Entre TACs, resonancias magnéticas, análisis de diversas emanaciones corporales, idas y vueltas por los senderos de la ciencia médica y de la incompetencia administrativo-informática tengo, a pesar de todo, el ánimo suficiente como para prestar mi atención a la Ética demostrada según el orden geométrico, que no es un texto precisamente sencillo, pero que tenía ganas de haber leído hace mucho tiempo y es ahora cuando puedo hacerlo con cierta solvencia. Me ayudan en esto de la solvencia, por cierto, un par de magníficos cayados: El milagro Spinoza y Spinoza, filosofía práctica.
Tertulias poéticas
"El espacio puede tener un horizonte y el tiempo un final, pero la aventura del aprendizaje es interminable". Timothy Ferris. La aventura del Universo.
jueves, 25 de abril de 2024
REGALOS DEL DÍA (Diario de un epicúreo agradecido), 13
Entre TACs, resonancias magnéticas, análisis de diversas emanaciones corporales, idas y vueltas por los senderos de la ciencia médica y de la incompetencia administrativo-informática tengo, a pesar de todo, el ánimo suficiente como para prestar mi atención a la Ética demostrada según el orden geométrico, que no es un texto precisamente sencillo, pero que tenía ganas de haber leído hace mucho tiempo y es ahora cuando puedo hacerlo con cierta solvencia. Me ayudan en esto de la solvencia, por cierto, un par de magníficos cayados: El milagro Spinoza y Spinoza, filosofía práctica.
miércoles, 24 de abril de 2024
UN LIBRO, UNPOEMA (Alfred Tennyson)
Traducción: Luis Alberto de Cuenca. |
POR DONDE el río fluye, a ambas riberas,
dilatados plantíos de cebada y centeno
revisten hasta el cielo la campiña,
y, a través de los campos, un camino conduce
a la muy torreada Camelot;
las gentes van de un lado a otro,
contemplando los lirios, cómo florecen
sobre los bordes de una isla, allá abajo,
la isla de Shalott.
II
PÁLIDOS SAUCES, temblorosos álamos,
ligeras brisas que oscurecen y rizan
el agua, cuyas ondas para siempre discurren
abrazando a la isla que está en el río, y siguen
su fluir hacia Camelot.
Cuatro grises paredes y cuatro grises torres
se yerguen sobre el suelo verde de una floresta:
en esa isla silente vive aislada
la Dama de Shalott.
JUNTO A LA ORILLA, umbría por los sauces,
navegan las pesadas barcazas a remolque
de lentos percherones, y, sin pausa,
el esquife ligero de sedoso velamen
se desliza hacia Camelot.
¿Quién la ha visto agitar el aire con su mano?
¿Quién la ha visto asomada a la ventana?
¿Quién hay en el país que la conozca,
a la Dama de Shalott?
...
[He copiado solamente las tres primeras estrofas de la primera parte, que son las que Reino de Cordelia ha hecho públicas en la red]
Aprovecho que ayer fue el Día del Libro y que seguramente cualquiera que sea la ciudad donde viváis, librerías y ferias os van a realizar un descuento si os acercáis a comprar el libro durante cualquier día de la semana. Podría ser cualquier otro, pero este, del que hace unos días di noticia en las efímeras "Novedades" de la aplicación WhatsApp, es una joyita como objeto: excelentes son la presentación, la encuadernación, las ilustraciones, la traducción y hasta el breve estudio introductorio. Lo que quiere decir que como regalo (propio o ajeno) va a funcionar muy bien, siempre y cuando, por supuesto, la persona que lo reciba guste de la poesía, de las leyendas medievales y más concretamente de la fascinante saga del rey Arturo.
