viernes, 18 de noviembre de 2016

CLEMÁTIDE

Clemátide en otoño, después de haber perdido sus flores
Ahí está,
plena de otoño y encanto,
aterciopelada y suave
como un susurro,
mimosa y tierna 
como un brote 
de amor
recién nacido.
Leve de plumas y vuelos
con sus gasas 
arropa otra planta.

No te fíes,
su aparente fragilidad
puede originar tu infortunio. 

jueves, 17 de noviembre de 2016

SAN MIGUEL DE ARALAR

San Miguel de Aralar
San Miguel de Aralar es uno de esos lugares que suelen gustar tanto a fieles como a infieles, a lunáticos como a realistas, a catedráticos del todo como a sabedores de la nada. Es un paraje singular con unas vistas espléndidas, tiene una larga y documentada historia como lugar mágico, dispone de una leyenda que es más interesante que un culebrón, y tiene, además, un valor artístico indiscutible. Todas estas características aportan al sitio un atractivo incuestionable.

Hace poco tiempo pasé por allí y me lo encontré sumido en la niebla. Lo que no es nada extraño, teniendo en cuenta la altitud —más de 1.200 metros—. El fenómeno atmosférico agregaba misterio al misterio, ofrecía un punto más de magia y fantasía a la que de por sí ya tiene. Echándole un poco de imaginación era fácil escuchar el ruido de las cadenas del caballero Goñi o presentir las pisadas de los jentilak.

Para ir degustando la visita antes de hollar un suelo tan cargado de fuerzas telúricas, me permito aconsejar la visita al interior del santuario con vistas en 360º, la lectura de la Leyenda del caballero de Goñi, una visita al románico navarro y una lectura del clásico y encantador libro de BarandiaránMitología vasca. Y feliz visita.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

LAS CALCULADORAS DE ESTRELLAS

Las calculadoras de estrellas es un relato en el que Miguel A. Delgado une la dilvulgación científica, la historia de la ciencia y la emoción propia de la narración para conseguir una novela vibrante en la que se mezclan con destreza la ficción y los hechos históricos.

Por ella desfilan nombres que han sido fundamentales para el desarrollo de la astronomía, aunque, injusticia histórica mediante, muy poco conocidos. Son nombres de mujeres, como Maria Mitchell, Mina Fleming, Annie Jump Cannon, Antonia Maury o Henrietta Swan Leavitt, por nombrar algunas.
Imagen tomada de www.smithsonianmag.com

La novela, además del atractivo de la historia y de la habilidad del autor para contar, nos ofrece la mejor manera de adentrarnos en aquello que se llamó despectivamente El harem de Pickering, y que hoy recibe el nombre menos ofensivo y ultrajante de Las computadoras de Harvard. De ahí el título.

En El ojo crítico presentaron y entrevistaron al autor hace un par de semanas. Aquí tenéis el audio correspondiente. Si quisiérais escuchar el programa completo, no tenéis nada más que pinchar aquí.


Una novela para aprender disfrutando y... para regalar a cualquier tipo de lector.

martes, 15 de noviembre de 2016

METAPINTURA. UN VIAJE A LA IDEA DEL ARTE


Desde hoy mismo y hasta el 19 de febrero de 2017 el Museo del Prado ofrece una exposición sobre la creación pictórica desde los comienzos de la Edad Moderna hasta 1819, fecha en que se abre el propio museo. La exposición es, por tanto, una reflexión sobre la pintura desde la misma actividad pictórica.

¿Qué hay detrás del cuadro? ¿Cuál es la referencia? ¿Por qué aparecen esas alusiones a otros trabajos de artistas anteriores o contemporaneos? ¿Cómo interpretar la referencia mitológica? ¿Qué demanda el artista con su actividad?
Estas y algunas otras preguntas forman parte del itinerario intelectual de la exposición. 

Son 137 obras —22 son préstamos— organizadas en 15 etapas que nos recuerdan las complejas relaciones entre el arte, el artista y la sociedad en la que trabaja. De todas ellas, porque es la que a mí más me gusta, porque tiene un mayor número de lecturas posibles y porque entrelaza espléndidamente el quehacer manual, la reflexión, la técnica, la lectura mitológica y el lema que da título a estas líneas, quiero destacar Las Hilanderas.

Imagen tomada de Wikipedia.
Y aquí, el comentario que nos ofrece Javier Portús, Jefe del Departamento de Pintura Española del Museo del Prado:



Otro comentario distinto, pero muy interesante, realizado por Ángela Molina, podéis encontrarlo aquí.

