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domingo, 10 de mayo de 2020

UN ÁRBOL, UN REY Y LA EPOPEYA MÁS ANTIGUA DE LA LITERATURA

Cedro del Líbano. Parque de Cristina enea.


Tal vez sea por el confinamiento o tal vez sea porque el otro día andaba uno de los pavos del parque glugluteando como un loco desde lo alto de una de las ramas de este magnífico cedro del Líbano, el caso es que desde que podemos salir a pasear estoy más atento a todas esas maravillas que tengo a unos cuantos pasos de casa y que habitualmente no me paraba mucho a contemplar. Vamos, que estoy algo así como haciendo turismo alrededor de mi domicilio y entre voceo y voceo del pavo —era macho y estamos en época de celo—, saqué el teléfono del bolsillo y tomé un par de imágenes. 

Los árboles son seres vivos extraordinarios por muchas razones. Si hablamos de tamaño, entre ellos están los mayores seres vivos que podemos encontrar en la Tierra. Este cedro es un estupendo ejemplar, aunque "solo" tiene 25 metros de altura y 5 de diámetro en su tronco. Pero lo que a mí se me hace más atractivo es que se trata de un tipo de árbol unido directamente con nuestra imaginación. El cedro del Líbano aparece en la primera epopeya escrita de la historia de la humanidad, La epopeya de Gilgamesh, que, por si no la habéis leído, debéis saber que no solamente influyó en Homero, sino también en la Biblia. 

En ella podemos leer la aventura de los dos amigos, Enkidu y Gilgamesh, en lucha con el monstruo Humbaba cuando llegan al bosque de cedros. Comienza así:

Allí se pararon admirando el bosque

contemplando los elevados cedros

contemplando la entrada al bosque


Por donde Humbaba había ido y venido

había una huella

El sendero lucía recto y muy recorrido


Vieron entonces la Montaña del Cedro

paradero del trono de diosas y dioses.

        
                                                                  

Pero si las aventuras de Gilgamesh, rey de Uruk, se os hacen demasiado lejanas y su lucha contra la muerte no es suficiente para mover vuestro afecto e interés por este árbol, acaso sintáis un poco más próximas las menciones que de él se hacen en el Levítico cuando Moisés ordena a los sacerdotes hebreos que usen la corteza del cedro del Líbano en el tratamiento de la lepra: Si la plaga de lepra ha desaparecido del leproso, mandará tomar para el que se ha de purificar dos avecillas vivas, madera de cedro, un hilo de púrpura e hisopo... (Levítico 14:3 y 4); o cuando Salomón ordena construir el Templo de Jerusalén: Construyó la casa "Bosque del Líbano", de cien codos de largo, cincuenta codos de ancho y treinta codos de alto, sobre tres filas de columnas de cedro y capiteles de cedro sobre las columnas (1 Reyes, 7:2).

Pero también podríamos mencionar que las naves fenicias que surcaron el Mediterráneo entero llevando su alfabeto por todos los pueblos costeros estaban hechas con la madera de este árbol. O que la actual bandera del país que les da nombre tiene su dibujo en el centro de la misma. Ya véis si hay motivos más que suficientes para detenerse delante de este magnífico árbol y dejarnos llevar durante un momento a través de la historia porque su adn está inscrito en nuestra vida. El turismo de proximidad siempre tiene algún regalo esperándonos.


lunes, 27 de enero de 2020

AUSCHWITZ, SETENTA Y CINCO ANIVERSARIO



No hay obra que sea una denuncia tan total e intensa del exterminio judío realizado por el régimen nazi como la de Paul Celan. Leerlo es mantener viva la memoria de la barbarie.


FUGA DE LA MUERTE

Negra leche del alba la bebemos al atardecer
la bebemos a mediodía y en la mañana y en la noche bebemos y bebemos
cavamos una tumba en el aire no se yace estrechamente en él
Un hombre habita en la casa juega con las serpientes escribe
escribe al oscurecer en Alemania tus cabellos de oro Margarete
lo escribe y sale de la casa y brillan las estrellas silba a sus mastines
silba a sus judíos hace cavar una tumba en la tierra
ordena tocad para la danza

Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos en la mañana y al mediodía te bebemos al atardecer bebemos y                       bebemos
Un hombre habita en la casa juega con las serpientes escribe
escribe al oscurecer en Alemania tus cabellos de oro Margarete
tus cabellos de ceniza Sulamita cavamos una tumba en el aire no se yace                           estrechamente en él
Grita cavad unos la tierra más profunda y los otros cantad sonad
empuña el hierro en la cintura lo blande sus ojos son azules
cavad unos más hondo con las palas y los otros tocad para la danza

Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos al mediodía y la mañana y al atardecer bebemos y bebemos
un hombre habita en la casa tus cabellos de oro Margarete
tus cabellos de ceniza Sulamita él juega con las serpientes
Grita sonad más dulcemente la muerte la muerte es un maestro venido de                           Alemania
grita sonad con más tristeza sombríos violines y subiréis como humo en el aire
y tendréis una tumba en las nubes no se yace estrechamente allí

Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos a mediodía la muerte es un maestro venido de Alemania
te bebemos en la tarde y la mañana bebemos y bebemos
la muerte es un maestro venido de Alemania sus ojos son azules
te hiere con una bala de plomo con precisión te hiere
un hombre habita en la casa tus cabellos de oro Margarete
azuza contra nosotros sus mastines nos sepulta en el aire
juega con las serpientes y sueña la muerte es un maestro venido de Alemania
tus cabellos de oro Margarete
tus cabellos de ceniza Sulamita


Traducción de Ángel Valente.

miércoles, 4 de diciembre de 2019

MEMORIA DE UNA LUZ, JOSÉ MIGUEL UTANDE

Memoria de una luz

Dice la placa colocada en la base: En memoria de todos los masones represaliados durante la dictadura franquista, y especialmente de los miembros de la Respetable Logia Altuna nº 15 (Donostia-San Sebastián 1932-1936).

