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domingo, 5 de mayo de 2024

LUNA, Gonzalo Tejada Cello Project


El último día de abril, Día Internacional del Jazz,  acudo a la encantadora Sala Club Victoria Eugenia  para escuchar la actuación de Gonzalo Tejada Cello Project: Iñar Sastre (piano), Gonzalo Tejada (cello eléctrico) y Ángel Unzu (guitarra). 

Tocaron mucho y bien, pero de cuantas composiciones interpretaron Luna fue la que más me gustó. El tema no es nuevo, ya en 1990 recibió el Premio Gobierno Vasco a la mejor composición de jazz. Pero no es la novedad lo que me importa, sino la música, y esta se deja querer. Haced la prueba:

 

Feliz domingo y que la música os acompañe.

***


miércoles, 1 de mayo de 2024

UN LIBRO, UN POEMA (José Asunción Silva)


Me temo que José Asunción Silva (1865-1896) es prácticamente desconocido en este lado del Atlántico que comparte su idioma. Es cierto que no tiene una gran obra, su temprano suicidio le privó de ella; sin embargo, tiene un puñado de poemas verdaderamente magistrales, y del que aparece bajo estas líneas, su poema más famoso, Eduardo Camacho Guizado ha escrito que constituye seguramente uno de los más plenos aciertos de la poesía en lengua española de todo el siglo XIX (Historia de la literatura hispanoamericana II, p 599). 

Desde luego, muchas son las innovaciones que introduce este poema en la literatura escrita en español y muchas son las bondades técnicas y constructivas que atesora. Procede de El libro de versos, su mejor y casi único libro de poemas. 

He copiado la grafía con que se reproduce el poema en la edición que corrió a cargo del profesor y académico Héctor H. Orjuela.



UNA NOCHE
(NOCTURNO III)

I


                Una noche,
Una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de música de älas,
                Una noche,
En que ardían en la sombra nupcial y húmeda, las luciérnagas fantásticas,
A mi lado, lentamente, contra mí ceñida, toda,
                Muda y pálida
Como si un presentimiento de amarguras infinitas,
Hasta el fondo más secreto de tus fibras te agitara,
Por la senda que atraviesa la llanura florecida
                Caminabas,
                Y la luna llena
Por los cielos azulosos, infinitos y profundos esparcía su luz blanca,
                Y tu sombra,
                Fina y lánguida,
                Y mi sombra
        Por los rayos de la luna proyectada,
        Sobre las arenas tristes
        De la senda se juntaban
                Y eran una
                Y eran una
        Y eran una sola sombra larga!
        Y eran una sola sombra larga!
        Y eran una sola sombra larga!


II

                Esta noche
                Solo, el alma
Llena de las infinitas amarguras y agonías de tu muerte,
Separado de ti misma, por la sombra, por el tiempo y la distancia,
                Por el infinito negro,
                Donde nuestra voz no alcanza,
                Solo y mudo
                Por la senda caminaba,
Y se oían los ladridos de los perros a la luna,
                A la luna pálida,
                Y el chillido
                De las ranas,
Sentí frío, era el frío que tenían en la alcoba
Tus mejillas y tus sienes y tus manos adoradas,
                Entre las blancuras níveas
                De las mortü
orias sábanas!
Era el frío del sepulcro, era el frío de la muerte,
                Era el frío de la nada...

                Y mi sombra
                Por los rayos de la luna proyectada,
                Iba sola,
                Iba sola
                ¡Iba sola por la estepa solitaria!
                Y tu sombra esbelta y ágil
                Fina y lánguida,
Como en esa noche tibia de la muerta primavera,
Como en esa noche llena de perfumes, de murmullos y de músicas de alas,
                Se acercó y marchó con ella,
                Se acercó y marchó con ella,
Se acercó y marchó con ella... ¡Oh las sombras enlazadas!
¡Oh las sombras que se buscan y se juntan en las noches de negruras y de lágrimas...!



***


martes, 30 de abril de 2024

EL CIELO NOCTURNO, MAYO 2024


Nada más oportuno que este regalo del día que he recibido esta misma mañana de Paolo Arpón. Nada mejor para ilustrar la información correspondiente al cielo nocturno del mes de mayo que un microvídeo sobre el cielo circumpolar. 

Una nota para quienes vean por primera vez este tipo de vídeos: desde nuestro punto de vista, todas las estrellas que vemos en el cielo nocturno giran en torno a la estrella polar en el sentido contrario a las agujas del reloj. Las líneas rectas punteadas son trenes de satélites artificiales (starlinks). La línea vertical más corta es un estrella fugaz, concretamente una Eta-Acuárida.

Muchas gracias, Paolo.

Y ahora lo que vamos a poder observar en el cielo nocturno..., si nos es propicio... y si os gusta madrugar, porque va a ser necesario hacerlo para poder ver, y no todos, los planetas.

PLANETAS: Mercurio, con suerte y esfuerzo, con las primeras claridades del amanecer, podría verse sobre el horizonte. El mejor día para localizarlo será el 6, porque se sitúa por debajo del último día de la luna menguante —06:20, hora peninsular—.