LAIAK, de Gabriel Narzabal

Gabriel Narzabal,  Laiak, 1984.
Imagen tomada de Wikipedia
La palabra laya en castellano está tomada del euskara laia. Es una herramienta que servía para labrar la tierra en zonas con mucha inclinación —el País Vasco es muy montañoso—, allá donde era muy difícil introducir un arado tirado por animales, por el peligro de caída que implicaba. Tiene dos puntas metálicas que se introducen en la tierra, ayudadas por la presión del pie. Después se gira hacia atrás, para levantar y voltear la tierra. La mecanización del campo las ha convertido en un objeto propio de museo etnológico.

A Gabriel Narzabal (Irún, 1955) le encargó la obra el Ayuntamiento en la década de los 80. Tiene una altura de 4,5 metros, pesa 9 toneladas y está realizada en acero cortén, ese material que tanto le gustaba a Chillida, porque su composición protege la obra de la corrosión originada por los agentes atmosféricos.

El lugar donde se encuentra instalada la obra está muy cerca de la casa taller en la que estuvieron trabajando Oteiza y Basterretxea en la década de los 50. Hoy en lamentable estado de abandono.



lunes, 14 de noviembre de 2016

PAUL ÉLUARD

Me da la impresión de que la poesía francesa está un poco olvidada, de que no tiene entre los hablantes de castellano el atractivo que tenía en los años 50 o 60 del pasado siglo. Posiblemente el desplazamiento del francés por el inglés en la enseñanza tenga algo que ver con esto, lo mismo que ha ocurrido con la canción francesa. Sea una realidad o una impresión mía, Paul Éluard me sumerge más en ella. 

Pregunto a un par de amigos, en plan encuesta, qué es lo que recuerdan de él y me dicen que era un poeta al que Dalí le robó la chica. Ni tan siquiera son capaces de recordar su poema más famoso: Libertad. Pero si busco dentro de la crítica literaria bibliografía sobre el poeta, todo se reduce a este viejo libro que adquirí hace mucho tiempo, publicado en 1973, y con esa encuadernación tan impropia.

No voy a realizar una defensa a ultranza ni de la poesía francesa ni de Paul Éluard. Al fin y al cabo, el único crítico medianamente razonable es el tiempo, pero sí quiero traer algunas palabras del poeta que, en mi opinión, nos indican muy bien con qué tipo de persona estamos tratando cuando nos metemos en la lectura de su poesía.

Éluard comenzó siendo dadaísta, luego surrealista y más adelante, a partir de la Segunda Guerra Mundial, desde que se afilió al partido comunista, poeta de la resistencia y de aproximación a la poesía social, aunque yo nunca me atrevería a incluirlo en este movimiento. 

La verdad es que si tuviera que elegir una sola expresión para hablar del escritor francés, yo diría que era, por encima de todo, una buena persona. Al menos, la información con la que contamos de su actividad en los distintos grupos por los que pasó, sus textos y sus poemas, así nos lo indican. 

De este poeta bueno y esperanzado quiero hoy dejar estas palabras: 

Hay una palabra que me exalta, una palabra que nunca he podido oír sin experimentar un gran escalofrío, una gran esperanza, la más grande, la de vencer a las potencias de la ruina y de la muerte que oprimen a los hombres, esa palabra es: fraternidad.

***
Poesía de Éluard editada en castellano de fácil acceso:

domingo, 13 de noviembre de 2016

8 RAZONES PARA ANIMARNOS A ESTUDIAR

Leo el excelente artículo que Ana Ribera, responsable de comunicación de Pint of Science, ha escrito en el Cuaderno de Cultura Científica para comentar el cartel que han colocado en Citizen Science Center para animar a la infancia a que estudie ciencia. El cartel es el que aparece aquí, a la derecha.

Desde luego, resulta loable siempre cualquier iniciativa para animar al estudio, a la investigación, al conocimiento, a mantener la curiosidad, a cuestionarse la realidad y a buscar respuestas; pero como muy bien nos recuerda Ana Ribera, ese estímulo, ese deseo de saber no pertenece exclusivamente al ámbito científico. Magnificar el estudio de la ciencia y atribuirle cualidades que conciernen a todos los ámbitos del conocimiento es caer en el dogmatismo y la ignorancia. De hecho, ha habido en la historia de la humanidad muchos científicos con muy poco sentido crítico, con escasa capacidad para reponerse (resiliencia) y que han dejado mucho que desear como personas. Pero no voy a dar ningún nombre, porque a nada conduce subrayar lo negativo. 

