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martes, 19 de enero de 2021

DE BLANCO Y AZUL

 

Imagen tomada con un reflector. Están, pues, invertidos el N y el S, el E y el O. 

19 de enero, 17:38. Luna blanca y cielo azul. Así se preparaba el cielo para la fiesta donostiarra, para la izada de la bandera.

Las calles, también:

Reflejo del Kursaal en los cristales de un portal del paseo Salamanca

Edificios del paseo Salamanca

Palacio Kursaal, puente de la Zurriola y río Urumea

EL TERRITORIO DE LA SIDRA


El viernes anterior al 20 de enero, día de San Sebastián, fiesta de Donosti (bat bakarrik munduan) y de Azpeitia, que este año habrá que celebrar desde los balcones, suele abrirse la temporada del txotx, la temporada de las sidrerías. Pero este año la cosa está como está

Sin embargo, el territorio de la sidra, es decir, el campo, el espacio abierto, los manzanales que ofrecen su territorio, están libres de virus y de contagios. 


En Astigarraga se encuentra el corazón del territorio de la sidra. Allí mismo está la casa de la sidra, Sagordeetxea, el museo que acoge todo tipo de información y experiencias en torno a esa refrescante bebida que tanto gusta por aquí. 

Desde ahí mismo se puede realizar un pequeño recorrido para conocer mejor los distintos tipos de manzana y de manzanos, también la evolución que ha tenido este trabajo centenario en la comarca.

Todo el recorrido está asistido por paneles informativos. Además, a través de un código QR se accede a información audiovisual en línea. Y si se quiere ampliar la experiencia, se puede realizar una visita guiada completa, museo + recorrido. 

Mejores épocas: durante la floración del manzano (primavera) y antes de la cosecha de otoño.

 

Astigarraga os espera.

sábado, 9 de enero de 2021

LAS MUJERES QUE SALVARON LA VIDA DE UNOS HOMBRES

Librerías que disponen de él.
El emperador Conrado III, habiendo sitiado a Güelfo, duque de Baviera, no quiso condescender a condiciones más suaves, a pesar de las muchas satisfacciones viles y cobardes que le ofrecieron, que las de permitir salir únicamente a las damas sitiadas con el duque, honor a salvo y a pie, con todo lo que pudieran llevar consigo. Ellas, con grandeza de corazón, urdieron cargar sobre sus hombros con sus esposos, hijos y con el mismo duque. El emperador hubo tan gran contento al ver la nobleza de su valor que lloró de placer y amortiguó toda aquella acritud de mortal y capital enemistad que había dirigido contra aquel conde, tratando desde entonces humanamente a él y a los suyos (Libro primero, capítulo primero, 4º párrafo. Página 41 en Cátedra, 2010. Traducción: Almudena Montojo).

Así nos cuenta Montaigne el final del sitio de Weinsberg (1140), enmarcado en las luchas entre güelfos y gibelinos o, dicho de otra manera, entre seguidores del emperador y seguidores del Papa. Dante, por ejemplo, militaba entre los güelfos.

Así lo representaba el grabado en cobre de 
Zacharias Dolendo, siglo XVI. Fueunte: Wikipedia.
Ignoro hasta qué punto Montaigne tomaba esta anécdota por un hecho histórico o simplemente la utilizó para reforzar su argumento. Supongo que estaba convencido de su veracidad. En cualquier caso, no deja de ser un relato verdaderamente emocionante y aleccionador, de esos que tanto gustaban al pensador francés para resaltar las cualidades de abnegación y generosidad que nos marcan como seres auténticamente humanos.

Y es que el relato tiene un doble valor humano, es ejemplar dos veces. Por un lado, lo que constituye el núcleo del mismo: la denodada voluntad de las mujeres empeñadas en salvar la vida a toda la población. Sin duda ese es el gesto grandioso y admirable. Pero, por otra parte, está la capacidad de emocionarse del enemigo de todos esos hombres contra los que había estado luchando enconadamente y que al ver el gesto heroico y comprometido de las mujeres, llora emocionado. Dos gestos ejemplares que ofrecen la mejor versión de humanidad.

