
Ya se pone ella, la luna, 
y de tristeza se llenan 
el río y sus arboledas.



Wang Chanling (698-756)


CANCIÓN DE LAS DONCELLAS RECOLECTORAS DE LOTO

Rostros de flor entre flores de loto.
Verdes faldas entre el verdor de las hojas.
En la espesura no se las encuentra.
Sólo su canción delata su presencia.


Wang Wei (701-761)


EN CONTESTACIÓN AL SUBPREFECTO SEÑOR ZHANG

En mi vejez sólo aspiro al sosiego.
Ya no me interesa nada mundanal.
Sin ninguna meta, lo único que quiero
es regresar al bosque, mi antiguo hogar.

La brisa del pinar me agita la faja suelta.
La luna serrana me alumbra tañendo la cítara.
Me preguntas por la última verdad de la existencia.
Cantan los pescadores que se alejan por la orilla.


Li Bai / Li Po / Li Bo / Li Tai-Pei / Li Tai Po (701-762)



REGRESANDO SOLO DEL PASEO

Embelesado por el vino, 
no advierto el anochecer.
Los pétalos caídos cubren
los pliegues de mi vestimenta.
Ebrio, me pongo a pasear
bajo la luna del arroyo.
Se han ido gentes y aves,
dejándome muy solo.



COPA EN MANO, PREGUNTO A LA LUNA

Brilla la luna en el azul infinito.
Ceso de beber y le pregunto:
¿Desde cuándo estás allí?

Por más que lo pretenda,
el hombre no puede atrapar la luna.
Pero ella, en su curso, le acompaña.
Es un fulgido espejo que vuela
por encima de los palacios escarlata.
Sus luces puras resplandecen,
disipando los humos grises.
Se la ve sólo de noche
ascendiendo del piélago,
y al despuntar el alba,
se pierde entre las nubes.
Año tras año, la liebre elabora sus hierbas.
Solitaria, Chang E nunca tiene compañero.
Los hombres de hoy no ven la luna de antaño,
mas la luna de hoy ha alumbrado a los hombres antiguos.
Tanto los del pasado como los del presente,
vienen y se van como las aguas de un río,
y todos contemplan la misma luna.
¿Qué podría yo desear sino ver siempre,
mientras canto y bebo,
su reflejo en el fondo de mi copa de oro?


SENTADO, SOLO, EN LA MONTAÑA DE JINTING

Los pájaros han vuelto a sus nidos en bandadas.
Perezosa, la última nube se aleja.
Oh montaña, eres mi única compañera.
Ni a ti ni a mí el mirarnos nos cansa.




Du Fu/Tu Fu (712-770)



CABALLOS TÁRTAROS DE FANG BINGCHAO

Célebres son los caballos de Dayuan.
Osamenta delgada y puntiaguda.
Orejas afiladas como bambúes tallados.
Patas ligeras cual el viento,
nada ni nadie puede detenerlos.
Briosos y soberbios, te llevan a atravesar
como relámpago mil leguas.
Puedes confiarles sin recelos tu vida.



COMBATIENDO EN LA FRONTERA

              VI

Reflexiones del soldado

Si hay que tensar el arco,
ténsalo con toda fuerza.
Si hay que escoger una flecha,
escoge la más larga.
Para tumbar al jinete,
tumba primero su caballo.
Para derrotar al enemigo,
captura primero a su cabecilla.
Hay fronteras para cada país,
que deben ser respetadas,
y hay límite para matar:
Una vez que se contiene la invasión,
¿es justo causar más muerte?



Meng Jiao (751-814)




CANCIÓN DEL VIAJERO

Hilos y aguja en la mano
de la cariñosa madre.
Túnica que pondrá al hijo
que se marchará de viaje.
Da puntadas muy 
tupidas
teme que tarde en volver.
¿Podrá una pequeña hierba
pagar la benigna luz
del sol de la primavera?