Buena parte de lo que digo podéis comprobarlo en estas páginas liberadas por la editorial o en este microvídeo:
martes, 23 de abril de 2024
NIETZSCHE DESCOMPLICADO, 8
Vamos a revisar aquí, en sendos capítulos, los tres ensayos que componen De la genealogía de la moral. GM I es la manera como suele citarse en el mundo «Nietzsche» el primero de los ensayos, que trata de dos parejas de nociones semejantes mas en el fondo diferentes que usamos de continuo y constituyen la base o el fundamento de nuestra moral cristiana; me refiero a «bueno» y «malo», y a lo que consecuentemente sea el bien y el mal.
Punto. No pase, querido lector, a calificar de inmediato a Nietzsche de nazi o de facha, porque así, si no atiende, no va a entender nada.
En segundo lugar, aunque en la plaza pública se presuma mucho de igualdad o igualitarismo, todos seguimos teniendo un criterio de calidad para las personas, siquiera sea el propio de considerar buenos a quienes exhiben su igualitarismo; aunque en este caso el «bueno» moral se impone como «bueno» de calidad. El criterio más tradicional, no obstante, es el que llama «de calidad» a la persona autónoma, independiente, cultivada, que piensa por sí misma y que en general no ha dado muestras de desprecio a sus congéneres; más bien, por el contrario, en ocasiones, aunque sean contadas, se ha mostrado atento y generoso con ellos; una persona con una rica experiencia de la vida que ha ido encontrando su camino.
A los nobles poderosos acompañan y suceden en el poder los sacerdotes, la casta sacerdotal, cuya principal diferencia con aquellos es su falta de fortaleza física y de salud, condiciones ineludibles para toda la actividad que los primeros desplegaban y que constituía su vida y su fuente de poder: la guerra, la aventura, la caza, la danza, las peleas, etc.
Y van a ser los sacerdotes los que a partir de su impotencia desplegarán «un odio formidable, inquietante, de lo más espiritual y venenoso». «Frente al espíritu de venganza sacerdotal –añade Nietzsche– no hay espíritu que valga.»
Pueblo de sacerdotes por antonomasia es el judío, y los judíos serán los que inviertan la ecuación de valor aristocrática: bueno = noble = poderoso = bello = feliz = amado de los dioses. Con los judíos se inicia la rebelión de los esclavos en la moral, la rebelión del hombre común, rebelión en la que estamos inmersos, puesto que ha triunfado, sustituyendo el «bueno» y «malo» de calidad por el «bueno» y «malo» moral.
¿En qué consiste la inversión a que aludíamos? En esta respuesta de los sacerdotes judíos: «¡sólo los miserables son los buenos, sólo los pobres, los
impotentes, los inferiores son los buenos, únicamente los que sufren, los desposeídos, los enfermos, los deformes son los piadosos, los benditos de Dios, sólo para ellos es la bienaventuranza, — mientras que vosotros, los nobles y violentos, vosotros seréis por toda la eternidad los malvados, los crueles, los lascivos, los insaciables, los impíos, y también por toda la eternidad los desventurados, los malditos y los condenados!»…
Ha vencido la moral del hombre común, los señores están acabados, ahora son ellos los malos, pero los malos en el sentido de los malvados. No solo ha cambiado la referencia de «bueno», sino, y sobre todo, ha cambiado el contenido, el afecto de «malo». Si antes los que estaban satisfechos con su vida se consideraban buenos, dejando para los demás el calificativo complementario de corriente y vulgar, ahora sucede que los más, los insatisfechos con su vida, los miserables tratan de malvados a los satisfechos y de rechazo a sí mismos se toman por buenos. En el calificativo de malos- malvados hay, sin embargo, rechazo, hay, sin embargo, odio, resentimiento.
«La rebelión de los esclavos en la moral comienza cuando el resentimiento mismo se vuelve creativo y engendra valores», nos dice Nietzsche. ¿Qué valores? Apuntaré un par de ellos.