Quedaos con la anécdota y contadla. También quien narra historias admirables está contribuyendo a fortalecer lo mejor de nuestra sufrida y desorientada humanidad. ¿Qué, si no, es lo que ha hecho la literatura a lo largo del tiempo?

miércoles, 30 de diciembre de 2020

ANECDOTARIO JAPONÉS (impresiones de un turista accidental)

Escaleras de acceso a los andenes en la estación de Ryōgoku

Podría hacer un recopilatorio del año con lo más destacado del mismo, tal y como hacen los medios de comunicación, pero prefiero despedirlo con una pequeña historia personal que, pasados los meses y mirada con distancia, no deja de tener su gracia. 

Durante la segunda quincena de febrero pasé dos semanas en Japón. Para ser exactos del 18 de febrero al 2 de marzo. A la vuelta, mientras preparaba lo que iba a ser la celebración de Día de la Poesía —que la pandemia se tragó—, fui dejando constancia en este mismo blog de mi paso por allí y destaqué algunos lugares. Pero la aventura, la aventura que nos tuvo al borde de un ataque de nervios, comenzó el domingo por la tarde, día 1 de marzo, cuando mi pasaporte no aparecía por ningún sitio. 😱 

Os pongo en situación: empezábamos a estar un poco incómodos porque allí habían comenzado a tomar medidas para detener la expansión de la COVID-19. En Kioto, donde nos encontrábamos alojados, ¡tenían un caso!. Habían decidido cerrar centros educativos, templos y algunos museos. El sábado nos fuimos a pasar el día en Hiroshima y, tal vez, el pasaporte pude haberlo extraviado allí.😕

Estábamos fuera de Europa. Para poder coger un avión de vuelta se necesita el pasaporte. No vale el DNI. Con el poco inglés que sabía el encargado del hotel, pero muy decidido a ayudarnos, acudimos todos a un puesto de policía de barrio. Un habitáculo muy pequeño donde hay un policía de guardia por si alguien en el barrio requiere su ayuda. Hablaron mucho tiempo en japonés, pero sin pasaporte no se podía hacer nada. Arigato!😴

Para entonces ya se me habían ocurrido unas cuantas ideas disparatadas. La mayor de todas ellas era decir que estaba contagiado de coronavirus, a ver si así me empaquetaban cuidadosamente y se deshacían de mí por la vía rápida. Entre desvarío y desvarío, sobre las cinco de la tarde, logré hablar por teléfono con alguien del consulado —muy amable, por cierto— que nos tranquilizó. Todavía recuerdo como un bálsamo sus palabras: 

—¿A qué hora sale vuestro avión?
—A las 15.
—No te preocupes, estate a primera hora en la embajada. Abrimos a las 9. Te dará tiempo a cogerlo.😄

La seguridad con que hablaba nos transmitió confianza. Pero la situación no era muy sencilla. Estábamos en Kioto. El tren más rápido tarda algo más de tres horas y nosotros teníamos billetes comprados para viajar cómodamente en uno que salía a las ocho de la mañana. Fuimos a la estación a ver qué se podía hacer. Por suerte, el inglés del personal de la estación de Kioto es mucho más que aceptable. Ellas viajarían en el suyo y yo cogería un tren de ejecutivos que me dejaba en Tokio antes de las 8:30. El dinero que habíamos dejado para comprar algunos recuerdos en Tokio se esfumó.👼

Teníamos dos teléfonos. Cogí uno para ir transmitiendo todos mis movimientos: Tokio, taxi, embajada. Mensaje: Ya estoy dentro. Cada minuto de espera se me hacía más largo que el anterior. Otro funcionario amabilísimo: No te preocupes. Ahora en España es de noche, pero conseguiremos que nos den permiso para hacerte un pasaporte provisional.

Eso no me tranquilizó demasiado. A las 09:30 de Tokio, en España era la 01:30. ¿Habría alguien de guardia en alguna oficina? 👮

El amabilísimo funcionario que se encargaba de mi caso salía de su habitación aproximadamente cada diez minutos y me decía que seguían llamando para conseguir la autorización. Que no me preocupara. Yo, claro, no estaba tan seguro.😓 Mensaje: Están en ello.

Mientras tanto, ellas ya habían llegado a Tokio e iban a coger el tren que las llevaría al aeropuerto. 

11:00. ¡Llega la autorización! Se imprime el pasaporte. Pago las tasas y el amabilísimo funcionario mira en su smartphone. Rápidamente me pide un papel para escribirme las líneas de metro que tengo que utilizar para llegar hasta la estación del tren que conecta con el aeropuerto de Haneda. Le ofrezco mi cuaderno de viaje y escribe lo siguiente:

Después de darle varias veces las gracias con inclinación de cabeza incluida, salí a la calle 
google maps en la pantalla para no perderme— y eché a correr hacia la boca de metro más próxima con la intención de llegar a tiempo para el metro de las 11:16. 