Han Yu (768-824)



LAS ROCAS DE LA MONTAÑA 

Una senda abrupta serpea
por entre las rocas de la montaña.
Al caer el crepúsculo,
llego al antiguo templo silencioso,
en que revolotean murciélagos.
Me siento en las escaleras
del salón principal.
Ha cesado la lluvia,
y el aire rebosa de frescura.
Se mecen anchas hojas de plátanos.
Lucen radiantes botones de la gardenia.
El monje elogia los frescos budistas
y me aconseja que los visite.
A la débil luz de unas velas,
los contemplo. Borrosos,
apenas se distinguen.
Luego me prepara el lecho,
desenrollando una estera.
Me sirve arroz y sopa,
que, siendo magra y frugal,
es abundante y me quita el hambre.
Reposo en la noche obscura
y en un silencio absoluto:
Todos los insectos descansan.
Una clara luna surge de la sierra,
arrojando sus rayos plateados
sobre la puerta y las ventanas.
Al alba continúo solo
mi camino sin camino
La senda, velada por brumas,
ora aparece, ora se evapora;
unas veces sube, y otras desciende.
La montaña, cubierta de flores,
se viste de rojo, matizada
de verde de unas cascadas.
De trecho en trecho se yerguen
robustos pinos y robles.
He llegado a un arroyo, y lo vadeo
con los pies descalzos
por encima de las piedras.
Cantan aguas saltarinas.
La brisa me acaricia,
abriéndome la túnica.
¡Qué feliz será vivir así!
¿Por qué hemos de estar a merced de otros,
como caballos sujetos con bridas?
Quisiera decir a mis amigos:
¡Pasemos la vejez aquí,
sin hablar jamás de regreso!


Bai Juyi / Po Chuyi / Po Chüyi (772-846)



CANTO SOLITARIO EN LA MONTAÑA

Todos tienen su debilidad,
y la mía es escribir poemas.
Me sacudí de mil lazos mundanos.
Mas de esta flaqueza
aún no me he librado.
Cada vez que me deleito
con un paisaje pintoresco,
cada vez que me reúno
con un pariente o un amigo,
alzo la voz e improviso
una estrofa poética,
como si un dios acudiera
a avivar mi inteligencia. 


Desde que me establecí en la orilla,
paso horas y horas en la montaña.
Cuando termino un nuevo poema,
asciendo solo a la senda
hacia el Peñasco de Oriente.
Recostado en el Barranco de Rocas Blancas
y agarrado a una verde rama de casia,
comienzo mi canto alocado,
que asusta a los bosques y valles.
Los monos y las aves
me miran asombrados.
Temiendo convertirme
en el hazmerreír de la gente,
escojo un paraje solitario.



Su Dongpo / Su Shi (1036-1101)


AÑORANDO EL PASADO
EN EL ACANTILADO ROJO
SEGÚN LA MELODÍA NIANNUJIAO
Ci

El gigante Yangtsé se lanza al Este,
arrastrando incontables héroes
a través de los tiempos.
Al oeste, los campamentos antiguos
eran tal vez donde luchó el general Zhou Yu.
Caprichosas rocas apuñalan el cielo.
Furiosas olas rompen contra la orilla,
levantando un polvillo de nieve.
Hermosas montañas y ríos:
Una fascinante pintura, 
¡Cuántos héroes cayeron por ellos! 
Pienso en el Zhou Yu de aquel año. 
Recién casado con la bella hija de Qjjao, 
rebosa de vigor y energía en la lucha. 
Abanico de plumas en mano 
y gorra de letrado a la cabeza, 
riendo y bromeando, 
hace polvo a su poderoso enemigo. 
Tengo la mente vagando 
por estos antiguos reinos. 
¿Me creéis un loco sentimental? 
¿Atribuís mis canas a estas nostalgias? 
La vida es tan sólo un sueño. 
¿Por qué no levantamos nuestras copas 
y bebemos con la luna del río?


Guan Zhongji (mujer)
Ss XIII-XIV

CANTO DEL BARQUERO 

La cumbre del Poder 
a que aspiran los hombres 
es ser príncipe o rey, 
con fama, glorias y comodidades, 
pero sin libertad. 
Yo prefiero algo mejor: 
Tomar una barquilla, 
disfrutar de la luna y, 
cantando alto al viento, 
alejarme de este mundo.

martes, 17 de junio de 2025

LA LUNA Y SUS CICLOS

Fuente: De la Tierra al universo

 Suele resultar difícil explicar, sin más apoyo que el de las palabras, que la Luna tiene un período orbital alrededor de la Tierra de 27,32 días y que el tiempo que transcurre entre dos fases es de 29,53 días. Surge el desconcierto e incluso la incredulidad (¿no te estarás confundiendo?, dice alguien). Es más, después de alguna frustrante experiencia en este sentido, ahora no suelo nombrar estas cosas, recurro a datos sencillos como la distancia, los nombres de algunos cráteres, de algunos mares y dejo que el personal disfrute viendo con detalle imposible para unos prismáticos la superficie de la Luna, que es lo que más gusta.