Fuente:Stellarium Web
Venus transita este mes más próximo al sol incluso que Mercurio, lo que quiere decir que no va a ser posible verlo. Marte es el que va en segunda posición (después de Saturno) en el tránsito celeste, lo que significa que podremos verlo al amanecer; al comenzar el mes, empieza a levantarse sobre las 05:30 y va adelantado su salida, más o menos, un par de minutos. Esto quiere decir que a finales de mes empezará a asomar sobre el horizonte poco más de una hora antes. Júpiter, como Venus, camina por el cielo muy pegado al sol. Mejor esperamos a que termine de adelantarlo y distanciarse más para poder verlo. Saturno, como es el que lleva cierta delantera en su tránsito, es visible todos los días al amanecer levantado sobre el horizonte este sobre las 05:30 el día 1 y sobre las 03:20, el 31.

LUNA: 8 de mayo, luna nueva; 23, llena.

ESTRELLAS FUGACES: Las Eta-Acuáridas alcanzarán su apogeo entre el 6 y el 7 de mayo. 

SATÉLITES ARTIFICIALES: Para saber hacia dónde y cuándo mirar, consultad aquí.


Feliz observación y no olvidéis pedir a vuestros ayuntamientos que reduzcan la contaminación lumínica.
***



lunes, 1 de abril de 2024

EL CIELO NOCTURNO, ABRIL 2024

Día 10, 22:00 (hora peninsular). Júpiter a menos de 5º del primer día de luna creciente.

 Cuanto puede verse a simple vista.

  • PLANETAS: Mercurio podría verse muy pegado al horizonte durante el crepúsculo vespertino durante esta semana, mejor hoy que mañana. Venus no es visible este mes. Júpiter será visible al comienzo de la noche durante las primeras tres semanas de abril y cada día que pasa más cerca del horizonte O. Saturno es visible al amanecer sobre el horizonte E, cada día que pase se verá un poco más temprano y, por tanto, mejor. 
  • LUNA: Nueva, día 8; llena, 24.
  • ECLIPSE SOLAR TOTAL: Día 8. Visible desde Norteamérica (México, EEUU y Canadá). Desde Galicia y las islas más orientales de las Canarias podrá verse como un pequeño mordisquito.
  • Lluvia de meteoros: Las líridas alcanzarán su mayor apogeo el día 22, pero el brillo de la luna hará difícil la observación.
  • SATÉLITES ARTIFICIALES: Para saber dónde y cuándo mirar, consultad aquí.


Feliz observación y pedid a vuestros ayuntamientos que disminuya la contaminación lumínica.

***


miércoles, 27 de marzo de 2024

UN LIBRO, UN POEMA, W. B. Yeats

Editorial
#unlibrounpoema

Creo que W. B. Yeats está bien representado en este blog y mejor aun en el mundo editorial, como puede comprobarse por las entradas que le he dedicado y los títulos que en ellas aparecen; no obstante, la aparición el año pasado de He extendido mis sueños a tus pies me ha parecido un buen motivo para traerlo a esta sección. 

Lo valioso del libro no está propiamente en la selección de poemas que ha realizado Jordi Doce, pues él ya se encargó de la traducción de toda su poesía para la editorial Pre-Textos y ninguna otra publicación parcial puede competir con ella. Lo atractivo de este ejemplar es la muy cuidada edición del libro, una marca de la casa, y el añadido de las ilustraciones que aporta Sandra Rilova. Belleza sobre belleza. 

Realizadas las presentaciones, vamos con el poema:


LA MALDICIÓN DE ADÁN



Estábamos sentados, un día de finales de verano,

aquella dulce y bella mujer, tu amiga íntima,

y tú y yo, hablando de poesía.

«Un solo verso puede llevarnos horas —dije—,

pero si no parece algo pensado en un instante

todo nuestro coser y descoser es en vano.

Mejor arrodillarse sobre la médula del hueso

y fregar suelos de cocina o picar piedra

como un viejo indigente, a la intemperie;

pues dedicarse a articular dulces sonidos

es trabajar más duro que ellos, y sin embargo

ser tildado de vago por la ruidosa camarilla

de clérigos, maestros y banqueros

que los mártires llaman mundo».




                                                   Y entonces

aquella bella y dulce mujer por cuya causa

muchos descubrirán la angustia del amor

cuando escuchen su voz discreta y dulce

replicó: «Ser mujer es saber

—aunque en la escuela nadie nos lo diga—

que hemos de trabajar para estar bellas».




«Es verdad —respondí— que no hay cosa admirable

desde la caída de Adán que no requiera un gran esfuerzo.

Recuerdo amantes convencidos de que el amor

debía ser tal muestra de alta cortesía

que suspiraban y citaban con semblante estudioso

precedentes tomados de viejos y hermosos volúmenes;

aunque ahora esa labor parezca más bien vana».




La mención al amor nos sumió en el silencio;

vimos morir los últimos rescoldos de la tarde,

y en el aguamarina temblorosa del cielo

una luna, gastada como una concha que lavara

la marea del tiempo cuando fluye entre las estrellas

y rompe luego en días y años.




Me invadió un pensamiento que solo tú debías escuchar:

que eras hermosa, y que yo me esforzaba

por amarte en la antigua y noble doctrina del amor;

que alegre había parecido todo, y aun así nuestros corazones

estaban tan exhaustos como aquella luna vacía.