La moral noble (llamémosla así) «surge de un triunfante decirse-sí a sí mismo»; «la moral de los esclavos dice de antemano “no” a un “otro”, y este “no” es un acto creativo»: su acción es de hecho una reacción a los estímulos del mundo exterior. Este mundo exterior pasa a tener una importancia muy superior a la que tenía en el mundo del noble, acostumbrado a actuar de primeras y a considerar lo otro solo de manera accidental, accesoria.
Por otro lado, «mientras el hombre noble vive con confianza y franqueza ante sí mismo», «el hombre del resentimiento no es ni franco ni ingenuo, ni sincero ni directo consigo mismo. Su alma bizquea; su espíritu ama los escondrijos, los caminos tortuosos y las puertas traseras, todo lo oculto le da la impresión de ser su mundo, su seguridad, su solaz; sabe de callar, de no olvidar, de esperar, de empequeñecerse y humillarse por el momento. Una raza de tales hombres del resentimiento acabará por fuerza siendo más inteligente que cualquier raza noble, y ensalzará la inteligencia en una medida por completo distinta: a saber, en cuanto condición de existencia de primer orden».
Está claro que nuestra civilización es el fruto de dos mil años de moral del resentimiento, de moral de los esclavos. Hoy vuelve a oírse bien alto: «¡nosotros, las víctimas, somos los buenos; vosotros, si no estáis con nosotros, sois unos malvados!» Podemos preferir esto al predominio de los bárbaros, de la «bestia rubia» o de los arios, pero ¿significa eso que debamos hundirnos en las arenas movedizas de la nivelación, del igualitarismo más ramplón, en la negación del individuo soberano, y de la inteligencia y la realidad, la imaginación y la creatividad, como parece exigir la nueva esclavatura del Ideal Purísimo de los Enterados?
Ante todo ello, Nietzsche propone reevaluar los valores morales heredados, por si hubiera que subvertirlos para poder vivir como seres humanos íntegros, más allá –o más acá– de las identidades de sexo, género, clase, raza, nación y demás, que no es –demás– ninguna identidad.
lunes, 22 de abril de 2024
TATIANA BLANQUÉ
Este es el lugar |
Y este |
domingo, 21 de abril de 2024
XXI. MENDEKUA, Neomak
para ser rivales
nos educaron, pero
¿no es mejor unidas que estar siempre enfrentadas?
¿No es mejor unidas que estar siempre enfrentadas?
Objeto de deseo,
bellas, obedientes, perfectas...
pero ¿desde cuándo no somos
sujeto de deseo?
¡Nosotras sabemos de quién es el deseo que queremos poner en el centro!
¡Nosotras sabemos que nuestro deseo es el que queremos poner en el centro!
Si nos han construido
lo que tenemos que hacer
es mirarnos juntas.
Porque el empoderamiento no colectivo no es empoderamiento.
Porque el empoderamiento no colectivo no es empoderamiento.
Creer la una en la otra
será la venganza.
Es trabajo mutuo darse espacio.
Creer la una en la otra
será la venganza.
La autoridad se da de mano a mano.
Tener una teoría
es motivo de reflexión,
pero dejemos
el polvo en los libros.
¡Si no es desde nuestros tablados no empezará nunca la revolución!
¡Si no es desde nuestras creaciones no empezará nunca la revolución!
¡Si no va desde nuestros cuerpos no empezará nunca la revolución!
¡Si no va desde nuestros cuerpos no empezará nunca la revolución!
¡Si no va desde nuestros cuerpos no empezará nunca la revolución!
¡Si no va desde nuestros cuerpos no empezará nunca la revolución!
Creer la una en la otra
será la venganza.
Es trabajo mutuo darse espacio.
Creer la una en la otra
será la venganza.
La autoridad se da de mano a mano.
¡La revolución tiene que empezar por nuestros cuerpos!
¡La revolución tiene que empezar por nuestros cuerpos!