Con la ayuda de este par de gráficos, espero que resulte sencillo entender eso del período orbital y el período sinódico. 

Fuente: Descubrir la Luna

El período orbital o sidéreo es el tiempo que tarda la Luna en dar una vuelta completa alrededor de la Tierra, tomando como referencia las estrellas fijas. Es de 27.32 días.
El período sinódico es el tiempo que tarda la Luna en volver a la misma posición con respecto al Sol y a la Tierra, es decir, en repetir la misma fase lunar. Es de 29,53 días.

Estamos acostumbrados a que todo cuanto medimos y contamos lo hagamos con respecto a nosotros (en este caso los observadores) y a hacerlo desde nuestro punto de observación, es decir, desde la Tierra. Por eso nos resulta extraña la diferencia de tiempo entre un período y otro. Si observáramos desde el espacio, la cosa no tendría ninguna dificultad. 

La diferencia entre un período y otro se debe al movimiento de traslación de la Tierra alrededor del Sol, lo que hace que la Luna necesite un poco más de tiempo para volver a estar en la misma posición relativa respecto al Sol y la Tierra. Mientras la Luna completa una vuelta alrededor de la Tierra, la Tierra se ha desplazado unos 27º sobre su propia órbita alrededor del Sol (recordemos que es el sistema Tierra-Luna el que se desplaza con respecto al Sol y que en ese desplazamiento, si tomamos el recorrido de nuestro planeta como una línea más o menos recta, el de la Luna sería una línea ondulante que a veces va por fuera y otras por dentro —en el segundo gráfico se puede apreciar bien lo que digo—).

Los 2,2 días de diferencia son los que está obligada a recorrer de más la Luna para que todo esté en su sitio y podamos apreciar que ha transcurrido un mes lunar. Y si no termináis de verlo claro, esta chica seguro que os ayuda mejor que yo (desde el minuto 0' 50'' al 2' 30''): 



***


miércoles, 21 de mayo de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Leopoldo Lugones)

#unlibrounpoema
En librerías


Aclaración previa: Leopoldo Lugones dejó escritos una docena de poemarios, una copiosa cantidad de poemas sueltos y muchas traducciones de poesía, que van desde Homero a contemporáneos suyos. Eso es lo que recoge este libro de Obras poética completas en sus algo más de 1500 páginas. Como más adelante me ocuparé de él, aquí solamente recojo un poema de su célebre e influyente Lunario sentimental, sin duda alguna el más importante de sus libros de poesía y, como dijo Ricardo Barnatán, piedra angular del escándalo durante muchos años.

Lunario sentimental se publicó en 1909, pero el poema que aquí recojo apareció cinco años antes y en él se pueden apreciar muchas de las características que anunciaban lo que iba a venir: la disconformidad, tan típica del modernismo hispanoamericano, con la realidad ramplona y materialista y, por lo tanto, el deseo de ruptura con el pasado; el alejamiento del sentimentalismo posmodernista y cuanto este implicaba; el tono lúdico e irónico, en ocasiones sarcástico; el énfasis en la musicalidad; el punto de vista rompedor con respecto a las imágenes poéticas y mitológicas de la luna; el léxico raro; en fin, multitud de recursos que utiliza, que forman parte de los elementos modernistas unos, mientras que otros están anunciando las corrientes vanguardistas que no tardarán en aparecer.


HIMNO A LA LUNA

    Luna, quiero cantarte
¡Oh ilustre anciana de las mitologías!,
Con todas las fuerzas del arte.

    Deidad que en los antiguos días
Imprimiste en nuestro polvo tu sandalia,
No alabaré el litúrgico furor de tus orgías
Ni tu erótica didascalia,
Para que alumbres sin mayores ironías,
Al polígloto elogio de las Guías,
Noches sentimentales de mises en Italia.

    Aumenta el almizcle de los gatos de algalia:
Exaspera con letárgico veneno
A las rosas ebrias de etileno
Como cortesanas modernas;
Y que a tu influjo activo,
La sangre de las vírgenes tiernas
Corra en misterio significativo.