 

***


domingo, 24 de marzo de 2024

LORCA, COHEN Y UN VALS EN VIENA

 

Bécquer dejó escrito en su tercera carta Desde mi celda estas palabras cuyo sentido comparto plenamente: He aquí, hoy por hoy, todo lo que ambiciono: ser un comparsa en la inmensa comedia de la Humanidad y, concluido mi papel de hacer bulto, meterme entre bastidores sin que me silben ni me aplaudan, sin que nadie se aperciba siquiera de mi salida. 

Tal vez de manera menos delicada he dejado yo también escrito lo que pienso sobre cuanto rodea los rituales que se producen en torno a la muerte, tanto laicos como religiosos. Y aquí es donde aparecen Lorca y Cohen, porque Lorca fue a Nueva York un poco muerto. Estaba en profunda crisis amatoria, crisis de identidad sexual, crisis de amistad con algunos amigos que no lo fueron tanto, y, para colmo, cuando llegó a la ciudad que ya entonces no dormía nunca, la gigantesca crisis financiera, el crac del 29, estaba arrojando víctimas por las ventanas de los rascacielos. Todo cuanto le rodeaba se caía a pedazos... y además no hablaba inglés, lo que acentuó su soledad, aunque intentó aprenderlo.

Sin embargo, a medida que vamos avanzando en la lectura del libro, hacia el final, podemos comprobar cómo el carácter alegre y positivo de Lorca va sobreponiéndose a las dificultades y termina escribiendo poemas que ya no van a ser descripciones y denuncias de todo cuanto está mal (social, política, económica y hasta personalmente), sino textos más vitalistas que nos empujan a seguir... hacia donde cada cual quiera.

En Viena hay diez muchachas,
un hombro donde solloza la muerte
y un bosque de palomas disecadas.
Hay un fragmento de la mañana
en el museo de la escarcha.
Hay un salón con mil ventanas.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals con la boca cerrada.


Este vals, este vals, este vals,
de sí, de muerte y de coñac
que moja su cola en el mar.


Te quiero, te quiero, te quiero,
con la butaca y el libro muerto,
por el melancólico pasillo,
en el oscuro desván del lirio,
en nuestra cama de la luna
y en la danza que sueña la tortuga.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals de quebrada cintura.


En Viena hay cuatro espejos
donde juegan tu boca y los ecos.
Hay una muerte para piano
que pinta de azul a los muchachos.
Hay mendigos por los tejados.
Hay frescas guirnaldas de llanto.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals que se muere en mis brazos.


Porque te quiero, te quiero, amor mío,
en el desván donde juegan los niños,
soñando viejas luces de Hungría
por los rumores de la tarde tibia,
viendo ovejas y lirios de nieve
por el silencio oscuro de tu frente.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals del «Te quiero siempre».


En Viena bailaré contigo
con un disfraz que tenga
cabeza de río.
¡Mira qué orillas tengo de jacintos!
Dejaré mi boca entre tus piernas,
mi alma en fotografías y azucenas,
y en las ondas oscuras de tu andar
quiero, amor mío, amor mío, dejar,
violín y sepulcro, las cintas del vals.

Es cierto que aún no estamos en la última sección "El poeta llega a La  Habana", pero la suave melancolía que rezuma no duele y, sobre todo, la última estrofa ayuda a encarar con otro ánimo lo que queramos que sea la vida, que es todo cuanto tenemos. Y, por supuesto, la música de Leonard Cohen también ayuda en la tarea. 

Pues eso, Thank you so much dear friends, y seguid disfrutando de la música y de la poesía cuanto queráis.

***

lunes, 18 de marzo de 2024

VERANO DEL 36

Editorial
 #elespesordelaherida

La banda sonora de El espesor de la herida se adentra en la penúltima sección del poemario y la creación de Ivan G.M. alcanza la excelencia. No es que la composición que ha realizado me parezca la mejor de las posibles, es que me ha dado pena tener que grabar sobre ella y que no podáis disfrutarla por sí misma. Es una auténtica cantata del dolor que recoge y expresa en toda su intensidad el dolor y las consecuencias que de él se derivaron, tal y como el poema cuenta.

"Verano del 36" es el texto más duro de todos cuantos conforman el poemario, porque cuenta un hecho real que no es una excepción ni un caso aislado. Estos hechos se producen en todas las guerras, aunque nunca sean noticia en ninguna. Son la cara oculta de todas ellas y su aspecto más feroz e inhumano. En este caso, se trata del asesinato de un maestro y su mujer que no militaban en ningún bando, y que marcará toda la vida del hijo huérfano.

Pero El espesor de la herida es, fundamentalmente y por encima de todo, un poemario pacifista, un grito de dolor ante la guerra, todas las guerras, y una reivindicación apasionada de un mundo que sea capaz de resolver sus diferencias sin recurrir a la violencia.

El espesor de la herida ha sido redactado en el deseo, sin duda ingenuo, pero fervientemente sincero, de que algún poema de los que en este librito se recogen sirva para modificar alguna conciencia. Quisiera creer que cumple la intención e, incluso, puede llevar a alguien a territorios del pensamiento próximos a los que defendían GandhiLuther King o Mandela.

La banda sonora:

El recitado con la música:



VERANO DEL 36


Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.

MACHADO




José María y Valeriana,

naturales de Hervás y Aldeanueva del Camino

(Cáceres),

fallecieron algún día

del verano del 36,

poco antes de que las fuerzas sublevadas

llegaran a la ciudad.