Llovía y cuando vi que aparecía un taxi, no lo pensé, alcé la mano (no es necesario saber japonés para pedir un taxi). Paró a mi lado y me metí dentro. Ohayō gozaimasu —buenos días—. Como ahí se acababa mi japonés y el taxista lo suponía, esperó pacientemente a que dijera algo más, como por ejemplo, el destino. Y lo solté. Pero mi pronunciación de dos semanas en el país del sol naciente solo hizo que me siguiera mirando, eso sí, con una sonrisa muy educada. Capté la idea, saqué mi cuaderno de viaje y le señalé la última palabra escrita en esa hoja. 😶

Entonces dijo lo mismo que yo había dicho, pero bien dicho, o sea con acento de saber cómo se dice. Y con otra sonrisa entre iluminadora y divertida soltó: Ah, Hamamatsuchō Station. Creo que además de saber japonés, sabía también leer mi cara y supuso que yo tenía prisa. Aceleró, sorteó hábilmente muchos coches por unas cuantas calles y, en menos tiempo de lo que había supuesto, me dejó ante la puerta de la estación del tren. Mensaje: Cojo ahora mismo el tren para el aeropuerto✌✌✌

Cuando llegué a la sala donde se encontraban ellas, recibí la sonrisa y el abrazo más alegres de cuantos he recibido. 👪💓💙💚💛💜.Todo volvía a estar en su sitio. 

***

Gracias a esta pequeña aventura, hoy tengo el raro privilegio de formar parte de un selecto grupo de personas que tiene una información puntual y detallada sobre cómo está la situación de entradas y salidas a Japón. Cada dos semanas, más o menos, recibo un correo de la Embajada de Tokio con la información de si se puede entrar en el país o no. Ahora mismo:  A los españoles no residentes en Japón a los cuales se les haya expedido el visado de entrada podrán entrar en Japón hasta el 4 de enero (enlace). Le sugerimos contactar en todo caso con la Embajada de Japón en España para más información. También sé que mi pasaporte se encuentra en la comisaría central de Kioto, que se había quedado en un rincón de la habitación donde me encontraba alojado y que la única manera de recuperarlo es ir en persona a recogerlo. Creo que no voy a ir.

Os dejo algunas fotos de ese fantástico país:

sábado, 5 de diciembre de 2020

LOIOLA ALEGRA SUS CALLES CON MUÑECOS


Sí, es verdad, quienes vivan fuera de Donosti, o de las localidades allegadas, quiero decir limítrofes, no van a poder pasear por Loiola y hacerse unas fotos con el peluche que más les guste. Pero como en algún medio de comunicación he visto que sugerían visitar los museos y exposiciones de nuestras ciudades durante estos días festivos, porque es la manera de reducir la movilidad y así no propagar el malhadado virus, yo propongo acudir al barrio de Loiola, que cada año que pasa mejora su instalación de peluches. 


No sé si este año han sido especialmente imaginativas las mujeres que colocan a la población peluchil porque ha salido así, o es un acto premeditado y consciente, para combatir esa rareza que se nos ha instalado en todos los aspectos de la vida, y quieren, de esta manera, sacarnos nuestras mejores sonrisas, que siempre son las sonrisas infantiles.
 

¿No veis cómo forman grupos de actividad juguetona y optimista? ¿Cómo animan desde sus posiciones a seguir con el ánimo alto y el espíritu alegre?


¡Si hasta han colocado un pozo de los deseos con el que engañar por unos instantes a la tremebunda realidad!


Y hasta los cerditos se amontonan alegres para colaborar en el festín tomaseño.


Y, cómo no, las mujeres del puesto de txistorra nos felicitan con todas las medidas de precaución: distancia y mascarilla.


No te lo pienses más. Estos días de puente, si vives en Donosti o en alguna de las localidades colindantes, date una vuelta por la Papin-Parada y déjate animar por esta colonia de seres fantásticos que durante la infancia tantas horas de felicidad y juego nos regalaron.