    Yo te hablaré con maneras corteses,
Aunque sé que sólo eres un esqueleto,
Y guardaré tu secreto
Propicio a las cabelleras y a las mieses.

    Te amo porque eres generosa y buena.
¡Cuánto, cuánto albayalde
Llevas gastado en balde
Para adornar a tu hermana morena!

    El mismo Polo recibe tu consuelo;
Y la Osa estelar desde su cielo,
Cuando huye entre glaciales moles
La luz que tu veste orla,
Gime de verse encadenada por la
Gravitación de sus siete soles.
Sobre el inquebrantable banco
Que en pliegues rígidos se deprime y se esponja,
Pasas como púdica monja
Que cuida un hospital todo de blanco.

    Eres bella y caritativa:
El lunático que por ti alimenta
Una pasión nada lasciva.
Entre sus quiméricas novias te cuenta.
¡Oh astronómica siempreviva!
Y al asomar tu frente
Tras de las chimeneas, poco a poco.
Haces reír a mi primo loco
Interminablemente.

    En las piscinas.
Los sauces, con poéticos desmayos,
Echan sus anzuelos de seda negra a tus rayos
Convertidos en relumbrantes sardinas.

    Sobre la diplomática blancura
De tu faz, interpreta
Sus sueños el poeta,
Sus cuitas la romántica criatura
Que suspira algún trágico evento;
El mago del Cabul o la Nigricia,
Su conjuro que brota en plegaria propicia:
«¡Oh tú, ombligo del firmamento!»
Mi ojo científico y atento
Su pesimismo lleno de pericia.

    Como la lenteja de un péndulo inmenso,
Regla su transcurso la dulce hora
Del amante indefenso
Que por fugaz la llora,
Implorando con flébiles querellas
Su impavidez monárquica de astro;
O bien semeja ampolla de alabastro
Que cuenta el tiempo en arena de estrellas.

    Mientras redondea su ampo
En monótono viaje.
El Sol, como un faisán crisolampo.
La empolla con ardor siempre nuevo.
¿Qué olímpico linaje
Brotará de ese luminoso huevo?

    Milagrosamente blanca.
Satina morbideces de cold cream y de histeria:
Carnes de espárrago que en linfática miseria,
La tenaza brutal de la tos arranca.

    ¡Con qué serenidad sobre los luengos
Siglos, nieva tu luz sus tibios copos.
Implacable ovillo en que la vieja Atropos
Trunca tantos ilustres abolengos!

    Ondina de las estelas.
Hada de las lentejuelas.

    Entre nubes al bromuro,
Encalla como un témpano prematuro,
Haciendo relumbrar, en fractura de estrella,
Sobre el solariego muro
Los cascos de botella.
Por el confín oscuro,
Con narcótico balanceo de cuna,
Las olas se aterciopelan de luna;
Y abren a la luz su tesoro
En una dehiscencia de valvas de oro.

    Flotan sobre lustres escurridizos
De alquitrán, prolongando oleosas listas,
Guillotinadas por el nivel entre rizos
Arabescos, cabezas de escuálidas bañistas.
Charco de mercurio es en la rada
Que con veneciano cariz alegra,
O acaso comulgada
Por el agua negra
De la esclusa del molino.
Sucumbe con trance aciago
En el trago
De algún sediento pollino.
O entra con rayo certero
Al pozo donde remeda
Una moneda
Escamoteada en un sombrero.

    Bajo su leve seda.
Duerme el paciente febrífugo sueño,
Cuando en grata penumbra,
Sobre la selva que el Otoño herrumbra
Surge su cara sin ceño;
Su azufrado rostro sin orejas
Que sugiere la faz lampiña
De un mandarín de afeitadas cejas;
O en congestiones bermejas
Como si saliera de una riña,
Sobre confusos arrabales
Finge la lóbrega linterna
De algún semáforo de Juicios Finales
Que los tremendos trenes de Sabaoth interna.

    Solemne como un globo sobre una
Multitud, llega al cénit la luna.

    Clarificando al acuarela el ambiente,
En aridez fulgorosa de talco
Transforma al feraz Continente,
Lámpara de alcanfor sobre un catafalco.