La escultura de José Miguel Utande se encuentra en el Oroimenaren Lorategia/Jardín de la Memoria, allá donde acaba el barrio donostiarra Riberas de Loiola y converge con el de Amara.

Como homenaje que es a una logia masónica, entre las formas del acero corten con las que el escultor compone su obra podemos reconocer algunos de los símbolos fundamentales de la masonería como son el compás, la letra G o el propio altar, representado aquí por el pedestal de cemento.



***

Disponéis de más información sobre la obra en la página de la Logia Altuna Nº 52 y, por supuesto, en el libro que publicaron sobre la Logia Altuna Nº 15.

Aquí debajo, una entrevista con José Miguel Utande sobre la música que le gusta y otras ideas:


Por cierto, si ayer la prensa denunciaba la vandalización de las esculturas de Chillida Belzunce instaladas en el atrio de San Vicente, esta también lo ha sido:



Y es que no es lo mismo el arte urbano que la mala educación de quienes estropean los espacios públicos y fachadas privadas escribiendo sus nombres, o lo que sea, sobre esas superficies.

domingo, 21 de abril de 2019

LOS FÓSILES DE NUESTRA EVOLUCIÓN

Editorial
Increíble esto de la evolución. No lo de la gran teoría puesta en marcha por Darwin, que también,  sino la evolución de los descubrimientos. Me explico: se publicó este título en febrero, el mismo mes que lo adquirí. Comencé a leerlo a finales de marzo. Lo terminé hace diez días y antes de que llegara a la última página se había quedado obsoleto. No, no es que los libros vengan con una fecha de caducidad programada. Es que cuando me encontraba leyendo las últimas páginas se produjo el hallazgo del Homo luzonensis, y, como es natural, el autor no había podido incluir ninguna explicación acerca de este fósil del género homo descubierto hace tan solo uno días.

Aclarado este dato anecdótico, que bien puede servir para ilustrar eso de que la investigación no descansa nunca, lo primero que quiero subrayar es el buen hacer divulgativo de Antonio Rosas, pues hasta un lector como yo, que no tiene ni idea de paleoantropología y que no ha oído hablar de cladística, ni de cronoespecie, ni de homoplasia, ni de otras muchos conceptos que son necesarios para poder entender con propiedad de qué se está hablando cuando se habla de evolución, puede entender lo que en el texto se explica y disfrutar con lo que se nos cuenta. También eso es hacer buena divulgación.

Eso, y que el autor tenga sentido del humor, o que juegue con las palabras —hemos pasado de andarnos por las ramas a tener los pies en la tierra—, que no construya solamente el relato de lo que la ciencia ha ido descubriendo, hallazgo por hallazgo, sino que aporte la anécdotas que dan naturalidad a la investigación, y sobre todo que nos vaya ofreciendo reflexiones acerca del significado de lo que los descubrimientos implican:

Sin duda, la coexistencia de diferentes especies humanas en el planeta Tierra durante los últimos centenares de miles de años es uno de los aspectos más relevantes desvelados por la ciencia recientemente. Se trata de un nuevo escenario cuyas implicaciones sociales y morales aún están por explorar. La especie Homo sapiens ha dejado de ser un resultado inevitable (p 281).

Y un excelente cuadro cronológico de hallazgos e ideas sobre la evolución humana para los que tenemos cierta tendencia a perdernos en el tiempo y del que os dejo el testimonio de la última página con mi anotación personal:




Podéis ver el índice y leer el primer capítulo en la página de la editorial.

martes, 12 de marzo de 2019

CLARA CAMPOAMOR

Panteón familia Monsó. Cementerio de Polloe.
Sí, este es el panteón que el Presidente del Gobierno Español ha hecho famoso con su presencia. La verdad es que nunca antes ningún presidente se había acercado a dejar unas flores sobre la lápida del lugar en que se encuentran los restos de Clara Campoamor, pero cómo no hacerlo en vísperas del 8 de marzo más multitudinario y mediático de la historia del país hasta ahora. 

Gestos publicitarios aparte, la cuestión es por qué está enterrada aquí la persona que logró hacer realidad el sufragio universal o, si lo preferís, el voto femenino. Y este aquí no solo se refiere a la ciudad, siendo como era ella madrileña, sino también a un mausoleo que corresponde a la familia Monsó.