Nadie sabe dónde están sus cadáveres.

Ni sus nombres. Nada.




No murieron

ni por Dios ni por España.

Alguien que no consta

ni en las listas de vencedores

ni vencidos

los sacó de casa

y los apeó de la vida

brutalmente

una noche de verano

del 36.

No sabemos

si llegó a salir la luna

o estuvo nublado todo el tiempo.

Tampoco sabemos

si cayeron de bruces

o lo hicieron de perfil.

Cayeron,

aunque no fuera

ni por Dios

ni por España.




Ni ellos ni sus asesinos

forman parte de la memoria.

Materia de olvido.

Ni vencidos ni vencedores,

solo un vacío en el registro de la historia,

en las listas de ausentes

y en las de las reivindicaciones.

Ni papeles. Ni cruces. Ni cementerios.

Silencio.

Ni por Dios

ni por España.




***




Días después

—ni por Dios ni por España—,

Luis, un muchacho

a punto de cumplir

los 15 años, recibe

la noticia

y el reloj de José María

rescatado de las ruinas.

Ni por Dios ni por España.

Solo rabia.

Y rencor.

Ciego de ira,

deja el internado

y se apunta a matar rojos.

Ni por Dios

ni por España,

por venganza.




***




No conocí a mis abuelos.

Unos pocos hombres malos

—ellos se creerían buenos—

una noche los mataron.

***


miércoles, 13 de marzo de 2024

LA LUNA


La Luna tiene la ventaja sobre cualquier otro objeto celeste de que podemos observarla tanto de día como de noche y sin necesidad de tener que utilizar ningún instrumento. La fotografía que aparece sobre estas líneas está sacada a las 17:31 con una cámara fotográfica de potente zoom, eso permite distinguir perfectamente, a pesar de ser un día de cielo absolutamente despejado, Mare Crisium y cráteres como Langrenus y Cleomedes.

En realidad, esta entrada con su fotografía correspondiente es una excusa para responder a una pregunta que me hicieron hace un par de días sobre si la Luna es de alguien y si se pueden alquilar parcelas. Esa historia que viene ya de lejos y que de vez en cuando salta a los medios de comunicación con las declaraciones de alguna persona que dice haberla registrado como suya. Que de todo hay en este mundo.

1967, estábamos en plena carrera espacial cuando la ONU redactó el Tratado del Espacio Exterior, que en su artículo II dice lo siguiente: El espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, no podrá ser objeto de apropiación nacional por reivindicación de soberanía, uso u ocupación, ni de ninguna otra manera. Queda meridianamente claro que ningún estado puede reclamar su posesión, ni total ni parcial. 

Aclarado este tema, me voy a cenar prontito, porque luego sacaré un rato el telescopio al patio vecinal desde donde me pondré a observar Júpiter y sus satélites galileanos —Ío, Europa, Calisto y Ganímedes—, esos que fueron la primera evidencia de que la Tierra no era el ombligo del sistema solar alrededor de la cual giraba todo cuanto había moviéndose por el espacio. Dicho de otra manera: fueron la prueba visible que hacía caer el geocentrismo y daba la razón a la teoría heliocéntrica de Copérnico con la que se inició la revolución científica


Luego vinieron más instrumentos de observación y mucho más potentes que los débiles telescopios del XVII y no solo dejó de ser el Sol el centro, sino que nuestra inmensa galaxia dejó de ser inmensa comparada con la verdaderamente inmensidad del universo observable. Pero eso cae muy muy muy muy (y más muy) lejos de la capacidad de mi pequeño telescopio. Dejaremos que el James Webb, el HDST o el Nancy Grace Roman nos iluminen.

***


sábado, 2 de marzo de 2024

CAROLINA CORONADO Y LAS AURORAS BOREALES

El poema está en la p 345.
 Las auroras polares reciben ese nombre porque se ven desde latitudes próximas a los polos, boreal si son las que se ven en el entorno del polo norte y austral si es en el sur. Seguramente, quien más quien menos, todos sabemos de su atractivo y de su rareza, y hemos visto algún vídeo o alguna fotografía. Yo, incluso, cuando estuve en Islandia, tenía la esperanza de poder ver alguna. No tuve suerte. Sin embargo, en la poesía de Carolina Coronado me encuentro con dos (no uno, dos) poemas que hablan de la aurora boreal. Sé de su biografía y de sus viajes, que no fueron muchos, y sé que nunca sobrepasó el paralelo 60º, ni por el norte ni por el sur. 

Copio uno de ellos, el que más claramente habla de una aurora y de sus efectos luminosos. Está datado en 1848, Ermita de Bótoa, lugar por el que sentía especial atracción, relativamente cercano a su pueblo natal, Almendralejo. Es un largo poema compuesto por 24 octavas reales que recoge las supersticiones que todavía se daban en torno a estas manifestaciones luminosas en el cielo, aunque la ciencia ya había explicado hacía tiempo el origen tanto de cometas como de auroras. Cabe recordar aquí el caso de sor Juana Inés y el cometa de 1680.



ADIÓS DEL AÑO DE 1848

LA AURORA BOREAL



¿Qué es esa claridad que de repente
de la ermita ilumina el campanario,
y del Gévora oscuro la corriente
brillar hace en el campo solitario;
y por qué palidecen de la gente
los rostros al fulgor extraordinario
mientras sus sobresaltos y temores
revelan los ancianos labradores?