    Custodia que en Corpus sin campanas
Muestra su excelsitud al mundo sabio,
Reviviendo efemérides lejanas
Con un arcaísmo de astrolabio;
Inexpresable cero en el infinito,
Postigo de los eclipses.
Trompo que en el hilo de las elipses
Baila eternamente su baile de San Vito;
Hipnótica prisionera
Que concibe a los malignos hados
En su estéril insomnio de soltera;
Verónica de los desterrados;
Girasol que circundan con intrépidas alas
Los bólidos, cual vastos colibríes,
En conflagración de supremas bengalas;
Ofelia de los alelíes
Demacrada por improbables desprecios;
Candela de las fobias,
Suspiráculo de las novias,
Pan ázimo de los necios.

    Al resplandor turbio
De una luna con ojeras,
Los organillos del suburbio
Se carian las teclas moliendo habaneras.

    Como una dama de senos yertos
Clavada de sien a sien por la neuralgia,
Cruza sobre los desiertos
Llena de más allá y de nostalgia
Aquella luna de los muertos.
Aquella luna deslumbrante y seca:
Una luna de la Meca...

    Tu fauna dominadora de los climas.
Hace desbordar en cascadas
El gárrulo caudal de mis rimas.

    Desde sus islas moscadas,
Misántropos orangutanes
Guiñan a tu faz absorta;
Bajo sus anómalos afanes
Una frecuente humanidad aborta.
Y expresando en coreográfica demencia
Quién sabe qué liturgias serviles,
Con sautores y rombos de magros perniles
Te ofrecen, quijotes, su cortés penitencia.

    El vate que en una endecha A la Hermosura,
Sueña beldades de raso altanero,
Y adorna a su modista, en fraudes de joyero,
Con una pompa anárquica y futura,
¡Oh Blanca Dama!, es tu faldero;
Pues no hay tristura
Rimada, o metonimia en quejumbre,
Que no implore tu lumbre
Como el Opodeldoch de la Ventura.

    El hipocondríaco que moja
Su pan de amor en mundanas hieles,
Y, abstruso célibe, deshoja
Su corazón impar ante los carteles,
Donde aéreas coquetas
De piernas internacionales.
Pregonan entre cromos rivales
Lociones y bicicletas.

    El gendarme con su paso
De pendular mesura;
El transeúnte que taconea un caso
Quirúrgico, en la acera oscura,
Trabucando el nombre poco usual
De un hemostático puerperal.

    Los jamelgos endebles
Que arrastran como aparatos de Sinagoga
Carros de lúgubres muebles.
El ahorcado que templa en do, re, mi, su soga.

    El sastre a quien expulsan de la tienda
Lumbagos insomnes,
Con pesimismo de ab uno disce omnes
A tu virtud se encomienda;
Y alzando a ti sus manos gorilas,
Te bosteza con boca y axilas.

    Mientras te come un pedazo
Cierta nube que a barlovento navega,
Cándidas Bernarditas ciernen en tu cedazo
La harina flor de alguna parábola labriega.

    La rentista sola
Que vive en la esquina,
Redonda como una ola,
Al amor de los céfiros sobre el balcón se inclina;
Y del corpino harto estrecho.
Desborda sobre el antepecho
La esférica arroba de gelatina.

    Por su enorme techo,
La luna, Colombina
Cara de estearina.
Aparece no menos redonda;
Y en una represalia de serrallo,
Con la cara reída por la pata de gallo,
Como a una cebolla Pierrot la monda.

    Entre álamos que imitan con rectitud extraña,
Enjutos ujieres,
Como un ojo sin iris tras de anormal pestaña,
La luna evoca nuevos seres.

    Mayando una melopea insana
Con ayes de parto y de gresca,
Gatos a la valeriana
Deslizan por mi barbacana
El suspicaz silencio de sus patas de yesca.

    En una fonda tudesca,
Cierto doncel que llegó en un cisne manso,
Cisne o ganso,
Pero, al fin, un ave gigantesca;
A la caseosa Balduina,
La moza de la cocina,
Mientras estofaba una leguminosa vaina.
Le dejó en la jofaina
La luna de propina.

    Sobre la azul esfera,
Un murciélago sencillo,
Voltejea cual negro plumerillo
Que limpia una vidriera.

    El can lunófilo, en pauta de maitines,
Como una damisela ante su partitura,
Llora enterneciendo a los serafines
Con el primor de su infantil dentadura.