¡La revolución tiene que empezar por nuestros cuerpos!
sábado, 20 de abril de 2024
GUERRA Y PAZ, Tolstói
Traducción: Serge T. Baranov y N. Balmanya |
Dejando a un lado la traducción, o más precisamente, el español al que se vertió en su momento la novela, debo admitir que todavía estoy impresionado (terminé de leerla hace poco más de una semana) y solamente quiero exponer aquí algunas razones que incidan en por qué debe alguien leerla... si es que no la ha leído.
¿Por qué alguien del siglo XXI debería leer Guerra y paz?
- Porque se trata de un clásico de la literatura universal, de esos libros que siempre citaríamos entre las cien novelas más... de la historia de la literatura. Aunque esto tal vez carezca de importancia para mucha gente. Pero dicho queda.
- Porque Tolstói logró escribir una magnífica epopeya que, si bien comienza siendo una indagación acerca de lo que podríamos señalar como sus antepasados familiares, según vamos avanzando vamos descubriendo cómo se transforma en una gigantesca panorámica sobre la historia rusa que nace con la revuelta decembrista (1825) y se convierte en un profundo análisis de las historia rusa, los distintos estratos sociales que conforman su sociedad, y una búsqueda incansable de los muchos porqués en torno a la historia, la sociedad, las creencias religiosas, las relaciones humanas y, sí, también sobre la violencia y el pacifismo. (Debo recordar aquí que fue Gandhi quien se puso en contacto con Tolstói, a quien admiraba por su convencimiento sobre el tema —no hay que combatir el mal con violencia—).
- Porque Tolstói no predica, no alecciona, sino que escribe una fantástica historia con una calidad narrativa excelente y son los hechos y sus consecuencias, junto con la masa coral de personajes y sus decisiones quienes nos hablan.
- Porque se trata de un estupendo friso socio-histórico donde podemos ver en vivo y en directo el enfrentamiento entre dos maneras de entender el mundo: la civilizada, de la que procede el propio autor y cuyas convenciones, ritos y costumbres repudia, y la natural, donde lo importante es la actuación espontánea dirigida por las pautas que marca la propia naturaleza. (Aquí también podemos ver la contradicción que supuso, como en casi toda Europa, el choque entre las ideas liberales, progresistas, afrancesadas, que buena parte de la nobleza y la intelectualidad rusa defendían y el patriotismo que suponía oponerse al enemigo invasor, que era quien traía aquellas ideas, el primogénito endiablado de la revolución francesa, Napoleón).
- Porque —y con esto termino, que no quiero ser pesado— es el magnífico uso de ese recurso literario que se conoce con el nombre de extrañamiento. No es Tolstói quien lo inventa ni lo usa por primera vez. Ya se utilizaba incluso en los cuentos populares. La cuestión es que él se vale muy eficazmente de este recurso para poner en tela de juicio dogmas, ritos y costumbres aceptados hasta entonces con naturalidad, pero que gracias a su uso nos dimos cuenta de que no siempre lo que habíamos estando aceptando como natural o de sentido común tenía por qué serlo. Como decía el propio Tolstói: La inteligencia que yo tengo y que me gusta en los otros es la que se da cuando un hombre no cree en teorías, sino que, haciéndolas avanzar, destruye cada una de ellas y, sin culminarlas, construye otras nuevas (tomo la cita de Ricardo San Vicente, La literatura admirable, p 461).
Más de mil páginas llenas de gran literatura.
***
viernes, 19 de abril de 2024
jueves, 18 de abril de 2024
ISABEL AZKARATE. Arte eta parte / Arte y parte | San Telmo Museoa
THIS IS POP!, Sala de Exposiciones de las Francesas
Paolozzi |
No soy un entusiasta del arte pop, e incluso alguna de sus creaciones me parecen dignas de olvido, pero me gustó mucho esta que encontré en la Sala de Exposiciones de las Francesas por lo bien organizada que estaba, porque recogía manifestaciones artísticas en toda su evolución, porque las obras expuestas eran verdaderamente obras muy significativas del movimiento y porque se hacía acompañar de unos textos realmente buenos y escritos con naturalidad, cosa que no suele ser habitual
Lichtenstein |
Murakami |
Koons, Blake y Haworth, Warhol |
Texto de la portada de la exposición.