Sí me parece importante señalar que esas virtudes y beneficios a las que alude el cartel —exceptuando el punto 4º, que pertenece al ámbito de la fantasía—, tal y como nos lo recuerda la autora del artículo, pueden formar parte del estudio "de cualquier otra cosa", ya sea latín, historia, arte, filosofía, música o lo que verdaderamente nos atraiga, pero sin olvidar nunca que el estudio en sí tampoco nos salva de la estupidez, pues este se encuentra democráticamente repartido entre todos los grupos sociales. Y, si me dan a elegir, yo prefiero, como decía Espríu una buena persona ignorante a una mala persona muy sabia.

Animaos a leer el artículo, es un hermoso ejercicio de sensatez.

sábado, 12 de noviembre de 2016

HUMAN, aprendiendo a ser humanos

Human es un documental del fotógrafo Yann Arthus-Bertrand. Fue financiado por la Fundación Bettencourt Schueller y  GoodPlanet se encarga de la distribución. Es de libre acceso, para que cualquier persona que quiera verla, pueda hacerlo; forma parte del sentido de lo humano que tiene Arthus-Bertrand.

Muchas personas de todos los continentes, y de multitud de culturas, nos hablan de forma directa y nos ofrecen sus opinones acerca de los temas esenciales de la vida. Un hermoso tratado, cordial y sencillo, sobre la condición humana.

Para ver, si es posible, acompañados. Son tres vólumenes, así que tampoco es necesario que os déis el atracón y veáis los tres seguidos, pero eso cada cual decidirá cómo hacerlo.





viernes, 11 de noviembre de 2016

LEONARD COHEN SE HA IDO, NOS QUEDA LEONARD COHEN

Teníamos muchos menos años e intentábamos sacar adelante un trabajo sobre Deleuze y su Lógica del sentido. Las ideas no fluían, así que el compañero en cuya casa nos habíamos reunido se levantó de la mesa y colocó un disco de vinilo en el tocadiscos. Antes de que empezara a sonar, soltó: 

—Tal vez el trabajo que hagamos sea una mierda, pero esto es lo mejor que váis a escuchar en mucho tiempo.

Así fue como oí por primera vez a Cohen. Sonaba el disco Songs from a room. Nos envolvió con su voz profunda y su música suave. Ninguno de los que estábamos allí sabíamos inglés, pero cuando llegó The Partisan nos unimos al coro inmediatamente para repetir eso de

Les Allemands étaient chez moi
Il me dit, "résigne toi"
Mais je n'ai pas peut
J'ai repris mon arme
...


Luego pasaron los tiempos partisanos y vinieron muchas más canciones. Todas cálidas, todas hermosas. Yo me fui escorando cada vez más hacia el lado de la poesía y de la música clásica; aún así, siempre que acudo a él en busca de refugio, Cohen me abraza con su voz y me da calor.

Se ha ido. Nos quedan sus canciones.


jueves, 10 de noviembre de 2016

LA ESCRITURA Y EL SILENCIO

No, no voy a escribir acerca de la poética del silencio, sobre la que personas más autorizadas han dicho ya muchas y sustanciosas palabras. Se trata de algo más humilde y menos académico. Incluso menos pretencioso que aquella queja de Vila-Matas en su estupendo El viajero más lento (el arte de no terminar nada). Escribía allí lo siguiente:

EPISODIOS ANORMALES (Diario 16, 11 de mayo de 1991)
   En torno a tres de los más grandes —Gombrowicz, Pessoa y Nabokov— armé este texto que es el único del libro sobre el que, ni a favor ni en contra, nunca nadie me ha comentado nada, lo que me lleva a pensar que es como si el artículo no existiese, como si el propio artículo aspirase a que yo viera en él un episodio anormal.

Efectivamente, es muy desmoralizador escribir un texto (poned aquí cualquier otra actividad que os guste, sea o no sea de carácter creativo) y que nadie diga nada. No pretendo comparar los textos que aparecen en un blog, aunque los hay magníficos, con los artículos que un escritor consagrado ofrece a la prensa. Ni mucho menos. Por otra parte, es fácil comprender que si la respuesta es el silencio, es porque no ha interesado a nadie. Mi lamento va en otro sentido.

Ocurre a veces que después haber dado al botón de publicar, momentos o días más tarde, descubro algún error ortográfico, tipográfico, semántico o de cualquier otra clase. En ocasiones, son errores muy evidentes que cualquiera puede detectar: dos palabras sin separar o mal separadas, una minúscula que debía ser mayúscula, un salto de idea porque he borrado una frase entera y luego no he vuelto a reescribirla... Y no hay ningún alma caritativa que me advierta: Oye, Jesús, que te has comido la hache del verbo haber.