    El tiburón que anda
Veinte nudos por hora tras de los paquebotes,
Pez voraz como un lord en Irlanda,
Saborea aún los precarios jigotes
De aquel rumiante de barcarolas,
Que una noche de caviar y cerveza
Cayó lógicamente de cabeza
Al compás del vals Sobre las olas.
La luna, en el el mar pronto desierto,
Amortajó en su sábana inconsútil al muerto,
Que con pirueta coja
Hundió su excéntrico descalabro,
Como un ludión un poco macabro,
Sin dar a la hidrostática ninguna paradoja.

    En la gracia declinante de tu disco
Bajas acompañada por el lucero
Hacia no sé qué conjetural aprisco,
Cual una oveja con su cordero.

    Bajo tu rayo que osa
Hasta su tálamo de breña,
El león diseña
Con gesto merovingio su cara grandiosa.
Coros de leones
Saludan tu ecuatorial apogeo,
Coros que aun narran a los aquilones
Con quejas bárbaras la proeza de Orfeo.

    Desde el soto de abedules,
El ruiseñor en su estrofa,
Con lírico delirio filosofa
La infinitud de los cielos azules.
Todo el billón de plata
De la luna, enriquece su serenata;
Las selvas del Paraíso
Se desgajan en coronas,
Y surgen en la atmósfera de nacarado viso
Donde flota un Beethoven indeciso,
Terueles y Veronas...

    El tigre que en el ramaje atenúa
Su terciopelo negro y gualdo
Y su mirada hipócrita como una ganzúa;
El búho con sus ojos de caldo;
Los lobos de agudos rostros judiciales,
La democracia de los chacales,
Clientes son de tu luz serena,
Y no es justo olvidar a la oblicua hiena.

    Los viajeros,
Que en contrabando de balsámicas valijas
Llegan de los imperios extranjeros,
Certificando latitudes con sus sortijas
Y su tez de tabaco o de aceituna,
Qué bien cuentan en sus convincentes rodillas
Aquellas maravillas
De elefantes budistas que adoran a la luna.
Paseando su estirpe obesa
Entre brezos extraños,
Mensuran la dehesa
Con sonámbulo andar los rebaños.

    Crepitan con sonoro desasosiego
Las cigarras que tuesta el Amor en su fuego.

    Las crasas ocas,
Regocijo de la granja,
Al borde de su zanja
Gritan como colegialas locas
Que ven pasar un hombre malo...
Y su anárquico laberinto,
Anuncia al Senado extinto
El ancestral espanto galo.

Luna elegante en el nocturno balcón del Este;
Luna de azúcar en la taza de luz celeste;
Luna heráldica en campo de azur o de sinople:
Yo seré el novel paladín que acople
En tu «tabla de expectación».
Las lises y quimeras de su blasón.

    La joven que aguarda una cita, con mudo
Fervor, en que hay bizcos agüeros, te implora;
Y si no llora,
Es porque sus polvos no se le hagan engrudo.
Aunque el estricto canesú es buen escudo,
Desde que el novio no trepará la reja,
Su timidez de corza
Se complugo en poner bien pareja
La más íntima alforza.
Con sus ruedos apenas se atreve la brisa;
Ni el Ángel de la Guarda conoce su camisa,
Y su batón de ceremonia
Cae en pliegues tan dóricos, que amonesta
Con una austeridad lacedemonia.

Ella que tan zumbona y apuesta,
Con malicias que más bien son recatos,
Luce al sol popular de los días de fiesta
El charol de sus ojos y sus zapatos;
Bajo aquel ambiguo cielo
Se abisma casi extática,
En la diafanidad demasiado aromática
De su pañuelo.

    Pobre niña, víctima de la felona noche,
¡De qué le sirvió tanto pundonoroso broche!

    Mientras padece en su erótico crucifijo
Hasta las heces el amor humano,
Ahoga su ¡ay! soprano
Un gallo anacrónico del distante cortijo.

    En tanto, mi atención perseverante
Como un camino real, persigue, ¡oh luna!,
Tu teorema importante.
Y en metáfora oportuna
Eres el ebúrneo mingo,
Que busca por el cielo, mi billar del domingo,
No sé qué carambolas de esplín y de fortuna.

    Solloza el mudo de la aldea,
Y una rana burbujea
Cristalinamente en su laguna.

    Para llegar a tu gélida alcoba
En mi Pegaso de alas incompletas,
Me sirvieron de estafetas
Las brujas con sus palos de escoba.