«¡Ay de nosotros, ay de nuestra tierra!»
Claman los labradores espantados.
«¿Veis los senos del ciclo ensangrentados?»
«Es anuncio de crímenes... de guerra...»
Mas confunden su voz desde la sierra
los lobos en su aullar, y los ganados
cuyos medrosos, débiles balidos
conjuran nuestros perros con aullidos.

Aparecerse veo las encinas,
agitando sus brazos al relente,
como fantasmas a la luz ardiente
que refleja en sus copas blanquecinas;
y dos tórtolas veo peregrinas,
huyendo de su cima velozmente,
que deslumbradas por la fuerte llama,
temieron el incendio de su rama.

¿Adónde van envueltos en los vientos,
cual nocturnos espíritus errantes,
ésos que con amarse están contentos
desde la cuna sin cesar amantes?
¿Quién les turba la paz ni los acentos
con que entrambos se arrullan palpitantes,
para volar, huyendo de la aurora
a la orilla del Gévora sonora?

Del fresno entre la húmeda enramada
¿van a buscar contra el incendio asilo?
Y ¿adónde encontraré yo una morada
para que pose el ánimo intranquilo?
¿Adónde irá mi alma acobardada
de esta medrosa noche en el sigilo,
contra el fantasma que sufrir no puedo
a guarecerse del horrible miedo?

Emilio, ven, contempla sin enojos
(Emilio era uno de sus hermanos)
los rayos de la luz, que así me inquieta,
y mira si es la luna ese planeta
que yo distingo entre vapores rojos;
porque hace un año que fatal cometa (Cometa de Miss Mitchell)
vieron cruzar mis espantados ojos,
y trajo al mundo universal estrago,
y tengo miedo de su nuevo amago.

Yo tengo miedo, sí, yo confundida
y en mi propia ignorancia avergonzada—
la causa del fenómeno escondida
busco, y en mi saber no encuentro nada;
pero amante del Gévora, la vida
pase a orillas del Gévora apartada,
y a temer aprendí de los pastores
del ciclo los extraños resplandores.

¿Oíste tú contar que desgarrados
como fieras allá los hombres mueren,
y no serán los golpes que los hieren
por los genios maléficos lanzados?
Y cuando están así desesperados,
¿genios no habrá que así los desesperen
sobrehumanos, celestes, infernales
de quienes esas llamas son señales?

No sé lo que será... pero recemos
por todos y por él... ¡genio querido,
ser adorado que jamás olvido
ni en los propios pesares más extremos!
¡ah! que de ese fantasma que tenemos
él hubiera mi mente defendido,
si penetrara aquí por un momento
la luz de su brillante pensamiento.

Hijo del mar, su pensamiento grave
conoce de los astros el camino,
porque el allá en el piélago marino
las noches estudió desde su nave,
y él me dijera, pues que tanto sabe,
por qué del cielo el resplandor divino
tiende esta noche el rubicundo manto
que pone el corazón tan grande espanto.

Yo, si mi mano de su mano asiera,
aun a la luz que temerosa brilla,
en esta misma noche me atreviera
del Gévora a llegar hasta la orilla;
y tal vez más allá de la ribera
la causa hallara fácil y sencilla
de ese fuego que abrasa el horizonte,
en el incendio del cercano monte...

Mas vuelve, Emilio, y mira sin recelo
si la encendida nube ya se aleja;
calma por Dios el fatigoso anhelo
del corazón que ni alentar me deja...
¿Dices que de la luz el ancho velo
por el espacio todo se refleja,
y que ya no se ve sombra ninguna...
ni los luceros, ni se ve la luna?...

¡Qué nos va a suceder! ¡qué nuevas penas
los decretos nos guardan del destino,
si ya de pesadumbres imagino
que están las almas de las gentes llenas!
Y ¿por qué no han de ser puras y buenas
esas luces, que teme el campesino,
y por qué no ha de ser de la montaña
el incendio, tal vez, de una cabaña?...

Tal vez de la cobarde fantasía,
tal vez del conturbado pensamiento
esas visiones son que el alma mía
vio fijas en el rojo firmamento;
tal vez en esta noche oscura y fría
nadie siente el espanto que yo siento
y ven los hombres, sin curarse de ellas,
las ráfagas que absorben las estrellas.

Vuelve otra vez, y mira si se apaga
o si se enciende más... si se enrojece...
y si de algún fantasma que aparece
ves ondear la cabellera vaga—
¿qué es lo que dices? ¿que el incendio crece
y que abrasar el universo amaga
tal vez ¡o niño! te confunde el miedo...
deja que mire... si mirarlo puedo...

¡Ay! es verdad, los rayos que se extienden
amenazando ahogar el vasto mundo,
los espíritus malos los encienden,
y al contemplarlos ya no me confundo;
ya con más claridad los aires hienden,
y aparece el fantasma furibundo,
y es hasta Roma donde el fuego alcanza,
y es sobre Roma donde el fuego lanza.