La relación con la ciudad comienza cuando obtiene por oposición en 1909 una plaza de auxiliar en el cuerpo de Télegrafos del Ministerio de Gobernación. Su primer destino fue Zaragoza, donde pasa cuatro meses; después San Sebastián, donde estará hasta 1914. Ese año sacará las oposiciones de taquigrafía y mecanografía, que le sirven para ser destinada como profesora a Madrid.

Mientras estuvo en Donosti, hizo amistad con Matilde Acevedo y esta amistad la llevó a ser madrina de la hija de esta, Pilar Lois Acevedo, quien llegó a ser la heredera de Campoamor y que más tarde se casaría con Juan Monsó, hermano de Segismundo Monsó Codó (1913-1985), un leridano que se instaló en la capital guipuzcoana, donde en 1946 se hizo con una tienda de comestibles que transformó en pastelería.


La Golosina, en los arcos del Buen Pastor. Fuente: revistasansebastian.com
El día en que se proclamó la Segunda República, 14 de abril de 1931, Clara Campoamor estaba otra vez en la ciudad, pero en esta ocasión en calidad de abogada, pues había terminado los estudios de Derecho en 1924. El motivo de su presencia no era otro que participar en la defensa de los militares que tomaron parte en el pronunciamiento de Jaca de 1930. Uno de aquellos militares era su hermano.

El resto es mucho más conocido. Formó parte del equipo que elaboró la Constitución de la República y puso todo su empeño para que se recogiera en ella la igualdad jurídica de la mujer, el divorcio y el sufragio universal. Como republicana activa que era, en 1937 tuvo que exiliarse. Fue a París, pasó diez años en Buenos Aires y a mediados de los 50 se instaló en Lausana donde murió en 1972.

Su única familia, la familia Monsó, acogió su cuerpo en el panteón familiar.

En mármol negro, los nombres de la familia Monsó; abajo, el C. Campoamor

Y ya puestos, por si no la visteis, la película que RTVE ofreció en 2015, Clara Campoamor, la mujer olvidada. En ella se recogen las múltiples tensiones y dificultades que costó sacar adelante el sufragio universal y cuya principal artífice fue esta mujer que yace en Polloe.

viernes, 1 de febrero de 2019

GRUPOS, MOVIMIENTOS, TENDENCIAS DEL ARTE CONTEMPORÁNEO DESDE 1945

Editorial
Aprendimos hace mucho tiempo que los caminos de la creación son infinitos y no todos conducen a la misma Roma ni mucho menos. También aprendimos que no hay límites ni precisos ni insalvables entre géneros y prácticas artísticas. La complejidad por la que se ha desarrollado esta actividad humana en los últimos setenta años es ciertamente descomunal. Este diccionario-guía publicado por primera vez en 2001, revisado y ampliado en 2010, es una excelente muestra de ello.

Hace poco tiempo estaba en la librería del Guggeheim bilbaíno y me puse a hojear el libro. De repente di con la entrada INTERNACIONAL SITUACIONISTA —¿cómo?, ¿pero el situacionismo no había sido un movimiento revolucionario del 68?—. En otra página me encontré con el FOUND FOOTAGE —¿esto no era algo del cine?—. Motivado por la curiosidad, me entretuve unos minutos en examinar con mayor detalle el ejemplar y lo apunté para leerlo en cuanto llegara a casa. 

Esta auténtica guía del arte contemporáneo ha sido redacta por 33 especialistas en la materia, concretamente por un equipo de la Escuela Superior de Bellas Artes de París. Sin duda, la enorme tarea de poner cierto orden y explicar con claridad en qué consisten cada una de las etiquetas que se mueven dentro del mundo de la creación artística desde la Segunda Guerra Mundial es digna de la colaboración de un buen equipo, pues estamos hablando de un centenar movimientos.

Libro básico y necesario para quien desee disponer de una primera información que le ayude a orientarse en este ámbito. Además, cada artículo (de entre una y dos páginas de extensión) se completa con abundante bibliografía, lo que permite ir mucho más allá de la información básica en caso de necesidad. Otro par de aciertos de esta publicación son la elaboración de un léxico propio de la especialidad verdaderamente útil y un índice de nombres propios que facilita encontrar con rapidez la información necesaria.

El libro puede encontrarse en las librerías de España por 22€. Aquí podéis leer las primera páginas, y en este otro enlace el índice que muestra los movimientos, grupos y tendencias recogidos.

jueves, 6 de diciembre de 2018

GEACRON, UN ATLAS HISTÓRICO EN LA RED

Reactualizo una entrada del 2013 que pasó desapercibida y de la que me he acordado porque hace unos días alguien me preguntó por Eslovenia. Era una cuestión histórica, estábamos en la calle y yo no acostumbro a llevar un mapa histórico en el bolsillo. Saqué el teléfono y recorrimos en unos pocos clics los últimos años del siglo XX europeo.

Creo que no exagero nada si digo que para estudiar Historia es imprescindible contar con un buen atlas histórico al lado. Hace ya tiempo que dejé de ser estudiante, no el estudio, y todavía conservo de aquella época el Atlas Histórico Istmo —hoy, como podéis comprobar en el enlace, publicado por Akal—. Desde entonces me he hecho con alguno más, pero ninguno tan rápido, tan visual ni tan interactivo como el que Luis Múzquiz ha creado


No sólo es válido para estudiantes, sino para cualquier persona que tenga la necesidad de realizar una consulta o sienta la curiosidad de ver cómo han cambiado las fronteras de cualquier parte del mundo. Lo que ayer era, hoy ya no es. La Historia y la Biología comparten al menos una enseñanza: nada hay eterno.