La exposición 'This is Pop!' presenta el arte pop en toda su magnitud, como un fenómeno cultural que empapó todo tipo de manifestaciones creativas.
La muestra comienza a explorar el movimiento desde sus orígenes, en la Inglaterra de los años 50 como reacción al expresionismo abstracto, representada aquí por Eduardo Paolozzi, Richard Hamilton, Allen Jones y Peter Blake. Con una concepción rupturista del arte que abría las puertas a elementos tomados de la publicidad y la cultura de masas, el pop art lograba una postura estética que implicaba una crítica a la sociedad consumista.
El segundo capítulo muestra la rápida influencia que el movimiento tuvo en los Estados Unidos, donde surgen algunas de las figuras más conocidas del género como Andy Warhol, Robert Rauschenberg o Roy Lichtenstein.
El pop art tuvo su reflejo también en España, si bien asumió un marcado carácter social y un tono político, como dan muestra Equipo Crónica, Equipo Realidad, Eduardo Arroyo y Rafael Canogar.
La muestra camina hacia los artistas que han nutrido el movimiento en décadas posteriores con el apartado ‘La posmodernidad artística y el Neopop’, con piezas del estadounidense Jeff Koons, de los británicos Damien Hirst y Julian Opie y los japoneses Takashi Murakami y Yoshitomo Nara. Influidos por las nuevas tecnologías, el exceso de información y la pluralidad de lenguajes y materiales, profundizan en la producción en masa iniciada hasta el punto de montar sus propias factorías.
El recorrido mira al entorno urbano con el foco puesto en las creaciones de algunos de los muralistas más aclamados de la actualidad, fuertemente influenciados por el pop art: Shepard Fairey (Obey), Brian Donnelly (Kaws), Dean Stockon (D*Face) y los españoles Boamistura, Dulk, Okuda y Ricardo Cavolo.
miércoles, 17 de abril de 2024
UN LIBRO, UN POEMA (Ch. Baudelaire)
Oh tú, el más bello y sabio de los Ángeles todos,
Dios privado de suerte, privado de alabanzas,
¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!
Príncipe del exilio a quien tanto agraviaron,
Y que, vencido, luego te levantas más fuerte,
¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!
Tú que todo lo sabes, rey de lo subterráneo,
¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!
Tú que, incluso al leproso, y a los parias malditos
Enseñas por amor el gusto del Edén,
¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!
¡Oh tú que de la Muerte, la vieja y firme amante,
Engendras la Esperanza —¡esa loca adorable!
¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!
Tú que das al proscrito esa altiva mirada
¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!
Tú que sabes en qué rincones de la tierra
El Dios celoso guarda toda piedra preciosa,
¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!
Tú cuyos ojos claros saben en qué arsenales
Dormita amortajado el pueblo de metales,
¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!
Tú cuya larga mano oculta precipicios
Al sonámbulo errante al borde de las casas,
¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!
Tú que, mágicamente, ablandas la osamenta
Del ebrio rezagado que arrollan los caballos,
¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!
Tú que, por consolar al débil ser que sufre,
Enseñas a mezclar azufre con salitre,
¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!
Tú que imprimes tu signo, ¡oh cómplice sutil!
En la frente del Creso implacable y ruin,
¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!
Tú que en el corazón de rameras enciendes
El culto por las llagas y el amor al andrajo,
¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!
Garrote de los exiliados, lámpara de los inventores,
Confesor de ahorcados y de conspiradores,
¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!
Padre adoptivo de esos que, en su cólera ciega,
El Dios Padre arrojó del edén terrenal,
¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!