¡En Roma, en Roma! El fuego está en su cumbre
mira cómo la luz allí se aumenta;
allí chispea la espantosa lumbre;
allí el rojo fantasma se ensangrienta;
allí la alborotada muchedumbre
hace a la cristiandad terrible afrenta...
allí abismado en su dolor sombrío
¡huye a los mares el sagrado Pío!  (Pío IX en 1848 tuvo que huir de la turbamulta revolucionaria)

Mira por qué en los cielos se encendía
con tales rayos la siniestra llama;
mira por qué es la hoguera que derrama
tan fantástica luz al medio día,
mira por qué mí corazón temía,
risueno Emilio, al cielo que se inflama,
porque esa luz en noche tan oscura
era señal de nueva desventura.

Mira con qué furor sus alas bate,
para alejarse el de la adversa suerte;
año del infortunio, del combate,
del contagio, del crimen, de la muerte:
mira por qué a su «adiós» mi pecho late
sin que un instante a serenarle acierte,
porque el postrero adiós de su agonía
envuelto en el incendio nos lo envía.

¿Quién derramó la muerte en las ciudades?
¿Cuáles rayos los pueblos consumieron?
Los pontífices santos ¿por qué huyeron
y fue la humanidad calamidades?
No fueron de los hombres las maldades,
año de destrucción, tus genios fueron;
tu espíritu, no más, fue el enemigo,
que al mundo vino a dar tanto castigo.

Tú, como el huracán de los desiertos
que arrastra a los audaces peregrinos,
has pasado dejando los caminos
con el polvo de víctimas cubiertos;
tú, ya cuando a los muros palestinos
arribaba, tal vez, con pasos ciertos,
has destruido, con tu nube insana,
de una generación la caravana.

Y ¿cómo quieres que tu adiós acoja
la gente sin pavor, cuando en su daño
hiendes la horrible cabellera roja
maligno genio del funesto año?
Cuando en tu triste despedida arroja
el ciclo fuego, y con enojo extraño
viste la noche de color sangriento,
¡cómo decirte «adiós» sin desaliento!

Huye, te dice el pueblo desgraciado,
de quien vinistes a turbar la vida,
y ¡ojalá! ¡que en tus urnas sepultado
fuera el llanto que trajo tu venida!
Los que tanto en tus horas han llorado
te vienen a cantar la despedida:
mas huye, por piedad, más velozmente
mientras te canta el corazón doliente.

Huye, y que deje de mostrar el cielo
ese color de púrpura que espanta,
y que en este dolor que nos quebranta
aurora más feliz alumbre el suelo;
¡huye, y por tanto mal, por tanto duelo,
por tanto lloro, por desgracia tanta,
como dieron al mundo tus peleas,
siempre en los siglos maldecido seas!

Ermita de Bótoa, 1848.


Salgo de la lectura absolutamente confundido y asombrado. ¿Una aurora boreal en Badajoz? 

Sin embargo, en un trabajo publicado en 1856 de Manuel Rico y Sinobas (1819-1898), coetáneo de Carolina y académico de la Reales Academias de Medicina y de Ciencias Naturales, se dice lo siguiente (dejo la grafía de la época, que tiene su valor histórico): 

Aurora boreal del 17 de noviembre de 1848, observada desde diferentes puntos de la Península, como en la Coruña, Cartagena y por el centro de Castilla. El meteoro principió en Valladolid á las 7h y 30m dé la noche, apareciendo con todo su brillo entre las 9h y las 10h; perdió gradualmente su intensidad hasta la 1h y 45m de la mañana, en cuyo momento volvió á recobrar tintas encendidas, que se degradaron suavemente para desaparecer poco tiempo antes del crepúsculo del dia 18. 

La estension que ocupó horizontalmente la Aurora fue la de un arco de 7º á 80°, fijándose los pies del arco boreal sobre las torres telegráficas del cerro de la Maruquesa y la de la cuesta del Manzano en la villa de Cabezón. Los dos puntos aparentes del meteoro señalaban la dirección de N. N. O. á N. N. E., presentándose los pies ó estremos del arco boreal de luz blanco-verdosa intensa. La fuerza de la tinta cambiaba, dando lugar á la idea de un movimiento y traslación de luminosidad entre los estremos de la Aurora, y á la formación en diferentes ocasiones de las Medusas boreales. Por lo demás, el arco claro de la Aurora apareció rebajado en su centro, correspondiendo con el polo magnético de la tierra, y presentando en aquel luz difusa durante el curso total del meteoro.

Cerca del horizonte, y en dirección de Norte á N. N. E., aparecían nubes en forma de cirris negros ó fuertemente oscuros, y cuya altura sobre el horizonte no pasaba de 30m á 1º; encima de aquellas, y sirviendo de base al arco blanco boreal, habia una parte de la atmósfera ó zona iluminada con un color azul rojo vivísimo.

Efectivamente, Carolina Coronado vio la aurora boreal y quedó impresionado por el meteoro. Es más, lo más probable es que viera más de una. El trabajo describe nada menos que ¡35! auroras polares entre 1701 y 1848, 27 correspondientes al siglo XVIII y 8 a la primera mitad del XIX. El trabajo está alojado en la página divulgameteo.es.

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viernes, 1 de marzo de 2024

EL CIELO NOCTURNO, MARZO 2024

 
Un atlas magnífico que todavía se puede encontrar.

Cuanto puede verse a simple vista.