¿Os acordáis? Ampliadlos y jugad a encontrar las diferencias —hay más de siete—. Entre uno y otro solo median dos años.




jueves, 29 de noviembre de 2018

EL LEÓN DE ARRIKRUTZ

Captura de pantalla del documento que acompaña a la exposición.

El Museo de San Telmo abrió el 15 de noviembre la exposición que bajo el nombre de El león de Arrikrutz nos invita a adentrarnos en el Pleistoceno, esa época del Cuaternario que corresponde con lo que en Prehistoria o en Arqueología se denomina como Paleolítico, más o menos desde hace 2,5 millones de años hasta 10.000 antes de nuestra era. 

La exposición podría pasar por una más sobre una época del pasado inmediato de la historia del planeta, pero cobrará un interés especial los días 12 y 13 de diciembre porque dos auténticos especialistas de talla mundial realizarán una visita guiada y una conferencia. 

Juan Luis Arsuaga, paleoantropólogo, codirector del yacimiento de Atapuerca y director científico del MEH, ofrecerá la conferencia Climas, ecosistemas y evolución humana, el miércoles 12 de diciembre, a las 19;00. Jesús Altuna, antropólogo y arqueólogo, se encargará al día siguiente, 13 de diciembre, de realizar una visita guiada a la exposición. 

La sola presencia de ambos es motivo suficiente para no faltar a la cita, aunque lo sepáis todo o casi todo acerca del león de las cavernas, el Pleistoceno o las glaciaciones recientes.

domingo, 28 de octubre de 2018

EL LARGO CAMINO HACIA EL RECONOCIMIENTO




Este es el primer artículo de la Declaración Universal de DDHH:

Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.


Es el que todo el mundo se sabe y el que más se olvida entre quienes deben velar porque se cumpla. Es el básico, el que los abarca todos, el que nos recuerda que las personas tenemos dignidad, lo que implica ser respetadas como tales, independientemente de nuestros gustos, preferencias y opiniones.

Acabo de ver Amarillo, el documental de la plataforma de contenidos digitales de rtve, y compruebo que ya está colocado el que lo continúa, Verde. Es desolador recordar cuál era la situación de las personas que se salían de los papeles o identidades sexuales no mayoritarias, esto es, heterosexuales. Es desolador, a pesar de la derogación de la represora ley de peligrosidad y rehabilitación social hace ya 40 años, comprobar que algunas acciones y actitudes están todavía hoy muy lejos del respeto debido a cada persona.


La serie de documentales se compone de siete entregas, cada uno titulada con el nombre de un color: amarillo, verde, azul, naranja, violeta, rojo y arcoíris. 

Permitidme que parafrasee a Fraser: recuérdalo y recuérdaselo a otros, amar nunca es un delito. 

martes, 9 de octubre de 2018

ATLAS DE LAS CIUDADES PERDIDAS

Lo primero que le viene a uno a la cabeza al encontrarse con este Atlas de las ciudades perdidas es aquel estupendo libro de Italo Calvino, Las ciudades invisibles. Y no es que tengan mucho en común, porque el uno es una obra literaria y el otro, en cambio, una obra a mitad de camino entre el reportaje, la geografía y la historia; pero ambos comparten la atracción insondable de los lugares perdidos. Aude de Tocqueville, como no esperaba menos, ha colocado un epígrafe del escritor italiano, encabezando su texto. Lo que no me queda muy claro es lo del título, porque perdidas, lo que se dice perdidas, no están todas las que se recogen en el atlas.

La autora recoge 44 ciudades agrupadas por continentes —Oceanía no está presente—. Estas ciudades pueden estar "perdidas" por varias razones: porque hayan sucumbido con la civilización en la que nacieron, porque hayan sufrido algún desastre natural o humano, o porque sean producto de la especulación. En principio, los amantes de la historia inclinarán sus preferencias por esas ciudades con solera como Cartago, Teotihuacán, MariPompeya o Angkor. Pero pronto irán descubriendo que el anecdotario es muy rico y variado, y que el atractivo no lo determina solamente el prestigio de los años. Por aquí desfilan ciudades surgidas de la pasión amorosa, del ansia de ganar dinero rápido, de la locura megalómana de algún dirigente y de la necesidad de explotar los recursos de la tierra, aunque lo que las ha colocado en este atlas no sea su nacimiento, sino su desaparición.

Es cierto que no todas han desaparecido; muchas porque subsisten en forma de restos arqueológicos y mantienen una actividad turística en torno a ellas verdaderamente frenética; algunas porque todavía se resisten a desaparecer a pesar del absurdo que supone estar donde están. También es cierto que todas ellas nos ofrecen una historia que merece ser recordada y que la autora ha sabido extractar suficientemente bien como para que mantenga el atractivo a pesar de su brevedad.