Ya sé que el texto, su corrección y revisión es responsabilidad de quien lo redacta. También sé que una entrada de un blog no tiene otros lectores antes de que se haga público que la persona que lo escribe. Pero es tan desolador y tan humillante hallar un error dos meses después de haber publicado algo, pensar que ha tenido unas cuantas lecturas —no muchas, vamos a ser realistas— y que nadie, absolutamente nadie, se ha atrevido a realizar un ejercicio de generosidad y decir: Anda, chaval, corrige eso.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE BLAS DE OTERO, y 4

Cierro esta pequeña serie de entradas, dedicadas a recordar la obra de Blas de Otero en el centenario de su nacimiento, con el anuncio del recital de poesía que algunas personas de las tertulias poéticas estamos preparando para el día 1 de diciembre. El recital se llevará a cabo a las 19:00 en la Biblioteca Municipal Carlos Blanco Aguinaga. Es de entrada libre y tendrá, aproximadamente, una hora de duración.

Todos los poemas que se leerán en el recital podéis encontrarlos aquí.





martes, 8 de noviembre de 2016

LA LLUVIA


Mi paseo habitual hacia el monte pasa por este tramo asfaltado de uso compartido entre peatones y ciclistas. A primera hora de la mañana suele estar frecuentado por paseantes y por dueños de perros que sacan a sus mascotas. Ayer, en cambio, ofrecía este aspecto. La lluvía había cumplido su misión limpiadora.

Según iba avanzando, me venía a la memoria la larga y hermosa frase con la que C. J. Cela inicia la novela Mazurca para dos muertos. El libro me la devuelve exacta:

Llueve mansamente y sin parar, llueve sin ganas pero con una infinita paciencia, como toda la vida, llueve sobre la tierra que es del mismo color que el cielo, entre blando verde y blando gris ceniciento, y la raya del monte lleva ya mucho tiempo borrada.

Pessoa, portugués genial, morriñoso y múltiple, la lluvia tampoco le hacía mucha gracia y nos dejó un párrafo todavía más hermoso y más triste sobre esta bendita lluvia que todo lo riega en su Libro del desasosiego

Llueve, esta tarde de invierno triste, como si hubiese llovido, así de monótonamente, desde la primera página del mundo. Llueve, y mis sentimientos, como si la lluvia los abatiese, doblan su mirada bruta hacia la tierra de la ciudad, donde corre un agua que nada alimenta, que nada lava, que nada alegra. Llueve, y yo siento súbitamente la opresión inmensa de ser un animal que no sabe lo que es, que sueña el pensamiento y la emoción, encogido, como en un tugurio, en una región espacial del ser, contento de un pequeño calor como de una verdad eterna.
 
No soy persona que se entregue a la nostalgia y la lluvia me gusta, lo mismo que me gustan los días fríos y secos, la luz mediterránea, la transparente atmósfera de algunos días del verano o la profundidad sin fondo de la noche. De todas disfruto, si es que puedo; todas me reconfortan, cada una en su momento.

De la lluvia me gusta, sobre todo, el suave sonido de las gotas en las hojas, el olor que emana de la tierra empapada y la aparente calma en que se sumerge el bosque. Ayer, además, mientras subía camino de la casacada, me enterneció el trabajo generoso de alguna mano amiga que había ido abriendo pequeños canales cada pocos metros, para que el agua fluyera ladera abajo y no convirtiera el sendero en un espontáneo y acaudalado arroyo. 
 
Llegué hasta la cascada, rebosante de agua y de sonido, húmedo regalo de la naturaleza. La memoria de lo simple y lo sencillo me trajo el verso de Neruda:

Caminé
con los zapatos rotos
mientras los hilos
del cielo desbocado
se destrenzaban sobre
mi cabeza,
me traían
a mí y a las raíces
las comunicaciones
de la altura,
el oxígeno húmedo,
la libertad del bosque.

lunes, 7 de noviembre de 2016

DE LA LUNA Y SUS MISTERIOS

Imagen tomada de la NASA
Lunes viene de Luna.

La Luna tiene un poderoso atractivo y ejerce su influencia de forma casi absoluta sobre el género humano. Sin ir más lejos, ya andan circulando todo tipo de mensajes sobre la "Superluna" de noviembre, algunos de carácter informativo y otros muchos absolutamente fantasiosos. Lo que va a ocurrir unas dos horas y media antes de que el día 14 la Luna alcance su fase de llena es que nuestro satélite pasará por el perigeo y tendremos la luna llena más brillante del 2016. Lo que significa solamente eso. Ni la vamos a poder tocar con la mano, ni va a parecer otra cosa que lo que es.