CEMENTERIO DE LOS INGLESES



No sé si todas o la mayoría de las ciudades españolas tienen su cementerio de los ingleses ni tampoco sé si las que lo tienen poseen ese aire destartalado, marginal y un tanto romántico que tiene el de Donosti. Solo conozco el de Málaga, porque hasta él fui en busca del recuerdo de Jorge Guillén y su epitafio: "Aquí yace un enamorado de la vida". Y desde luego, ese cementerio está muy bien cuidado.

El Cementerio de los ingleses donostiarra se encuentra en la ladera norte del monte Urgull, mirando al mar. Curiosamente, de las tres tumbas que se encuentran en mejor estado, una no pertenece a ningún inglés, sino español, el mariscal Manuel Gurrea, muerto en Andoain, en 1837, durante  la primera guerra carlista. En las otras dos, las que aparecen debajo de estas líneas, están enterrados William Tupper (izquierda) y Oliver de Lancey (derecha).




Es cierto que me atraen, en general, las ruinas, los lugares abandonados y, por supuesto, me gustan los cementerios que tienen un aire de jardín recóndito y romántico, como el Cementerio de Highgate, donde está enterrado K. Marx. Sin embargo, posiblemente nunca hubiera despertado mi curiosidad el nombre de los dos militares británicos que están enterrados ahí de no haber sido porque hace poco tropecé con este libro en el expositor de una librería. 


No cabe duda de que las guerras acortan las vida, como las enfermedades, los hábitos insalubres y todos los excesos. Sabido es que los románticos parecían contentos con la idea de morir jóvenes, siempre y cuando hubieran podido vivir entregados a sus pasiones. ¿Tendríamos algún Byronalgún Shelleyalgún Keats enterrado en el monte Urgull?

La época era la que era, y no quiero dudar de que esos dos británicos, se sintieran verdaderamente convencidos de que debían defender los ideales liberales, pero yo más bien me inclino a pensar que eran un par de mercenarios y que cuanto dominaban en la vida era el arte de estar al frente de unos soldados que estaban por aquí intentando ganarse una soldada. Del espíritu romántico seguramente tenían el nombre de la época que les tocó vivir.

Eso sí, el librito me ha servido para enterarme de esa antigua tradición que cuenta que entre los despojos abandonados por las tropas inglesas en la batalla que perdieron, la de Oriamendi, se encontraron la partitura de una marcha que habría compuesto José Juan Santesteban, organista de Santa María, y que tocarían para celebrar la victoria. Lo curioso es que se acabó convirtiendo en el himno más célebre de los carlistas.

sábado, 28 de noviembre de 2020

HUMOR NEGRO INSTITUCIONAL


La primera vez que crucé esta puerta pensé que era una frase de mal gusto, falta de delicadeza. Pero como la cruzo con cierta frecuencia, mis opiniones varían en función del humor del momento, como suele ser habitual en estos casos. 

Puede entenderse que quien la pensó tenía un punto de crueldad. También podemos imaginar que era un muerto resentido con los vivos. O incluso que se trataba de un pedagogo social estrecho y moralista que no quería que olvidáramos la brevedad de la vida.

Si dejamos a un lado los sentimientos y pensamos fría y serenamente, la advertencia no deja de ser una simple y exacta anotación, aunque bien parece que sobra el recordatorio, pues quienes van a hacer uso del espacio, porque acompañan alguna comitiva fúnebre, saben perfectamente que es así. 

Puestos a recordar la fugacidad del tiempo, pero sin triturar el ánimo del personal, yo invitaría a quien corresponda a que cambiara la frase por esta otra de Cicerón

Breve es la vida, pero lo bastante larga para vivir bien y honestamente.

jueves, 26 de noviembre de 2020

OVIDIO, UN ALEMÁN Y UN CANÓNIGO DE LA CATEDRAL DE SULMONA

Escudo de Sulmona. Fuente: Wikipedia.

Sabido es que el SPQR  —Senātus Populusque Rōmānus (El Senado y el Pueblo Romano)—, referencia del gobierno de la antigua República romana, es en la actualidad un emblema oficial de la capital de Italia, Roma, y hasta un recuerdo turístico que puede tomar las formas más variopintas.

Sulmona (la Sulmo latina), pequeña localidad italiana, más o menos en la misma latitud que Roma, pero situada en el otro lado de la bota, al lado del Adriático, también tiene sus siglas identificativas —SMPE— y hasta su divertida anécdota latina.