Un libro-regalo para todas aquellas personas a las que les gusten las anécdotas históricas y recientes, los cuentos, las aventuras descabelladas, la geografía más popular y los viajes, porque bien puede ser este atlas una guía para preparar el próximo viaje a alguna de las ciudades perdidas que aquí se recogen. Y un libro-regalo por el bello objeto que ha realizado la editorial. Podéis echar un vistazo a su interior en este enlace —contenidos extra—.

martes, 25 de septiembre de 2018

EL AJEDREZ DE LA ISLA DE LEWIS

Gran Galería del Museo Nacional de Escocia.

El Museo Nacional de Escocia se encuentra en el centro de Edimburgo, a tan solo unos pasos del cementerio de Greyfriars y de la escultura del famosísimo perrito Bobby. Es el resultado de la fusión de dos instituciones: el Museum of Scotland y el Royal Museum, y eso se nota en el exterior, pues uno tiene fachada victoriana y el otro moderna.

Este museo habría que visitarlo aunque solamente fuese por sentir el espacio de la galería central y su ambiente fin de siglo XIX un tanto julioverniano. Es un enorme vestíbulo de hierro fundido con un techo de cristal que inunda el museo de luz natural. Magnífico.

Curiosamente, una de las piezas del museo que quería visitar es de tamaño minúsculo. Se trata del ajedrez de la isla de Lewis. Más exactamente, diez piezas del ajedrez medieval hallado en 1831 en dicha isla del norte de Escocia.


Piezas de ajedrez de la isla de Lewis. Museo Nacional de Escocia.
Todo juego es en mayor o menor medida una simulación de la guerra, un sustituto civilizado de la actividad más cruel e incivilizada que los seres humanos mantenemos de vez en cuando con nuestros congéneres. El ajedrez es el juego que representa esa actividad de forma más clara y que, sin embargo, está más lejos de ella que ninguna otra por sus consecuencias directas: trabajo intelectual, desarrollo de la concentración y una eficaz herramienta para combatir el alzheimer

Martin Amis habla de él con pasión: Las matemáticas del ajedrez son muy interesantes por el hecho de que, después de cuatro movimientos de cada jugador, las posibilidades se cuentan ya por miles de millones. Es el juego de mesa supremo. Muy de vez en cuando, uno vislumbra una combinación que un gran jugador vería todo el tiempo, y de pronto el tablero parece tremendamente rico, parece estar plagado de posibilidades. Y lo que uno ve en todos los grandes jugadores es voluntad combativa, todos tienen instinto asesino (recogido en La historia del mundo en 100 objetos). 

No sabemos exactamente cuándo surgió, pero es evidente que ya se practicaba en la edad media europea, como lo prueban estas magníficas piezas del ajedrez de Lewis, halladas en la isla del mismo nombre durante el siglo XIX, en la actualidad repartidas entre el Museo Británico y el Museo Nacional de Escocia. Hoy las traigo aquí porque son uno de los objetos de tamaño pequeño que más me gustan, junto con los relojes y los coches de juguete —cuanto más pequeños, mejor—.

Ciertamente, hay piezas de ajedrez fantásticas, de una elaboración sobresaliente, pero éstas de la isla de Lewis tienen un atractivo especial en mi imaginario: el origen vikingo de las mismas, la contundencia de sus formas, la sorprendente representación de los peones (¿lápidas?), la extraordinaria representación humana, la antigüedad...; en fin, toda una serie de propiedades que las convierten en uno de los objetos artísticos que más aprecio de la época medieval.

Fuente: Museo Británico.

jueves, 20 de septiembre de 2018

UN AÑO EN LA ANTIGUA ROMA

Espasa
Este ensayo de Néstor F. Marqués puede leerse como una obra de consulta, como un trabajo sobre la vida cotidiana en la antigua Roma, como un estudio académico en torno al calendario y sus reformas, como una introducción a la historia de Roma, como una recopilación temática acerca de las distintas festividades en la antigüedad o como se quiera, el caso es que se lea como se lea el trabajo que nos ofrece este joven arqueólogo está lleno de sorpresas, de rigurosa información y de un atractivo como hace mucho tiempo no encontraba entre los libros de divulgación histórica.

Después de explicarnos el origen y la evolución del calendario romano, que es el nuestro con algunas variaciones, Marqués se detiene en explicarnos la organización temporal, es decir, cómo contaban los siglos, años, meses, semanas, días y horas; todo lo cual es decir mucho, ya que se necesita explicar, por ejemplo, los diferentes tipos de días para que se pueda entender con claridad. Y el autor lo hace con mucha solvencia.

La segunda parte del libro está dedicada a recorrer el calendario mes a mes. Eso le permite al autor irnos contando cuáles eran los festejos y actividades más características de cada uno de ellos, así como el origen y evolución de los mismos. Según avanza por cada uno de los meses, van apareciendo los hechos más significativos que marcaron el transcurrir de la historia romana, muchos de los cuales perviven en nuestra memoria o, incluso, en nuestra vida cotidiana a través de fiestas, dichos, nombres...