Hecha esta aclaración, vamos con alguna otra, que entre creyentes de todo y negacionistas de otro tanto, habrá que dejar claro que ni en la Luna viven seres extraterrestres, ni es el lugar remoto e imposible que la especie humana jamás ha hollado. 

Desde que comenzó la carrera espacial hasta hoy ha habido 71 misiones espaciales existosas, de las que ocho de ellas han realizado alunizajes, esto es, los vehículos que se mandaron tenían personas dentro y salieron a la superficie lunar —concretamente, una docena—. Todo esto sin contar las que no alcanzaron su objetivo, que son unas cuantas, o las que hay planeadas para un futuro próximo, que también son muchas. Aquí podéis consultar cuántas y cuándo.

Otra cosa es que los honores, el ruido y la gloria se los lleve solamente el primero, como pasa, por cierto en todas las esferas de la vida. ¿Quién se acuerda de los subcampeones?, ¿quién nos cuenta el esfuerzo y los sufrimientos de todas aquellas personas que por unas décimas, por unos papeles, por un cálculo de millonésimas erróneo..., se quedaron a las puertas de la gloria deportiva, social, científica? 

Reflexiones sobre el éxito y la fama aparte, la Luna seguirá siendo igual de hermosa cada vez que aparezca sobre el horizonte y, como diría Feynman, el encanto y la fascinación aumenta si somos capaces de dar razón de algún porqué, de explicar lo que vemos, de descubrir algún dato, alguna relación, algún comportamiento que nos ayude a organizar mejor nuestro conocimiento.

¡Feliz observación!
Fotografía realizada con un teléfono móvil aplicado al ocular 
de un telescopio reflector de 200mm.

domingo, 6 de noviembre de 2016

DOCE LECCIONES DE FILOSOFÍA

Doce lecciones de Filosofía apareció por primera vez como una colección de artículos en el suplemento dominical de Le Monde durante el verano de 1982. El objetivo era facilitar la accesibilidad a una docena de temas filosóficos al gran público, sin menoscabo de la calidad, pues cada uno de ellos sería redactado por un especialista en la materia. La empresa fue coordinada por Christian Delacampagne y rápidamente convertida en libro. La traducción al castellano no se hizo esperar (1983). Estos fueron los temas y los autores:


Tengo mis dudas sobre la eficacia del texto para conseguir atraer el interés del gran público sobre la Filosofía, a pesar de la docena de grandes firmas que participaron, de las que sobresalen Derrida y Levinas, auténticos pensadores de influencia internacional, y es que, salvo honrosas excepciones, muchos de ellos ejercen de gran intelectual a pesar del objetivo del encargo. Pero supongo que este es un mal endémico del pensamiento contemporáneo francés desde que se sumergió en el estructuralismo, pasó al postestructuralimo y naufragó en el posmodernismo.

Sea como fuere, y guste más o guste menos la colección de artículos que el título recoge, tengo que resaltar el triple mérito de haber sacado a flote en su momento una empresa como esta, la oportunidad que ofrece de leer a algunos autores a los que difícilmente leería el gran público y la posibilidad de tener en un formato superreducido algunos de los aspectos por los que se movía el pensamiento francés a comienzos de la década de los 80 del pasado siglo.

sábado, 5 de noviembre de 2016

LAS ALAS DE UNA ALONDRA MADRUGANDO

He dicho en alguna ocasión que soy un lector caótico. Salvo unas líneas muy generales de trabajo que me propongo al comenzar el curso, voy saltando de un libro a otro sin más orden que el de la curiosidad del momento. Las alas de una alondra madrugando —¡qué hermoso título!— ha llegado hasta mí gracias a una cuenta de twitter, la del autor. Se puede decir que soy un usuario de esa red social bastante pasivo. Ahí dejo enlazado lo que escribo en este blog y no le dedico más tiempo. Pero un buen día alguien indicó que le gustaba alguna cosa que ahí había puesto. Persona generosa, sin duda, pues lo ha hecho más de una vez. 

La semana pasada fui a cargar la bolsa a la biblioteca —Celan me exige mucha atención y tiempo— y entre los libros que me llevé para casa estaba el del autor de los me gusta tuiteros, a quien conozco solamente por lo que publica en su cuenta. Pero leer 150 caracteres no es lo mismo que leer un libro. Como tampoco es lo mismo saludar a una persona todos los días cuando coincidimos en el ir y venir diario, que entablar una larga e interesante conversación con ella. 