Si la ciudad eterna lleva con orgullo en sus genes y en todo el aparato turístico las siglas que identificaban su forma de gobierno; Sulmona, más literaria y orgullosa de sus insigne hijo, ha recogido el primer hemistiquio del tercer verso de la décima elegía del cuarto libro de Tristia

Ille ego qui fuerim, tenerorum lusor amorum, 
quem legis, ut noris, accipe posteritas. 
Sulmo mihi patria est, gelidis uberrimus undis,

No creo que esas cuatro palabras necesiten traducción. En cualquier caso, aquí podéis leerla, y no solo la de esos tres versos, sino la de todo el Libro IV. 

Se entiende perfectamente que la ciudad acogiera las iniciales para colocarlas en el escudo y en cuanto papel oficial y no oficial que se terciara; al fin y al cabo es como una tautología, además del reconocimiento a la obra literaria de su hijo más destacado.

También es comprensible que quien ha estudiado la obra de alguien acuda en sus vacaciones a visitar los lugares por donde anduvo el personaje a quien tantas horas ha dedicado. Eso estaba haciendo Joseph Eberle, alemán del Neckar, periodista, editor y entusiasta usuario del latín —escribía poesía en ese idioma—. En su paseo por la ciudad donde nació Ovidio, entró en la catedral, dedicada a San Pánfilo, y en cuyo ábside están grabadas las famosas cuatro letras. 

Como un canónigo que andaba por allí vio el interés que manifestaba Eberle, se acercó a él y, haciendo gala de su buen humor, le explicó el significado: Salus mea Pamphilus est (Pánfilo es mi salud, mi bienestar). El bueno de Eberle se echó a reír con ganas y le dijo que le parecía muy ingeniosa la respuesta, pero que él era traductor de Ovidio. Cuentan que terminaron en algún bar de la plaza hablando en latín.

viernes, 20 de noviembre de 2020

LOS VIAJES DE LOLA FLORES

 

Captura de pantalla del blog Los viajes de Lola Flores

No sé si has llegado hasta aquí buscando información sobre los viajes que hizo o no hizo la peculiar cantaora, si lo que te interesa es el flamenco, la vida privada de Lola Flores o ir algún día a Islandia para comprobar si puedes ver una aurora boreal. A lo mejor te desilusiona saber que lo que estoy haciendo es recomendarte un blog en el que se habla de unos tipos que se pegaron un viaje hasta el país de los géiseres. Pero no es tampoco un blog de viajes. O, para ser más preciso, no es un blog al uso sobre viajes.

En Los viajes de Lola Flores no vas a encontrar recomendaciones sobre dónde alojarte, qué época del año es la mejor para viajar, cuál es el medio de transporte más adecuado para moverte por la isla, qué equipaje te conviene llevar y ese tipo de indicaciones prácticas que aparecen en las páginas llenas de publicidad de las agencias de viaje y de guías turísticos. No, no vas a encontrar nada de eso.

—Entonces, ¿por qué rayos lo estás recomendando?

Pues porque es muy original, juega mucho con el humor, los tópicos y los estereotipos; tiene una escritura llena de chispa e incluso descarada, y no pretende venderte ni convencerte de nada. Por eso. Y, además, no sé quién es su autor, pero sí quiénes son los fotógrafos que el autor se llevó con él hasta la isla vikinga: Paolo (en su Instagram podéis ver más fotografías) y Aitor (en este caso, Flickr). 

Disfrutad del texto y las imágenes: Los viajes de Lola Flores.

jueves, 29 de octubre de 2020

¡BIENVENIDA, FINESTRES!

 A lo mejor no es necesario llegar a esto:


Librería Zhongshuge, Chongqing. Fuente: tendenciashoy.com

Ni tampoco a esto:

Boekhandel dominicanen, Maastricht. Fuente: architectuurfotograaf.nl

Pero, tal vez, el tamaño sí tenga importancia. O con mayor precisión: la cantidad de volúmenes. Cuando lo tienes todo, resistirse a la tentación es muy difícil.

Al menos eso es lo que ha debido de pensar Sergi Ferrer-Salat al poner en marcha Finestres, la nueva librería de Barcelona que estará lista el próximo año. Y no una librería cualquiera, sino una sólida librería en todos los sentidos: 800m³, 53.000 volúmenes de una tacada y un equipo formado por Marina Espasa y Kiko Amat (escritores), la cazatalentos literaria Camila Enrich, y las libreras Àurea Perelló y Mireia Valencia.