Un libro que he leído con mucho placer y del que he dejado anotadas infinidad de citas y anécdotas.

lunes, 27 de agosto de 2018

PONT DU GARD O EL FASCINANTE DESARROLLO DE LA INGENIERÍA ROMANA


Nadie, a no ser que conozca el lugar, puede pensar en la singularidad que este paraje tiene desde el punto de vista histórico. Nadie, a no ser que repare en el cartel que aparece sobre el muro de la casa de la derecha: Source d' Eure. Fuente o nacimiento del Eure. No el afluente del Sena, sino el que nace en Uzès y dio de beber a la ciudad romana de Nemausus. Sí, estas aguas que los ingenieros romanos estimaron especialmente limpias y abundantes como para abastecer a una ciudad de unos 60.000 habitantes son las protagonistas de uno de los más brillantes logros de la ingeniería romana.



Unos 500 metros más adelante, en el sentido del curso del agua, podemos ver el primer vestigio importante de la obra. Rápidamente se ve que era el primer punto para regular la cantidad de agua. Las guías labradas recuerdan que ahí había compuertas para desviar y regular el caudal. Unas marcas en un edificio moderno situado a pocos metros de los restos arqueológicos nos recuerda que mantener la regulación era absolutamente necesario pues las avenidas de agua son relativamente frecuentes en la zona.



Después de disfrutar del estupendo y relajante paraje, cojo el coche y me dirijo hasta el punto más importante de esta conducción de agua con 2.000 años de antigüedad, el Puente del Gard.


Sus 275 metros de longitud y 49 de altura son impresionantes. Es, sin duda, la parte del acueducto más fascinante, la que atrae más gente, la que hizo que fuera declarado patrimonio de la humanidad y la que reporta más beneficios económicos al actual Estado francés y mayor disfrute y solaz a los visitantes que acuden a pasar el día: baño, paseos, canoas, juegos, espectáculos... hacen las delicias de todas las edades.



Quiero llegar al final del camino antes de que la tormenta de verano que parece prepararse me alcance. Después de recorrer el puente por el conducto superior, por donde circulaba el agua, y comprobar por mí mismo la consistencia de la construcción, cojo de nuevo el coche con la intención de encontrar el castellum aquae, el distribuidor de agua de la antigua Nemausus, hoy Nimes, la ciudad que mereció semejante obra. 



La lluvia me ha alcanzado, pero es poca cosa y la alegría de encontrar el sitio supera cualquier inconveniente. Hasta aquí llegaban 36 millones de litros de agua al día, 1,5 cada hora. Desde aquí se distribuían a los distintos barrios de la ciudad y desde aquí se destinaban a los diferentes usos. Salto la valla para verlo por dentro. Por desgracia, la foto está ligeramente movida, pero se ven bien los tres agujeros practicados en el suelo. Ahí iban encajados tres cilindros de cinc para evacuar el agua sobrante, una vez atendida la necesidad acuífera de la población. Por esos tres agujeros salía el agua para la limpieza constante del alcantarillado, lo que impedía la propagación de numerosas infecciones. 


Uzès y Nimes están separadas por 20 km en línea recta. Pero las dificultades del relieve son las que son y el acueducto tiene 52 km. Resulta fascinante cómo los ingenieros de hace 2.000 años pudieron hacer semejante obra y calcular con absoluta precisión el desnivel de la misma para que el agua llegara sin causar daños en la obra. Ya sabían que una inclinación mayor de 50 cm por kilómetro provocaba una tensión insoportable en las paredes y que si era menor a 10 cm las concreciones calcáreas acabarían cegando el acueducto en pocos años. Así pues, le dieron una caída de 23,65 cm por km. 

Más que los números absolutos de la obra —52 kilómetros de recorrido, 2.600 metros de arquerías (eso a lo que llamamos acueducto), 500 metros de túneles, sillares de 6 toneladas— me fascinan los cálculos necesarios para realizarla y la precisión cartográfica de la zona. Todo eso es lo que posibilitó un grado de desarrollo civilizatorio que no volvería a ser alcanzado en Europa hasta bien entrado el siglo XVIII. Es más, conozco muchas localidades en España que no han tenido agua corriente en sus casas hasta el último tercio del siglo pasado. No estaría mal volver a repasar la historia, o simplemente volver a ver La vida de Brian.



***

Para saber más: Ingeniería romana.

martes, 14 de agosto de 2018

LA ILUSTRACIÓN, EL OPTIMISMO, DIOS Y UN PAR DE TERREMOTOS

Entre lo que se explica en un manual de bachillerato y la realidad suele haber una enorme distancia. Ni el espacio ni el tiempo disponible permiten otra cosa que no sean prácticos esquemas para ofrecer una idea general. En los manuales da la impresión de que los ilustrados formaban una piña y de que compartían las mismas ideas que posteriormente se irán extendiendo. No se habla del "partido devoto" ni del "partido filosófico", no se menciona la corriente radical ni la moderada, no se alude a las diferencias entre jesuitas y jansenistas. No se nombran muchas cuestiones porque si no los textos dejarían de ser manuales. Y aquí es donde leemos esa divertida y burlona historia llamada Cándido y empezamos a darnos cuenta de que hay muchos matices detrás del capítulo que los manuales habían dedicado a la Ilustración

Durante la primera mitad del XVIII el ambiente intelectual y filosófico es, en general, optimista. La razón es capaz de explicar muchas cosas y da la impresión de que la humanidad va a ganarle la partida al pesimismo. Ni tan siquiera se había manifestado el posterior enfrentamiento entre Iglesia y philosophes. Dios estaba presente en todos los instantes y sus criaturas gozaban de una auténtica libertad. El catecismo anuncia a los niños que hay Dios y Newton se lo demuestra a los sabios (Voltaire, Diccionario filosófico). Digamos que uno de los asuntos cruciales de la filosofía y de la religión —el problema del mal— parecían resueltos. Dios es bueno, Dios es omnipotente y el mal estaba muy matizado, pues vivíamos en el mejor de los mundos posibles (Leibniz, Pope, Fénelon). El fanatismo jansenista se encontraba dominado.