PLANETAS: Mercurio podremos verlo nada más ponerse el sol (siempre con dificultad) la segunda quincena del mes cuando se haya separado un poco más de nuestra estrella. Venus lo veremos aparecer por el ESE al amanecer, pero a medida que avance el mes irá retrasando su marcha y acerándose más a la del Sol, lo que hará que dejemos de verlo antes de que termine marzo. Marte se ha adelantado a Venus en su caminar por la eclíptica, lo que permite verlo al amanecer durante todo el mes sobre el horizonte ESE. Júpiter se ve desde que anochece hasta la medianoche en que se oculta por el O, aunque va adelantado su ocultación a medida que avanzan los días. Saturno comienza el mes pegado al sol y se va adelantando poco a poco hasta que supere a Venus en se itinerario, lo que quiere decir que podrá verse la última semana al amanecer salir sobre el horizonte ESE poco después de que lo haga Marte.

LUNA: 10 de marzo, luna nueva; llena, 25 de marzo con eclipse penumbral.

ESTACIONES: 20 de marzo, equinoccio de primavera en el hemisferio norte y equinoccio de otoño en el hemisferio sur.

LLUVIA DE METEOROS: Las Gamma Nórmidas alcanzarán su mayor pico el 14 de marzo.

SATÉLITES ARTIFICIALES: Para saber dónde y cuándo mirar, consultad aquí.


Feliz observación y no olvides pedir a tu ayuntamiento que disminuya la contaminación lumínica.

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viernes, 23 de febrero de 2024

SCHILLER, LA LUNA Y LA FOTOGRAFÍA


 El martes 20 andaba la luna envuelta en un halo de misterio muy a propósito para un cuento gótico, pero a mí me interesaban más los diferentes matices de color en que se concretaba ese halo. Cogí la cámara y disparé varias veces. Incluso tiré un poco de zoom para ver cómo quedaba recogida la luz un tanto espectral que la rodeaba. Arriesgué mucho. Sin trípode, una exposición de dos segundos tenía todas las posibilidades de ofrecer un resultado muy movido. La suerte me acompañó:


Aunque la definición no es perfecta, permitía, incluso, ampliarla:
 

Y al ampliar la imagen es cuando llegó la sorpresa. Yo conozco el cráter Schiller, si bien nunca me había preguntado por qué tiene ese nombre. Más aún, me parecía que el bueno de Friedrich, indiscutible escritor europeo, no tenía méritos relacionados con la astronomía como para figurar ahí. Error. 

Error el mío al pensar que mi Schiller, el destacado poeta y dramaturgo, tenía que ser el del cráter lunar. De literatura no sé mucho, pero algo sé; ahora bien, mi ignorancia es enorme sobre otras muchas materias. Claro que mi Schiller carece de méritos para haber dado su nombre a un cráter, pero no Julius Schiller, un abogado compatriota suyo, que vivió a caballo entre el siglo XVI y XVII, y que realizó un atlas del cielo, el Coelum Stellatum Christianum, donde todas las constelaciones, como bien puede suponerse por el nombre, las transformó en personajes bíblicos. Así, por ejemplo, Orión —la del cinturón— quedó convertida en José —el de Jesús, José y María—. Tomo este ejemplo porque ahora en invierno puede verse muy bien sobre el horizonte sur a horas tempranas de la noche.

Fuente:Wikipedia.

En el enlace podéis ver todos los dibujos que componían el atlas del cielo que publicó en 1627. 
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martes, 20 de febrero de 2024

LUIS CHAMIZO

Librerías
Supe de Luis Chamizo porque cuando estudiaba COU hice en alguna parte un recital de poesía en el que estaba incluído "El embargo", de Gabriel y Galán. Al terminar, alguien se me acercó y me preguntó si conocía a Chamizo. Contesté que no. Poco después, un día de abril en que coincidí en la Gran Vía madrileña con dos de mis profesores de 6º, me hice con el ejemplar que aquí aparece. Digo lo de los profesores, porque por entonces tenía la costumbre de anotar la fecha de compra y algún suceso acontecido en el día en los libros que adquiría. 

Es posible que si yo no hubiera nacido en la provincia de Cáceres y mi madre no me hubiera regalado el ejemplar de las Obras completas de Gabriel y Galán, nunca habría recitado "El embargo" y nunca habría sabido de Chamizo. Estas cadenas de acontecimientos que la casualidad va tejiendo me resultan divertidas. Es más, me acabo de enterar hace unos minutos, por el enlace de Wikipedia, de que una hermana vive a escasos metros de una calle que lleva el nombre del poeta de Guareña, y por la que, claro, yo he pasado en muchas ocasiones sin enterarme de cómo se llamaba. El azar tiene estos detalles.

El poema que aquí reproduzco es, seguramente, el más conocido de la docena de ellos que componen El miajón de los castúos. Está escrito en extremeño, pero las diferencias dialectales con el castellano no son tan abundantes como para que no se entienda. Es un poema de carácter narrativo y de gran dramatismo. Yo carezco del acento de la región, pues aunque nací allí no he vivido sino los primeros cuatro años escasos de mi infancia. Aun así, me he atrevido a grabarlo. 


LA NACENCIA


I

Bruñó los recios nubarrones pardos
la lus del sol que s'agachó en un cerro,
y las artas cogollas de los árboles
d'un coló de naranjas se tiñeron.