El poemario ha sido una de las gratas sorpresas del año. Desde el estupendo poema-dedicatoria que abre el libro, y que aquí os dejo, hasta el último de ellos, todos desbordan buen hacer, buen ritmo, imaginación poética, dominio de la escritura y una poderosa invitación a levantar la cabeza y seguir adelante. Una opción perfecta de lectura para las tardes de otoño.


Para mi madre,
que me mostró la puerta y me tendió una llave;
que me enseñó que los únicos caminos
son los que nos acercan a nosotros mismos,
lo demás es arena.

Me dijo:
               escribe con distancia
                                                pero
sin olvidar el cuarzo negro de la mina diaria,
lo marchito y oscuro que ya está en las semillas.

Añadió:
             Vivir es defenderse de la vida,
                                                      y volvió a asegurarlo:
el que mira las olas ya ha vencido el naufragio;
sólo quien se conoce
                     puede oír el silencio que precede a los golpes,
puede sentir el mar que hay en las caracolas.

Me enseñó
                que en cada nombre se esconde lo nombrado;
que en la palabra noche
                             fluyen ríos oscuros de carbón y cenizas,
que cuando digo madera
                               la voz se me puebla de raíces y carne,
que cuando digo te quiero
                           en mi boca despierta la cereza y la lluvia.

Y estas palabras suyas las llevaré grabadas para siempre
             Nada tiene sentido
                                            por eso
              todo vale la pena
                                            porque todo

                       puede ser de la altura que le des a tus pasos.


Para seguirle el rastro:

viernes, 4 de noviembre de 2016

DE CIUDADES, MITOS, CONSTELACIONES Y SABERES

El mito de Calisto se ha contado para dar una explicación de las dos niñas vestidas de osas que aparecían en el festival ático en honor de Ártemis Brauronia y de la tradicional conexión entre Ártemis y la Osa Mayor. Pero se puede presuponer una versión anterior del mito en la que Zeus seduce a Ártemis, aunque ella se transformó antes en osa y luego se embadurnó la cara con yeso para intentar escapar de él. Originalmente, Ártemis era la regente de las estrellas, pero se las tuvo que entregar Zeus.

Con esta nota nos ofrece R. Graves el posible origen del mito de la ninfa Calisto en su espléndido trabajo Los mitos griegos (22, 4). Con esta distribución de farolas el Ayuntamiento de San Sebastián quiere contribuir a encender nuestra curiosidad por el cielo nocturno:

Plaza Julio Caro Baroja

Tal vez lo primero que sorprenda al pasar por la plaza sea la distribución extraña de las farolas y sus poco típicos colores. Si nos fijamos un poco más, inmediatamente nos sorprenderá la colocación de dos de ellas, excesivamente juntas. Y si nos acercamos a cada una, comprobaremos que tienen algo escrito: Dubhe, Merak, Phecda, Megrez, Alioth, Mizar, Alcor y Alkaid. Son los nombres de cada una de las siete estrellas principales de la constelación que llamamos Osa Mayor.

Quienes tengan claro el dibujo que forman las estrellas en el cielo no tendrán ninguna dificultad para reconocer el asterismo. Para quienes no estén acostumbrados, siempre está la posibilidad de recurrir a Google Maps y comprobar cómo se ven las farolas desde el aire, a vista de pájaro.



Una vez encendida la curiosidad, el juego de las preguntas y la búsqueda de las respuestas nos puede llevar tan lejos como queramos ir. Podemos terminar sumergidos en el estudio mitológico —todos los nombres propios de lo que vemos en el cielo tiene una historia detrás—, absorbidos por el conocimiento del Universo, por el callejero de las ciudades, por la historia de la nuestra o por las propiedades de la luz. Y cito solo algunos pocos temas que están en relación directa con lo que la plaza nos ofrece.

No se me escapa la aparentemente poco apropiada distribución de las luces. Quien pase por la plaza, podrá comprobar que esa no es la única iluminación de la que dispone. Se trata de un juego y de una invitación. Se trata de provocar un estímulo que nos lleve a preguntarnos cosas, a querer saber el porqué, a buscar el origen de algo que ignorábamos, de romper la monotonía gris de las calles y de que abramos los ojos ante lo que nos rodea.

A mí me fascina este juego que comienza en el Paleolítico, que continúa con la gran diosa madre, sigue con la suplantación de las diosas femeninas por dioses masculinos, pasa por Ptolomeo y el nacimiento de la revolución científica de los siglos XVI y XVII, tiene que ver con los últimos hallazgos acerca del comportamiento de las partículas subatómicas y que, en definitiva, no termina nunca, porque el deseo de saber y la capacidad de asombrarnos es inagotable.