Pero en esto va la Tierra y se pone a temblar. Primero en Lima (1746), luego en Lisboa (1755). El mal se manifiesta y Voltaire abandona la candidez anterior para ofrecernos un relato que resulta ser la expresión más cabal del cambio de actitud. Si leemos la novelita como un debate de ideas, podemos reconocer en Cándido a Voltaire y en el maestro Pangloss a Leibniz. Así, la lección que nos ofrece el autor es la siguiente: las enseñanzas de Pangloss/Leibniz no sirven para enfrentarnos con la realidad, el auténtico aprendizaje es el que se desprende de la experiencia, y aunque los argumentos impecables del maestro no llegan a refutarse, se hace necesario abandonar el sueño metafísico que una y otra vez es contradicho por la realidad. 

Si la intención del autor fue exponer de forma novelada un profundo debate de la época, Cándido puede leerse con toda ingenuidad y disfrutar de su frenético ritmo narrativo, de la prosa impecable, de los personajes carentes de profundidad psicológica para resaltar mejor la lógica exterior de los sucesos, de la inagotable comicidad de las situaciones por las que pasan el protagonista y su maestro. Al fin y al cabo, el más alto representante de la Ilustración y de la tolerancia ha encontrado en esta obra su mejor portavoz como defensor de una vida reconciliada con el mundo a través de la amistad, la sencillez y el trabajo razonable.

martes, 13 de febrero de 2018

HISTORIA SOCIAL DE LA LITERATURA Y EL ARTE

Desde hace algunas semanas ando consultando con asiduidad mi vieja Historia social de la literatura y el arte. Me alegra saber que todavía se sigue publicando, porque es una excelente obra. No sé cuántas ediciones lleva ya. La mía es la duodécima (1974). Ahora se edita en dos volúmenes. La portada, como es lógico, ha cambiado. 

Cuando me hice con ella era un estudiante más inclinado a la filosofía que al arte, sin un duro en el bolsillo y el dinero que me costó salió de unos apuntes que me comprometí a recoger y redactar para un grupo de compañeros —ellos aprovechaban aquel tiempo para dormir un poco más—. Afortunadamente, sirvieron para que todos aprobáramos.

Entonces ignoraba la filiación filosófica de Hauser, si era o no seguidor del pensamiento de Lukács o todas esas composiciones que rodean a un autor —suelen llamarse prejuicios— y que en muchas ocasiones provocan que nos acerquemos o nos alejemos de él . Lo único que sabía era que una profesora a la que admiraba había hablado muy bien de la obra el curso anterior.

Recuerdo la fascinación con que la leí. Cada capítulo era como descubrir un mundo nuevo. Hoy, que sigo siendo igual de ignorante aunque esté un poco más documentado, ha desaparecido el deslumbramiento de lo nuevo, pero no la admiración por el saber bien expuesto, por la capacidad de explicar en tres tomitos de bolsillo tanto conocimiento.

Hay obras que trascienden su propio credo filosófico y esta es una de ellas. Independientemente de la escuela a la que podamos adscribirla, esta obra es una de las grandes obras de síntesis de la historia de la cultura. Es tal la erudición del autor, y la capacidad para relacionar datos y conocimientos es de tal magnitud, que se ha convertido por derecho propio en un auténtico clásico.

En el preámbulo se citan unas frases de Thomas Mann dirigidas al editor de EEUU que comparto totalmente: A pesar de la necesidad de reducirse que le imponía la tremenda extensión del tema, más de una vez logra panoramas capitales en las descripciones de varios fenómenos con toda su complejidad y su contradicción. Su brillante estudio sobre Shakespeare y su retrato de Tolstoi, por ejemplo, están entre las mejores páginas que yo haya leído nunca sobre la compleja naturaleza del hombre de genio.

Mann destaca los capítulos dedicados a La segunda derrota de la caballería y La novela social en Inglaterra y Rusia, que sin duda son fantásticos. Sin discutir al maestro, a mí me parecen más deslumbrantes los dos últimos capítulos, los dedicados al impresionismo y al cine. 

Sé que no estoy cumpliendo con ninguna de las funciones que Auden atribuía a la buena crítica y que me dejo llevar por una profunda corriente de simpatía que me une a esta obra, pero permitidme dejar estas palabras aquí como un homenaje a un libro que me encantó cuando era joven y al que hoy sigo teniendo un cariño muy especial.

jueves, 1 de febrero de 2018

DE DRUIDAS, MEGALITOS Y NOBLES INGLESES

Lend me the stone strength of the past and I will lend you
The wings of the future, for I have them. 
                                                                    ROBINSON JEFFERS


Los versos de Jeffers dicen algo así como dame la fuerza de la piedra del pasado y yo te daré / las alas del futuro, porque están en mi poder. Y es que las piedras antiguas están rodeadas de todo tipo de misterios y creencias. Es cierto que todavía en la actualidad nos faltan muchos datos para cerrar un conocimiento preciso sobre los megalitos, pero arqueólogos, historiadores e investigadores de diferentes disciplinas nos han ofrecido ya un cuadro más que digno sobre esas construcciones neolíticas. 