A bocanás el aire nos traía
los ruídos d'alla lejos
y el toque d'oración de las campanas
de l'iglesia del pueblo.
Íbamos dambos juntos, en la burra,
por el camino nuevo,
mi mujé mu malita,
suspirando y gimiendo.


Bandás de gorrïatos montesinos
volaban, chirrïando por el cielo,
y volaban pal sol qu'en los canchales
daba relumbres d'espejuelos.

Los grillos y las ranas
cantaban a lo lejos,
y cantaban tamién los colorines
sobre las jaras y los brezos,
y roändo, roändo, de las sierras
llegaba el dolondón de los cencerros.

¡Qué tarde más bonita!
¡Qu'anochecer más güeno!
¡Qué tarde más alegre
si juéramos contentos...!

*

—No pué ser más —me ijo—, vaite, vaite
con la burra pal pueblo,
y güérvete de priesa con l'agüela,
la comadre o el méico.

Y bajó de la burra poco a poco,
s'arrellenó en el suelo,
juntó las manos y miró p'arriba,
pa los bruñíos nubarrones recios.

*

¡Dirme, dejagla sola,
dejagla yo a ella sola com'un perro,
en metá de la jesa,
una legua del pueblo...
eso no! De la rama
d'arriba d'un guapero,
con sus ojos reondos
nos miraba un mochuelo,
un mochuelo con ojos vedriaos
como los ojos de los muertos...

¡No tengo juerzas pa dejagla sola!
¿pero yo de qué sirvo si me queo?

*

La burra, que roía los tomillos
floridos del lindero
carcaba las moscas con el rabo;
y dejaba el careo,
levantaba el jocico, me miraba
y seguía royendo.
¿Qué pensará la burra
si es que tienen las burras pensamiento?

*

Me juí junt'a mi Juana,
me jinqué de roillas en el suelo,
jice por recordá las oraciones
que m'enseñaron cuando nuevo.
No tenía pacencia
p'hacé memoria de los rezos...
¿Quién podrá socorregla si me voy?
¿Quién va po la comadre si me queo?

*

Aturdio del tó gorví los ojos
pa los ojos reondos del mochuelo;
y aquellos ojos verdes,
tan grandes, tan abiertos,
qu´otras veces a mí me dieron risa,
hora me daban mieo.
¿Qué mirarán tan fijos
los ojos del mochuelo?

*

No cantaban las ranas,
los grillos no cantaban a lo lejos,
las bocanás del aire s'aplacaron,
s'asomaron la luna y el lucero,
no llegaba, roändo, de las sierras
el dolondón de los cencerros...
¡Daba tanta quietú mucha congoja!
¡Daba yo no sé qué tanto silencio!

M'arrimé más pa ella;
l'abrasaba el aliento,
le temblaban las manos,
tiritaba su cuerpo...
y a la luz de la luna eran sus ojos
más grandes y más negros.
Yo sentí que los míos chorreaban
lagrimones de fuego.
Uno cayó roändo,
y, prendío d'un pelo,
en metá de su frente
se queó reluciendo.
¡Qué bonita y qué güena!
¿quién pudiera sé méico?

*

Señó, tú que lo sabes
lo mucho que la quiero.
Tú que sabes qu'estamos bien casaos,
Señó, tú qu'eres güeno;
tú que jaces que broten las simientes
qu'echamos en el suelo;
tú que jaces que granen las espigas,
cuando llega su tiempo;
tú que jaces que paran las ovejas,
sin comadres, ni méicos...
¿por qué, Señó, se va morí mi Juana,
con lo que yo la quiero,
siendo yo tan honrao
y siendo tú tan güeno?...

*

¡Ay! qué noche más larga
de tanto sufrimiento;
¡qué cosas pasarían
que decilas no pueo!
Jizo Dios un milagro;
¡no podía por menos!

II

Toito lleno de tierra
le levanté del suelo,
le miré mu despacio, mu despacio,
con una miaja de respeto.
Era un hijo, ¡mi hijo!,
hijo dambos, hijo nuestro...
Ella me le pedía
con los brazos abiertos,
¡Qué bonita qu´estaba
llorando y sonriyendo!

*

Venía clareando;
s'oïan a lo lejos
las risotás de los pastores
y el dolondón de los cencerros.
Besé a la madre y le quité mi hijo;
salí con él corriendo,
y en un regacho d´agua clara
le lavé tó su cuerpo.
Me sentí más honrao,
más cristiano, más güeno,
bautizando a mi hijo como el cura
bautiza los muchachos en el pueblo.

*

Tié que ser campusino,
tié que ser de los nuestros,
que por algo nació baj'una encina
del camino nuevo.

*

Icen que la nacencia es una cosa
que miran los señores en el pueblo;
pos pa mí que mi hijo
la tié mejor que ellos,
que Dios jizo en presona con mi Juana
de comadre y de méico.

*

Asina que nació besó la tierra,
que, agraecía, se pegó a su cuerpo;
y jue la mesma luna
quien le pegó aquel beso...
¡Qué saben d´estas cosas
los señores aquellos!

*

Dos salimos del chozo,
tres golvimos al pueblo.
Jizo Dios un milagro en el camino:
¡no podía por menos!




Y si os habéis quedado con ganas de saber sobre el poeta, este documental que Canal Extremadura realizó con motivo del centenario de la primera edición del libro de poemas podrá satisfacer vuestras ganas:


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