¡Gloria a ti y alabanza, Satán, en las alturas
Del Cielo, donde reinas, y en las profundidades
Del Infierno en que sueñas en silencio, vencido!
¡Haz que mi alma, a la sombra del Árbol de la Ciencia,
Cerca de ti repose, cuando sobre tu frente
Como un Templo novísimo se extiendan sus ramajes!
martes, 16 de abril de 2024
NIETZSCHE DESCOMPLICADO, 7
El famoso libro de Nietzsche, en esta edición un poco más fiel al original que las hasta ahora habidas –y no solo por la corrección del título–, trata algunas cuestiones que a Nietzsche le parecen pertinentes para ir desplegando una crítica de la moral (cristiana). Habría más, lo explica en sus cartas, pero por el momento son tres las que va a considerar o examinar: los dos diferentes significados de «bueno» y «malo»; el origen de la «mala conciencia» característica de la moral cristiana, la culpa; y el significado de los ideales ascéticos, presentes hasta en la ciencia más atea.
Por eso, porque trata de algunos hilos de nuestra gruesa moral es por lo que se denomina De la genealogía…, y no es para nada, ni por asomo, lo que en las habituales versiones de La genealogía de la moral arteramente se nos quiere vender, la genealogía, toda ella, completa y única; dejando al lector ingenuo –todos lo hemos sido– el extraño sabor de boca, mejor, el desamparo intelectual, y físico, del «¿esto era todo?».
Se llama genealogía al conjunto de los antepasados de una persona. La imagen de esa articulación le va a servir a Nietzsche para realizar una indagación histórica. No va a entender la historia como una sucesión de aconteceres regida por alguna ley de causalidad o de concatenación lógicas sino en función de unos principios mucho más complejos pero también mucho más realistas.
1. Una institución procede de múltiples padres y madres, no tiene un origen único.
2. Cuanto más se retrocede tanto más oscura resulta la historia, con lo que las conclusiones cada vez son más hipotéticas.
3. La mirada indagadora arrastra su propia moral; de hecho tiene una relación familiar con esa procedencia que indaga, por lo que son inevitables algunos puntos ciegos.
4. Por ello es fundamental no confundir lo que actualmente es una «cosa» –una forma, un órgano, una institución– con lo que pudo ser y fue en el momento de su aparición. Principio primero, inexcusable, de la investigación histórica es: «que la causa de la aparición de una cosa y la utilidad final de ésta, su verdadero empleo y su lugar efectivo en un sistema de fines son cosas toto caelo [diametralmente] distintas; que algo que ha llegado a existir del modo que sea y está disponible viene a ser interpretado una y otra vez por un poder que es superior y tiene un modo nuevo de ver las cosas, apropiándose de ello de manera nueva, y transformándolo y adaptándolo a un nuevo uso».
Por bien que se conozca la utilidad actual de un órgano fisiológico, de una institución jurídica, una costumbre social, un uso político, una forma determinada en el mundo de las artes o en el culto religioso, con todo y con eso, no se sabe nada de lo que hace a su aparición.
Y es que el desarrollo histórico de algo no es el progreso hacia una meta, como corrientemente nos suele asomar en el magín, aplicando a la historia la simple causalidad de los golpes y los empujones, dicho más claro, de la bola de billar.
«El “desarrollo” de una cosa… es la serie de procesos de enseñoramiento más o menos profundos, más o menos independientes los unos de los otros, que tienen lugar en la cosa, el uso o el órgano, a lo que hay que añadir las resistencias invertidas en cada caso, las transformaciones intentadas a fin de defenderse y de responder, así como los resultados de las acciones a la contra logradas.»
Es decir, también «la inutilización, la atrofia y la degeneración, la pérdida de sentido y de conveniencia, en una palabra, la muerte, forman parte» de ese desarrollo.
En definitiva, la forma es fluida, pero el «sentido» lo es aún más…
SER PUENTE
puentes, puentes,
puentes.
Si algún día pudiera transformarme en algo,