Y, además, la web luce un manifiesto en el que afirman que la lectura es la segunda mejor manera de estar vivo —esto me encanta—. Y por si todo eso no fuera suficiente para querer saltarse todas las normas anticovid y llegar a Barcelona, también han creado premios y becas para la creación literaria.

¡Qué suerte tienen en la capital catalana!

miércoles, 23 de septiembre de 2020

SORPRESAS DE LA CIUDAD

 Voy a ser generoso. Os voy a dejar todas las fotos que hice ayer por la tarde cuando iba en busca del Dantzari. 

Caballito que corona el carrusel del Alderdi Eder.

La verdad es que llevar una cámara en la mano es muy tentador. O un peligro. Vas hablando, ves una imagen que te llama la atención y, ¡hala!, ahí que te paras y dejas con la palabra en la boca a quien te acompaña. 

Gaviota que te dice: eh, aprovecha, que poso un ratito.


Desde Chillida se ve Oteiza.



Una rosa que no quiere ser menos que la gaviota.


La fuente de Francisco López y...


Y esta especie de chimenea agujereada que surge del estanque.

Sí, hasta el Parque de Zubimusu iba porque había leído hace un par de días en la guía de Edorta Kortadi que en él se encontraba este artefacto del que salía un dantzari. Y no las tenía todas conmigo porque esa chimenea, mástil o extraño objeto no tenía pinta de albergar nada en su interior, y mucho menos un alegre dantzari vasco sugiriendo una espata-dantza.

Dan las ocho de la tarde... y:


Pues ahí queda el Dantzari, obra de Joaquín Montero y Dionisio García Arranz. En el recoleto parque Zubimusu, cuando dan las horas, emerge de esa curiosa estructura un dantzari que mantiene la pata en alto durante casi dos minutos, mientras suena una música de carillón. No tiene la complicación ni la vistosidad  de los autómatas centroeuropeos, pero no deja de tener su gracia. Una atracción para la gente más menuda a la que estuvimos mirando cinco personas adultas. Y sin las aglomeraciones pandémicas de Praga, Múnich o Estrasburgo. 

De vuelta a casa, la luna juega con las nubes 


y con las farolas,


algunos edificios coquetean con espejos improvisados,


y cuando llego al Urumea, el Festival invade de sueños y colores sus tranquilas aguas. 



Que tengáis un feliz miércoles.

domingo, 13 de septiembre de 2020

BANDERA DE LA CONCHA 2020

 

Para quien no sepa qué son las regatas de traineras diré que son competiciones deportivas que se realizan en el Cantábrico con embarcaciones que en su origen se dedicaban a pescar. La Bandera de la Concha es, seguramente, la prueba de mayor prestigio de cuantas se celebran con este tipo de embarcaciones. Se remonta, ahí es nada, a 1879. Sí, no me he confundido, la prueba tiene ¡más de 140 años!

A las 10 de la mañana se iniciaba la competición con las traineras femeninas:





Han ganado las chicas de Orio.
Zorionak!


A partir de la 11:00, los chicos:



Ha ganado la trainera de Hondarribia.
Zorionak!

Si alguien tiene interés o curiosidad por ver más fotografías aquí, he dejado unas cuantas.

domingo, 6 de septiembre de 2020

MUJERES EJEMPLARES


Mucho tiempo llevábamos sin que las paredes de este subterráneo que conecta el Puente María Cristina con la Plaza Néstor Basterretxea de Donosti vistiera sus paredes para mostrarnos algún evento reseñable, alguna cualidad del ser humano, determinada característica reseñable de la sociedad donostiarra. 

Pues bien, desde el pasado lunes 31 de agosto, cada vez que atravesamos el pasadizo de Egia, podemos recorrer un pequeño muestrario de mujeres que sirven de ejemplo por alguna o muchas de sus virtudes. Aquí podemos hallar a Wangari Maathi, a Rigoberta Menchú, a Christina Koch... y un par de niñas de ficción.

Han sido las alumnas y los alumnos de Kontadores Gazte Zentroa quienes se han encargado de realizar los carteles de la docena de imágenes que ilustran el pasadizo, así como de los breves textos explicativos que las acompañan.

Aquí os dejo, junto con la invitación a que os déis una vuelta por el pasadizo, tres imágenes tomadas de las tres mujeres que a mí más me gustan. Dos son reales y una de ficción:

Augusta Ada King

Mafalda/Quino

Malala Yousafzai