PS: Muchas ciudades tienen en su callejero nombres de constelaciones o de estrellas; sin embargo, pocas han ido más allá y han realizado alguna actuación urbana, como es el caso de esta colocación de farolas. Si conocéis algún caso similar, no importa dónde, os agradecería mucho que me lo hicieseis saber. Y si podéis aportar información gráfica, mucho mejor. Gracias.

jueves, 3 de noviembre de 2016

UN POCO DE CIENCIA PARA INICIAR EL JUEVES

Si por no sé qué casual habéis llegado hasta aquí, os habréis dado cuenta de que la Agenda DSS2016 —ahí, a la derechaestá anunciando la Semana de la Ciencia. Y así es, durante estos días podréis participar en talleres, realizar itinerarios, acudir a exposiciones o realizar visitas guiadas en cualquiera de las tres capitales de la Comunidad Autónoma Vasca. El programa completo por ciudades os lo dejo enlazado en los nombres:

***
Y ya puestos en plan jueves universitario —¿?— y científico, aquí tenéis el vídeo promocional del concurso de divulgación Cuéntaselo a tus padres, organizado por la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular y la agencia de comunicación científica Scienseed

Tanto si la biología os interesa como si no, no dejéis de ver los vídeos.




¡Estudiantes de biología de todo el mundo: estudiad, divulgad y divertíos!

miércoles, 2 de noviembre de 2016

INSTANTES



Ni son eternas las horas 
ni la claridad dura todo el día.

Inocente y audaz
corre el sueño tras el sueño.

No importa la fragilidad del momento
ni la inestabilidad del color.
El prodigio se mantiene intacto
mientras el impulso persista.

Son pompas nada más,
pero son las tuyas.
Las que ahora te hacen reír,
las que te impelen al salto,
las que transforman la oscuridad
en un relámpago de alegría.

martes, 1 de noviembre de 2016

ARISTÓTELES, LA POESÍA, CAVAFIS Y LOS BÁRBAROS

Escribe Aristóteles en su Poética, capítulo 9que "resulta evidente que el objetivo del poeta no es tanto contar las cosas que realmente han sucedido cuanto narrar aquellas cosas que podrían haber sucedido y las cosas que son posibles de acuerdo con la verosimilitud o la necesidad". La Poesía, sigue más adelante, se encarga de lo general (es, por tanto, más filosofica), mientras que la Historia da cuenta de lo particular. 

Estamos hablando de hace más de dos mil años y lo que Aristóteles y sus contemporáneos entendían por poesía era la que tenían a mano, es decir, la épica, la de Homero y Hesíodo o la de cualquier otra cultura del entorno. En la actualidad identificamos poesía con subjetivismo, proyección de sentimientos, reflexión personal y todo lo que tiene que ver con eso que hoy entendemos como género lírico.

Cavafis, sin dejar de moverse dentro del terreno de la poesía lírica, ha escrito, sin embargo, algunos de los mejores poemas históricos del siglo XX. Tal vez uno de los que mejor se ajustan a lo que Aristóteles intentaba explicar como poesía, palabra por palabra, sea el famoso Esperando a los bárbaros y su magnífico desenlace.


¿Qué esperamos aquí, en la plaza reunidos?

A los bárbaros, que hoy llegan.

¿Por qué tal calma en el Senado?
¿Por qué los senadores, sentados, no legislan?

Porque hoy llegan los bárbaros.
¿Qué leyes van a hacer los senadores?
Los bárbaros ya nos darán sus leyes cuando vengan.

¿Por qué el emperador se levantó tan de mañana
y se sienta en su trono, ante la puerta
mayor de la ciudad ciñiendo la corona?

Porque hoy llegan los bárbaros.
Y el emperador espera para recibir
a su jefe. E incluso tiene listo
un pergamino para dárselo en el que
ha escrito muchos títulos y nombres.

¿Por qué nuestros dos cónsules y todos los pretores
salieron hoy con sus togas recamadas y rojas?
¿Por qué llevan brazaletes con tantas amatistas
y anillos con brillantes esmeraldas cristalinas?
¿Por qué empuñan hoy bastones preciosos
de oro y plata tan ricamente cincelados?

Porque hoy llegan los bárbaros,
y estas cosas deslumbran a los bárbaros.

¿Por qué los buenos pretores no vienen como siempre
a decir sus discursos, a hablar tal como suelen?

Porque hoy llegan los bárbaros
y a ellos no les gustan retóricas y alocuciones.

¿Por qué ha empezado de improviso esa intranquilidad
y esa confusión? (Los rostros se han tornado todos graves.)
¿Por qué se han vaciado tan de prisa las calles y las plazas
y todos regresan a sus casas tan cabizbajos?