La necesidad de creer hizo que su construcción se atribuyera, según lugares, a gigantes, druidas, brujas e incluso, al sur de la Península Ibérica, a moros. Durante mucho tiempo fueron mirados con respeto y temor, pero cuando el miedo empezó a superarse, se convirtió en moda tener uno y la nobleza inglesa encargaba reproducciones para sus inmensos jardines. Y es aquí donde he tropezado con un par de anécdotas.

William Danby (1752-1833) era un noble de espíritu solidario, pero práctico. Así, en lugar de dar limosna a necesitados, ofrecía un chelín diario a cuanta persona sin oficio ni beneficio le ayudara a construir un monumento megalítico en sus posesiones, un "templo druida" en su jardín. Y allí está todavía. Su casa es actualmente un hotel y el paraje en el que se encuentra el megalito, un lugar donde realizar comidas campestres.



Otro caso singular es el del mariscal Seymour Conway (1721-1795). Este militar estuvo algún tiempo destinado como gobernador en Jersey y no debió de administrar mal la isla porque cuando le cambiaron el destino, la agradecida población —que sabía de su interés por las piedras antiguas— le obsequió con un cromlech. Eso sí, el militar tuvo que hacerse cargo del transporte hasta su propiedad en Henley, lo que ya no le hizo tanta gracia. 

Captura de pantalla de Google Maps
Para saber más... sobre los monumentos megalíticos:


jueves, 18 de enero de 2018

CICERÓN, FROST, KENNEDY

A veces la casualidad determina mis comentarios. Anteayer redacté una breve reseña sobre La decadencia de Nerón Golden, donde la figura del actual presidente de los EEUU se convierte en sombra y pesadilla. Ayer me llamó la atención un libro que Turner acaba de publicar, 50 discursos que cambiaron el mundo. Inmediatamente pensé que era una reedición de Palabras que cambiaron el mundo. Casi, pero no. Entre las múltiples coincidencias está el famoso discurso del 20 de enero de 1961 de J. F. Kennedy. La fecha es la que que es y parece que pide un recuerdo.

Seguramente el discurso de Kennedy es recordado por la retransmisión televisiva que se hizo a medio mundo, y por unas cuantas frases brillantes, pero especialmente por una. En realidad, si un discurso logra dejar en la memoria de la sociedad una sola frase, ya es un buen discurso. Seguro que os suena: No preguntéis lo que vuestro país puede hacer por vosotros, preguntaos qué podéis hacer vosotros por vuestro país.

El discurso comenzó a trabajarse una semana antes. Kennedy dispuso las líneas sobre las que debía transcurrir y los redactores, entre los que se encontraban varios escritores, se pusieron a ello. Varias de las frases provienen de discursos anteriores del propio presidente, pero la famosa, la que se cita una y mil veces, llegó hasta allí de mucho más lejos. Lo que hicieron los redactores fue, sencillamente, cogerla del que tal vez sea el mejor retórico de la historia, Cicerón: No os preguntéis qué puede hacer Roma por vosotros, sino qué podéis hacer vosotros por Roma.
Fuente: El iletrado egregio.

Desde luego, el principal objetivo de un discurso político es convencer. Pero si además logra conmover, mejor que mejor. Ese trabajo, en parte, había quedado reservado al poeta R. Frost, quien precedió al presidente, desplegó sus cuartillas y comenzó a leer un poema que había escrito para la ocasión. El viento, el cegador brillo del sol y la avanzada edad del poeta dificultaron la tarea. "No tengo una buena luz aquí", y el lamento lo recogieron los micrófonos. El público aplaudió para animarle mientras el vicepresidente Johnson se levantó en su ayuda para darle sombra al texto con su sombrero. Frost calló un momento, abandonó la lectura de lo que había preparado y recitó de memoria su poema "Regalo absoluto", una especie de historia del país en 16 versos:

La tierra era nuestra antes de que fuéramos de la tierra .
Fue nuestra tierra por más de cien años
Antes éramos su pueblo. Ella era nuestra
En Massachusetts, en Virginia,
Pero éramos de Inglaterra, aún colonos,
Posesionándonos de lo que aún no era poseído ,
Teníamos lo que ahora no más poseemos.
Algo de nosotros se ocultó dejándonos débiles
Hasta que descubrimos que eramos nosotros mismos
Estábamos ocultando a nuestra tierra de vivir
E inmediatamente se encuentra la salvación en señal de rendición.
Tal como estábamos nos dimos cuenta
(El acta de ofrecimiento fue muchos actos de guerra)
Que indiscutiblemente la tierra con imprecisión estaba hacia el oeste
Pero aún así sin historia, tosca, sin realce,
Tal como estaba, tal como se transformaría.

El público ya estaba ganado para el presidente, incluso para empezar a trabajar por Roma. Todo esto ocurría hace 67 años.