    Á través de páramos sin ventura,
Paseas tu porosa estructura
De hueso fósil, y tus poros son mares
Que en la aridez de sus riberas.
Parecen maxilares
De calaveras.
Deleznada por siglos de intemperie, tu roca
Se desintegra en bloques de tapioca.
Bajo los fuegos ustorios
Del Sol que te martiriza,
Sofocados en desolada ceniza,
Playas de celuloide son tus territorios.

    Vigilan tu soledad
Montes cuyo vértigo es la eternidad.

    El color muere en tu absoluto albinismo,
Y a pesar de la interna carcoma
Que socava en tu seno un abismo,
Todo es en ti inmóvil como un axioma.

    El residuo alcalino
De tu aire, en que en un cometa
Entró como un fósforo en una probeta
De alcohol superfino;
Carámbanos de azogue en absurdo aplomo;
Vidrios sempiternos, llagas de bromo;
Silencio inexpugnable;
Y como paradójica dendrita,
La huella de un prehistórico selenita
En un puñado de yeso estable.

    Mas ya dejan de estregar los grillos
Sus agrios esmeriles,
Y suena en los pensiles
La cristalería de los pajarillos.

    Y la Luna que en su halo de ópalo se engarza,
Bajo una batería de telescopios,
Como una garza
Que escopetean cazadores impropios,
Cae al mar, de cabeza
Entre su plumazón de reflejos;
Pero tan lejos,
Que no cobrarán la pieza.

***


sábado, 31 de mayo de 2025

EL CIELO NOCTURNO, JUNIO DE 2025

La Luna y Júpiter (28-05-2025). Primer día después del novilunio.


 La fotografía está realizada con una cámara fotográfica compacta y un zoom de 275mm (F/5,5 - ISO 3200 - Exp 1/4 s.) y sin ningún filtro. El disparo se realizó a las 22:41 y, como se puede apreciar, aún no era noche cerrada, había cierta claridad por el lado oeste. Júpiter estaba situado a unos 4º por encima del horizonte y la Luna a no más de 10º. 

No siempre la luz penumbral es tan intensa. Cuanto mayor sea el espacio de la atmósfera terrestre cubierto de nubes, mayor es el reflejo luminoso que la Tierra manda al cielo y, como consecuencia, mejor se va a percibir la superficie lunar. En la fotografía, aunque es de poco aumento para recoger a Júpiter en ella, se pueden distinguir las zonas conocidas como mares. Es una suerte que nuestra zona de observación esté despejada, mientras permanece nublada buena parte del hemisferio en que nos situamos, eso permite que, aun siendo el primer día después de la luna nueva, casi veamos la totalidad de nuestro satélite.

La de ayer, 29-05-2025. Hora: 20:55.

PLANETAS: Mercurio será visible durante la segunda quincena sobre el horizonte  ONO. El día 27 tendrá la primera luna creciente (como la de la foto) a menos de 5º por encima. Venus (todo el mes como lucero del alba) aparece de madrugada por el E y el día 22, a las 04:34:35, podremos ver Saturno, la última luna decreciente, las Pléyades y la estación Espacial Internacional viajando aparentemente hacia él... si estáis en San Sebastián o alrededores. 

Marte es visible todo el mes durante las primeras horas de la noche y el día 17 se estará a menos de un grado de distancia de la estrella más brillante de Leo, Régulo, mientras a las 22: 40:14 el satélite Starlink 33841 parecerá que lo roza. Júpiter lo podremos ver al anochecer sobre el horizonte ONO, pero como poco a poco va adelantando su puesta y acercándose al recorrido que realiza el Sol, dejaremos de verlo durante los últimos días del mes. Saturno aparece de madrugada poco antes de las 04:00 sobre el E y es visible hasta que comienza a clarear. A final de mes saldrá un par de horas antes.

LUNA: 11 de junio, luna llena; 25 de junio, luna nueva. 

LLUVIA DE ESTRELLAS FUGACES: 

Ariétidas día7 de Junio de 2025, 12:49 (14 de Mayo al 24 de Junio)02h 57.5m, 24° 06.0'30
Boótidas de Junio27 de Junio de 2025, 12:48 (22 de Junio al 2 de Julio)14h 56.9m, 47° 54.0'Var

SATÉLITES ARTIFICIALES: Para saber dónde y cuándo mirar, consultad aquí.

¡Feliz obsevación!

***