Porque se ha hecho de noche sin que lleguen los bárbaros
y algunos que han venido de la frontera
van diciendo que ya no existen bárbaros.

Y ahora, ¿qué será de nosotros sin bárbaros?
Esta gente eran de algún modo una solución.


               Traducción de Carlos Miralles Solá. La literatura griega medieval y moderna.

La lectura de José María Pou sobre una traducción de Ramón Irigoyen es tan estupenda como el poema.

lunes, 31 de octubre de 2016

EL CIELO NOCTURNO, NOVIEMBRE 2016





  • Planetas: Mercurio puede verse, con dificultad, a finales del mes, muy pegado al horizonte SO. Venus cada vez va viéndose a mayor a altura y con mayor brillo en el horizonte SO a la puesta del sol. Marte se ve la primera mitad de la noche en Sagitario. Júpiter es visible al alba en el horizonte E. Saturno se encuentra cada vez más próximo al horizonte OSO al anochecer.
  • Luna: llena el día 14; nueva el 29.
  • Lluvia de meteoros: las Leónidas alcanzarán su momento de mayor actividad el 17 de noviembre. La Luna, casi llena, entorpecerá bastante su visión.
  • EEI: para saber cuándo es visible desde tú localidad, consulta aquí.
¡Feliz observación!

domingo, 30 de octubre de 2016

LA MUERTE DE RUBÉN DARÍO EN LOS VERSOS DE NERUDA

Imagen de Wikipedia
La muerte en Nicaragua es el tercero de los tres poemas que Neruda dedicó a Rubén Darío en el poemario La Barcarola. Con motivo del centenario del nacimiento del gran poeta nicaragüense, se editó en Managua el Libro de Oro para conmemorar tan señalada efeméride. Neruda envió los tres para contribuir a la celebración. Los responsables de la edición hicieron uso de la censura y lo excluyeron. Creo que en este centenario de la muerte Rubén Darío bien podemos recordarlo. Los otros dos podéis leerlos si acudís a este enlace.


LA MUERTE EN NICARAGUA

Desfallece en León el león y lo acuden y lo solicitan,
los álbumes cargan las rosas del emperador deshojado
y así lo pasean en su levitón de tristeza
lejos del amor, entregado al coñac de los filibusteros.
Es como un inmenso y sonámbulo perro que trota y cojea por salas 
                     repletas de conmovedora ignorancia
y él firma y saluda con manos ausentes: se acerca la noche detrás 
                     de los vidrios,
los montes recortan la sombra y en vano los dedos fosfóricos
del bardo pretenden la luz que se extingue: no hay luna, no llegan 
                     estrellas, la fiesta se acaba.
Y Francisca Sánchez no reza a los pies amarillos de su minotauro.
Así, desterrado en su patria mi padre, tu padre, poetas, ha muerto.

Sacaron del cráneo sus sesos sangrantes los crueles enanos
y los pasearon por exposiciones y hangares siniestros:
el pobre perdido allí solo entre condecorados, no oía gastadas palabras,
sino que en la ola del ritmo y del sueño cayó al elemento:
volvió a la sustancia aborigen de las ancestrales regiones.

Y la pedrería que trajo a la historia, la rosa que canta en el fuego,
el alto sonido de su campanario, su luz torrencial de zafiro
volvió a la morada en la selva, volvió a sus raíces.

Así fue como el nuestro, el errante, el enigma de Valparaíso,
el benedictino sediento de las Baleares,
el prófugo, el pobre pastor de París, el triunfante perdido,
descansa en la arena de América, en la cuna de las esmeraldas. 

¡Honor a su cítara eterna, a su torre indeleble!

viernes, 28 de octubre de 2016

CUANDO EL MUNDO YA ESTABA EN SU LUGAR


Cuando el mundo ya estaba en su lugar,
pero la luz aún no había nacido,
en aquel improbable entonces,
peces, aves, mamíferos e insectos,
vertebrados e invertebrados todos,
también los seres vegetales,

eran felices
—si es que la felicidad es algo—

porque el ser humano no había apartado 
la poderosa niebla que cubría el tiempo,
no había inventado las ciudades,
desconocía el algoritmo que guarda los secretos 
de la información y de las cuentas bancarias,
ignoraba la existencia del átomo y sus partículas,
su poder transformador quedaba reducido
al gesto de la manos
y a la seducción de la mirada.


Cuando el mundo ya estaba en su lugar,
aparecimos,
                  y quisimos cambiarlo de sitio.